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lunes, 4 de mayo de 2020

MEXICO: LOS QUE DEJAN SOLO A AMLO


Cuando llegó al gobierno, el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se vió obligado a hacer concesiones al estilo Demócrata estadounidense, de tal forma que puso en el gabinete por igual a hombres y mujeres que a jóvenes y mayores. No todo el mundo da el ancho y no está de más señalar que entre los jóvenes se trataba, con excepciones, de recomendados: el hijo de mi compadre Lorenzo, la hija de mi compadre Pablo y la hija de mi comadre Bertha. AMLO ha dicho que prefiere a gente honesta que con experiencia, pero en algunas dimensiones se nota la falta de la segunda y al mismo tiempo la confusión entre honestidad y "autenticidad". En estos días, en medio de la crisis sanitaria, el mandatario mexicano volvió a insistir en la importancia de la cultura y de los valores.
     Como cada vez que se refiere al tema, AMLO no fue secundado, ni siquiera por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y ni se diga por la intelectualidad lópezobradorista, que no es mucha. Simplemente, dejaron a AMLO hablando solo. Tampoco ha sido especialmente secundado en su iniciativa de hacer una Constitución moral, algo semejante a la Cartilla moral de Alfonso Reyes. Hace tiempo que debió estar lista dicha Constitución y no lo está, además de que alguna gente que trabaja en ella, como la esposa de mi compadre Epigmenio, parece extraviada. La supuesta intelectualidad de AMLO está en otra cosa y desperdiciando los medios, aunque también es cierto que los recursos escasean y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), oficialista, no ha hecho nada por su Instituto de Formación Política. En rigor, ni siquiera se trata de "formar cuadros" para una revolución inexistente ni de "revolucionar las conciencias", sino de apoyar el acceso del pueblo a distintas formas de educación, porque ha sido privado de ellas. La Secretaría de Educación Pública (SEP) tampoco ha estado mayormente a la altura, pese a cierta revalorización loable del civismo y la historia. Hay demasiado AMLO y poco equipo, en parte por una herencia de décadas en la cual se demolió toda educación con la creencia de que el Hombre, lejos de ser educado, necesita únicamente "ser" (Let it be), se entiende que "en toda libertad". Esta creencia se junta con otra, la de que el Hombre, en el fondo, no es perfectible sino inevitablemente corruptible (se supone que "todos los somos" y quien se niega "se reprime") y que ello es parte de su terrenalidad. Aunque es parte de la herencia priísta, ni el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en sus mejores épocas, cayó tan bajo, y llegó a tener en cambio un buen Instituto de Estudios Políticos Económicos y Sociales (IEPES). Hoy, la oposición a López Obrador es alérgica al mínimo escrúpulo, dedicada como lo está a "golpear a la cabeza" y prestarle al gobierno actual todo lo que no vió en los anteriores.
     Pedro Miguel y sobre todo Epigmenio Ibarra no son ajenos al estilo provocador que resulta en imprudencia política. Enrique Dussel está sobre todo ocupado en repetirse y en seguir sosteniendo lo insostenible sobre el advenimiento de la Modernidad, además de considerarse extrañamente como parte de algún grupo prehispánico (es la clase de persona que habla de "nosotros antes de la llegada de los españoles"). Héctor Díaz Polanco defiende la "discriminación positiva" al estilo Demócrata estadounidense y tiene todos los malos reflejos de la clique latinoamericanista. Francisco Paco Ignacio Taibo II (Taibo Mahojo) cree que "volarle las neuronas al pueblo" en las rancherías es publicar a los amigos, a quienes entregó El Trimestre Económico ("ahora nos toca a nosotros"), y editar cosas de mal gusto y muy violentas como Subasta, de la ecuatoriana Maria Fernanda Ampuero, en la colección Vientos del Pueblo del Fondo de Cultura Económica. El Fisgón, Rafael Barajas, no puede abstenerse de los compadres y quien sin duda bate todos los récords de desverguenza es el Secretario de Adulación Pública, John Ackerman, quien hace un uso faccioso de recursos públicos y universitarios. Ninguna de estas personas que llegan a creerse personajes (Dussel convencido de que es Enrique Dussel, Ackerman personificando en escena a John Ackerman) tuitea jamás o dice jamás en alguna entrevista algo en favor, pongamos, de la reforma del sistema de justicia, o de cambios en la enseñanza pública (como lo ya mencionado de la revalorización del civismo y la historia), o de la necesidad de una educación cívica y moral (salvo Dussel, pero para ponerse por encima de Alfonso Reyes). Se gasta un poco demasiado en programas sociales materiales (no todos son buenos) y no se le hace ningún caso a AMLO en la necesidad de una educación popular, siendo que el mismo mandatario ha dicho que llega a haber corrupción abajo, aunque sea por toda la impregnación que dejaron los últimos sexenios. Toda una parte del lópezobradorismo, con chicos y chicas de Berkeley, empuja a "repúblicas amorosas" y protocolarias-tecnócratas en lugar de posibilidades de acceso a distintas educaciones para el pueblo. El mandatario mexicano puede decir lo que quiera sobre la importancia nutricia de la cultura: los suyos no le hacen el menor caso y hasta permiten recortes gigantescos en el presupuesto de la Secretaría de Cultura mientras se mantienen proyectos magnificentes innecesarios (del tipo Chapultepec-Los Pinos, que podía esperar un año).(da click en el botón de reproducción para recordar a otro Oscar Chávez).

FANÁTICAMENTE MODERADOS

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