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viernes, 23 de octubre de 2015

EU-RUSIA: ¿UNA DECAPITACION BARATA?

Estados Unidos es una superpotencia capitalista y como tal no hace guerras costosas. Lo de Vietnam fue un error que Washington ha tratado de corregir desde 1991, con la guerra del Golfo. Fue un error no por la pérdida de vidas vietnamitas (no importaron demasiado), sino por la de soldados estadounidenses, en el entendido de que cada vida estadounidense es una "inversión" (familiar).
      Estados Unidos llegó al final de la primera Guerra Mundial (1914-1918), una guerra que Washington no había peleado, a imponer condiciones y al arbitraje con los "14 puntos" de Wilson (1918). Luego, Estados Unidos se asomó entre 1943 y 1944 (año del "Día D" en Normandía, Francia), bastante después de la derrota nazi en Stalingrado (1942), para imponer toda clase de condiciones a los europeos frente a Moscú.
      En la actualidad, Estados Unidos no está planeando una guerra desde su territorio contra la Federación Rusa. En abierta violación del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF), que impide pasarlos del mar a tierra firme, Washington está creando su escudo antimisiles en países como Rumanía (en Deveselu, una antigua base aérea soviética construida en 1942, a unos 100 kilómetros de Bucarest, capital rumana) y calculando el despliegue de misiles MK-41. La segunda parte de esta armazón del escudo antimisiles debe estar lista en Polonia en el año 2018. El proyecto ha seguido pese a que el mandatario estadounidense, Barack Obama, habló de congelarlo, durante un discurso en 2008 en Praga, capital checa. En septiembre pasado, Polonia ratificó que desplegará el escudo antimisiles (despliegue de cohetes de mediano alcance SM-3 y un radar). En cuanto a las lanzaderas de MK-41, son idénticas a las que usan los buques militares estadounidenses para los misiles Tomahawk.
     Hace poco, Estados Unidos puso en operación en Hungría un radar tridimensional, el octavo desplegado en Europa del Este (en Hungría operan tres radares en Bankut, Medina y Bekescsaba). La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha seguido con sus ejercicios militares en Europa del Este y tragándose en los hechos a Ucrania.
     El asunto es de lo más sencillo, sobre todo que ya no se trata de proteger a nadie de una supuesta "amenaza iraní": en caso de conflicto con Rusia, todos estos países europeos quedaran en la mira de una represalia o de un ataque preventivo (defensivo) de Moscú, con lo cual los europeos se destrozarán entre si mientras Estados Unidos se reserva el aparecer como el árbitro, en una repetición de los "escenarios" de 1914-1918 y 1939-1945. Que Rusia sea agredida no le importa a nadie en Occidente si es que se impone la convicción de que Moscú tendrá una capacidad de respuesta mínima. Que los afectados sean un polaco, un rumano o un húngaro -o un ucraniano- es algo que tampoco entra en alguna contabilidad con cargo a la cuenta estadounidense, así que no importa: el cargo es a la cuenta europea. Una coalición de "aliados y socios" puede hacer bien el trabajo de cargar con buena parte de los costos mientras Washington se reserva la parte de león de la ganancia, si el asunto llega a funcionar y se repite con Rusia el guión largamente ensayado ya en varios otros países. Ningún habitante occidental están tan loco como para rechazar una oferta de lo más tentadora -la gran ganancia para uno con los costos cargados a los amigos- . Y lo que quiere Estados Unidos es crear esta oferta. Por la completa indiferencia e insensibilidad occidentales, incluyendo la de varios países del Este europeo, Washington ya ganó una parte del negocio, el de una opinión "pública" reducida a meros actos de compra-venta (compro seguridad, vendo solidaridad, por ejemplo).

A VER A QUÉ HORA

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