Una parte de la administración pública y de la política siguen pareciendo tales, pero en realidad están cada vez más mercantilizadas. No se menciona la palabra, pero en política medio mundo hace demagogia, aunque haya variantes, a raíz del uso de la mercadotecnia, que lleva a ver a los votantes no como ciudadanos, sino como clientes. Parte de la discriminación positiva, a favor de grupos "vulnerables", es una forma de encontrar "nichos de mercado". La universidad pública, como parte de los organismos del Estado (en México es estatal, y organismo descentralizado), no ha escapado a la tendencia prevaleciente. Desde mediados de los '90 se sabía que las ciencias sociales estaban abandonando la atención a los grandes problemas nacionales. Parte de esta tendencia venía instalándose desde los '80, con la vuelta a "la vida cotidiana", ante el "fracaso de los grandes relatos". No había gran cosa con qué comprometerse, y al mismo tiempo se fueron creando en sectores de la universidad pública privilegios suficientes como para llevar una vida bastante desentendida de dichos problemas. Faltaba que se propagara que "lo personal es político", otra forma de decir que los asuntos privados se pueden entrometer en la vida pública, Andando los años, aunque ya había gente "pionera" desde los años '70, se pasó al ombliguismo, puesto que, si el ombligo es personal, el ombligo de cada uno es político y asunto de "visibilidad".
Es así que, en una universidad pública, se imponen finalmente varios asuntos de los que cabría preguntarse si son grandes problemas nacionales, como los asuntos relaciones con la comunidad LGBTTTIQ+A: una cosa es que los derechos de las minorías sean respetados, y otra cosa es que estas aparezcan como algo de mayor importancia a la real, simplemente porque a los asistentes a la universidad les importa "liberarse", cuando no mostrarse "de mente abierta": es la creencia que se les vende a los estudiantes, y algunos "se la compran" con cierta frecuencia por pose. Como las sociedades subdesarrolladas no creen mucho en la ciencia, se toma parte de la universidad por "bohemia", y se toca así a lo marginal, creyendo que es central. Hasta hace algún tiempo, la comunidad LGBTTTIQ+A era marginal. Ahora es minoritaria. Para ser "inclusivo", incluso se hace como el presidente Barack Obama y de decreta la existencia del "baño neutro". No se puede decir gran cosa, ni argumentar o razonar, menos en una universidad, porque lo exigido es ser "tolerante", aunque cuando menos se debería no hostigar a quien no piensa igual. La llamada "ideología de genero", dígase lo que se diga, es asunto de minorías y también se les puede pedir que no impongan a las mayorías, salvo que cada quien salga a manifestarse por su "preferencia", siendo perfectamente posible que un "simple hetero" tenga sus razones, no sólo para serlo, sino para rechazar -sin que ello implique perseguir- a la comunidad LGBTTTIQ+A. Ni siquiera está el esmero de mostrar cómo más de un macho tiene su lado "homo", "bi", o hasta "travesti" o "trans": es demasiado devanarse los sesos. El hostigamiento es latente: al que no le guste o lo rechace es por "mocho" o por "reprimido", aunque se trate con frecuencia de una falsedad.
Como parte de lo que conllevó la vuelta a la "vida cotidiana", algunos universitarios estudian a los animalitos y las formas de defenderlos del maltrato. Tampoco hay el menor argumento o razonamiento, salvo el del "amor" y de que son "seres vivos" (por lo que algunos se meten a veganos). Como no hay gran cosa de qué hablar, porque se acabaron los "grandes relatos", al menos es constatable que, como ser sintiente (lo que es, puesto que el animal tiene el sentimiento de sí mismo), el animal llega a tener comportamientos que los humanos con frecuencia desconocen. No más:: "todo humano es un humano" (!) y hace rato que no se puede decir que tal o cual conducta de un humano es inhumana, porque tampoco se sabe ya qué es tener "humanidad". Es así que parte de las Humanidades deambulan no por la educación, sino como adorno para quienes escogen también esta vía para mostrarse como gente "de cultura", que suele ser ignorante, pero "de mundo". Humanidades para distracción de hipsters y pretensiones para mostrar "la importancia" de tal o cual nombre. Creatividad, no mucha. Como sea, las Humanidades dejaron de ayudar a distinguir lo humano de lo inhumano, y no puede considerarse siquiera hasta qué punto ningún animal ha creado nunca campos de exterminio, por ejemplo. Como sea, decirle a alguien "animal" o "no seas bestia" ya no se estila, por no ofender al animal o a la bestia. Es que todo el mundo tiene su lado animal: lo que sigue es hablar de "animales humanos" y "animales no humanos" para pedir protección de los segundos y el cese de los circos y las corridas de toros, otro de los grandes problemas nacionales.
