El carácter legal o ilegal de formaciones políticas en Occidente no tiene mayor lógica. Si el asunto fuera el rechazo a los totalitarismos, todos, además de prohibir las relaciones con China o cuando menos presionarla (puesto que es un régimen de partido único, oficialmente comunista), habría que proscribir a los partidos comunistas donde aún existen y también a las agrupaciones de extrema derecha filonazis. En los grandes países occidentales no se hace (por ejemplo, en Francia son legales por igual comunistas que el Frente Nacional, en algún momento "filonazi", aunque hoy ha cambiado), y en Estados Unidos francamente no es necesario, por dos motivos: uno, que no hay agrupaciones comunistas ni nazis con alguna fuerza (por mínima que sea) y dos, dicho sea jocosamente, que los estadounidenses se cuidan solos.
En la Federación Rusa es distinto: el partido comunista (segundo en votos, aunque muy, muy por detrás del oficialista Rusia Unida) no está prohibido, pero se persigue con seriedad cualquier asomo de propaganda nazi o que se asemeje. No queda claro si el Partido Comunista de la Federación Rusa está ahí para asustar al electorado. Lo cierto es que en algunos países occidentales, la extrema derecha sirve para este fin, asustar al elector para que camine por el "recto centro" (ninguno va a votar por un comunismo derrotado)..
En cambio, Ucrania acaba de decidir prohibir al comunismo en nombre de la interdicción de los "totalitarismos". El Ministerio de Justicia ucraniano, después de consulta con una "comisión independiente", ilegalizó en estos días de finales de julio abiertamente al Partido Comunista de Ucrania y, además, al nuevo Partido Comunista y al Partido Comunista de los Trabajadores y los Campesinos. Nadie chistó en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ni entre los comunistas de Occidente. Quedaron igualmente prohibidos los símbolos comunistas (estatuas a Lenin, etcétera...).
Esta medida ucraniana se parece a las tomadas antes por países del Báltico donde veteranos nazis desfilan tranquilamente cuando quieren. Nadie ha salido en Ucrania a perseguir al batallón Azov, una formación paramilitar que pelea en el Este ucraniano con un símbolo de extrema derecha filonazi (parecido a la svástica), ni a Pravy Sektor, ni a los banderistas (émulos de quienes en la segunda Guerra Mundial colaboraron con el nazismo). En cambio, se prohibió a partidos que ya estaban fuera de la política (el grupo comunista en la Rada ucraniana fue disuelto el 24 de julio de 2014 por no tener el número necesario de representantes para hacer una formación parlamentaria: el Partido Comunista no llegó ni al 4 % de votos en las últimas elecciones en las cuales participó).
Como nadie vota a comunistas en Occidente (y los hay pocos), la extrema derecha y partidos filonazis (ya había sucedido en Italia) son mantenidos para hacerla de "ahí viene el Coco y te comerá" y conseguir que el electorado se porte "como se debe", aceptando al mismo tiempo un "revisionismo light", algo aparentemente "banal". Lo que importa es crear esta banalidad: no importa el comunismo, que para nada sirvió, no importa el mal, que siempre ha estado ahí (seguramente que desde la Biblia), y los demás son "todos iguales" (menos en mi familia). En fin: la política no incide en nada y nadie es sujeto de nada (tal vez por este motivo 61 % de los ucranianos quiere irse de su país).
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