La reciente tensión en la península coreana fue creada por Estados Unidos, de acuerdo a un plan llamado "The Playbook", y denunciado en los propios Estados Unidos por el periódico The Wall Street Journal, el 3 de abril (Adam Entous y Julian E. Barnes). La columnista Vicky Peláez, de la agencia noticiosa Ria Novosti, ha recordado cuentas claras: el día en que Pyongyang puso un satélite en órbita, India probó un misil balístico, y al poco tiempo Sudcorea hizo lo propio. Desde que fueron fundadas las Naciones Unidas se han hecho dos mil pruebas nucleares (apenas tres fueron norcoreanas). Ah, pero que Kim Jong-un no se eche ni un Pepto.
Norcorea no sirve nada más de distractor. Permite reincidir en los supuestos "argumentos" para creer que el capitalista es el mejor de los mundos y que cualquier otra opción ya está descartada.
¿Socialismo?¿Usted quiere carencias?¿Tarjetas de racionamiento?¿Escasez de papel higiénico?¿Mal humor por las carencias?¿No quiere el 4 por 4?¿Ni a crédito?
¿Usted quiere hambrunas? Las hubo masivas, como el Holodomor que trató de explotar el ucraniano Viktor Yushchenko para lucrar -él- con la desgracia pasada. ¿No sabe que millones han muerto en Norcorea, por hambruna?¿Usted quiere quedarse sin comer o prefiere el pavo de navidad oyendo al presidente decirle que lo protegerá -a usted, con todo y su casita en la pradera- de lo que sea?
¿Usted quiere terror?¿Que por orden de un burócrata anónimo lo vengan a buscar de noche a su casa unos agentes secretos y lo deporten a Siberia o, lo que es peor, a casa de Kim Jong-un en Pyongyang? Vamos: ¿usted tiene apego por la vida y por sus familiares, en particular por sus hijos?¿Ya ha pensado que si el KGB lo arresta, su mascota lo extrañará?
¿Quiere usted a un presidente genocida?¿Otro Pol Pot?¿Convertirse en estadística?¿Un anónimo?
He aquí el plan que pro-Mercado tiene para usted: ¿quiere abundancia o prefiere escasez, represión, y lo que es peor, quedarse en la mediocridad?¿ Y todavía hay quien lo duda? !Usted puede entrar al capitalismo en cómodas mensualidades!
A ver, ya entrados en gastos: ¿usted va a querer su parte de ganancia en el capitalismo o se queda con los costos que son la-esencia-misma-del-socialismo?
Puesto al famoso dilema entre Norcorea y helado de vainilla, el clasemediero occidental no dudará ni un segundo. Entre la escasez y la promesa de reparto en la abundancia -a ver yo qué agarro-, no hay nada que cavilar. Además, cuando usted vaya por el helado de vainilla, se lo venderán preguntándole: "¿cómo se siente usted el día de hoy?". "Psy" lo pondrá a bailar sus pulsiones más recónditas, Kim a marchar: !firmes, abron's!. Vamos: súmese y participe en el capitalismo. !Ya!
Que la disyuntiva no sea real no importa. Como lo ha escrito el ex funcionario estadounidense Paul Craig Roberts, un compatriota se creerá cualquier mentira que sea redituable. Una verdad costosa no la paga nadie en el mercado.
Sea sensato, homb'é: es aquí que se desarrollan las fuerzas productivas, la Tierra de la Gran Promesa. ¿Qué no ve que ése Kim no tiene ni en dónde caerse muerto, y que saca su cuete nomás por unos centavos? Inchi indio.
Mi lista de blogs
lunes, 29 de abril de 2013
martes, 23 de abril de 2013
!GRANDOTE TU RANCHO!
El FBI (Federal Bureau of Investigation) estadounidense fue avisado por autoridades rusas, desde 2011, de las actividades extremistas de Tamerlán Tsarnáev, uno de los (presuntos) autores de los atentados del 15 de abril en el maratón de Boston. Nadie hizo caso de nada, tal vez porque al terrorismo checheno -en particular a Shamil Basaiev, uno de sus líderes- lo ayudó durante un buen tiempo la Central de Inteligencia Americana (CIA), en complicidad con los servicios secretos paquistaníes.
Indignados, como debe de ser, los estadounidenses no tardaron en proponer represalias. En las redes sociales surgieron mensajes como éste: " "la República Checa tiene buena cerveza, lindas mujeres y unos hombres que matan a deportistas". Otro tipo asustado mandó cualquier cantidad de mensajes de texto pidiendo a los estadounidenses no viajar a la República Checa. Uno más soltó en twitter: "!Que la República Checa vaya al diablo! Creo que ahora la bombardearemos".
El resultado de esta historia que según Herman Sadullayev, de Odnako, está como para Tarantino, es que el embajador checo en Estados Unidos, Petr Gandalovic (con una sola "l"), tuvo que explicar que la República Checa está en Europa Central y que Chechenia, otra cosa, es parte de la Federación Rusa. Gandalovic (con una sola "l") pidió que no se hable de bombardear a su país. Sadullayev ha escrito: "en la República Checa son muy afortunados de que en Estados Unidos el presidente no sea George W. Bush".
Dejemos de lado la (no descartable) pista de un nuevo autogol, ahora en Boston. Hace poco, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, mencionó un nuevo país, "Kirzajstán". ¿Porqué no? Bienvenidos a Kirzajstán, amiguitos. Cuando fue increpado, Kerry reivindicó el derecho a la estupidez y agregó que, después de todo, en Estados Unidos hay libertad de expresión. Los camaradas Tsarnaeivich Brothers pueden arguir lo mismo: como hay libertad de expresión -estos chechenos se habían refugiado en Estados Unidos desde hace rato-, pues pusimos la bomba, ¿y qué?.
Como sugiere Sadullayev, la cosa es no salirse del cuento de hadas, ni de CNN, ni del soy-el-ombligo-del-mundo. No falta el que escriba sobre lo grandioso de la aldea global: piensa qué bonito es lo global (ay qué bonito es globaaaal, a las seis de la mañaaaana...), pero se le olvida lo peligroso de ser tan, tan aldeano. Si para seguir en el cuento de hadas hay que bombardear Eslovaquia, adelante. Los propios eslovenos nos lo agradecerán.
Indignados, como debe de ser, los estadounidenses no tardaron en proponer represalias. En las redes sociales surgieron mensajes como éste: " "la República Checa tiene buena cerveza, lindas mujeres y unos hombres que matan a deportistas". Otro tipo asustado mandó cualquier cantidad de mensajes de texto pidiendo a los estadounidenses no viajar a la República Checa. Uno más soltó en twitter: "!Que la República Checa vaya al diablo! Creo que ahora la bombardearemos".