Otros temas preferidos, para colgarse de la "agenda global": el feminismo que no es capaz de producir ni un solo estudio sobre el machismo, la idealización de los "pueblos originarios" hasta tratar de crear otro nicho de mercado -"vender nativo", porque es "auténtico", casi como parte del paisaje-, y migrantes y memoria. Migrantes, como la cantidad de universitarios que migran de un evento a otro, o de un país a otro, o de un lugar de estudios a otro, sin que se produzca -si se hablara de producir- un solo estudio sobre el impacto de las remesas, por ejemplo. No: es "la libertad" de ir a donde se desee, mientras lo que queda de la nación se reduce a "patrimonio" para ofertar. Otro marginal: el universitario convertido en turista a costa del erario, o de práctica de campo a tratar al "originario" como si estuviera en el zoológico.
Como el espacio público está usurpado por los medios de comunicación masiva, a los que hay que rendirles cuentas todas las mañanas, en plena confusión entre lo público y lo mediático (extendida a la universidad, que corre de coyuntura en coyuntura para que una parte de la audiencia siga creyendo que es "muy importante"), en realidad el universitario se dedica a consumir bajo un supuesto que no es nada nuevo: todo lo que viene de afuera es, por principio de cuentas, mejor que lo propio, incluso porque el asunto de los "pueblos originarios" también llegó del exterior, por convención de la Organización Internacional del Trabajo, en el Convenio 169, que data de 1989. Bien mirado, ya no hay nada sobre lo propio, como no sea para ponerlo al servicio de intereses privados: en una universidad estatal, salvo para tener privilegios a costa del erario, no se habla nunca del Estado, como no sea para decir que es opresor, autoritario, un macho violador o cosas por el estilo. Ah, "fue el Estado": lo enumerado -dejando de lado a los "animales no humanos"- es suficiente para colocarse como víctima (de milenios de patriarcado, de siglos de colonización europea, de impedimentos para viajar, etcétera) para lograr pateado el pesebre, la extorsión presupuestal, entre clientela y grupo de presión. A veces los hay suficientemente hábiles para recoger la experiencia populista y cooptar -para lo que está el presupuesto- al que extorsiona, y dar la impresión de que no hay nada de mente más abierta que un universitario.
Como se ha sugerido, el cambio viene de los '80, aunque está latente desde antes: la vuelta a "la vida cotidiana", el relegamiento de "la sociedad" (distinta de la imagen que de ella dan los medios) como algo sobre lo que no se puede actuar ("ah, tú solo no vas a cambiar 'el sistema'") y el triunfo de "la libertad de ser uno mismo", auténtico como un animalito, un LGBTTTIQ+A, una mujer (bajo el supuesto de que "da la vida", según dijo curiosamente hace poco la presidentA de México, Claudia Sheinbaum, aparentemente sin que sepa la diferencia entre engendrar o concebir y dar a luz), el aborigen y la naturaleza. Como también es negocio, ser auténtico requiere a nivel personal de lo mismo que hacen "los jefes": campañas de imagen y relaciones públicas. Y todo empezó con la vuelta a las pequeñas cosas y "haz el amor, no la guerra". . Es decir: campañas de imagen y relaciones públicas entre un amor y otro, o de cómo llegar a la más excelsa frivolidad.(da click en el botón de reproducción)