Este 2018 se recuerdan 50 años de la Primavera de Praga, en la entonces Checoslovaquia. Como ocurre en este tipo de casos, pareciera que se celebra algún movimiento espontáneo de la "sociedad civil" contra la "opresión", puesto que es la forma maniquea de "pensar" que está de moda. Y pues bien, el año pasado se celebraba la creación del grupo Carta 77, hace 40 años, que ayudó a dar al traste con el gobierno socialista checoslovaco. Carta 77 estuvo integrado desde el año 1977 por "connotados intelectuales" que reclamaron el respeto a los Derechos Humanos en Checoslovaquia, cuyo gobierno había firmado en 1975 convenciones internacionales sobre el tema. Entre esos intelectuales estaban el escritor que luego sería presidente checo, Vaclav Havel, Además de Havel, destacaban Jiri Hajek, Pavel Kohout, Zdenek Mlynar y Jan Patocka, quienes contribuyeron a la redacción de un Manifiesto que fue rápidamente distribuido y celebrado en las capitales occidentales. Carta 77 tuvo a mucha gente más, incluyendo a burócratas de la llamada "zona gris", esferas oficiales en las cuales había simpatizantes de la disidencia que al mismo tiempo no querían ser identificados.
Lo que documentos desclasificados de la Central de Inteligencia Americana (CIA) muestran desde el año 1987 (febrero) es que Carta 77 fue algo menos espontáneo y pacífico de lo que parece. El grupo recibió apoyo financiero del magnate y especulador húngaro-estadounidense George Soros, quien además fomentó actos terroristas contra sedes del Partido Comunista en Checoslovaquia. La tercera parte de los fondos de Carta 77 provenían de Soros y otra parte sustancial de National Endowment for Democracy (Fondo Nacional para la Democracia), ambos "tapaderas" de la CIA. Soros ayudó también al sindicato Solidaridad en Polonia. Fueron así grupos financiados por Soros y el NED los que atentaron contra una sede comunista checoslovaca en Ceske Budejovice. El objetivo era movilizar a una ciudadanía considerada "generalmente apática".
Hasta cierto punto, la caída del gobierno socialista checo fue resultado de una "revolución de colores", llamada en este caso "revolución de terciopelo", con el mismo guión ensayado en otros lugares (jóvenes muertos inexistentes, provocaciones para obligar a las fuerzas del orden a reprimir, etcétera...). No hubo "generación espontánea". Soros, hay que recordarlo, contribuyó económicamente a la reciente campaña presidencial Demócrata de Hillary Clinton. Los Demócratas estadounidenses se han visto envueltos en más de un caso en ataques contra gobiernos socialistas.
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martes, 11 de septiembre de 2018
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