El resultado de esta historia que según Herman Sadullayev, de Odnako, está como para Tarantino, es que el embajador checo en Estados Unidos, Petr Gandalovic (con una sola "l"), tuvo que explicar que la República Checa está en Europa Central y que Chechenia, otra cosa, es parte de la Federación Rusa. Gandalovic (con una sola "l") pidió que no se hable de bombardear a su país. Sadullayev ha escrito: "en la República Checa son muy afortunados de que en Estados Unidos el presidente no sea George W. Bush".
Dejemos de lado la (no descartable) pista de un nuevo autogol, ahora en Boston. Hace poco, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, mencionó un nuevo país, "Kirzajstán". ¿Porqué no? Bienvenidos a Kirzajstán, amiguitos. Cuando fue increpado, Kerry reivindicó el derecho a la estupidez y agregó que, después de todo, en Estados Unidos hay libertad de expresión. Los camaradas Tsarnaeivich Brothers pueden arguir lo mismo: como hay libertad de expresión -estos chechenos se habían refugiado en Estados Unidos desde hace rato-, pues pusimos la bomba, ¿y qué?.
Como sugiere Sadullayev, la cosa es no salirse del cuento de hadas, ni de CNN, ni del soy-el-ombligo-del-mundo. No falta el que escriba sobre lo grandioso de la aldea global: piensa qué bonito es lo global (ay qué bonito es globaaaal, a las seis de la mañaaaana...), pero se le olvida lo peligroso de ser tan, tan aldeano. Si para seguir en el cuento de hadas hay que bombardear Eslovaquia, adelante. Los propios eslovenos nos lo agradecerán.
jueves, 18 de abril de 2013
SIRIA: EL HEROE Y SU HEROINA
Victor Ivanov, director del Servicio Federal ruso de Control de Drogas, acaba de denunciar que la oposición armada en Siria es financiada desde Afganistán.
Si así sucede, es difícil que Estados Unidos no lo sepa, o que no esté incluso interviniendo en el asunto. Hace algún tiempo, el libro "El cártel de Bagram" denunció cómo los estadounidenses organizan desde Afganistán el tráfico de droga, controlándolo.
20 000 mercenarios sirios son financiados por el narcotráfico afgano. Ivanov considera que el crimen transnacional es una amenaza más grave que los talibanes. Lo mismo sucede desde Kosovo, en los Balcanes: es una plataforma de entrada de droga a Europa, y el control de aquélla lo tiene Estados Unidos. Cabe pensar que todo lo señalado es parte de una estrategia de "caos controlado" o, si se quiere, de pudrir a cualquier potencial rival.
En Siria, la Hermandad Musulmana no tiene inconveniente en aliarse con el grupo Frente al-Nusra, que Estados Unidos tiene en una lista de organizaciones terroristas. Es tanto como aliarse con los restos de Al-Qaeda. La Organización del Tratado del Atlántico Norte considera que tal vez sea hora de armar abiertamente al terrorismo sirio. El hecho es que Estados Unidos hace alianzas que son, por decir lo menos, bastante dudosas. Los "combatientes de la libertad" afganos se han convertido en pura heroína.
No se trata de resolver el problema del terrorismo, ni de hacerlo con el del narcotráfico. Los problemas en el sistema actual de "mercado" no se resuelven: se administran, de tal modo que se les extraiga la máxima ganancia y que los costos sean los menores. Es lo mismo con toda perversión y con la vida misma.
Si así sucede, es difícil que Estados Unidos no lo sepa, o que no esté incluso interviniendo en el asunto. Hace algún tiempo, el libro "El cártel de Bagram" denunció cómo los estadounidenses organizan desde Afganistán el tráfico de droga, controlándolo.
20 000 mercenarios sirios son financiados por el narcotráfico afgano. Ivanov considera que el crimen transnacional es una amenaza más grave que los talibanes. Lo mismo sucede desde Kosovo, en los Balcanes: es una plataforma de entrada de droga a Europa, y el control de aquélla lo tiene Estados Unidos. Cabe pensar que todo lo señalado es parte de una estrategia de "caos controlado" o, si se quiere, de pudrir a cualquier potencial rival.
En Siria, la Hermandad Musulmana no tiene inconveniente en aliarse con el grupo Frente al-Nusra, que Estados Unidos tiene en una lista de organizaciones terroristas. Es tanto como aliarse con los restos de Al-Qaeda. La Organización del Tratado del Atlántico Norte considera que tal vez sea hora de armar abiertamente al terrorismo sirio. El hecho es que Estados Unidos hace alianzas que son, por decir lo menos, bastante dudosas. Los "combatientes de la libertad" afganos se han convertido en pura heroína.
No se trata de resolver el problema del terrorismo, ni de hacerlo con el del narcotráfico. Los problemas en el sistema actual de "mercado" no se resuelven: se administran, de tal modo que se les extraiga la máxima ganancia y que los costos sean los menores. Es lo mismo con toda perversión y con la vida misma.
EL GRAN FANFARRON: O DEL EXITO DEL DESHIELO
Robert Robertson ha escrito en su blog (que reproduce el portal de "Odnako") lo que era Nikita Jrushev: desde las veladas en la dacha de Stalin, el futuro líder soviético aparece como un payaso.
Lo más grave del jrushevismo y su deshielo fue la "idea " de "alcanzar y sobrepasar" al capitalismo. Lo que resultó fue -como lo señala Robertson- ponerse a equiparar lo diferente: equiparar, entonces, los objetivos de los dos sistemas, el capitalista y el socialista. ¿Qué había que equiparar? En apariencia, la potencia económica. Sin embargo, Robertson indica: "desde entonces, los indicadores de los dos países (la Unión Soviética y Estados Unidos) (estuvieron) comparando constantemente el nivel de consumo privado". En estas condiciones, se creó lo que Robertson llama el "complejo psicológico correspondiente": que el sovietismo era inferior, en particular en el nivel de vida, entendido -sin más- como capacidad para el consumo. Así, el sovietismo apareció como "escasez" y, de manera curiosa, el capitalismo como promesa de "abundancia para todos", un absurdo. Robertson considera que, colocadas las cosas en este terreno, el socialismo podía aparecer apenas como mala copia del capitalismo. Una copia aburrida, sin entretenimiento (lo que el turismo hacia el Este hizo valer: nuestras fuerzas productivas producen "sensaciones"). Los soviéticos dejaron así de estar orgullosos de su sistema. Comenzaron más bien lo que Robertson llama "miradas envidiosas sobre los Estados Unidos".
En Occidente, salvo excepciones (como Samir Amin, muy crítico de ese objetivo de "alcanzar y sobrepasar"), este jrushevismo facilitó -incluso entre miembros de partidos comunistas- la aparición de una tesis que dió al capitalismo por superior: suele confundirse aquí consumo y desarrollo de las fuerzas productivas (se equipara por lo demás fuerzas productivas a técnica o a medios de producción). ¿Qué se decía? Que el capitalismo todavía tenía muchos recursos, y que había que "alcanzarlo". Los conversos del deshielo ciertamente "alcanzaron", o más bien dicho, les "alcanzó" y el proceso les hizo justicia: para ellos y para sus familias.
