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domingo, 22 de enero de 2023

AMOR A LA MEXICANA

 Consiste en el madruguete, la fabricación de culpables, el linchamiento y la búsqueda de chivos expiatorios, todo lo anterior a modo de "Justicia".

       El máximo jefe de la universidad pública acaba de lograr lo imposible. Cualquiera, o casi, habrá visto una de esas películas estadounidenses que ocurren en buena medida en tribunales, puesto que a los estadounidenses les encantan; o habrá tenido la ocasión de pasar por un proceso legal, por ejemplo en un divorcio o en un pleito por una vivienda. Normalmente, como lo tuvo que recordar el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a la universidad pública, se debe tomar en cuenta el Derecho Procesal, que indica las etapas de un proceso legal: debe haber una parte acusadora, que tiene que aportar pruebas; una parte acusada, con derecho a defenderse, notificaciones, etcétera hasta llegar al fallo y la sentencia.

      En un evento apoteósico, el máximo jefe de la universidad pública decidió apegarse a Derecho: de manera bravía, emitió el fallo y la sentencia y dijo que se tendrá el debido proceso. En otras palabras, invirtió todo el proceso: declaró una culpabilidad, pasándose por el arco del triunfo la presunción de inocencia, y ahora el "debido proceso" tal vez consista en que la persona condenada tenga derecho a demostrar su inocencia. Con el apoyo del "académico" Guillermo Humberto Sheridan Prieto, quien está en el origen de esta manera de proceder es alguien conocido como Lord Montajes, el periodista Carlos Loret de Mola, que tiene varios en su haber..

     Antes mismo del proceso y sin ningún derecho a defensa, la universidad pública le rescindió el contrato de trabajo a quien osó decir la verdad de las cosas: la actual ministra Yasmín Esquivel comenzó su tesis antes, la directora la hizo circular en lo que Esquivel se titulaba (no podía hacerlo con rapidez al deber entre otras cosas el servicio social), y un vivales de nombre Edgar Báez la plagió, titulándose primero. No se trata aquí de un relato ni de una narrativa, sino de una secuencia de hechos que no parece descabellada. Puede perfectamente ocurrir. Debe haber tiempo, sin presiones, para que se puedan esclarecer los hechos y su secuencia. En estas circunstancias, no debiera haber condena, pero los medios de comunicación masiva ya la anticiparon y pusieron así a la universidad pública ante hechos consumados que no rechazó.

     Que la rescisión de contrato a Martha Rodríguez, directora de las tesis, haya sido precipitada no quita que debió poner atención al hecho de que estaba titulando dos tesis iguales, !como mínimo!, pero debió esperarse a los alegatos de un proceso que no tuvo lugar. 

     De una manera general, luego del delito y el madruguete, del linchamiento "que a intereses convenga" y de la opción por un chivo expiatorio, suele conseguirse que el delincuente salga del agua sin mojarse. En efecto, el máximo jefe de la universidad pública dio en todo momento por culpable a la linchada, Esquivel; el problema con Rodríguez es que no fue ella la que cometió el plagio; hay un documento notariado y alguien en la oscuridad, sin mayor pronunciamiento, que es Edgar Báez.

       Este tipo de cosas ocurren a cada rato en la administración de Justicia en México y, para decirlo con ironía, en el estado de Puebla. Como sea, la universidad pública quiere evitar un desprestigio que se le está fabricando para extorsionarla desde los medios de comunicación masiva dominantes. Es un auténtico problema: si no cede a la extorsión, se dirá en una opinión pública fabricada que la universidad pública está desprestigiada. Tal pareciera que se ha optado por lo que la universidad pública sabe hacer: no la academia, sino la maniobra politiquera en la que, en un año de sucesión en la misma universidad, es probable que se "dosifique" la tensión de la cuerda con el gobierno para tratar de mantener todo un coto de poder.

      La universidad pública y los grandes medios no siempre se han interesado mayormente por cuestiones de plagio y similares, o en su momento Guillermo Humberto Sheridan Prieto -candidato ,como Edgar Báez, a salir de agua sin mojarse- hubiera podido rastrear mejor a personalidades como Jorge Volpi o Ignacio Solares, ambas en problemas que fueron "debidamente" ocultados. La utilización de la apariencia de algo mientras se hace otra cosa es un engaño: está probado que Báez mintió en el tema de la carta notariada y que, desde el momento en que el "porro" Sheridan no rectifica, participa del engaño con fines muy distintos -es lo propio de su grosería maliciosa- a los que aparenta. María Idalia Gómez, editora en jefe de Eje Central, tiene pruebas que hacen caer a Sheridan, Báez y Loretito, pero el "pulso" es otro. El amor a la mexicana está adulterado: viene con “tabaco y ron” (?). (Da click en el botón de reproducción).







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