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martes, 14 de julio de 2015

EU-CHINA: ¿LA PROXIMA INICIATIVA DE WASHINGTON?

No todo el mundo en Estados Unidos quiere un conflicto con China. Georges Soros, por ejemplo, el gran magnate y especulador financiero, con muchos intereses en Europa del Este, es partidario de un acercamiento entre Washington y Beijing. Un portal ruso reprodujo algunas de las afirmaciones de Soros en un periódico estadounidense, pero al mismo portal se le olvidó mencionar que el magnate detesta a Rusia -país al que considera como agresor en Ucrania- y cree que aliarse con China es la mejor manera de evitar un acercamiento entre Beijing y Moscú. Estados Unidos no quiere abrir todos los frentes a la vez.
     Soros es muy consciente de la fuerte interconexión económica entre China y Estados Unidos, un grado de interconexión que, agreguemos, no existe entre Rusia y Estados Unidos (ni entre Rusia y China, por lo demás).  China ha estado impulsando la demanda mundial después de la crisis de 2008 y al mismo tiempo vendiéndole a crédito al consumidor estadounidense; ahora se plantea el problema de saber, para los chinos, pasar de un modelo basado en el crecimiento de las exportaciones a otro impulsado por la demanda doméstica.
     Soros propone que Estados Unidos acepte a la moneda china, el yuan/renminbi, como parte de la canasta de Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional (donde Washington tiene poder de veto). Para el magnate, China no está buscando poner en tela de juicio la supremacía del dólar; lo que Beijing quiere es un mayor mercado gubernamental de bonos y abrirlo a inversionistas internacionales de tal modo que el gobierno central chino pueda "limpiar las deudas malas" locales (de empresas insolventes) y convertir deuda en acciones, reanimando la demanda doméstica. Este sería el propósito de las reformas económicas del actual presidente chino, Xi Jinping. La liberalización financiera busca hacer crecer a la economía china, más que algún expansionismo mundial que desafíe a Estados Unidos. Soros propone algo muy simple: comprarse la voluntad china cediendo -a cambio de neutralizar a Beijing, en un juego de "ganar-ganar" y no de suma cero- en vez de empujar a una lógica político-militar contraproducente, para ir así en un camino contrario al escogido con la Federación Rusa. Los estadounidenses pueden así meterse a más de uno en el bolsillo -casi literalmente.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...