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miércoles, 14 de junio de 2017

PROVOCACION

Entre los neo-fascistas culturales, todo se juega "como en familia", eso sí, endogámica: al mismo tiempo que se usufructúa se provoca a papá, al igual que afuera se provoca al Estado. Provocar es también escandalizar, por lo que no debiera extrañar que los medios de noticias se comporten hoy como la sección de Sociales: es noticia lo que escandaliza, entre sección de Sociales y nota roja. Incluso ocurre que a los eventos universitarios se va a provocar y escandalizar, a mostrar que se es frívolo y mundano porque la seriedad del productor es mal vista.
      Como lo sugería Michel Clouscard (Néo-fascisme et idéologie du désir/Neo-fascismo e ideología del deseo), el neo-fascista cultural desprecia (cuando no ignora por completo) al productor, como desprecia la creatividad. A nombre de la "ciudadanía empoderada" y la "sociedad civil", lugares incontaminados por el Estado y por ende automáticamente inocentes, se busca humillar a la persona pública y política: el ser humano no puede convertirse en sujeto y no puede reconocer el deseo del otro, menos si es productor. El deseo no busca al otro ni su obra sino el goce inmediato y la destrucción en el consumo. No hay, para decirlo con palabras del psicoanalista francés Jacques Lacan, "falta en ser", sino que se confunde con "falta en tener" y el neo-fascista exhibe que nada le falta, que nada le es necesario (ha salido del estado proletario de necesidad): cualquier alusión a la "falta" -percibida como fisura, grieta y no como fuente eterna de producción- es esquivada por quien ostenta -por ejemplo en las redes antisociales-su infinita felicidad. "Así, escribía Clouscard, se consume sin reconocer, uno se sirve del objeto despreciándolo: es el estatuto del sátrapa, de los emperadores romanos de la decadencia, es la vida parasitaria de tantos otros, menos potentes pero igual de aprovechados".
       El neo-fascismo de hoy es en mucho cultural (en clima de Weimar) y no es "productivista", a diferencia del fascismo de antaño. Es el usufructo de la renta en familia (¿quién tiene el Falo/poder?) y sin producción. Ciertamente, hay desprecio por las potencias de productores y no sometidas a la oligarquía financiera, pero también hay una tendencia a fagocitarlo todo -incluyendo lo mejor del capitalismo- en el usufructo y en la sincronía que es disolución. !Todos juntos, ya!

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

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