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domingo, 20 de julio de 2025

LO SUYO ES MENTAL

 Con Rusia, pese a ciertos ecos del pasado, no se trata de parar alguna supuesta amenaza, puesto que este país ha visto más bien encogerse su periferia o lo que durante un tiempo fue llamado el "extranjero cercano". Lo acaba de reconfirmar el movimiento de tropas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) hacia Moldavia, luego del alejamiento de Azerbaiyán y el acercamiento de este último con Armenia. Si se tratara de trazar flechas en un mapa, tienen casi siempre una dirección inequívoca: van HACIA Rusia, no parten DE Rusia, salvo en el caso limitado del Este ex ucraniano. Como ya se ha dicho, los ataques de Ucrania van HACIA Rusia, no hacia el Donbás o Crimea. Ya no es mucho lo que se puede hacer ante la forma de alegar de la OTAN y la UE (Unión Europea), como si se estuvieran defendiendo.

      Por una parte, se trata de ambición de control y poder, con el rechazo a lo que sea más o menos independiente, hasta donde Rusia lo es y opone la idea de soberanía -como capacidad de tomar decisiones propias- a la dependencia y el vasallaje que supone el "globalismo". Como ya ha habido ocasión de expresarlo, es la personalidad de la época, fomentada por los medios de comunicación masiva más poderosos, que requieren entre otras cosas de una autoimagen no sólo positiva, sino de omnipotencia. Esta es el resultado de carecer de la idea del límite y de creer que todo es cosa de deseo y fantasía ilimitadas, al grado de una suerte de adicción. Esto dificulta por lo demás una correcta evaluación de a quien se tiene enfrente. Es suficiente para alentar errores, a reserva de saber hasta dónde pueden llegar, dejando de lado la teatralidad del presidente estadounidense Donald J. Trump, quien ha decidido mandar a Ucrania armas que no sirven para nada, y dar algunos días a Rusia para cesar hostilidades, como si el árbitro debiera seguir siendo Estados Unidos, sin consultar. El presidente ruso Vladimir Putin ya ha señalado que hay cierto tipo de personalidades con las que no tiene sentido hablar, porque no hay diálogo ni negociación y acuerdo posibles, y únicamente entienden de actos, de preferencia de fuerza.

      Más allá de las dimensiones mediática y militar, de cerco, el problema no tiene gran cosa que ver con el "alma rusa" y su "resistencia" o con alguna supuesta "amenaza". Es otro, rara vez visto por los rusos, y tiene que ver con la larga crisis de un capitalismo que se rige por la necesidad de ganancia (que se mide por una tasa), no por ningún "humanitarismo" que no es "humanidad". No está de más recordar que no ha vuelto a haber una época "dorada" como la excepcional de la segunda posguerra, y, aunque de manera desigual, el capitalismo está en su crisis históricamente más larga, desde finales de los '60, sin recuperación duradera de la tasa de ganancia y con diferencias internas, que explican a alguien como Trump, que representa sectores afectados por la competencia. Los "globalistas", gente de Davos y de las grandes empresas transnacionales, con sede en la Tríada (Estados Unidos, UE, Japón) buscan salir de aprietos ampliando mercados para mercancías y capitales y para obtener recursos naturales y mano de obra, si es posible con ganancias extraordinarias. Parte de las precauciones con China es que se trata de un mercado que se ha abierto. Rusia, en cambio, representa una barrera para llegar, como se trató en los años '90, a inmensos recursos naturales, que son vistos como eventual posibilidad de relanzar la rentabilidad, de accederse a ellos. Es una gigantesca "reserva" -más que la de Ucrania- que permite pensar a algunos en una salida transitoria de la crisis, si se removiera el obstáculo del patriotismo ruso. Es la eterna obsesión que se traduce desde tiempos de la hegemonía británica en la teoría del "corazón del mundo" (Halford MacKinder) a controlar para asegurarse el predominio económico internacional. Los planes para desmembrar Rusia no son un secreto y ya ha habido ocasión de mencionarlos. Gran parte del asunto, entonces, es económico: colocar, de alguna u otra manera, a Rusia en situación de que sus recursos naturales sean un botín para relanzar las ganancias de la Tríada. Es por esto que la flecha va DESDE  EUROPA HACIA RUSIA, AMENAZÁNDOLA, y con eventual presión estadounidense. Alguien debería tomarse la molestia, en vez de discutir asuntos de imagen, de considerar las riquezas gigantescas que encierra Rusia. Según lo admiten diversos portales en la Web, Rusia es "increíblemente rica" en mineral de hierro, níquel, aluminio, cobre, oro, platino, titanio, manganeso, cromo, diamantes, carbón, sal, grafito, roca de fosfato, sales de potasio y, desde luego, en petróleo y gas, además de algunas riquezas agrícolas (como el trigo). ¿De cuándo acá un capitalista no soñaría con hacerse de tanta riqueza?¿O se cree que se está buscando "humanitariamente" salvar a Rusia de una supuesta "autocracia"? La maldad necesita de un objeto, un valor y un espectador: el valor, el de Rusia de no dejar entrar a cualquiera a sus gigantescos recursos; el objeto, estos recursos que son CODICIADOS, como si algún infante no se diera cuenta del papel de la codicia en el capitalismo, y el espectador, los de los medios de comunicación masiva para hacerlos cómplices de un acorralamiento en el que es la fuerza de la OTAN la que pende sobre Rusia, salvo que ya no se quiera ni siquiera mirar un mapa y se esté en la confusión entre Austria y Australia, como lo estaba en 1991 la mexicana TV Azteca entre el Báltico y los Balcanes. La personalidad de la época, en su sensación de omnipotencia, es obtusa e ignorante a la vez.

       Por lo pronto, parte de la apuesta es a las energías renovables y algunas nuevas tecnologías (como la Inteligencia Artificial) para relanzar la tasa de ganancia, aunque con riesgos para la fuerza de trabajo. Como parte de la tentativa de salir de la crisis duradera, está la presión de distintas maneras sobre Rusia para que "implosione" o tenga un gobierno como del de Boris Yeltsin en los '90. El resto es, en parte, un lavado de cerebro al que no le importa ni siquiera desafiar la lógica y que procede como el perverso narcisista, con sus rasgos de psicopatía: estando en el error y dañando, al menor argumento logra colocarse como víctima y objeto de daño, con tal de no admitir ninguna pérdida, porque resulta insoportable. El problema no es Rusia y la víctima no es la Tríada: lo penoso es la propagación de una personalidad que, más allá del miedo y la cobardía, no puede aprender porque no procede por reconocimiento de errores. Así las cosas (da click en el botón de reproducción).



LLAMANDO A TORRE DE CONTROL

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