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viernes, 1 de junio de 2018

EN ESTA PRIMAVERA

Cuando los políticos demuestran que no saben perseguir más que sus propios intereses, la sociedad, hoy Mme. la sociedad civil, toma su revancha contra quien prometió y decide hacer lo mismo, seguir sus intereses, con aires libertarios, de tal modo que el gobierno debiera limitarse a cuidar la propiedad de los individuos, y nada más. Se admite así el recambio al gobierno empresario en el cual el gobernante (que no es un político propiamente dicho) no engaña, sino que se dedica a cuidar, ante todo, de su propiedad o de sus propiedades, sus negocios. La "sociedad civil" se encarga de tirar, con sus "primaveras" y otras supuestas espontaneidades, a los malos políticos que prometieron al otro pero se sirvieron a sí mismos, ante todo. Lo curioso es que no es que no valga servirse, sino que no se vale prometer abonar al bien común. La "sociedad civil" no actúa en aras de algún interés superior: actúa ante todo para sí misma y para velar por sus intereses o miríada de intereses. Desde este punto de vista, no se diferencía de los políticos. Tal pareciera que lo ideal es un empresario-gobernante que no se dedique más que a sus negocios, gracias a lo cual, aunque no lo quiera, se "detona" una "derrama" que beneficia a muchos (los que puedan). Y la "sociedad civil" está para cerciorarse de que así sea: que los negocios de cualquiera no sean trabados por nada ni nadie, de tal modo que no se "desvíen". El punto de intersección en el que se encuentran gobernantes y gobernados, el verdadero bien común, que es visto por lo demás como un valor, es el negocio. Y la idea es que cualquiera pueda recoger algo. Tal vez sea el motivo por el cual está de moda el emprendedorismo. O tal vez se explique así el "ganar-ganar".
     Así, lo que pide el gobierno o lo que antes (alguna vez) fue público es que se le permita hacer negocios. Y lo que pide la "sociedad civil" es lo mismo o, en una variante, que se le permita participar del negocio, para que sea de toda la sociedad. Lo que no cae en esta intersección es abandonado u olvidado. Insistamos: no es que no haya bien común, sino que se considera que este bien está donde se encuentra el negocio, l'affaire. Los intelectuales se sitúan en el punto de intersección con grandes ínfulas morales, las mismas que creen obtener del bien común (es decir, del montón): es el lugar donde mis negocios coinciden con los tuyos, donde todos sabemos sin siquiera mencionarla cuál es l'affaire, esa manera de estar in. El universitario no se queda atrás: yo te invito tú me invitas, hemos hecho un negociazo y no tiene mayor importancia lo que digamos en público, porque el business se amarra en privado. La sociedad ideal es el mundo de los negocios sin "recursos desviados". Es economía pura sin ninguna sociedad de nada, y hablar de "sociedad" es despertar la sospecha de que algún negocio propio se quiere hacer con ella. No, así no es: la naturaleza humana es el negocio puro y simple.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...