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domingo, 8 de octubre de 2023

VACA MUERTA

 El fenómeno decadente Javier Milei ha dado un susto en Argentina, aunque no se trata de locura, sino de llevar el llamado "neoliberalismo" -que no es del todo ajeno a los libertarios y anarquistas- hasta sus últimas consecuencias, de ser necesario vociferando. Después de todo, en ambos casos se trata de demoler el Estado, a partir de una confusión entre Estado y gobierno.

      Lo que algunos empiezan a constatar es el declive del peronismo, un populismo nacido del siglo XX, también con bastante vociferación, pero no muy radical: en lo fundamental, la oligarquía terrateniente y el capital extranjero en Argentina no fueron tocados por los gobiernos de Perón, pese a ciertas medidas estatizantes, y nunca se sentaron bases realmente sólidas para el desarrollo. Ocurrió en parte que Argentina encontró su propia forma de mitomanía ("Perón, qué grande sos"), dentro de un proceso que llevó erróneamente a creer que eran algunos países del Cono Sur los que mejores posibilidades tenían de salir del atraso. Las cosas ya no parecen ser así, diga lo que diga Milei: según las cifras más recientes, la pobreza en Argentina toca ya al 40 % de la población, en medio de la presidencia desastrosa de Alberto Fernández, y sin que al Grupo de Puebla se le ocurra asumir las consecuencias.

     Alguna esperanza pareció tener el peronismo luego de la grave crisis de 2001 y con el ascenso al gobierno de los Kirchner, Néstor y luego Cristina Fernández. Esta tampoco llegó demasiado lejos, pese incluso a buscar respaldos teóricos para la "razón populista" (en Ernesto Laclau). Hace rato que importa menos el programa serio y más el candidato electorero, tratando de atraer lo que sea en función de no soltar el poder, pero sin la menor claridad de qué hacer con él. Sergio Massa es el "peor es nada" del peronismo, sin que quede claro cuál es el sujeto del cambio, ni hacia dónde, como no sea aminorar vagamente los desastres de una derecha suicida, que ya no tiene nada en mente más que vender y extranjerizar. Estados Unidos no ha dejado de incursionar en Argentina, con visitas reiteradas de Laura Richardson, a la cabeza del Comando Sur, además de los cursos para jueces y fiscales, dictados por el Departamento de Justicia, la Agencia para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), y las asesorías para el desarrollo limitado en tecnología. Frente al poder mediático, la derrota es inocultable. Por lo demás, la izquierda se atrinchera en una forma no tan peculiar de hundir a la izquierda pareciendo ser de ésta, como lo prueba la maniobra y manipulación sistemática de Página 12, destinada a enturbiarlo todo de tal forma que una radicalización a la izquierda sea imposible. No es raro que los regímenes populistas creen verdaderas faunas extravagantes a la izquierda.

     Muchos ricos en Argentina no tienen más que mentalidad de saqueo y rentismo: mientras el 10 % del producto interno bruto en el mundo se encuentra en paraísos fiscales, en el país conosureño es el 40 %. De las existentes, no hay vía que no siga en la extranjerización: tal vez lo que parezca "nacional" sea la derecha de Patricia Bullrich, con el grupo Clarín y empresarios nacionales, pero Bullrich es muy proestadounidense y Clarín está entre los que más sacan dinero del país; Milei quiere la dolarización y es gente de los fondos buitres, y el peronista Massa igual puede ofrecer al extranjero recursos naturales, en la minería, el petróleo, el gas y el litio. No es nada más el declive del peronismo; es que no queda claro qué sentido hay del Estado nación. Y Argentina está en la mira, sin mayores reservas que las que le pudieran quedar a la señora Fernández de Kirchner, en minoría frente a la suma de derecha.

     No es exclusivo de Argentina, ni raro que vaya acompañado de ciertos discursos de grandeza, como en el "México milenario" que se empieza a rematar sin que nadie haya sido consultado. El gobierno colombiano de Gustavo Petro no distingue entre capital nacional y capital extranjero, mientras Estados Unidos recupera posiciones: no pocas en el Perú, algunas más en el Ecuador. No parece que Washington esté decidido a dejar su "patio trasero" así como así (da click en el botón de reproducción).





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