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viernes, 19 de enero de 2018

RUSIA: NO HAY "VICTORIA DE GRAN POTENCIA"

A pesar de tener buenos indicadores macroeconómicos generales, Rusia atraviesa por una difícil situación social, de tal modo que no puede ser un ejemplo para nadie en un muy hipotético mundo multipolar.
     En las regiones tradicionales de Rusia, la demografía ha vuelto a plantear problemas, ya que la población empezó nuevamente a declinar y la tasa de mortalidad es 1,5 veces mayor que la de natalidad. La participación de los rusos en la población de la Federación Rusa cayó del 81,3 % en 1989 al 75 % en 2016.
     Los ingresos reales del grueso de la población han disminuido desde 2014 y más de 20 millones de rusos están por debajo de la línea de pobreza (la Federación Rusa tiene poco más de 144 millones de habitantes y Naciones Unidas estima que la población rusa podría caer a 116 millones en el año 2025). El 40 % de los rusos tiene sólo dinero suficiente para la comida y 15 % no tiene ni para la comida. La "solución" ha sido endeudarse: casi el 60 % de los rusos tiene un préstamo bancario pendiente (en 2009 era menos, el 26 % de los rusos). El 21 % de los gastos de los rusos es dinero prestado de instituciones de crédito.
     Mientras tanto, los oligarcas siguen ganando. Un 60 % de la riqueza rusa pertenece a los millonarios en dólares y un 30 % a los multimillonarios. El 1 % de los ricos dispone de nueve décimas partes de la riqueza nacional del país. La salida de capitales continúa (en 2017 se fueron al extranjero 30 mil millones de rublos, tres veces más que en 2016).
     En medio de esta situación, se reduce el gasto presupuestal en política social, vivienda y servicios comunales, medicina, educación, cultura y educación física y deportes.
     La participación del capital extranjero en la economía rusa es excesiva: en áreas clave de la economía, oscila entre el 40 % y el 95 %.
     Pese a la recuperación, por dinámica de innovación la industria rusa está 4-5 veces detrás de los principales países industrializados. La situación de las pequeñas y medianas empresas es difícil (en 2017, tres mil suspendieron sus actividades). Pese a la "sustitución de importaciones", se importa mucho. En la farmaceútica, por ejemplo, más del 80 % de los medicamentos que se venden en farmacias o se importan, o se producen utilizando componentes importados. Rusia es un gran exportador de granos, pero es el primer importador mundial de productos pecuarios. Rusia produce menos carne y casi la mitad menos de leche que en la época soviética.
     El PIB (producto interno bruto) por habitante (per cápita) de Rusia es menor que el de Finlandia (4,6 veces), España (2,9 veces), Chipre (2,5 veces) y que los de Estonia, Lituania, Letonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Polonia, Croacia, Kazajstán, etcétera. Las pensiones son más bajas que en países pobres como Serbia y Montenegro. De acuerdo con el portal Sovross.ru, en calidad de vida y esperanza de vida la Federación Rusa está al nivel de 1960. En un cuarto de siglo, el PIB de la "nueva Rusia" de la que se jacta el oficialismo no ha alcanzado ni siquiera el nivel del PIB de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (dentro de la Unión Soviética)  en 1989. Rusia llegó a acercarse al nivel de 1990 apenas en 2012, pasados 22 años. La participación de Rusia en el PIB mundial cayó de 9 % en 1990 a 3 % en la actualidad. Con este porcentaje, no queda claro cómo podría Rusia influir en la distribución de la riqueza internacional. De la misma manera en que muchos occidentales se apresuraron a vaticinar la decadencia definitiva de Rusia, otros cantan la "victoria de la nueva gran potencia" demasiado rápido.

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