En el ex soviético, la costumbre fue la de ponerse a denigrar lo propio y perdura hasta hoy: consiste en escupirle al ruso por lo que sea y con el "argumento" que sea, prosiguiendo con ese "complejo psicológico" del que habla Robertson.
El asunto de clase está olvidado y ahogado en la Gran Fraternidad Universal que es la clase media: el capitalismo es superior por el consumo (la gran diversidad de productos), los niveles de servicio y el ocio, y el trabajo importa muy poco. El impacto psicológico y cognitivo -como lo llama Robertson- de estas "ideas" no se puede omitir, y ha liquidado toda posibilidad de que sea hegemónica una contracultura que existe, pero que se tiene que aguantar la insistente agresión del clasemediero del que, como de Jrushev, hay que estarse preguntando a cada momento si es fanfarrón, o si es blofeo que pone empeño en una mala fe -fe en la comodidad- apenas disimulada.
Lo más grave del jrushevismo y su deshielo fue la "idea " de "alcanzar y sobrepasar" al capitalismo. Lo que resultó fue -como lo señala Robertson- ponerse a equiparar lo diferente: equiparar, entonces, los objetivos de los dos sistemas, el capitalista y el socialista. ¿Qué había que equiparar? En apariencia, la potencia económica. Sin embargo, Robertson indica: "desde entonces, los indicadores de los dos países (la Unión Soviética y Estados Unidos) (estuvieron) comparando constantemente el nivel de consumo privado". En estas condiciones, se creó lo que Robertson llama el "complejo psicológico correspondiente": que el sovietismo era inferior, en particular en el nivel de vida, entendido -sin más- como capacidad para el consumo. Así, el sovietismo apareció como "escasez" y, de manera curiosa, el capitalismo como promesa de "abundancia para todos", un absurdo. Robertson considera que, colocadas las cosas en este terreno, el socialismo podía aparecer apenas como mala copia del capitalismo. Una copia aburrida, sin entretenimiento (lo que el turismo hacia el Este hizo valer: nuestras fuerzas productivas producen "sensaciones"). Los soviéticos dejaron así de estar orgullosos de su sistema. Comenzaron más bien lo que Robertson llama "miradas envidiosas sobre los Estados Unidos".
En Occidente, salvo excepciones (como Samir Amin, muy crítico de ese objetivo de "alcanzar y sobrepasar"), este jrushevismo facilitó -incluso entre miembros de partidos comunistas- la aparición de una tesis que dió al capitalismo por superior: suele confundirse aquí consumo y desarrollo de las fuerzas productivas (se equipara por lo demás fuerzas productivas a técnica o a medios de producción). ¿Qué se decía? Que el capitalismo todavía tenía muchos recursos, y que había que "alcanzarlo". Los conversos del deshielo ciertamente "alcanzaron", o más bien dicho, les "alcanzó" y el proceso les hizo justicia: para ellos y para sus familias.
En el ex soviético, la costumbre fue la de ponerse a denigrar lo propio y perdura hasta hoy: consiste en escupirle al ruso por lo que sea y con el "argumento" que sea, prosiguiendo con ese "complejo psicológico" del que habla Robertson.
El asunto de clase está olvidado y ahogado en la Gran Fraternidad Universal que es la clase media: el capitalismo es superior por el consumo (la gran diversidad de productos), los niveles de servicio y el ocio, y el trabajo importa muy poco. El impacto psicológico y cognitivo -como lo llama Robertson- de estas "ideas" no se puede omitir, y ha liquidado toda posibilidad de que sea hegemónica una contracultura que existe, pero que se tiene que aguantar la insistente agresión del clasemediero del que, como de Jrushev, hay que estarse preguntando a cada momento si es fanfarrón, o si es blofeo que pone empeño en una mala fe -fe en la comodidad- apenas disimulada.
domingo, 14 de abril de 2013
PERLITAS DEL DESHIELO
Nikita Jrushev fue un genio. Hasta sería posible llamarlo "cachorro de la Revolución". Hizo del deshielo algo que permitiera una "derrama" de los beneficios del "desarrollo de las fuerzas productivas". Tan es así que el sovietismo se convirtió para más de uno no en mérito, sino en "reparto", en "oportunidades para todos" y la Revolución convertida en hacerse justicia por cuenta propia (entiéndase que para el bolsillo particular, a costa del Estado).
En la Unión Soviética, desde tiempos de Lenin, la corrupción era duramente penada. El 8 de mayo de 1918 (poco menos de un año después de la Revolución de Octubre), se promulgó un decreto sobre el soborno: era considerado un delito. Ya creada la Unión Soviética, el Codigo Penal de 1922 estableció la pena de fusilamiento por este delito. No había modo de "arreglarse", de "motivar el asunto" ni nada parecido. Por cierto, la corrupción es un fenómeno que venía de tiempos zaristas (puesto que se decidió penar el soborno en 1918).
Jrushev, en cambio, descongeló este asunto. Envió una directiva interna a los órganos de seguridad del Estado, al KGB, para que todas las pruebas comprometedoras sobre corrupción entre los dirigentes del Partido Comunista, desde secretarios regionales hacia arriba, fueran destruidas en el lugar. Los apparatchiks quedaron así fuera de control, y la población fue invitada a "engrasar" este modo muy peculiar de desarrollar las fuerzas productivas. Comunismo se convirtió así en equivalente de carrierismo, oportunismo y otras linduras justificadas en nombre de un futuro luminoso para todos, pero todititos, mediante este modo de repartir sin relación ninguna con el mérito. !Ve y trinca!
En la Unión Soviética, desde tiempos de Lenin, la corrupción era duramente penada. El 8 de mayo de 1918 (poco menos de un año después de la Revolución de Octubre), se promulgó un decreto sobre el soborno: era considerado un delito. Ya creada la Unión Soviética, el Codigo Penal de 1922 estableció la pena de fusilamiento por este delito. No había modo de "arreglarse", de "motivar el asunto" ni nada parecido. Por cierto, la corrupción es un fenómeno que venía de tiempos zaristas (puesto que se decidió penar el soborno en 1918).
