Nunca como ahora se habían utilizado palabras sin mayor atención a su significado.
"Occidente", ya hubo ocasión de explicarlo, es una noción de la Guerra Fría para ser contrapuesto al "oriental bolchevismo", dado por equivalente de barbarie. "Occidente colectivo" como fuente de agresión al resto del mundo carece de sentido: ni África ni América Latina, que son parte de Occidente, agreden a nadie. "Occidente liberal" supondría que persista el liberalismo, pero se acabó en gran medida en el siglo XIX, pese a que algunas democracias europeas se llamaran a sí mismas "liberales" también durante la Guerra Fría, para dar por sentada la falta de libertad en los países socialistas. "Democracia liberal" es tan vago como "economía de mercado", palabra inventada durante la Guerra Fría para ser contrapuesta al estatismo socialista. El llamado "neoliberalismo" surgió en el siglo XX y no es lo mismo que el liberalismo de finales del siglo XVIII o de principios del XIX. El "neoliberalismo" surgió como un furibundo anticolectivismo. Hoy suele rechazarse el "neoliberalismo" en búsqueda de "otro capitalismo" (el progresista, palabra tomada del pasado, cuando el comunismo como fuerza política hablaba de aliarse "con todas las fuerzas progresistas": son las que quedan, menos las fuerzas comunistas, y dentro del marco capitalista). Como parte de lo heredado, ya ha habido ocasión de decir que la admiración por China es moda intelectual que se remonta a 1960, año de la ruptura sino-soviética y de comienzo de festejos al maoísmo.
El grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es una invención financiera para aprovechar la apertura de "mercados emergentes", para el consumo de mercancías de la Tríada (Estados Unidos, Unión Europea, Japón) e inversiones de ésta. Más allá de que el peso fuerte del grupo lo tiene China, hay tres países que no son "polos" de gran cosa: Brasil no es una potencia regional, como tampoco Sudáfrica, cuya inclusión en el grupo es un misterio, e India, encerrada en sus problemas internos. Con la excepción de China, Brasil comercia básicamente con Estados Unidos y la UE (en particular Alemania, España y Países Bajos), y tangencialmente con Argentina. Brasil no es el "subimperialismo" que se pretendía en tiempos de la dictadura. Salvo por India y China, Sudáfrica se orienta a Estados Unidos y Alemania, y ni siquiera es un polo regional de atracción (África Austral): no lo es para Angola y ni siquiera plenamente para Botsuana, Zambia y Mozambique (salvo Namibia). India, más allá de China, tiene como principal socio a Estados Unidos y alguno que otro europeo, y tangencialmente a Bangladesh. El "subimperialismo" sudafricano es cosa del pasado. China sí es un polo regional muy fuerte en el Pacífico asiático, y Rusia lo es en el EEE (Espacio Económico Euroasiático) en particular por la atracción sobre Belarús, Kazajistán y una parte del Caúcaso y del Asia Central, aunque no es el principal socio de estos países,, salvo en el caso de Belarús (China y la UE han ganado bastante lugar en estas regiones, desplazando a los rusos). En el sentido descrito, el "polo" ruso ha ido disminuyendo. Si los BRICS son la base de un "mundo multipolar", ¿cómo se entienden los polos? Porque ni siquiera todo el sudeste asiático tiene por principal polo de atracción a China, a diferencia de ambas Coreas y Japón.
A lo sumo, la "mutipolaridad" puede entenderse de otro modo, como tendencia de bastantes países -en particular en África, Asia y la periferia de Rusia- a diversificar sus socios, para lo que hay que hacer notar la fuerte presencia china. Los más recientes incorporados al grupo BRICS no son polos de nada: Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Varios parecen una influencia económica china más. Lo dicho difiere en buena medida de la aspiración rusa: una multipolaridad entre países soberanos. Es a lo sumo cierta soberanía política con fuerte dependencia económica. Ninguno de los incorporados es "polo" de nada, no a nivel regional. Lo más notorio, a nivel general, es sobre todo el avance comercial chino. Lo que también se desprende de lo dicho es que, si se considera a China país "intermedio", las relaciones que imperan son las verticales y raramente horizontales, por lo que el "Sur global" está muy fragmentado, por notorio CONTRASTE CON LA TRÍADA. El "Sur", entendido como noción no geográfica (dada la ubicación de Australia), por su fragmentación, es una noción más de la Guerra Fría (Diálogo Norte-Sur, No Alineados, etcétera). Con la desaparición de la Unión Soviética, se considera dada vuelta atrás la página, mientras se habla con fuertes ecos del pasado: "Occidente", "Sur", "mercado", "democracias liberales", etcétera. Lo nuevo es el ascenso chino y la tendencia a la diversificación de los vínculos externos, pero, salvo en gran medida en Rusia, también la tendencia a orientarse al exterior habiendo dejado de lado la soberanía integral para contar con fuerzas propias. Es en parte el problema que algunos quisieran revertir en Estados Unidos y que China parece promover, en asociación con el globalismo, por lo que nadie le critica al país asiático su régimen.
Como salvo en formas de apertura al exterior (sobre todo por China, lo que habla de "G-2" entre la Tríada y China) no hay ninguna multipolaridad, algunos la quieren encontrar en algún "pasado ancestral", que llevaría a la convergencia de culturas de un mismo origen; dejando de lado la "razón cultural" y sus peligros, o la manera de cada uno de creerse Samuel Huntington, con la pena, pero no es nuevo: el panafricanismo o el panarabismo de los que no queda nada, el "panamericanismo" fallido de México (tratándose de una aberración cultural), el "panturquismo"...Si se hiciera caso de lo mediático en boga, resulta que el mundo está inaugurando cada día una "gran Era", y lleno de quienes asisten así como se va a apostar a un casino, al hipódromo, a la quiniela, o a una página de "sociales" para ver quién aparece con quién y en dónde. A cada cuál más entusiasta con sus cálculos y su baraja (da click en el botón de reproducción).