Mi lista de blogs

jueves, 16 de enero de 2025

TIRO DE ALTA GRACIA

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, prácticamente ningún país ha logrado salir del subdesarrollo en la periferia. Alemania y Japón ya era potencias a finales del siglo XIX, en gran medida gracias a políticas proteccionistas. Se levantaron de los estragos de la última guerra gracias a una muy generosa ayuda estadounidense. América Latina pareció llegar a estar "en vías de desarrollo", por la llamada ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones), pero se estancó y terminó yendo para atrás: logró producir algunos bienes de consumo final, pero no bienes de capital, maquinaria, teniendo que importarse gracias a los ingresos por exportaciones. Dos economías lograron excepcionalmente pasar a ser consideradas "desarrolladas", también gracias a una gran ayuda estadounidense, y con políticas proteccionistas: Corea del Sur y Taiwán (Formosa), dejando de lado Singapur, ciudad-Estado. Es todo, entre otras cosas porque China no es considerada un país desarrollado. Otra cosa es que muchos países tengan "modernización pasiva": una fachada no despreciable de "modernidad" detrás de la cual se eternizan los problemas del subdesarrollo. Es en gran parte lo que pasa con "países emergentes" que atraen por un consumo que ni siquiera es de acceso mayoritario y por facilidades para la inversión extranjera, cuyo fin nunca ha sido, en la periferia, el desarrollo, sino aprovechar las ventajas del subdesarrollo, como la mano de obra barata o los recursos naturales en ganga. No existe ningún caso de país que haya logrado el desarrollo con el libre comercio, por más que éste abarate el consumo y dé además la impresión de poder tener "de todas partes".

     En América Latina, Sudamérica se reprimarizó, y Centroamérica, una parte del Caribe y México tienen pocos elementos internos (endógenos) para alguna forma de desarrollo, lo que incluye por cierto en parte a Nicaragua, que depende bastante de la maquila, y Cuba, de las remesas y el turismo, ya no de "tabaco y ron". México está por completo a remolque del exterior: remesas, turismo, inversión en maquila y variantes, y ya no petróleo. En todos los casos, subsisten buenos nichos de producción nacional y para la exportación, pero son "nichos", no más, sin capacidad de ser factores de arrastre para la economía en su conjunto. En México, y tomando en cuenta los antecedentes de la apertura de 1986, a raíz del sexenio 1988-1994 la "burguesía" -empresariado, si se prefiere- nacional se encogió y, salvo excepciones, se asoció -como ocurrió en cierta medida en Monterrey- con empresas transnacionales, para sobrevivir. Como no había condiciones para surgir ""de abajo", las excepciones aparecieron desde ""arriba" en contubernio con el gobierno, ningún secreto en los casos de Carlos Slim o de Ricardo Salinas Pliego. Tampoco en el caso de Francisco Gómez, padre de Altagracia Gómez, la gran asesora empresarial de la presidentA Claudia Sheinbaum, y heredera de negocios al amparo de relaciones con el gobierno al momento de las privatizaciones de DINA y MICONSA. Altagracia Gómez no es una figura menor en un gobierno que, prácticamente desde el principio, está sin esconderlo mucho volcado a los empresarios. El problema es que éstos apostaron a asociarse aún más con el extranjero desde que surgió la relocalización del nearshoring, favorita de Sheinbaum y su olvidada contrincante, Xóchitl Gálvez.

      En países como Estados Unidos o Japón, lo de los "encadenamientos productivos" ha funcionado (en el primer caso, sobre todo con el keynesianismo militar) porque grandes empresas nacionales subcontratan a otras que a su vez hacen pedidos a otras más, y así, pero con una cabeza propiamente nacional (por lo demás muy ayudada por el Estado, en ambos casos, y en el del Japón tuvo fama el MITI -Ministerio de Comercio Internacional e Industria, por sus siglas en inglés). China, por su parte, trató de asegurarse transferencia de tecnología al atraer inversión extranjera. El problema de ligarse al nearshoring está en que, así haya una parte (no muy grande) de encadenamiento nacional, la empresa no se rige por criterios nacionales, sino por toma de decisiones foráneas, por lo que los nacionales se colocan como asociados, y encima, con la desesperada de seguir apostándolo todo al libre comercio., que abarata el consumo, pero pone en aprietos- cuando no hace quebrar- a gran parte del tejido productivo propiamente nacional. La cabeza en Estados Unidos es de Boeing, Lockheed o McDonnell Douglas, por ejemplo, o la de Japón es Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo, etc... ¿los técnicos, los parques industriales, las "cadenas de valor" en aeroespacial, farmacéutica, automotriz son para una cabeza nacional o una extranjera que se mueve más en función de intereses externos?¿La inversión energética es para subsidiar a nacionales o infraestructura para transnacionales?

      El "fabricar en México" en un 50 % del mercado interno es bueno, pero como varios aumentos salariales decididos por condiciones de Trump (y que aún así no son suficientes): se trata de "sustitución de importaciones"...de China ("Más TMEC y menos China", como lo ha venido haciendo Canadá, para seguir al periódico mexicano La Crónica). No todo está mal en lo decidido incluso desde antes de que ganara Trump, como los polos regionales, ¿pero arrastrados por un tejido de empresas nacionales o extranjeras? Pueden impulsar a las pequeñas y medianas industrias (PYMES) mexicanas, pero también, sobre todo considerando su ubicación (Franja Fronteriza, Bajío, istmo de Tehuantepec, aunque hay excepciones), convertirse en un factor más de fragmentación si funcionan prácticamente como "zonas especiales". Si es lo primero, puede beneficiar a México en particular en electromovilidad y semiconductores.

      Como al mismo tiempo se hace demagogia y se echa a perder el sistema educativo, se olvida que "los mejores países del mundo" dedican a investigación y desarrollo (I&D) lo que NO existe para nada en México, y no está previsto; México no es "el mejor país del mundo", sino que anda por el lugar 58, sin ninguna mejoría desde hace mucho tiempo, mientras Corea del Sur es el número dos, Taiwán está entre los diez primeros lugares y México aparece a la cola de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)  porque es un truco contable. Israel, casi el seis por ciento del producto interno bruto (PIB) para I&D, y México 0,30 %, pero eso sí, con técnicos especializados en unas pocas cosas y para servir a la inversión extranjera. En fin, que cuando habla Trump, hay que saber decir: "silencio, mis antenitas de vinil están detectando la presencia del enemigo". Cuando Trump toma medidas, en México "todos los movimientos están fríamente calculados", y cuando se saca un "plan", hay que repetir "no contaban con nuestra astucia". ¿Otra vez a bailar con extraños? (da click en el botón de reproducción).






YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...