Jrushev, en cambio, descongeló este asunto. Envió una directiva interna a los órganos de seguridad del Estado, al KGB, para que todas las pruebas comprometedoras sobre corrupción entre los dirigentes del Partido Comunista, desde secretarios regionales hacia arriba, fueran destruidas en el lugar. Los apparatchiks quedaron así fuera de control, y la población fue invitada a "engrasar" este modo muy peculiar de desarrollar las fuerzas productivas. Comunismo se convirtió así en equivalente de carrierismo, oportunismo y otras linduras justificadas en nombre de un futuro luminoso para todos, pero todititos, mediante este modo de repartir sin relación ninguna con el mérito. !Ve y trinca!
sábado, 13 de abril de 2013
SOVIETISMO QUE SOBREVIVE
Como lo explicó oportunamente en su blog Alexandre Latsa (Dissonance), no es mucho lo que los llamados "oligarcas" pueden conseguir en Rusia, y el actual presidente ruso, Vladimir Putin, no está dispuesto a ir a rescatarlos en Chipre.
Mijaíl Projórov, el rico, no fue muy lejos en las elecciones presidenciales rusas del año pasado: cerca de 20 % de los votos en Moscú (hoy en parte convertida en ciudad de "moscoburgueses") y alrededor de 15 % en San Petersburgo. La segunda fuerza detrás de Putin sigue siendo el Partido Comunista de la Federación Rusa, que da visos de estancamiento y es ante todo otra variante del sovietismo. El rechazo al enriquecimiento rápido, tonto y ostentoso -a los nuevos ricos- no es menor: existe.
Si el comunismo no entusiasma mayormente en Rusia, otra cosa es el sovietismo. La Rusia de provincia y de las pequeñas y medianas ciudades -no del todo alejada del pasado aldeano- vota abrumadoramente por Putin, lo que es tanto como votar por la continuación del estilo soviético y los resultados positivos que tuvo -ya que existieron, aún en las dificultades y las contradicciones graves desde Jrushev. Es ciertamente un voto conservador, aunque no asunto de privilegios, puesto que esta Rusia ha sufrido los embates de la crisis. Es un voto menos urbanizado, a caballo entre el campo y la ciudad, y también un voto de la "clase media", muy extendida (70 % de los centros urbanos rusos se crearon a partir de los años '30 y suelen estar bastante sovietizados). Es igualmente un voto con un ingrediente popular. Lo que parece esperar este voto es que Rusia se mantenga bien, pero sin medrar, ni nada parecido: algunos valores perduran. No hay que buscar mucho para encontrarlos en este sector entre rural y citadino, no demasiado europeizado ni americanizado, aunque la agresión pseudocultural estadounidense está presente. Todo parece indicar que el sovietismo sobrevivió a los terribles años '90, a los errores de Gorbachov y al festín-agarra-el-botín de Yeltsin. No parece que toda Rusia haya seguido el rumbo de los parásitos que buscaban imponerse en los '90.
Mijaíl Projórov, el rico, no fue muy lejos en las elecciones presidenciales rusas del año pasado: cerca de 20 % de los votos en Moscú (hoy en parte convertida en ciudad de "moscoburgueses") y alrededor de 15 % en San Petersburgo. La segunda fuerza detrás de Putin sigue siendo el Partido Comunista de la Federación Rusa, que da visos de estancamiento y es ante todo otra variante del sovietismo. El rechazo al enriquecimiento rápido, tonto y ostentoso -a los nuevos ricos- no es menor: existe.
Si el comunismo no entusiasma mayormente en Rusia, otra cosa es el sovietismo. La Rusia de provincia y de las pequeñas y medianas ciudades -no del todo alejada del pasado aldeano- vota abrumadoramente por Putin, lo que es tanto como votar por la continuación del estilo soviético y los resultados positivos que tuvo -ya que existieron, aún en las dificultades y las contradicciones graves desde Jrushev. Es ciertamente un voto conservador, aunque no asunto de privilegios, puesto que esta Rusia ha sufrido los embates de la crisis. Es un voto menos urbanizado, a caballo entre el campo y la ciudad, y también un voto de la "clase media", muy extendida (70 % de los centros urbanos rusos se crearon a partir de los años '30 y suelen estar bastante sovietizados). Es igualmente un voto con un ingrediente popular. Lo que parece esperar este voto es que Rusia se mantenga bien, pero sin medrar, ni nada parecido: algunos valores perduran. No hay que buscar mucho para encontrarlos en este sector entre rural y citadino, no demasiado europeizado ni americanizado, aunque la agresión pseudocultural estadounidense está presente. Todo parece indicar que el sovietismo sobrevivió a los terribles años '90, a los errores de Gorbachov y al festín-agarra-el-botín de Yeltsin. No parece que toda Rusia haya seguido el rumbo de los parásitos que buscaban imponerse en los '90.
viernes, 12 de abril de 2013
CHECA AL CHECO, CHICO
De vuelta del Congo y poco tiempo antes de irse a Bolivia, el "Che" Guevara estuvo cinco meses en Checoslovaquia, de incógnito, no muy lejos de la capital de ese país, Praga.
Es un tanto extraño que el guerrillero argentino-cubano haya optado por la clandestinidad. Checoslovaquia era un país que podía considerarse en ese entonces muy amistoso hacia Cuba, como parte del bloque socialista. Ciertamente, el "Che" no parece haberse enamorado de Praga: todo le pareció "aburrido", "gris y sin vida", alejado del socialismo.
Sin embargo, los motivos de la clandestinidad fueron otros. Según Néstor Kohan ("Con la sangre en las venas", Ocean Sur, 2008), Guevara tenía la idea de que, ya para 1966, Checoslovaquia era un nido de agentes de la CIA (Central de Agencia Americana). Según el "Che", si los checos sabían de la estadía, "lo sabría la CIA". Observa Kohan: "que la inteligencia estadounidense había penetrado el muro en Checoslovaquia no constituye una sospecha ingenua o paranoica".
Casi no pasó tiempo entre el tránsito de Guevara por Checoslovaquia y la Primavera de Praga, en 1968. Puede pensarse que este suceso ocurrió porque, como el Che, los checoeslovacos estaban aburridísimos y, con tal de divertirse un poco, provocaron a los soviéticos. Había que ponerle salsa al asunto, para que no fuera ni gris, ni aburrido.
Sucede que tal vez los agentes de la CIA pensaban...!exactamente igual!. No es que la Primavera de Praga haya sido un "compló": pero sería raro que, entre 1966 y 1968, la CIA haya dejado de considerar a Checoslovaquia como un blanco importante. Al menos que, muerto el Che en 1967, los agentes se hayan ido.
Así, es posible pensar que la CIA había infestado Checoslovaquia para buscar al Che en los pueblos de Bohemia, Moravia o Eslovaquia. No es lo que dice Kohan. Entonces, la CIA estaba para otras cosas más: si se quedó y no evacuó a toda su gente en 1967, es posible pensar que alguna relación hay entre lo observado por el "Che" -salvo que lo declaremos totalmente paranoico- y la Primavera de Praga. Si cabe la lógica, no queda más que sostener que Guevara alucinaba, o abrir la hipótesis de que sus sospechas eran más que fundadas -como lo sugiere Kohan. Y entonces aparece el espectro de una provocación en el año 1968 (en el que se juntan el deshielo y la "revolución" juvenil), así sea aprovechando el hartazgo con lo gris y aburrido.
