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domingo, 2 de septiembre de 2018

POPULISMO: VEINTE AÑOS NO ES NADA

La "politóloga" y muy mediática guatemalteca Gloria Alvarez gusta de repetir, con una frase que se le atribuye al ensayista argentino Mariano Grondona: "el populismo ama tanto a los pobres que los multiplica". Alvarez guió hace poco un extraño documental sobre el fenómeno populista. En el filme meten la pata sin inmutarse desde afamados derechistas hasta izquierdistas que ven, ellos también, populismo donde no lo hay y lo celebran. Por lo demás, los estereotipos contra el supuesto "populismo" no distan mucho de los empleados en el pasado contra el "comunismo",es decir, contra los países socialistas, porque nadie ha construido hasta aquí el comunismo en la Tierra. En el límite, un estudio pormenorizado podría tal vez probar que Cuba, Nicaragua y Venezuela tienen rasgos populistas, por la fuerte corporativización de las masas.
      Como sea, ni Nicaragua con Daniel Ortega, ni Ecuador con Rafael Correa, ni Bolivia con Evo Morales, ni Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva multiplicaron los pobres. Al contrario, en todos los casos enumerados, Nicaragua incluida, las estadísticas oficiales y de organismos internacionales muestran que la pobreza extrema y la pobreza se redujeron de manera muy significativa y manteniendo al mismo tiempo indicadores macroeconómicos estables y sanos. Ocurrió al grado de que el gobierno de Lula, al mismo tiempo que sacaba a la llamada "clase C" de la pobreza, convirtiéndola en nueva clase media, mantenía una política muy favorable para los brasileños ricos, en particular en materia financiera. Esta política fue motivo de rupturas dentro del Partido de los Trabajadores (PT), como la que llevó a la aparición del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), en 2004. Salvo en el caso de Brasil, que arrancó mal desde el asunto mensalao (asignación mensual), en 2005, ninguno de los gobiernos mencionados, menos en parte el de Nicaragua, que tampoco debe exagerarse, tuvo problemas de corrupción graves, aunque no dejara de haber algunos menores y fueran combatidos (con la excepción, de nuevo, de Nicaragua). De todos modos, el juicio a Lula resultó ser un fraude completo. No estaría de más recordar que en el pasado se comparaba, como lo hacía por ejemplo el politólogo mexicano Jorge G. Castañeda, la "izquierda buena", reformista y moderada de Lula con el atrabancado de Hugo Chávez en Venezuela, representante de "la izquierda radical" y "mala", sin duda echada a andar, hay que decirlo, por las imaginaciones siempre fértiles del mismo Chávez y del titiritero, Fidel Castro.
     En los casos de Ecuador y de Bolivia, lejos de Fidel, se sentaron bases serias para salir del subdesarrollo. Lo que ha hecho la traición del actual presidente Lenin Moreno en el Ecuador es planear la entrega de lo creado a la "iniciativa" privada y al probable desastre contra los sectores populares. Los presidentes brasileño Michel Temer y argentino Mauricio Macri no parecen estarlo haciendo mejor que aquéllos a quienes desbancaron, ni desde el punto de vista del combate a la pobreza, ni desde el de los equilibrios macroeconómicos, ni desde la óptica del combate a la corrupción. Hasta ahora, lo dicho por Gloria Alvarez parecería válido sobre todo para Venezuela y en parte para Cuba, donde sí hay bolsones de pobreza. Lo que no hay es en realidad una caracterización seria del populismo: la palabrita no está para motivar la reflexión ni se maneja como un concepto, sino que existe para adjetivar, descalificar y rebajar, para reconocerse entre mundanos y crear miedo a la escasez.

LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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