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lunes, 17 de agosto de 2015

RUSIA: LA LIBERTAD EMPRESARIAL CONTRA EL ESTADO

La élite rusa se complace -al igual que el mandatario ruso, Vladimir Putin, en ciertas ocasiones- en llamar a crear un "clima de negocios", a dar todas las facilidades para la "libertad empresarial" y a los "valores de la iniciativa" en este terreno. No suena mal, aunque el discurso pareciera suponer que cuando existía la Unión Soviética lo único que había era "escasez", y por falta de iniciativa privada.
     Anatoli Sorokin ha demostrado que en el pasado las cosas no fueron exactamente así. Tal vez Putin y la oligarquía rusa se estén peleando con el Estado. En cambio, durante los años en que el líder soviético fue Stalin, he aquí los hechos (conocidos y citados por Sorokin en el portal ruso Odnako):
     -hasta 2 millones de ciudadanos soviéticos llegaron a trabajar en pequeñas y medianas empresas
     -había 114 mil empresas privadas, desde zapaterías hasta metalurgia.
     -en los bienes de consumo, la iniciativa privada oscilaba entre el 40 % y 70 %, según el rubro (desde muebles hasta electrodomésticos). En juguetes para niños, el 100 % era privado.
     -había 100 laboratorios (incluyendo 22 de investgación experimental y 2 institutos) en manos privadas.
      -ni siquiera en la alta tecnología se excluyó la participación privada.
Sorokin concluye que el socialismo no estaba reñido con la libertad de emprender ni de hacer negocios (y hay que entender que las causas de la supresión de la NEP -Nueva Política Económica fueron otras, como la especulación). Según Sorokin, en tiempos de Stalin hasta el 6 % del producto interno bruto (PIB) correspondía a pequeñas y medianas empresas. Dicho sea de paso, eran empresas legales, no criminales.
     La élite rusa y Putin podrían pelearse con Nikita Jruschov, el hombre que a finales de los años '50 decidió frenar el rápido crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, tal vez porque todo negocio era supuestamente "malo". Al fin y al cabo que Jruschov cambió el socialismo por la versión soviética del Estado de Bienestar y abrió la puerta para la pugna ideológica -que no pasade ser éso- entre "Estado" y "mercado", o entre "burocracia" y "libertad empresarial". Lo que es el nivel ideológico en la Federación Rusa, de por sí deplorable bajo el socialismo de posguerra, no parece mejorar al ritmo del "clima de negocios" y las iniciativas -loables, si son ricas (en sabor)- de "comida rápida Mikhalkov"..

FANÁTICAMENTE MODERADOS

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