Au choix. Hay aquí dos modos de volverse chiflis.
Es un tanto extraño que el guerrillero argentino-cubano haya optado por la clandestinidad. Checoslovaquia era un país que podía considerarse en ese entonces muy amistoso hacia Cuba, como parte del bloque socialista. Ciertamente, el "Che" no parece haberse enamorado de Praga: todo le pareció "aburrido", "gris y sin vida", alejado del socialismo.
Sin embargo, los motivos de la clandestinidad fueron otros. Según Néstor Kohan ("Con la sangre en las venas", Ocean Sur, 2008), Guevara tenía la idea de que, ya para 1966, Checoslovaquia era un nido de agentes de la CIA (Central de Agencia Americana). Según el "Che", si los checos sabían de la estadía, "lo sabría la CIA". Observa Kohan: "que la inteligencia estadounidense había penetrado el muro en Checoslovaquia no constituye una sospecha ingenua o paranoica".
Casi no pasó tiempo entre el tránsito de Guevara por Checoslovaquia y la Primavera de Praga, en 1968. Puede pensarse que este suceso ocurrió porque, como el Che, los checoeslovacos estaban aburridísimos y, con tal de divertirse un poco, provocaron a los soviéticos. Había que ponerle salsa al asunto, para que no fuera ni gris, ni aburrido.
Sucede que tal vez los agentes de la CIA pensaban...!exactamente igual!. No es que la Primavera de Praga haya sido un "compló": pero sería raro que, entre 1966 y 1968, la CIA haya dejado de considerar a Checoslovaquia como un blanco importante. Al menos que, muerto el Che en 1967, los agentes se hayan ido.
Así, es posible pensar que la CIA había infestado Checoslovaquia para buscar al Che en los pueblos de Bohemia, Moravia o Eslovaquia. No es lo que dice Kohan. Entonces, la CIA estaba para otras cosas más: si se quedó y no evacuó a toda su gente en 1967, es posible pensar que alguna relación hay entre lo observado por el "Che" -salvo que lo declaremos totalmente paranoico- y la Primavera de Praga. Si cabe la lógica, no queda más que sostener que Guevara alucinaba, o abrir la hipótesis de que sus sospechas eran más que fundadas -como lo sugiere Kohan. Y entonces aparece el espectro de una provocación en el año 1968 (en el que se juntan el deshielo y la "revolución" juvenil), así sea aprovechando el hartazgo con lo gris y aburrido.
Au choix. Hay aquí dos modos de volverse chiflis.
MAYO DEL 68, O DE COMO SE REMOVIO LA LOSA ESTALINISTA
El mayo del 68 francés, el de los grandes de este mundo (los hijos de papá), resulta ser una "revolución" que removió la "losa estalinista". Vaya, he aquí como sucedió.
Francia no estaba dirigida en mayo de 68 por Stalin, sino por Charles De Gaulle. En 1966, De Gaulle había abandonado la estructura militar de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y el general era europeísta, partidario de una Europa "del Atlántico a los Urales", con la menor injerencia posible de Washington. Es algo que nunca interesó mayormente a una izquierda latinoamericana más cercana a los socialistas.
De Gaulle defendió a Latinoamérica (discurso de 1964 y gira por varios países de la región), se declaró partidario de la independencia de Québec, vió con buenos ojos la independencia de Argelia, prefirió Palestina a Israel, y lo más importante, buscó defender el patrón oro frente a los privilegios exorbitantes del dólar. Así, política, militar y económicamente hablando, es posible pensar que el general estorbaba. A Estados Unidos, claro. ¿Tal vez fuera razón suficiente para declararlo autoritario?
De Gaulle se tambaleó con una gigantesca huelga obrera, pero el trabajito lo hicieron los hijos de papá (entre ellos, quienes, como Bernard Kouchner y otros, son hoy los adalides de un tipo de humanitarismo que suele preceder a las agresiones contra países del Tercer Mundo, o antiguos No Alineados, como lo fuera Yugoslavia). De Gaulle finalmente cayó en 1969 y llegó Georges Pompidou: un gerente de bancos de la familia Rothschild, para más señas.
Qué tiene que ver lo sucedido -en los hechos- con el remozamiento de la izquierda, alguna supuesta "revolución" y el antiestalinismo, ni idea. Los hijos de papi, eso sí, parecen haber epatado a más de un intelectual. Pero más bien ocurrió que los partidos comunistas europeos occidentales fuertes (Francia, Italia) se fueron quedando sin jóvenes: qué curioso, enajenarlos -si era necesario, con droga- era el objetivo de operaciones estadounidenses como MK-Ultra y Operación Chaos. Resulta que quien se cayó fue quien se oponía a los designios estadounidenses en Europa y en otras latitudes, Latinoamérica incluida. Qué importa: estos jóvenes removieron la losa estalinista (¿por trotskistas o por maoístas?) y es lo que cuenta, aunque no tenga nada que ver con los hechos ni con la Historia. Yo, la verdad, escribo para mis cuates, no para considerar el principio de realidad. Por algo soy cuentista social: cada quien su relato o su narrativa.
Francia no estaba dirigida en mayo de 68 por Stalin, sino por Charles De Gaulle. En 1966, De Gaulle había abandonado la estructura militar de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y el general era europeísta, partidario de una Europa "del Atlántico a los Urales", con la menor injerencia posible de Washington. Es algo que nunca interesó mayormente a una izquierda latinoamericana más cercana a los socialistas.
De Gaulle defendió a Latinoamérica (discurso de 1964 y gira por varios países de la región), se declaró partidario de la independencia de Québec, vió con buenos ojos la independencia de Argelia, prefirió Palestina a Israel, y lo más importante, buscó defender el patrón oro frente a los privilegios exorbitantes del dólar. Así, política, militar y económicamente hablando, es posible pensar que el general estorbaba. A Estados Unidos, claro. ¿Tal vez fuera razón suficiente para declararlo autoritario?
De Gaulle se tambaleó con una gigantesca huelga obrera, pero el trabajito lo hicieron los hijos de papá (entre ellos, quienes, como Bernard Kouchner y otros, son hoy los adalides de un tipo de humanitarismo que suele preceder a las agresiones contra países del Tercer Mundo, o antiguos No Alineados, como lo fuera Yugoslavia). De Gaulle finalmente cayó en 1969 y llegó Georges Pompidou: un gerente de bancos de la familia Rothschild, para más señas.
