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viernes, 15 de junio de 2018

NICARAGUA: ¿ES UN GOLPE DE ESTADO DISFRAZADO?

Cuando Daniel Ortega recuperó el poder en Nicaragua, este país, uno de los más pobres del Hemisferio Occidental, se convirtió en uno de los primeros en cumplir con los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, recortando para 2015 la pobreza a la mitad, y beneficiando con ello en especial a niños (unos 100 mil) y habitantes del campo. Nicaragua, país de paz, alcanzó tasas de crecimiento del 5 % y logró la estabilidad laboral gracias al Modelo Tripartita, mediante el cual los sindicatos y los empresarios lograron incrementos semi-anuales en el salario gracias a la intervención del gobierno. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea alabaron la reducción de la corrupción y el uso efectivo de la cooperación y los préstamos. Nicaragua alcanzó igualmente uno de los cuatro primeros lugares en el mundo por participación femenina en asuntos públicos y privados (igualdad de género). Dicho sea de paso, Nicaragua fungió como representante de Libia en Naciones Unidas durante el bombardeo contra el país norafricano y Ortega dejó de mandar tropas a ser entrenadas en la Escuela de las Américas.
     Las protestas comenzaron con un intento de reforma al Instituto Nicaraguense de Seguridad Social, pero no está de más señalar que los cambios propuestos por el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) y el FMI eran mucho más drásticos que los sugeridos por Ortega: privatización de las clínicas, aumento de la edad de jubilación, incremento del número de semanas laborables necesarias para alcanzar una pensión por arriba del 50 %, eliminación de las pensiones para quienes no pudieran lograr este aumento, etcétera. Cabe señalar que, tan pronto como comenzaron las protestas, Ortega retrocedió en las medidas sobre la seguridad social y aceptó el diálogo con distintos sectores de la sociedad, soltando por lo demás a los estudiantes que habían sido capturados durante los disturbios.
     Cabe señalar que quienes han estado protestando no tienen propuestas sociales, salvo una, política, rotunda: que se vaya Ortega (y con él la vicepresidenta Rosario Murillo). El asunto se parece mucho a un intento de golpe de Estado contra un gobierno que hasta hace poco gozaba de un 80 % de aceptación popular. Si lo que quieren quienes protestan, derrumbando por lo demás símbolos del sandinismo (o quemando banderas sandinistas, etcétera...), es que se entronicen el COSEP, el FMI y la Iglesia, todo con apoyo estadounidense, lo mínimo que se puede hacer es llamarle a ésto "contrarrevolución". Si de "revolución" se tratara, sería para poner límites a las concesiones de Ortega al COSEP y la Iglesia.
     Sobre la violencia, se ha dicho que la provoca Ortega, incluso con bandas paramilitares, pero  en este caso no queda claro por qué hay policías -a quienes se ha ordenado no intervenir- entre las víctimas. Algunos policías han sido ultimados en sus cuarteles e incluso en sus hogares. Es extraño para una policía que se ha ganado reputación mundial por su lucha contra la violencia doméstica y sus buenas relaciones con las comunidades. No queda claro tampoco por qué las noticias internacionales no reportan ataques contra hospitales, edificios gubernamentales y municipales, etcétera...El 20 de abril, por ejemplo, oficinas gubernamentales fueron atacadas en Estelí por una banda de 500 personas, no oriundas de la ciudad, que lanzaron más de mil tiros de mortero e hirieron a 18 policías y 16 trabajadores municipales. En Managua, hay delincuentes que han recibido pagos de entre 10 y 15 dólares por participar en los disturbios. Llama también la atención la precisión de los disparos atribuibles a francotiradores que no serían del gobierno. Y lo que no queda claro es por qué Ortega sembraría las condiciones para que la población enfurecida lo saque del gobierno. Como sea, Lester Alemán, líder estudiantil que encaró a Ortega, dijo en entrevista con el diario nicaraguense La Prensa querer ser como Carlos Fonseca Amador, fundador del sandinismo. ¿Cómo? Leyendo la Biblia, oyendo música cristiana y teniendo como ídolo a Selena Quintanilla. Ahora resulta que Fonseca Amador es el chico del apartamento 512.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...