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lunes, 14 de mayo de 2018

MEXICO: CUANDO LA CULTURA IMPORTA MUY POCO

Rara vez la cultura entra en las consideraciones de las campañas electorales, y México no ha sido la excepción. La cultura se ve con frecuencia como un ornamento innecesario, y a ello contribuyen quienes la usan no con alguna utilidad social, sino para lucimiento personal y satisfacción de distintas ambiciones (económicas, de estatus). Para otros, la cultura es un "patrimonio", un "museo", algo así como una proliferación de "pueblos mágicos" que dan distintas versiones de Disneylandia, para el consumo y el "esparcimiento" turístico. Para muchos, cultura es entretenimiento, diversión. Y por último, suele confundirse también cultura con "hábito" o "costumbre" ("la cultura del esfuerzo", "cultura de la legalidad", "cultura de derechos", etcétera): el portal Ecured, fiel a la costumbre cubana de recoger lo peor de Occidente, define cultura como "el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman". Nada de lo anterior tiene que ver con la definición que recordaba hace poco en la revista mexicana Proceso el especialista Carlos Villaseñor, asesor de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura): "no queda claro -explicaba- que la cultura excede lo artístico o lo patrimonial. Es todo este conjunto de valores, de formas de estar en el mundo que le da sentido al desarrollo. Y cuando decimos sentido al desarrollo quiere decir cómo se hace economía, desarrollo social, turismo, estos valores, esta visión de la sociedad, desde las formas en que se relaciona, en lo que se cree, en lo que piensa, cómo se comunica, cómo se pone de acuerdo...". Para la UNESCO, cultura era hasta hace poco "reflexión y autorreflexión", el "cultivo de las facultades intelectuales del Hombre", o, si se quiere, del "espíritu".
     Por México al Frente tiene 21 renglones sobre cultura, Juntos Haremos Historia unas 6 páginas en un proyecto de nación de 461 páginas, y Todos por México nada en los 7 compromisos de José Antonio Meade. Al mismo tiempo, todos hablan bastante de educación: resulta extraño plantearse el problema educativo sin vincularlo al de la cultura, lo que significa que la cultura se tiene por "dada" (no sujeta a enseñanza/aprendizaje ni a cuestionamiento ni evolución) y por ende "muerta". Y como sugiere Villaseñor, la cultura tampoco pareciera atraer demasiado al grueso de la población mexicana.
     Cristina Fernández de Kirchner, ex mandataria argentina, le decía hace poco en un programa de Russia Today en Español a un atónito Rafael Correa, ex presidente del Ecuador, que olvidar la cultura fue el gran fracaso de los gobiernos progresistas de América Latina: sin cultura, al sacar a millones de la pobreza se fabricó simplemente consumidores como ya los hay por montones y por doquier, indiferentes a la suerte de los demás. "Favorecer los programas universales que detonan el consumo", como lo propone por ejemplo Juntos Haremos Historia en México, no aportará nada a una "regeneración" si no se hace nada por reanimar la cultura, y lo mismo vale para la propuesta de Renta Básica Universal de Por México al Frente. La gente también necesita un poco de conciencia.

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