Qué tiene que ver lo sucedido -en los hechos- con el remozamiento de la izquierda, alguna supuesta "revolución" y el antiestalinismo, ni idea. Los hijos de papi, eso sí, parecen haber epatado a más de un intelectual. Pero más bien ocurrió que los partidos comunistas europeos occidentales fuertes (Francia, Italia) se fueron quedando sin jóvenes: qué curioso, enajenarlos -si era necesario, con droga- era el objetivo de operaciones estadounidenses como MK-Ultra y Operación Chaos. Resulta que quien se cayó fue quien se oponía a los designios estadounidenses en Europa y en otras latitudes, Latinoamérica incluida. Qué importa: estos jóvenes removieron la losa estalinista (¿por trotskistas o por maoístas?) y es lo que cuenta, aunque no tenga nada que ver con los hechos ni con la Historia. Yo, la verdad, escribo para mis cuates, no para considerar el principio de realidad. Por algo soy cuentista social: cada quien su relato o su narrativa.
LA CULTURA, UNA COSA MUY NOSTRA
El reflejo contra el europeo -sobre todo, si es francés "críptico" (muy "teórico" o "ideológico") o si es "francesita diabólica"- es, en el latinoamericano, una forma de odiar la autonomía individual, y puede que hasta la colectiva. No es el europeo o el francés lo que descalificamos: es la osadía de la voz propia y de la discrepancia, el hecho de "atreverse" a tener personalidad independiente, el no ser un muégano más. Por lo mismo, siempre estamos bien atrincherados en un "nosotros" desde el que tiramos piedras y escondemos la mano, la propia o la de quien nos presta la piedra y al que le hacemos el favor. "Lo nuestro" es echar montón, y la "intelectualidad nostra" no habla, sino que "es hablada". Es el espíritu por el cual habla la raza.
Por lo general, hablamos mal del europeo y su "racionalismo" -frío, cartesiano, tan incapaz de comprendernos en nuestro tropicalismo- de un modo que no usamos contra el estadounidense (siempre lo hemos dicho: es "nuestro" imperio y "Jimmy" Carter, "nuestro" amigo). Vaya reflejo: es el del criollo supuestamente precursor de "nuestra" nacionalidad que se formó en el siglo XVII, que tiene un espíritu muy propio de los Austrias y, claro está, que se encuentra siempre listo para la agresión contra el Borbón, o para sacar el fuero contra un Bonaparte. Es apenas la contraparte del porfiriano que cree que Francia es asunto de perfumes, de salones cortesanos, de sabrá Dios qué Mme de Pompadour y de Belle Epoque, no más. O amamos u odiamos al fantasma que hemos hecho a conveniencia. Es autoengaño, la ignorancia con aires de Felipe II.
El fascista, cuando oía la palabra cultura, sacaba el revólver. A nosotros, tan dados al revólver, por lo demás, nos place sacar la cultura -la "nuestra"- a la menor discrepancia o al menor asomo de distancia, al menor atisbo de que pudiéramos haber cometido un pequeño error, o de que alguien pudiera contradecirnos. Se acabó la discusión: en materia de una cultura que entendemos -mal- como asunto racial (aunque algunos piensan que la cosa es de cocina), no hay nada que argumentar. Es tu gusto contra el mío, frío frío, como agua del río, o caliente, como agua de la fuente -sí, Juan Luis Guerra metido a teórico de sabrá Dios qué contracultura. Decirle al otro que es "europeo" es descalificarlo de entrada: no importa "qué" tu sabes; importa, chico, "quién" tu sabes...
Descalificar, vaya, es tenernos en aprecio porque al otro lo despreciamos. Me evalúo y me avalúo porque te devalúo (babalúo ayé...). Yo estoy bien, (porque) tu estás mal. A partir de aquí -sumando a los Austrias este reflejo de clasemediero estadounidense que se siente superior a cualquiera por el simple hecho de fijar el tipo de cambio-, cuando hablamos de iniciativas, de tenerlas para ganar partidas y de calcular para lanzarnos, ya lo hemos dicho todo, con nuestra cultura de notario de puerto bananero metido a rastacuer: yo juego con ventaja o no juego. Le llamamos "margen de maniobra" a este sistemático querer aparecerse a las barajas marcando las cartas, y "cultura" a este modo de ser ventajero, de llegar en bola, de ser mitotero y de no respetar al de la voz. Nos pintamos solos y como montoneros, mientras creemos pintar al otro porque está solo. En la pared.
Por lo general, hablamos mal del europeo y su "racionalismo" -frío, cartesiano, tan incapaz de comprendernos en nuestro tropicalismo- de un modo que no usamos contra el estadounidense (siempre lo hemos dicho: es "nuestro" imperio y "Jimmy" Carter, "nuestro" amigo). Vaya reflejo: es el del criollo supuestamente precursor de "nuestra" nacionalidad que se formó en el siglo XVII, que tiene un espíritu muy propio de los Austrias y, claro está, que se encuentra siempre listo para la agresión contra el Borbón, o para sacar el fuero contra un Bonaparte. Es apenas la contraparte del porfiriano que cree que Francia es asunto de perfumes, de salones cortesanos, de sabrá Dios qué Mme de Pompadour y de Belle Epoque, no más. O amamos u odiamos al fantasma que hemos hecho a conveniencia. Es autoengaño, la ignorancia con aires de Felipe II.
El fascista, cuando oía la palabra cultura, sacaba el revólver. A nosotros, tan dados al revólver, por lo demás, nos place sacar la cultura -la "nuestra"- a la menor discrepancia o al menor asomo de distancia, al menor atisbo de que pudiéramos haber cometido un pequeño error, o de que alguien pudiera contradecirnos. Se acabó la discusión: en materia de una cultura que entendemos -mal- como asunto racial (aunque algunos piensan que la cosa es de cocina), no hay nada que argumentar. Es tu gusto contra el mío, frío frío, como agua del río, o caliente, como agua de la fuente -sí, Juan Luis Guerra metido a teórico de sabrá Dios qué contracultura. Decirle al otro que es "europeo" es descalificarlo de entrada: no importa "qué" tu sabes; importa, chico, "quién" tu sabes...
Descalificar, vaya, es tenernos en aprecio porque al otro lo despreciamos. Me evalúo y me avalúo porque te devalúo (babalúo ayé...). Yo estoy bien, (porque) tu estás mal. A partir de aquí -sumando a los Austrias este reflejo de clasemediero estadounidense que se siente superior a cualquiera por el simple hecho de fijar el tipo de cambio-, cuando hablamos de iniciativas, de tenerlas para ganar partidas y de calcular para lanzarnos, ya lo hemos dicho todo, con nuestra cultura de notario de puerto bananero metido a rastacuer: yo juego con ventaja o no juego. Le llamamos "margen de maniobra" a este sistemático querer aparecerse a las barajas marcando las cartas, y "cultura" a este modo de ser ventajero, de llegar en bola, de ser mitotero y de no respetar al de la voz. Nos pintamos solos y como montoneros, mientras creemos pintar al otro porque está solo. En la pared.
lunes, 8 de abril de 2013
LA FAMILIA EX SOVIETICA: ALGUNOS SALDOS
Al final de la segunda guerra mundial, habia en la Union Sovietica un gran deficit de hombres. Este problema se reflejó durante mucho tiempo en la pirámide de edades y no habia terminado de resolverse hasta hace poco. Apenas en los últimos tiempos, la demografía rusa empieza a recuperarse, cuando era de temer una catástrofe mayor, luego de la desaparición de la Union Sovietica.
