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lunes, 1 de junio de 2020

¿LA MEDICINA? ¿CUAL MEDICINA?

Lo que parece haber sido un intento de la revista The Lancet por desacreditar a la hidroxicloroquina como cura para la Covid 19 se topó con pared.  Más de 100 médicos y estadísticos del mundo declararon que los datos del trabajo debían ser revisados para corregirlos o retirar el texto. Aunque el responsable del programa contra la malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Pedro Alonso, afirmó que el trabajo tiene "inconsistencias alarmantes", el mismo organismo se mantenía hasta el día de hoy en la suspensión del ensayo clínico con el fármaco, decisión tomada sobre la base de un fiasco. El editor de The Lancet, Richard Horton, recibió una carta de científicos británicos de renombre solicitando que se dieran a conocer los dictámenes doble ciego del artículo, ya que éste incluso inventó datos sobre Australia y Africa. Inexplicablemente, la publicación fue repercutida de inmediato (sobre todo en medios globalistas, tipo CNN-Cable News Network) aunque se tratara de una estafa. Lo que es igual de grave, a través de Russia Today en español, Inna Afinogenova se refirió al texto de The Lancet como si acabara de hablar, otra vez, La Ciencia o La Medicina, cosas que no existen, como tampoco, salvo en ámbitos limitados, existe La Comunidad Científica, del mismo modo en que no existe La Comunidad Deportiva, La Comunidad Bailarina o La Comunidad Periodística. Como lo ha recordado el doctor marsellés (Francia) Didier Raoult, la ciencia se mueve gracias a la controversia. Y el artículo de The Lancet fue repercutido como "el fin de la controversia". No está de más señalar que al menos uno de los firmantes del artículo (el mismo que olvidó declarar ciertos vínculos de interés) es de la Escuela Médica de Harvard (Harvard Medical School) que tiene entre quienes la financian a la Fundación Bill y Melinda Gates y a la Fundación Rockefeller. El actual presidente de la Fundación Rockefeller, Rajiv Shah, trabajó para la Fundación Bill y Melinda Gates en Africa y luego fue nombrado por Hillary Clinton a la cabeza de la Agencia de Estados Unidos pra el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), sirviendo por lo demás de puente para que la señora se reuniera con altos jerarcas militares estadounidenses. La Fundación Rockefeller ha propuesto, al igual que Bill Gates, planes "jerarquizados" (más o menos de "acuartelamiento") para la población en casos de pandemias.
      Algunos gobiernos decidieron no hacer mucho caso de la suspensión de la OMS, como Senegal o Rusia, pero también como El Salvador, que no hizo más que una recomendación formal, dejando a pacientes y médicos en libertad de usar hidroxicloroquina (la toma de manera profiláctica el presidente salvadoreño Nayib Bukele, para más señas). Costa Rica reveló que estaba usando hidroxicloroquina con muy buenos resultados: sólo poco menos del 30 % de los pacientes tuvieron efectos adversos que no fueron cardíacos, sino gastrointestinales, por lo que la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) optó por seguir con los estudios en curso sobre el antipalúdico. España tomó una decisión similar.
    El asunto va más lejos: Anthony Fauci, el "epidemiólogo de la Casa Blanca", opuesto al desconfinamiento y partidario de un eterno "distanciamiento social", se había mostrado más que escéptico sobre la hidroxicloroquina, dando a entender que es "peligrosa",  pero no puede no saber que el fármaco se reveló útil contra el SRAS-Cov (Síndrome  Respiratorio Agudo Severo, el primero) según estudios publicados en 2002 y 2005 por el Journal of Virology, por lo que en ese entonces la cloroquina fue aprobada por los CDC (Centers for Disease Control, Centros para el Control de Enfermedades, por sus siglas en inglés) estadounidenses. ¿Qué tanto ignora o finge ignorar Fauci, quien además de inmunólogo es reumatólogo? El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), a cargo de Fauci, trabaja con la Fundación de Gates en busca de una vacuna. Por cierto, recientemente, The Lancet bloqueó un artículo según el cual 100 mil reumatólogos se expresan bien de la hidroxicloroquina (usada para enfermedades autoinmunes).
     Por lo visto, lo que se espera es La Vacuna (y Gates quiere el pasaporte Covid 19, es decir, la certificación de haber sido vacunado para poder viajar). Dicho sea de paso, Rusia, según el portal oficial Sputnik, probó con éxito un antiviral contra la Covid 19. En realidad, el portal omitió decir que el fármaco ya fue probado con éxito en China (donde la cloroquina está desde febrero en la Guía de Tratamientos contra la Covid 19) y es de origen japonés (favipiravir). Como la hidroxicloroquina, se trata de un medicamento barato y que se puede fabricar en genérico. Con el aplomo que la caracteriza para errar con cierta frecuencia, la esposa del mandatario de México, Beatriz Gutiérrez Muller, aseveró: "hasta que no exista vacuna contra el Covid 19 debemos seguir cuidándonos". Así que el plan es mantenerse socialmente disgregados en lo que llega una vacuna, a sabiendas, por lo demás, de que ésta no representa forzosamente una garantía absoluta (ahí está el caso de la vacuna contra la influenza). Habiendo tratamientos efectivos, sobre todo en fases precoces de la Covid 19, se insiste como Fauci en que "no hay nada", en medidas erráticas (Suecia casi no confinó y tuvo curvas epidémicas similares a las de países que sí confinaron, además de una tasa de mortalidad por millón de habitantes superada por Bélgica, España, Francia, Reino Unido e Italia) y en seguir ciegamente a una ciencia dudosa.
     Según Richard Smith, antiguo redactor en jefe del British Medical Journal, "la mayoría de los estudios científicos son erróneos, y lo son porque los científicos se interesan en el financiamiento y en sus carreras antes que en la verdad", lo que es igualmente válido para las ciencias sociales y se traduce por medidas estrafalarias de medición disfrazada del rating y de evitación de toda controversia (no se discute nada en colectivo, sino que cada quien se lanza al ruedo con su speech en busca de likes mediante la bibliometría). "La profesión médica, continúa Smith, está comprada por la industria farmaceútica, no solamente en términos de práctica de la medicina, sino también en términos de enseñanza e investigación. Las instituciones académicas se permiten ser los agentes remunerados de la industria farmaceútica, es vergonzoso". Patricia J. García ya se había expresado así en 2019 en The Lancet: "la corrupción forma parte integrante de los sistemas de salud. A lo largo de toda mi vida como investigadora, de especialista en salud pública y como ministra de salud (lo fue en el Perú, nota nuestra), pude constatar que la deshonestidad y el fraude estaban anclados por todas partes. Aunque sea uno de los principales obstáculos a la puesta en marcha de una cobertura médica universal, la corrupción rara vez es evocada abiertamente".
     En realidad, no hay nada extraño bajo un sistema en el cual se confunde trabajar con hacer negocios, lo mismo que le pasa por lo demás a la educación superior. Y los gremios médicos todavía se enojan cuando el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, les dice que la medicina se volvió en las últimas décadas en asunto de "comerciantes de la salud". ¿Se indignan los galenos mientras los títulos de médico se venden a 150 mil pesos, según un denuncia reciente?¿No entienden por qué en muchos países no hay personal especializado para atender este tipo de emergencias, desde gente conocedora de bioestadística hasta la capaz de manejar intubaciones? Habría que cuidarse de idealizar a los médicos, quienes muchas veces no son ningunos héroes, y a la ciencia, que no se juega en los medios de comunicación masiva y su manera de recurrir a "los expertos dicen...".











FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...