Todo el mundo lo sabe, por lo mismo: porque cada uno sabe que todo el mundo lo sabe.
En estos días, volviendo a romper las reglas no escritas del sistema político mexicano, el ex presidente Ernesto Zedillo se puso a la crítica contra la actual presidentA mexicana, Claudia "Cheinbún". Hasta ahora, ningún otro ex presidente se ha metido, aunque los ex presidentes de Acción Nacional se estuvieron pronunciando en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En el periódico El Independiente, el periodista Carlos Ramírez sugirió que Zedillo tiene de traidor: traicionó a Luis Donaldo Colosio, a Carlos Salinas de Gortari e incluso, según Ramírez, a José María Córdoba Montoya. Al primero, Colosio, candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1994, buscando evitar que se distanciara de Salinas de Gortari; a éste, entre otras cosas encarcelando a su hermano, Raúl; y al tercero, manteniéndolo lejos de México, aunque fue Córdoba Montoya quien pronto se manifestó contrario a Colosio, según Jorge G. Castañeda en La herencia; por lo demás, Zedillo era el candidato de Córdoba, a quien le había dedicado una tesis; y a través del llamado "videodedazo" (de Manlio Fabio Beltrones), fue Córboba quien manipuló las cosas para que, muerto Colosio, Zedillo apareciera como el candidato. De tal modo que, si se hiciera la pregunta clásica sobre "¿quién se beneficia?", cuando hay un crimen, la respuesta es clara, a reserva del grado de involucramiento de quienes consideraron que "había que parar a Salinas", en la creencia de que éste quería perpetuarse mediante Colosio, rompiendo así las reglas del sistema.
Dos libros de Jorge G. Castañeda, canciller del presidente Vicente Fox, dan cuenta del alcance INTERNO de lo que hacía Córdoba, quien tuvo un papel importante en las elecciones de 1988 y, también, al lado de Jaime Serra Puche, en las negociaciones SECRETAS para la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), luego TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y hoy TMEC (Tratado México, Estados Unidos, Canadá): se desprende, entre otras cosas de la actuación de Córdoba, que se trata de un acuerdo comercial -al que se aferra hoy el gobierno mexicano-, que fue una decisión a espaldas del país, no consultado, ya ni se diga de lo que se quiera entender por "pueblo", y aunque en sectores de la sociedad mexicana se iba acentuando desde el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) el "agringamiento" de México: ya desde los '80, Elena Poniatowska, la escritora, se sorprendía de la cantidad de cosas en inglés en la capital mexicana, el entonces Distrito Federal. Parte del afianzamiento de vínculos con Estados Unidos lo debió haber sabido el asesinado periodista Manuel Buendía.
Córdoba pudo regresar a México y hacer negocios, por lo demás con Luis Téllez Kuenzler, chief of staff de Zedillo, por lo que tampoco fue mucho el distanciamiento. Según Jorge G. Castañeda, Córdoba había sido el hombre who knews the secrets ("el que sabía los secretos"), según Amarres Perros. Castañeda fue el único que fue un poco más lejos, al referirse a una de las conexiones de Córdoba en Estados Unidos, Brent Scowcroft, consejero de seguridad nacional de George Bush padre, entre 1989 y 1993. Se ha sostenido que, en México, parte del interés de tener a Córdoba era aprovechar sus conexiones internacionales, pero nunca se quiso abundar en ello. En todo caso, hay elementos para pensar que Córdoba era una conexión importante entre México y Estados Unidos. Ya en lo interno, tal vez convenga desmentir, si es posible, los vínculos familiares de Altagracia Gómez (Francisco Gómez), la actual gran asesora de Claudia "Cheinbún" en materia empresarial, y el mismo Córdoba, a través de procesos de venta de empresas públicas (DINA y los nixtamales MICONSA) durante el sexenio de Salinas de Gortari.
Un primer asunto es el de saber a quién respondía Córdoba no nada más en lo interno. Sin establecer nada más que un curioso paralelismo, puesto que según Castañeda resulta que Córdoba respondía a Scowcroft, el agente de seguridad nacional (del entonces CISEN-Centro de Investigación en Seguridad Nacional), Jorge Antonio Sánchez Ortega, para más de uno tirador en el asesinato de Colosio, fue rescatado en Tijuana, lugar del crimen, por un superior del mismo CISEN, Genaro García Luna, sobre quien valdría decir las cosas completas: antes de ser "enfriado" en una cárcel estadounidense, ascendió en un momento de contubernio entre gobiernos mexicanos y Estados Unidos para favorecer a los de siempre, de Sinaloa, desde fugas "en carritos de lavandería" hasta privilegios en lo que nunca fue una "guerra contra las drogas", sino un ""ordenamiento territorial" del tráfico para beneficio del cártel que todos quieren. Es por lo mismo que García Luna se fue a vivir y a hacer negocios en Estados Unidos, sin que se haya querido indagar en sus conexiones internacionales. Tampoco. Cuando menos, no parece que México sea tan libre, independiente, soberano y respetado, si han podido ocurrir cosas como las descritas, trátese de Córdoba o de García Luna. Evitarse preguntas linchando al presidente de turno no sirve, como tampoco ver ""Maximatos" por doquier. Salinas de Gortari está de homeless en España y López Obrador en casa de La Chingada, mientras quienes husmean "en la sombra" no se preocupan en lo más mínimo por quienes salen del agua sin mojarse: agarrarse del último chivo expiatorio a la mano mientras otros tienen impunidad garantizada DE ENTRADA es parte de lo que Colosio llamaba "la perversidad del sistema", cuando una bala atravesó su corazón, etcétera...Eso sí, es México que tiene "agarrado" a Donald J Trump by the balls (da click en el botón de reproducción).