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viernes, 23 de junio de 2017

UN MITO QUE SE HIZO MITOTE

El hoy ex Obispo de Copilco tuvo todo el tiempo del mundo de echarse a la bolsa, reciclándolos, a varios izquierdistas universitarios. Fue, aún sin quererlo, toda una operación de "lavado rápido" para que la degradación de la universidad pasara por libertad, diera en permisividad y rematara con la adhesión de los "críticos del sistema" felices de verse incluidos en él.
     BEA encontró la extraña ocasión de hacer pasar ideología por cultura, algo frecuente en Latinoamérica, y de inventarse para la región un ethos barroco extremadamente dudoso, pero de apariencia y aparición tan incuestionables como la Virgen de Guadalupe. Entendiendo al ethos como "modo de comportamiento colectivo", lo barroco, vulgarizado (todo podría indicar que el mismo BEA pensaba en una alternativa post-barroca), se convirtió en forma de ser y, desde luego, también en estilo y gusto, al modo del neo-fascismo cultural. Una "forma de ser", supuestamente, está "codificada" de tal modo que no es cuestionable y gusta o no, punto (y si no te gusta, te largas...).
      Ese ethos barroco justificó, en nombre de hacer soportable lo insoportable, vivible lo invivible, (las contradicciones del capitalismo), el subdesarrollo como forma de ser e incluso como reivindicación "anticapitalista", desde atrás (el siglo XVII) y no desde el futuro, toda una pirueta para un marxista que escondió su gauchisme bajo la alfombra, entretanto (BEA había conocido a Rudi Dutschke, el...socialista evangélico). Dicho sea de paso, no fue obra de investigación, sino de "inspiración": no hay ninguna referencia, en la obra de BEA, a los clásicos estudiosos del barroco (como José Antonio Maravall) o al texto (de 1944) Lo barroco, del catalán Eugenio d'Ors, difusor cultural del franquismo (no en balde se habla aquí de neo-fascismo cultural) y partidario de "humillar a la Razón". Para colmo, BEA fue glorificado en la Venezuela chavista que tiende a convertir en folklore mucho de lo que toca. Por lo pronto, el entonces Obispo de Copilco podía escudarse en el izquierdismo, supuestamente en "lo nuestro" y en alguien "anti-sistema" para darse "mundo" (¿roce?) y frivolidad y hacer "tolerable lo intolerable", la privatización soterrada pero constante del quehacer universitario, convertido ciertamente en espacio barroco. El culto a BEA funcionó, en particular con los lobitos, como en otra época y otros espacios el festinar de "lo abigarrado" de RZM.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...