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jueves, 26 de octubre de 2023

EMBRUJADOS DE AMOR POR LA LUNA

 Como la izquierda no es equivalente de trabajo, y más, de trabajo productivo, no siempre se toma "el trabajo" -la forma de decirlo no salió de la nada- de argumentar y debatir, en vez de descalificar.

     Quienes han festejado el triunfo del peronista Sergio Massa en Argentina no han explicado por qué más de la mitad de los votos se fue a la derecha, entre el anarco-libertario Javier Milei y la "macrista" Patricia Bullrich. No son "liberales", para empezar: nada tienen que ver con el liberalismo clásico. Javier Milei no es un "negacionista": en sentido estricto, no hubo ningún "genocidio" durante la dictadura argentina, ni hay motivo para creer a pie juntillas en lo que se dice sobre el origen del cambio climático, que admite varias explicaciones. No se ve por qué Milei no tendría derecho a ser antiabortista. Simp0lemente, se recogen evidencias aparentes -hablar de la dictadura como "genocida", reiterar en el cambio climático sin discutir las causas, estar en favor del aborto sin discusión- para decir del otro que, palabras más, palabras menos, circula en sentido contrario, y además tiene una relación extravagante con sus perros y con su hermana. Lo que no se explica, entonces, es por qué alguien tan fuera de la realidad se lleva el 30 % de los votos y puede alcanzar más en la segunda vuelta, gane o pierda. Es del mismo estilo que, en parte, Milei, que ve "comunistas" -es apenas una etiqueta para descalificar- donde no hay ninguno, ni siquiera en la señora Cristina Fernández de Kirchner. Cada quien habla en nombre de "todos", pero la votación no refleja unidad, ni siquiera en tendencia. Por cierto, queda bastante más sin explicación: una parte no desdeñable de la sociedad argentina, al cabo de 12 años de kirchnerismo (Néstor y Cristina), que logró la mayor redistribución de la renta desde 1945-1955, agarró y se fue a votar por Mauricio Macri. Al parecer, no hay explicación sobre el hecho de que aproximadamente la mitad de la sociedad argentina no vea inconveniente en contratar deudas enormes con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o en dolarizar la economía (Milei). ¿Es un simple asunto de mercadotecnia, o en todo caso de sectores de la sociedad que encuentran en el plano mediático lo que responde a sus intereses? ¿Los medios de comunicación masiva, tipo Clarín u otros, nada más mienten, o más bien buscan el flanco más débil del enemigo, en cuyo caso este flanco existe?¿Milei inventa cuando se refiere a los de la política como "la casta", o hay sensación de privilegio en más de un peronista y más si colgado del gobierno?¿Por qué Milei estaría equivocado al no ser fanático de la reivindicación sobre las islas Malvinas o no querer asuntos de "ideología de género" en la educación?¿ebiera extrañar luego que se hable de "casta", porque lo propio de ésta es su cerrazón. El asunto de las Malvinas es secundario; hay varios temas de los que se puede demostrar que no hay consenso -más allá del fabricado, mediáticoPor qué Milei no podría criticar al Papa Francisco, que con tal de ganar fieles es capaz de pasar sobre la Biblia? No es que Milei sea el bueno: es que la izquierda y los "moderadamente radicales" o los "radicalmente moderados" parten de lo que consideran que está fuera de discusión, y que por lo demás puede que sea dictado desde el exterior. Al menos podría decirse que, si la provincia de Buenos Aires aportó muchos votos a Massa, es porque el gobernador Axel Kicillof se negó a renegar de Cristina Fernández de Kirchner e hizo una buena gestión. Suena distinto a  ganar con un 36 % con una "opinión" que se basa en "yo estoy bien, tu estás mal" (yo estoy bien porque tu estás mal).

      Hay formas de discurso "político" que dan cuenta de una tendencia a la endogamia, por lo que no es del todo anómala la queja contra una "casta": por algún motivo, a la izquierda se llega a creer que estar contra la pobreza -a veces sin pasar de lo caritativo- y contra la desigualdad (pero sin tocar mayormente a la gente adinerada) es un privilegio, cuando podría decirse que, desde el punto de vista estatal, es una obligación a cumplir para que siga existiendo un mínimo de interés general. No puede haberlo si la distancia social es tal que pobres y ricos parecen pertenecer a dos países muy distintos. Las Malvinas son secundarias (le importaban más a la dictadura para legitimarse) y ciertos temas no son de "evidencias contundentes", por lo que al menos debieran argumentarse, en vez de expulsar a quien discrepa para colocarlo "fuera de la realidad";  la dictadura argentina entre los '70 y '80, por condenable que sea, no eliminó sistemáticamente por motivos de nacionalidad, "etnia", raza o religión, y el político es un tema polémico (entre otras cosas, asunto de peronistas). Tampoco hay exterminio social: no existe la figura jurídica ni, en rigor, la de la Real Academia Española, ni puede existir la voluntad de hacer de la represión sufrida una renta. 

     No es que Massa no sea opción. Es que no hay mucho por festejar cuando se está lejos del argumento y cerca de una competencia entre marcas, claro que con diferencias, al haberlas más saludables que otras, según el punto de vista. Quedaría por saber por qué para algunos la izquierda es negocio (o en todo caso, renta). (da click en el botón de reproducción). ¿Es en serio que "la casta" no existe?



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...