El déficit de hombres provocó un trauma entre los propios hombres: muchos murieron y otros mas no volvieron bien del frente. Apareció asimismo una extraña competencia entre las mujeres por los hombres, y con ello una contradicción: hombres maltrechos, muchas veces obligados a soportar condiciones muy duras (y a conseguirlo ciertamente con alcohol), pero tratados al mismo tiempo como reyes por las mujeres -habida cuenta de la competencia ya mencionada. La filmografía rusa llego a mostrar este tema, en peliculas como ^Maraton de otoño^ o incluso en ^Estación para dos^. Se abrió la puerta para que el hombre se condujera un poco como aristócrata, pero sin autoridad ante el ^matriarcado ruso^ -retratado por el escritor disidente Serguei Dovlatov.
Apareció también cierta tendencia a sobreproteger a los niños, con tal de que no pasaran privaciones, mucho menos las de sus padres. En la época sovietica, los niños lo eran todo. El niño malcriado y luego el hijo de la nomenclatura -del apparatchik- tal vez creyeron que podían tenerlo todo sin dar demasiado. Las mujeres no son culpables (la guerra esta en el origen del desastre), pero a veces terminaron creando hombres en cierto modo sacrificados, pero también excesivamente mimados y sin autoridad. En la base de la familia, el respeto por el hombre -algo frecuente en el patriarcado- se perdió: el hombre ruso, así fuera grosero o alcohólico, solio ser tratado y perdonado como un niño, un infante. No es raro que una mujer ex soviética crea que el hombre es una especie de niño y que lo trate como tal (aunque no es tan grave como en Estados Unidos, donde suele creerse que el hombre proveedor es la mascota -color sal -y- pimienta- de la casa, una mas, aunque peor tratado que el gato o el perro). Pareciera por momentos que no hay para escoger sino entre el patán y el niño con arranques.
La falta de autoridad masculina -en condiciones de vida muy duras- desembocó también en otra cosa: a la larga, una regresión en la mujer, a veces dispuesta a volver a la insensibilidad y la tontería de los tiempos de la autocracia zarista, como si en esta regresión estuviera alguna forma de libertad (que no de emancipación). Es la mujer que adopta este ^estilo^ aspirando a consumir, tal vez a conseguirse un occidental que la mantenga y denigrando de manera por lo menos torpe al hombre ruso (por cierto, el alcoholismo esta bajando en Rusia de modo muy sensible). Hay algo así como una frustración que no se traduce sin embargo por un revanchismo como el del feminismo occidental: no se trata de tomar el lugar del hombre para dominar (suelen ser asaltos mas sencillos).
El problema estriba en que el lugar del hombre ni siquiera se ve. Y en este asunto, hay un entronque con un mundo occidental pegado de Big Mother, que infantiliza al tipejo siempre y cuando provea, que le perdona cualquier berrinche, que trata al niño como destino del hombre y del Hombre, y que confunde en la mujer feminidad con capricho. Ya no es el Palacio de Invierno: es la mujer Totalmente Palacio, con un marido inútil digno de ^El eterno marido^, de Dostoeivski, y un infante grosero, para el que -igual que para la madre- todo es juguete, ^su cosa^ (^su^ amor, ^su^ vida, ^su^ rey, lo que el otro interpreta como ^su^ pais o ^su^ cultura...). Así terminan algunos llegando al shopping center, aunque es mucho menos grave que en Occidente. Con todo, no es la única tendencia en una demografia que en la ex Union Sovietica -sobre todo en Rusia- esta evolucionando para mejor. No hay tantas Hillarys ni señoronas que lamentar.
El déficit de hombres provocó un trauma entre los propios hombres: muchos murieron y otros mas no volvieron bien del frente. Apareció asimismo una extraña competencia entre las mujeres por los hombres, y con ello una contradicción: hombres maltrechos, muchas veces obligados a soportar condiciones muy duras (y a conseguirlo ciertamente con alcohol), pero tratados al mismo tiempo como reyes por las mujeres -habida cuenta de la competencia ya mencionada. La filmografía rusa llego a mostrar este tema, en peliculas como ^Maraton de otoño^ o incluso en ^Estación para dos^. Se abrió la puerta para que el hombre se condujera un poco como aristócrata, pero sin autoridad ante el ^matriarcado ruso^ -retratado por el escritor disidente Serguei Dovlatov.
Apareció también cierta tendencia a sobreproteger a los niños, con tal de que no pasaran privaciones, mucho menos las de sus padres. En la época sovietica, los niños lo eran todo. El niño malcriado y luego el hijo de la nomenclatura -del apparatchik- tal vez creyeron que podían tenerlo todo sin dar demasiado. Las mujeres no son culpables (la guerra esta en el origen del desastre), pero a veces terminaron creando hombres en cierto modo sacrificados, pero también excesivamente mimados y sin autoridad. En la base de la familia, el respeto por el hombre -algo frecuente en el patriarcado- se perdió: el hombre ruso, así fuera grosero o alcohólico, solio ser tratado y perdonado como un niño, un infante. No es raro que una mujer ex soviética crea que el hombre es una especie de niño y que lo trate como tal (aunque no es tan grave como en Estados Unidos, donde suele creerse que el hombre proveedor es la mascota -color sal -y- pimienta- de la casa, una mas, aunque peor tratado que el gato o el perro). Pareciera por momentos que no hay para escoger sino entre el patán y el niño con arranques.
La falta de autoridad masculina -en condiciones de vida muy duras- desembocó también en otra cosa: a la larga, una regresión en la mujer, a veces dispuesta a volver a la insensibilidad y la tontería de los tiempos de la autocracia zarista, como si en esta regresión estuviera alguna forma de libertad (que no de emancipación). Es la mujer que adopta este ^estilo^ aspirando a consumir, tal vez a conseguirse un occidental que la mantenga y denigrando de manera por lo menos torpe al hombre ruso (por cierto, el alcoholismo esta bajando en Rusia de modo muy sensible). Hay algo así como una frustración que no se traduce sin embargo por un revanchismo como el del feminismo occidental: no se trata de tomar el lugar del hombre para dominar (suelen ser asaltos mas sencillos).
