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miércoles, 20 de junio de 2018

USURPACION

En la actualidad, la "justicia" la administran los medios de comunicación masiva o, si se quiere, son éstos los que se convierten en peculiares jueces de todo y de todos, contaminando con ello a una dizque "opinión pública" que se cree autorizada a hacer igual, y que repite sin pensar. Es sorprendente ver la arrogancia de locutores y conductores, no exenta de un mal que es llamado filisteísmo, y que consiste en ostentar a la vez vulgaridad y carencia de conocimientos. Como la información real es poca y el análisis (no la opinión de la comentocracia) escasea, los medios son justamente lo contrario de lo que parecen ser: son un nido de pavorosa ignorancia. Locutores y conductores no parecen preocupados por esta ignorancia. Les importa más ganarse al auditorio a gritos y convocando a "expertos" que han interiorizado el mismo filisteísmo, a fuerza de ser llamados a opinar no por sus conocimientos, sino por su "nombre", en un mundo donde la marca lo es todo. Debería llamar la atención, en todo caso, el tono de voz de locutores y conductores, siempre cerca del grito, y la disposición a interrumpir y tratar como trapo al interlocutor. Por lo visto, pocos se resisten a la grosería cuando hay micrófonos y reflectores de por medio.
     Es de aquí que parte la gran moral de nuestros días que indica imperativamente cómo se debe mirar tal o cual hecho o a tal o cual persona. Locutores y conductores, junto a la legión de comentócratas, sentencian sin veredicto, es decir, sin reflexión de por medio. En más de un país cabe preguntarse si la Justicia se ha conducido con real autonomía o si se ha dejado llevar por la manera en que los medios de comunicación masiva arman los "casos", ocultando por lo demás que esos mismos medios tienen dueños e intereses económicos muy concretos. No nada más pretenden ser "autónomos", lo que en realidad no son: pretenden insolentemente hablar desde y por la sociedad cuando lo hacen desde intereses particulares. Pareciera que es la sociedad que juzga, pero no hay tal: así, es por este mecanismo (que a veces disfraza la "sociedad" de "sociedad civil") que el gran negocio consigue el poder, el famoso "poder blando", algo colectivo. Por cierto que no se debate mayor cosa: en cambio, se "consensúan" juicios que son los del gran dinero. Locutores, conductores y miembros de la comentocracia, convertidos en grandes jueces, usurpando el lugar de la Justicia, juzgan sin información correcta ni análisis serio y pierden la cabeza con la creencia de que por su boca "habla la sociedad", al mismo tiempo que son los "elegidos" del gran negocio. Es suficiente para marearse por completo. Y es el "argumento" -el de "la sociedad"- para marear a la dizque "opinión pública".

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...