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domingo, 19 de enero de 2025

BECERROS DE ORO

 El presidente electo Donald J. Trump ha tenido ocasión de manifestar su poco interés en las guerras "a secas", aunque no renuncia a la parte que le toca al complejo militar-industrial en la economía de Estados Unidos En este país no hay mucho de dónde escoger, pero lo cierto es que con los Demócratas se va de guerra en guerra, mientras que no las hubo en el primer mandato de Trump. Recientemente, en septiembre, el presidente electo se opuso "a los belicistas del Estado de Seguridad Nacional(...)", ofreciendo hacer "(...) una limpieza muy necesaria del complejo militar-industrial para detener la especulación con la guerra y poner siempre a Estados Unidos en primer lugar". Se esté o no de acuerdo, Trump es un hombre de negocios y, para él, lo ideal sería que Estados Unidos vuelva a "ser negocio", fundamentalmente desde el punto de vista económico. Trump, electo por última vez por cuatro años, tiene prácticamente dos para echar a andar lo que desea.

       Parte de las lecturas erróneas de Trump lo reducen a un Republicano más, pero fue de Republicanos que, en su primer mandato, Trump recibió volteretas y traiciones, como del "halcón" John Bolton. El Departamento de Justicia, el Pentágono y las agencias de seguridad e Inteligencia le estuvieron haciendo a Trump la vida imposible. Para tratar de evitarlo y sortear el problema de los Republicanos recalcitrantes en el Congreso, esta vez Trump ha buscado rodearse de gente más leal. No son un secreto los problemas sistemáticos de Trump con la CIA (Central de Inteligencia Americana) y el FBI (Oficina Federal de Investigación, por sus siglas en inglés). La directora nombrada para la Inteligencia Nacional es un antigua Demócrata considerada "progresista", Tutsi Gabbard. Después de haber competido por la presidencia mediante el partido Demócrata, Gabbard, quien entre otras cosas se opuso a sacar por la fuerza al líder sirio Bashar al-Assad y es contraria a la especulación financiera (pidiendo la restauración de la Ley Glass-Steagall, destruida por los Demócratas), cambió de partido acusando a los Demócratas de ser "una camarilla elitista de belicistas impulsados por una conciencia cobarde". Gabbard está contra la intolerancia woke, y es por cierto hija de una madre hinduista, habiendo nacido por lo demás en la Samoa Americana. La misma Gabbard es hinduista. Gabbard es sensatamente partidaria de la protección ante el embarazo no deseado y no es especialmente homofóbica. De la manera más extraña, nada se ha dicho de esta persona, como tampoco de la nominación, ya señalada, de Robert Kennedy Jr., una cachetada a la CIA. Lo que significa la "conciencia cobarde" es que, mientras considere que esté bien económicamente o que tiene posibilidad de estarlo, hay gente totalmente indiferente al sufrimiento de otros y a que haya guerras por aquí y por allá. Eso sí, quienes no se oponen a la destrucción de países enteros se amanecen como grandes defensores de Groenlandia o el Canal de Panamá, en lo que se conoce como fariseísmo: la ultramoralidad en el sacrificio del inocente y la libertad para Barrabás.

     Para dirigir el FBI, el propuesto es Kash Patel. Para Patel, el "Estado profundo" se ha vuelto algo gangsteril. Patel es firme opositor al "Estado profundo", como alguna vez lo llamó Peter Dale Scott. Patel trabajó en deshacer la patraña de la "injerencia rusa" en la anterior elección de Trump. En su momento, Rudolph Giuliani, como abogado de Trump, argumentó en una audiencia que los Demócratas no son los de antaño, sino una parvada de trepadores dispuestos a mucho en su ambición. Patel, por cierto, es hijo de inmigrantes de la provincia india de Gujarat. Ya ha habido aquí ocasión de hablar de Robert Kennedy Jr. Las propuesta de Gabbard y Patel echan por tierra la creencia de que Trump es especialmente partidario de algún "supremacismo blanco" Lo dicho no quita que haya concesiones como la del "halcón" Marco Rubio.

     Dos equivocaciones son de lamentar: de los latinoamericanos progresistas, que están mareados por los medios de comunicación globalistas, y de la izquierda, incluida la comunista, que no ha resuelto el problema de la república: Trump reúne un abanico de posturas entre las cuales cabe considerar, como en  el mismo Trump, lo sensato de buscar terminar con los belicistas. En este momento, de manera concreta, se están silenciando varias propuestas de Trump, porque la pasión es la de escandalizar retratando al presidente estadounidense electo como alguien de escándalos, majadería aparte. ¿Qué no era "esa" gente give peace a chance? No, no era (da click en el botón de reproducción).




YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...