Se cuenta que, obligado a renunciar, Martínez Domínguez le lanzó en la cara a Echeverría un sonoro "chingue usted a su madre", lo que no es de descartar, puesto que el mismo futuro regente decía del mandatario electo en 1970: "!es muy pendejo!". Es plausible que el díazordacismo quisiera seguir poniendo las reglas del juego e imponiéndoselas a un Echeverría que no se dejó, ni fue del agrado de los estadounidenses, del empresariado, de la extrema izquierda y hasta ahora de los "demócratas liberales".
La segunda temporada de "Un extraño enemigo" no está dedicada empero a Echeverría, sino de nueva cuenta a Fernando Gutiérrez Barrios, el "súperpolicía del sistema". Es decir: PRI=represión. En el límite, se sugiere en la serie que la política, y la policía, se reducen al chantaje. No deja de ser una visión un poco al estilo estadounidense, en el cual todo se logra "sacando trapitos al sol" o amenazando con hacerlo: va una agencia policíaca a la residencia en Mar a Lago del ex presidente Donald Trump a recuperar documentos "muy importantes" y se olvida por completo de lo encontrado en una computadora de Hunter Biden, hijo del actual presidente de Estados Unidos, Joseph Biden. !Ah, pero es el país de los "pesos y contrapesos" y del "poder judicial independiente"!
"Un extraño enemigo 2" omite el grueso de la represión contra el activismo guerrillero al comienzo del sexenio de José López Portillo (1976-1982) y el hecho de que la descomposición de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), por tanto tiempo a cargo de Gutiérrez Barrios, se produce bajo el mismo López Portillo, entre las jefaturas de Javier García Paniagua y sobre todo de Miguel Nazar Haro, para terminar con el derrumbe con José Antonio Zorrilla. La serie se olvida de recordar que el narcotraficante cubano y agente de la Central de Inteligencia Americana (CIA), Alberto Sicilia Falcón, fue capturado en México en 1975 en cercanía de Irma Serrano, "La Tigresa", para más señas amante de Díaz Ordaz. Por lo visto, no es del círculo allegado a Echeverría que salió la descomposición del régimen priísta, que se precipita con López Portillo. Este no atrae los reflectores, como tampoco el mandatario a cuya sombra se hizo el pacto entre el oficialismo y el narcotráfico, Miguel De la Madrid (1982-1988). Es un sexenio marcado por el asesinato del periodista Manuel Buendía y del agente antinarcóticos estadounidense Enrique Camarena. El seductor de la patria sabrá manipular a Gutiérrez Barrios para asegurarse en 1993 de dejarlo fuera de cualquier posibilidad presidencial, como lo hará a su vez Ernesto Zedillo. Gutiérrez Barrios salió de la secretaría de Gobernación en 1993: un año después arrancó en serio el destape del "México Bronco", puesto que si se puede matar a un candidato presidencial se puede ultimar a cualquiera.
Sin tomar en consideración lo investigado sobre 1968, 1971 y el sexenio de Luis Echeverría, con la gran actuación de Daniel Giménez Cacho la serie "Un extraño enemigo" persiste en equivocarse de represor, pese a que muestra incluso como el 10 de junio de 1971 se repite el modus operandi -con francotiradores- de manual estadounidense y agencia consabida.
Por cierto, los presidentes rara vez están bien rodeados. Puede decirse porque el actual mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, llegó a declarar en 2017 sobre Gutiérrez Barrios: "don Fernando era un hombre serio, confiable, de palabra, cumplía acuerdos". En fin, que para los "demócratas liberales" y la ultraizquierda toda figura de autoridad es represora, por lo que hay que seguirle con la actual, al decir de los "abajofirmantes" del sexenio. que en mucho no hacen sino proyectarse: si la política no es más que chantaje, tiene que resultar que la oposición no sea muy distinta, lo que fue también el caso de más de un líder estudiantil del 68. Nada que ver con el espíritu que guiaba a Gutiérrez Barrios, pese a que sin duda tenía a sus órdenes gente poco amable: para el "súperpolicía del sistema", la política debía ser, entre otras cosas, el arte de garantizar a todas las partes una salida digna. Decía Gutiérrez Barrios: "cuando quieras que las cosas se hagan hazlas tú y no esperes; cuando se forman comités, las cosas se quedan en el café".
La serie "Un extraño enemigo", en el fondo, está para demanda, con el agravante de transmitir a las jóvenes generaciones una idea monolítica y no contradictoria de lo que fue el PRI, en el que había un ala derecha nunca incriminada que fue una de las principales culpables de la represión. Ahora va una parte del lópezobradorismo por la felicidad (da click en el botón de reproducción).