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lunes, 26 de octubre de 2015

AMERICA LATINA: LA MODA INDEPENDIENTE

América Latina pareciera estarse plagando de candidatos independientes que rebasan a los partidos políticos tradicionales. El fenómeno no es de fácil interpretación, porque dentro de estos independientes hay de todo, incluyendo algunos que, bien vistos, son menos independientes de lo que dicen ser.
    El comediante guatemalteco Jimmy Morales, por ejemplo, es menos independiente de lo que parece ser y detrás de él se encuentra, aunque remozado, el Frente de Convergencia Nacional, una agrupación de ex militares veteranos de la cruenta guerra interna que vivió por décadas el país centroamericano. Aunque dice querer rescatar la institucionalidad de Guatemala, el lema del cómico de Moralejas es el típico de los grupos conservadores, cuando no algo peor: "Dios, familia y honor", un auténtico retroceso (para no ir más lejos, este es el tipo de lemas que manejan las dictaduras, los regímenes del tipo franquista o incluso filonazis como algunos del Este europeo). Entretanto, el derrocado Otto Pérez Molina reiteró en entrevista con Russia Today en Español que fue objeto de una maniobra estadounidense.
      Han existido otros independientes como Rafael Correa en Ecuador, quien partió casi de cero y, no está de más insistir, no era ni siquiera el candidato de los "bolivarianos" pro-Hugo Chávez. A su modo, en el Perú, Ollanta Humala también apareció como un outsider a quien es un poco fuerte -salvo que estemos en guerra declarada- acusar de "traición" cuando siempre mantuvo un perfil bajo. Humala se va con problemas graves, como el de haber permitido una mayor injerencia militar estadounidense en el Perú, pero también habiendo dejado atrás la corrupción del aprismo de Alan García y del fujimorismo. A Correa le saltó otro "independiente" que ganó Quito, capital ecuatoriana, Mauricio Rodas, alguna vez ligado al partido social-cristiano, aunque tal vez no es lo más importante.
     En recientes elecciones bolivianas, en El Alto, Soledad Chapetón se llevó la alcadía entre otras cosas por la corrupción atribuida a funcionarios oficialistas. Chapetón había sido parte de Unidad Nacional, una agrupación con algo populista de derecha encabezada por Samuel Doria Medina, un empresario cementero.  Ahora, en Bogotá, capital colombiana, otro respaldado por un payaso (Antanas Mockus), el centro derechista Enrique Peñalosa (quien se lanzó recolectando firmas para su candidatura) dejó muy atrás a la izquierdista Clara López. Por si fuera poco, en México arrasó hace poco en la tercera ciudad del país, Monterrey, El bronco Jaime Rodríguez Calderón (también recolectando firmas), ex miembro del oficialista Partido Revolucionario Institucional.. Un caso más es el del susto que está metiendo en Argentina el candidato Mauricio Macri, ex presidente del club de futbol Boca Juniors, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires desde 2007 y líder de la alianza Cambiemos. En general, muchos de estos candidatos independientes han arrasado (Morales con cerca de 70 %,  Rodas con 58 %,  Chapetón con 55 %, el Bronco  con casi 50 %...)
      Nada de lo enumerado significa el fin de un "ciclo progresista" muy ambiguo: el estilo "político" del Partido de los Trabajadores en Brasil, los escándalos de los "K" en Argentina (aún magnificados), cierto tipo de conducción oficialista en México (el menos grave de estos tres casos de corrupción de origen populista), muestran escasez de ideas, de cuadros y de sólidos programas nacionales, cuando no se trata incluso de formas de suicidio político por extranjerización a ultranza. Dejando de lado el caso de Correa(y parcialmente el de Luis Guillermo Solís en Costa Rica, otro independiente), la reacción de los outsiders no es mejor: quieren su turno en los negocios, aunque alegando decencia frente a una corrupción de los demás que no se puede negar ni es parte de ningún "golpe blando", sino del viejo modo de "acumular capital" en América Latina. Con excepciones (Correa, hasta cierto punto Solís), no hay mucho de donde escoger entre la estadolatría en desuso (salvo para saquear por arriba vendiéndolo todo al mejor postor) y el negocio tipo el peruano Hernando de Soto, dizque desde abajo ("dizque", por no faltan grandes intereses al acecho). A lo que pareciera estar transitando América Latina en este glorioso "cambio de época" -con clases medias en extremo traicioneras, como la estadounidense- es a por ahora dos muy pobres formas de hacer capitalismo y de "agarrar donde se pueda", por arriba, por abajo, por la izquierda (también sucede) o por la derecha.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...