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lunes, 6 de enero de 2025

COMO EL CANGREJO

 Si se observan los flujos de comercio y de inversiones, como ya se ha dicho las relaciones económicas internacionales tienden a ser verticales, de las potencias centrales a las periferias, y no mucho horizontales, entre periferias o, si se quiere, para decirlo con lo que no es sino CONVENCIÓN, Sur-Sur. Salvo por la novedad de la llegada con fuerza de China, los países periféricos tienden a relacionarse en distintos grados con las potencias de la Tríada (Estados Unidos, Unión Europea-UE y Japón). En este sentido, no hay un todo "global" indiferenciado, sino flujos de mercancías, capitales y fuerza de trabajo con direcciones nacionales precisas.

       Dado que la inmensa mayoría de los países del mundo es políticamente independiente, no tiene mayor sentido hablar de colonialismo, cabe decir que ni siquiera en un caso como el de Puerto Rico, que es un Estado libre asociado. Estados Unidos, en particular, no tiene tradición colonial. Las antiguas colonias han llegado en parte a sacudirse el neocolonialismo, es decir, la influencia muy fuerte de las antiguas metrópolis, sobre todo en el terreno económico. Es lo que sucede en parte de Asia, en África (con la llamativa renuncia de varios países del Sahel al neocolonialismo francés), pero no en América Latina, dada la importante presencia económica española, claramente neocolonial, sin que sea mencionada como tal, curiosamente. Para los países políticamente independientes pero muy sujetos a la influencia económica de las potencias de la Tríada, se hablaba en el pasado de semicolonias (no es la mejor expresión) o de países dependientes. Algunos, pocos estudiosos, no muy escuchados, como fuera por ejemplo el caso de Xabier Gorostiaga, advirtieron hace tiempo que la colonia sería remplazada por mecanismos de sujeción más sutiles, pero más efectivos. Para entender lo que significa esta dependencia, puede decirse que, aunque, por ejemplo, México y Estados Unidos sea formalmente iguales, desde el punto de vista político, en otros terrenos no lo son: Estados Unidos es independiente, en este caso, y México, muy dependiente, por lo que, como ya se ha mostrado, no hay alguna "interdependencia" que le permita a México estar en pie de igualdad más allá de la formalidad. Entre la mayoría de países dependientes en el mundo, ya se ha dicho, hay dos novedades: el hecho de que Estados Unidos desplazó en parte a las antiguas colonias, y la fuerte llegada reciente de China en el terreno comercial, sobre todo. Desde cierto punto de vista, una parte del mundo ya es "multipolar", de lo que da cuenta la diversificación notoria de las relaciones externas de los países africanos, en particular: si bien suelen mantener vínculos con las antiguas metrópolis, aunque hay excepciones como la mencionada del Sahel, también los tienen con distintos países de la Tríada, con China y muy parcialmente, en excepciones, con Rusia. En parte del sudeste asiático sucede algo similar. La región Asia-Pacífico es desde hace rato marcadamente multipolar, por la influencia de Japón, Estados Unidos y China, a los que habría que agregar Rusia (como lo prueba su acercamiento con Corea del Norte) y cierta influencia de la UE. En el "Sur", como convención, el lugar MENOS multipolar es América Latina, por el fuerte condominio Estados Unidos -UE (en particular vía España), salvo por la presencia de China en pocos países de Sudamérica.

        El problema no está aquí, sino en otra parte: cuando en el siglo XX avanzó en Asia y África la descolonización, tardía en el caso de Portugal (Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y Cabo Verde, o Macao en la costa china) y España (República Árabe Saharahui Democrática), o incluso en casos como el de Gran Bretaña en Hong Kong (hoy parte de China), siguiendo el ejemplo de la Unión Soviética, aunque no siempre, se tenía la idea de que la independencia política debía completarse en lo posible con la económica, de lo que había una muestra incluso en México, con la Carta de los Deberes y los Derechos Económicos de los Estados, del presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez. Sin llegar al extremo de autosuficiencia de Corea del Norte (idea Zuche), las relaciones con las potencias y sus empresas transnacionales debían ser menos inequitativas en el terreno económico, y persistía la idea de que los países periféricos podían desarrollarse, lo que implicaba un "motor" endógeno (INTERNO), y cuando menos lo que se llamaba "economía mixta", con presencia importante del Estado. Para ser claros, lo que ocurrió no tiene que ver con "nuevo colonialismo" (a lo sumo, neocolonialismo en algunos casos), sino con imperialismo, y sus formas con frecuencia "blandas" pero eficaces de sujeción: se acabó la idea de contar en lo posible con las propias fuerzas, es decir, de tener soberanía "sustantiva" -salvo en lo que ha pasado recientemente con Rusia-, y se pasó a ver la periferia como lugar de "modernización pasiva" para beneficio tan sólo de una parte de la población, y en mucho de las mercancías y las inversiones de la Tríada, y en parte, de China. "Desarrollo" es una noción de origen estadounidense que hoy ya se emplea poco, como no se habla tampoco de "economía mixta", sino apenas -hasta hace algún tiempo- de "países emergentes", por lo que se ha renunciado a una mejora endógena de la vida. Parte del problema apareció desde los años '80 con la hipoteca de la mejora en la periferia a raíz del endeudamiento externo, por lo que había que ponerse a vender lo que hubiera en la casa; en éso llegó la apertura china y la del Este europeo, para competir todos en la periferia por las mercancías y las inversiones de la Tríada. A reserva de determinar el papel de China, el "Sur" o, si se prefiere, la periferia, no tiene futuro de progreso en términos económicos, en el sentido de mayor igualdad con la Tríada o de mejora y equidad INTERNAS. De ahí una regresión tras otra. (da click en el botón de reproducción)



YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...