El problema estriba en que el lugar del hombre ni siquiera se ve. Y en este asunto, hay un entronque con un mundo occidental pegado de Big Mother, que infantiliza al tipejo siempre y cuando provea, que le perdona cualquier berrinche, que trata al niño como destino del hombre y del Hombre, y que confunde en la mujer feminidad con capricho. Ya no es el Palacio de Invierno: es la mujer Totalmente Palacio, con un marido inútil digno de ^El eterno marido^, de Dostoeivski, y un infante grosero, para el que -igual que para la madre- todo es juguete, ^su cosa^ (^su^ amor, ^su^ vida, ^su^ rey, lo que el otro interpreta como ^su^ pais o ^su^ cultura...). Así terminan algunos llegando al shopping center, aunque es mucho menos grave que en Occidente. Con todo, no es la única tendencia en una demografia que en la ex Union Sovietica -sobre todo en Rusia- esta evolucionando para mejor. No hay tantas Hillarys ni señoronas que lamentar.
jueves, 4 de abril de 2013
JRUSHEV: QUE BONITA FAMILIA...
Gracias al trabajo del historiador Antonio Fernández Ortiz, quien hace algún tiempo entrevistó al sobrino politico de Stalin (Vladimir F. Alliluyev), hoy es posible saber mas de éste, de su vida privada y de las circunstancias de su muerte -en las cuales Beria no es lo peor- y las posteriores. La versión occidental sobre el suicidio de Nadezhda Alliluyeva, la segunda esposa de Stalin, esta bastante adulterada.
Tal vez los mas interesados en adulterar la biografía de Stalin hayan sido algunos soviéticos, metidos a la mitomania, quizá por haber vencido al nazismo. Al comenzar la Gran Guerra Patria, los hijos de Stalin fueron al frente. Es sabido que uno de ellos, Yakov, cayó prisionero. Los alemanes intentaron chantajear a Stalin, pero este no cedió. Yakov aguantó la presión, se negó a colaborar, y finalmente fue ejecutado por los nazis. En ningún momento Stalin se puso por encima de las leyes soviéticas, con algún supuesto derecho de excepción o con algún privilegio. Otro hijo de Stalin también fue al frente y su historia ha sido igualmente tergiversada.
La historia de Nikita Jrushev, el gran desestalinizador, es distinta. Leonid, hijo de Jrushev, también cayó prisionero. Sin embargo, a diferencia del hijo de Stalin, el de Jrushev decidio colaborar con los nazis. Los soviéticos recapturaron a Leonid. Ya en la Unión Soviética, fue juzgado por haber colaborado y terminó sentenciado a muerte. Murió en 1943.
Nikita Jrushev le rogó a Stalin que hiciera una excepción con Leonid. Stalin se negó, argumentando que la ley soviética era la misma para todos (y en la cabeza de Stalin, asi era: Yakov no estuvo por encima de otros). El hijo de Jrushev fue ejecutado por haber colaborado con los alemanes. No es algo muy halagador para quien en el XXavo Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 quiso destapar horrores reales y supuestos del estalinismo. Los hijos del XXavo Congreso bien pudieron haber partido de mitos -buenos y malos- para terminar instalados en una forma de mentira. Alliluyev considera que aquí se encuentra el origen de lo ocurrido finalmente con la perestroika.
El texto de Antonio Fernandez Ortiz, intitulado ^Ve y lucha^, aporta datos interesantes y sugiere que los privilegios empezaron con Jrushev, no antes, lo que está probado y echa por tierra las tesis de extrema izquierda y de derecha sobre el sovietismo. Tal pareciera que con Jrushev comenzó un asunto que ya no es de ve y lucha, sino de ^ve y agarra lo que puedas^: en el Estado, así sea a costa del prójimo, y de los occidentales -del que se deje.
Occidente puede seguir contando lo que quiera sobre Stalin: no importan los hechos, sino mitos para la devaluación de la autoridad soviética y para hacer creer que los occidentales, así estén mintiendo, fabulando o vendiendo ilusiones, son gente de mucho mundo y muy buen ver, por lo que vale la pena imitarlos o timarlos y tenerlos agarrados del bolsillo, que es a lo que se dedica mas de uno en Europa del Este y la ex Unión Soviética.
Tal vez los mas interesados en adulterar la biografía de Stalin hayan sido algunos soviéticos, metidos a la mitomania, quizá por haber vencido al nazismo. Al comenzar la Gran Guerra Patria, los hijos de Stalin fueron al frente. Es sabido que uno de ellos, Yakov, cayó prisionero. Los alemanes intentaron chantajear a Stalin, pero este no cedió. Yakov aguantó la presión, se negó a colaborar, y finalmente fue ejecutado por los nazis. En ningún momento Stalin se puso por encima de las leyes soviéticas, con algún supuesto derecho de excepción o con algún privilegio. Otro hijo de Stalin también fue al frente y su historia ha sido igualmente tergiversada.
La historia de Nikita Jrushev, el gran desestalinizador, es distinta. Leonid, hijo de Jrushev, también cayó prisionero. Sin embargo, a diferencia del hijo de Stalin, el de Jrushev decidio colaborar con los nazis. Los soviéticos recapturaron a Leonid. Ya en la Unión Soviética, fue juzgado por haber colaborado y terminó sentenciado a muerte. Murió en 1943.
Nikita Jrushev le rogó a Stalin que hiciera una excepción con Leonid. Stalin se negó, argumentando que la ley soviética era la misma para todos (y en la cabeza de Stalin, asi era: Yakov no estuvo por encima de otros). El hijo de Jrushev fue ejecutado por haber colaborado con los alemanes. No es algo muy halagador para quien en el XXavo Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 quiso destapar horrores reales y supuestos del estalinismo. Los hijos del XXavo Congreso bien pudieron haber partido de mitos -buenos y malos- para terminar instalados en una forma de mentira. Alliluyev considera que aquí se encuentra el origen de lo ocurrido finalmente con la perestroika.
El texto de Antonio Fernandez Ortiz, intitulado ^Ve y lucha^, aporta datos interesantes y sugiere que los privilegios empezaron con Jrushev, no antes, lo que está probado y echa por tierra las tesis de extrema izquierda y de derecha sobre el sovietismo. Tal pareciera que con Jrushev comenzó un asunto que ya no es de ve y lucha, sino de ^ve y agarra lo que puedas^: en el Estado, así sea a costa del prójimo, y de los occidentales -del que se deje.
Occidente puede seguir contando lo que quiera sobre Stalin: no importan los hechos, sino mitos para la devaluación de la autoridad soviética y para hacer creer que los occidentales, así estén mintiendo, fabulando o vendiendo ilusiones, son gente de mucho mundo y muy buen ver, por lo que vale la pena imitarlos o timarlos y tenerlos agarrados del bolsillo, que es a lo que se dedica mas de uno en Europa del Este y la ex Unión Soviética.
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