Es preciosa la actitud de México ante lo que dice el presidente electo de Estados Unidos, Donald J. Trump: resulta casi que "nos hace los mandados" o, para ser más Cuarta Transformación (4T), "lo que el viento a Juárez". Cuando se firmó el primer TLC (TLCAN, Tratado de Libre Comercio de América del Norte), con el seductor de la patria, se tenía cierta idea de que la estaba vendiendo. Estados Unidos tenía para 1994 una economía 200 veces más poderosa que la mexicana: si una relación es de 200 a uno, no hay ni la menor igualdad, al menos no en economía, y queda entonces por explicar, más allá de lo formal, cómo, si no hay sustento económico, puede hablarse de "tú por tú" político con la mayor potencia del mundo, y de soberanía (a la larga, con Acción Nacional, dejó de haberla incluso en lo territorial, si es que el problema no estaba en ciernes desde el caso Enrique "Kiki" Camarena). El problema ni siquiera empezó con el presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) y la entrada en 1986 al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, antecedente de la Organización Mundial de Comercio): con el endeudamiento externo, el siempre intocable José López Portillo (1976-1982) hipotecó una soberanía que descansaba en una exportación nacional, el petróleo. Y cuando se hipoteca y no se puede pagar -casi se cae en moratoria en 1982-, hay que empezar a vender cosas o hacerse a la idea de que la casa está embargada. El problema, pues, data de antes de 1988. El caso Camarena mostró, como el asesinato del periodista Manuel Buendía, que algo estaba pasando con la soberanía propiamente política. Y se sabía que estaba ligada con la económica, puesto que estaba prohibido comerciar a más del 50 % con un solo país. La dedicatoria era clara.
Ahora que Trump volvió sobre el tema migratorio y sobre los aranceles, el secretario de Economía. Marcelo Ebrard, dijo que Estados Unidos se está "dando un balazo en el pie", y la presidentA, arropada por los medios anti-Trump al unísono, salió con que se está "entre iguales". Formalmente, sí. No queda claro si, más allá de esta formalidad (que no impide capturar a Ismael "El Mayo" Zambada sin que el gobierno mexicano tenga la menor idea de qué sucedió en su propio territorio), los personeros del gobierno son, o se hacen para quedar bien ante la población. Es porque dicen cosas cuyo sentido o significado no se entiende. Contra lo que afirmó Trump, en el sentido de que el libre comercio con México no tiene mucha importancia, tal pareciera que México es un gigante que carga sobre sus hombros al enano gringo. Ya se acabó la idea de que un "catarrito" estadounidense era pulmonía en México.
Ah, es que somos el primer socio comercial de Estados Unidos, y además nos pasamos por el Arco del Triunfo textos como Cómo mentir con estadísticas. Como suena a "mucho", lo del "primer" pareciera indicar que, donde se les ocurra, los gringos se van a perder de lo mejorcito que tienen. Pues bien, ese "primer" quiere decir que no pasa de un 14 o 15 % y que el resto lo tienen, hasta en más de 75 %, diferentes países asiáticos (no sólo China) y de la Unión Europea (UEC). Esto quiere decir que, con la excepción más bien menor de México, el grueso del comercio estadounidense se hace con Asia (incluyendo a Vietnam, e India) y la UE, y que, en este marco, la relación con México es secundaria, y por bastante. Simplemente, los gringos no tienen sus huevos en la misma canasta, pero resulta que el de los huevos es México y que Trump es "secundario". Ahora bien, México depende en un 80 % del mercado estadounidense para sus exportaciones, y en más de 50 % de las importaciones, dejando de lado el origen de las inversiones extranjeras (más del 40 % desde Estados Unidos). En el plano económico, no es lo mismo 15 % de dependencia que entre 50 % y 80 %, por lo que no hay ninguna igualdad, y entonces cabe preguntarse si la igualdad política se sustenta en algo, más allá de "si echo bravatas, también las sostengo". Al menos que, como lo sugirió Carlos Ramírez en El independiente, se le corte a Estados Unidos el suministro de drogas. Para los que se creen "Un día sin mexicanos", los "hispanos" no son mayoría en Estados Unidos. Que poco más de 37 millones de personas sean de ORIGEN mexicano en Estados Unidos no quiere decir que sean mexicanos: es el 19 % de estos que es nacido en México. Más del 71 % son mexicanos estadounidenses (nacidos en Estados Unidos), y Trump tiene seguidores. Los inmigrantes mexicanos son el 23 % de los inmigrantes en Estados Unidos. El problema es que los mexicanos son el grupo con mayor número de inmigrantes no autorizados (45 % de los ilegales totales). Dadas las características de esta población, pobre, con bajo nivel educativo y poco dominio del inglés, es entendible que no siempre sea bien vista, o que no siempre tenga los trabajos menos expuestos a "infiltraciones" del crimen organizado. Lo que no es tan seguro es que Estados Unidos "dependa de los mexicanos". 12 millones de mexicanos (nacidos en México) no determinan la marcha de Estados Unidos (325 millones de habitantes), menos concentrándose sobre todo en California, Texas y Chicago(Illinois). Si acaso, California es el estado con más latinos y más mexicanos , aunque incluso en Los Ángeles, no llegan a la mitad de la ciudad y su área metropolitana (Long Beach y Anaheim), sino al 45 % (incluyendo todos los latinos). Los latinos son mayoría en poquísimos lugares: Riverside-San Bernardino (California) y San Antonio (Texas), poco más del 50 %. Dado el origen de los inmigrantes, otro es el caso de los latinos en Miami (casi 70 %, cubanos más de la mitad). No se está cerca de recuperar Houston, Dallas o San Francisco y Phoenix por porcentaje de mexicanos, ni de cerca. Así que, salvo en contados lugares, Estados Unidos no depende de los mexicanos: ni siquiera en la casi totalidad de California y Texas. A ver cuándo sale "Un día sin remesas", porque es una de las principales fuentes de ingreso de México.
Si Estados Unidos depende de México, es una pena, pero "nomás poquito". México, en cambio, depende muchísimo, en grande, de Estados Unidos en materia de comercio exterior, inversión extranjera, y remesas. A tal grado que mayor soberanía económica no hay. En el top ten de las empresas más grandes de México ni siquiera todas son mexicanas: están Walmart y General Motors. Lo que no queda claro es en qué consiste la soberanía mexicana si no la hay en la economía, y si encima "los mercados" (con BlackRock a la cabeza) obligan al Ejecutivo a ciertos nombramientos. Para colmo, Trump se entromete cuando se trataba de clavarle al país otro par de banderillas con el nearshoring. La pregunta es: ¿desde la política, el gobierno de México tiene capacidad de decidir, y sobre qué, aparte de insinuarle a Trump "tú y yo no somos iguales"? En materia de seguridad, la capacidad es limitada, desde hace mucho. En materia de gobierno, a duras penas, dados los chantajes del exterior. Y no es el pueblo el que gobierna, salvo para seguir eligiendo a sus políticos para platicar y que siga habiendo dádivas, considerando que ni en términos sociales se es soberano: ya se impuso una infame moda medio buchona que mezcla Sinaloa y California. La política soberana es la de mantener medianamente tranquila a la gente, para que el caos no se desborde. Aunque...es también el interés de Estados Unidos. Ese sí es punto de iguales. Lo demás es venta de garage regateando con el cliente, que para el caso es hombre de negocios en busca de socios, para desagrado de quienes tienen una imagen distinta de sí mismos y su "honor". Les entregamos el cuerpo, pero no el alma ni un solo besito.(da click en el botón de reproducción).