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miércoles, 21 de junio de 2017

LA DESTRUCCION DE LOS ESTUDIOS LATINOAMERICANOS ( Y II)

La suya es una filosofía de shopping mall, donde se puede escoger de todo y comer con las combinaciones más extravagantes -ausentes las limitaciones de la Casa Grande- sin que haya una que se imponga, por lo que el consumidor aprecia la diversidad y la convierte en diversidad de epistemes (y agresión contra la academia). Lo que importa es que no haya ninguna restricción o, dicho de otro modo, que el Estado-nación, una "construcción artificial", no impida el usufructo de "la variedad" y lo que AQO ha llamado la "reindigenización" del mundo, seguramente la más reciente rebelión dionisíaca, en plena orgía, contra la Razón apolínea.
       Estos nuevos estudios latinoamericanos, decoloniales, son fruto de tres décadas de estancias frecuentes en universidades estadounidenses (incluyendo a EDA), para las cuales los campi, en materia de ciencias sociales (salvo economía) y Humanidades son una cafetería con buffet. Ahora que ya no hay "eurocentrismo" -se critica mucho a una Europa en general, se dice poco o nada sobre Estados Unidos en particular-, se puede consumir subalternidad hindú o zulú, naturaleza quechua, futuro chino-han, causa birmana, wiphala boliviano, prácticas budistas, yoga, santería cubana, tour por la Lacandona, etcétera, como quien se está a la entrada de causa limeña, al plato fuerte de bisteck a lo pobre chileno y al postre de éclair con chinicuiles, los gusanos rojos oaxaqueños. Estas son prácticas frecuentes entre los neo-fascistas culturales que se apoderaron de la cartelera, intrigando contra los retóricos de antaño, y cualquier día pueden invitar a Chamalú o su equivalente a la academia y gritar a la represión si no se admite al chamán, lo cual sería "políticamente incorrecto". Los hijos de la Casa Grande -hoy reconvertidos a galletitas y café y a la instrumentalización descarada de las relaciones personales- están en estilos y gustos y lo desconocen todo de los estudios latinoamericanos, aunque han interiorizado la buena conciencia estadounidense que "hace algo" (!please do something!) hasta por las causas de los lugares más recónditos del planeta (#todossomosmapuches). Los estudios latinoamericanos son performance o happening apenas disimulados, como en la época en que los conquistadores presentaban a gente emplumada y cobriza en las cortes madrileñas. A estos lobitos no se les oirá nunca nada por "la especie" (como la llama insistentemente AQO) contra el imperio estadounidense, pero sí el reciclado de todo el vocabulario de organismos internacionales (gobernanza, empoderamiento, etcétera...). Luchan contra "Europa" y contra una episteme por pretender ser Una, pero no contra un imperio por pretender ser el único (excepcional e indispensable). Hace más de un siglo que América Latina y el Caribe ha tenido que vérselas con las mil y una formas de injerencia estadounidense, pero los lobitos se las traen contra "Europa" y, tal vez, contra la producción y la creatividad en nombre del derecho a consumir y a la renta (eso sí, compartida con los retóricos de antaño, al menos antes de tragárselos).

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

 Como lo señalara Donald J. Trump, candidato estadounidense a la presidencia, Rusia es una formidable maquinaria de guerra: si la apuesta de...