Parte de la idea de la "multipolaridad"" la sacó, desde los años '90, como canciller del gobierno de Boris Yeltsin, el ruso Evgueni Primakov, dando lugar a la "Doctrina Primakov", que es parte de las apuestas geopolíticas que remiten a la información para "calcular", pero con frecuencia no al conocimiento, sino a creencias. Según Primakov, Rusia debía buscar el modo de estrechar relaciones con China e India. Era, en parte, un resabio del pasado, cuando India tuvo cierta cercanía con la Unión Soviética y fue, además, país No Alineado. Eso cambió desde los '80 e India se fue acercando mucho a Estados Unidos, por diversos motivos. Aunque el actual canciller ruso Serguei Lavrov elogiara la doctrina mencionada, no pudo dejar de constatar en algún momento lo que sucede con India bajo un gobierno de extrema derecha que, como es bastante cercano a Estados Unidos, es tan intocable como las vacas sagradas.
En medio de las sanciones contra Rusia, esta las sorteó en parte gracias a China, Turquía...e India. Turquía no es muy confiable. El problema de India es que tiene que comprar petróleo. Y Rusia lo tiene. Lo que hizo India es aprovechar lo que se conoce como "flotas sombra" para adquirir petróleo ruso, y que Rusia pudiera sortear las sanciones. Un 18 % de la flota mercante internacional tanquera opera "a la sombra", sin propiedad clara, y así Rusia ha podido vender hasta el 70 % de su petróleo marítimo. No es que India tuviera especial decisión de ayudar a Rusia, sino que se apareció el negocio. Esto, porque India no tiene una gran flota de buques tanqueros, unos 197 en 2023, comparando por ejemplo con los 930 de la flota japonesa de Mitsui, según el portal La República, de España. Antes de irse, el gobierno del "Estado profundo" de Joseph Biden, presidente estadounidense saliente, le envenenó todo lo posible al entrante Donald J. Trump, y como parte de ello, agregó nuevas sanciones contra Rusia.
Las sanciones se dirigieron en parte contra la flota rusa "en la sombra" y a sus aseguradoras. Se trata en particular de sancionar a las empresas Gazprom y Surgutneftegaz, y las aseguradoras Ingosstrakh y Alphastrakhovanie. Aunque la India se mostró contraria a las sanciones, consideró los riesgos de seguir comprando así petróleo ruso, y ha preferido salir con la cantinela de las "cadenas" para buscar ampliar su propia flota y mejorar la eficiencia de la existente, descargando el petróleo antes de que el buque atraque en un puerto. En realidad, la idea es que India se vea obligada a redirigirse en sus fuentes de suministro, acentuando la dependencia de Oriente Medio y llegando a la de Estados Unidos, un poco en algo similar a lo ofrecido a la Unión Europea (UE), así eleve el costo del suministro. Para colmo, India estaba revendiendo a países de Occidente el petróleo ruso conseguido a precio de saldo, y refinando a costa de Estados Unidos y Arabia Saudita, luego de un gran acuerdo entre la empresa india Reliance y la rusa Rosneft en diciembre, gota que derramó el vaso. No se trata nada más de "principios", sino de negocios, para que India, con petróleo ruso, no le quite mercado a Estados Unidos y Arabia Saudita. En lo inmediato, India no dijo nada. La administración estadounidense saliente le "sembró" esta sanción a Trump aprovechando a los "halcones" republicanos en el Congreso, y con la anuencia del "presidente" (ya no ha convocado a elecciones) ucraniano Volodímir Zelenski, también dedicado al chantaje como modo de vida ("Sí, cedo territorio, pero entonces entro a la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN", etcétera). Ya salió también, por motivos propios, la jauría de una parte de la ultraderecha latinoamericana a practicar el hecho consumado, como el del "presidente" venezolano Edmundo González.
Se estimó que la "flota a la sombra" tenía banderas de empresas fantasma, registradas por ejemplo en Dubai o Hong Kong. Otros son buques que apagan sus señales (transpondedor AIS). No se trata de una flota propiamente rusa, ya que ésta no es tan grande. Antes de la iniciativa estadounidense, la UE ya había tomado medidas similares. Para más señas, cuando la UE tomó las medidas se habló de algo clásico: los buques que utilizan la llamada "bandera de conveniencia" (lo de un chiste que se refiere a "navegar con bandera de conveniencia"), de Liberia, Panamá y las islas Marshall. Por lo pronto, India quedó instada a evitar tratar con estos "buques fantasma", y lo cierto es que es un negocio de ocasión, ya que, salvo en este rubro sobre todo, la relación entre Rusia e India no sólo no es fuerte, a diferencia de lo que esperaba Primakov, sino que tiende a menguar. India no exporta mayormente a Rusia. Primakov tal vez pensaba en otra cosa que en la capacidad de India para hacer negocio barato. El primer ministro de India, Narendra Modi, es tan poco de confiar como la Turquía del presidente Recep Tayyib Erdogan (da click en el botón de reproducción)