Volvemos por única ocasión sobre el tema, ya que en México el sexenio corre y no se ha escuchado lo que tuvieron algunos que decir sobre las razones del fracaso de más de un gobierno progresista al sur del Suchiate, el río que separa territorio mexicano del guatemalteco: no se atendió la educación ni la cultura, algo que poco tiene que ver con "politizar a las masas" a ultranza. En el límite, a la gente se la maleducó, al estar dándole sin pedirle nada, ni mucho menos llamarla a cumplir con obligaciones (basta ver lo que ocurre en la Ciudad de México, "capital de los derechos": ni el menor cambio en la conducta cívica). Por lo visto, la secretaria de Cultura mexicana, Alejandra Frausto, no despega y tiene cierta tendencia a creer que la cultura, más que creación y herencia colectivas, es asunto de arranques de unas cuantas "grandes personalidades", lo mismo que cree la derecha, que no sale de unos pocos "genios" muertos(como se supone que lo fue Octavio Paz) o vivos (como Mario Vargas Llosa, el Marqués). De la misma manera en que la derecha se agrupa en unos pocos cenáculos con sus "personalidades" (Letras Libres, Nexos, el "narrismo" universitario que se toma en sus desplegados por "La Comunidad Científica"...), la izquierda lo imita, y mal. El lópezobradorismo tiene unos cuantos aspirantes a "figurones", pero no mucho más, si se descarta el mundo youtubero.
La derecha no está muy calificada para criticar el nepotismo: que papá Enrique (Krauze) se la pase retuiteando a su hijito León (Krauze) no es muy glorioso. Algunos le han buscado al lópezobradorismo nepotismos inexistentes. Tomemos el ejemplo de los "siete parientes" (algunos francamente muy indirectos) que un periódico le quiso sacar a la secretaria de Trabajo y Previsión Social, Luisa Alcalde. Ninguno de la parentela estaba en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, más de uno estaba en la función pública desde antes de la llegada del mandatario Andrés Manuel López Obrador y, que se sepa, Alcalde no intervino ni influyó para la nominación de ninguno, tampoco. La secretaria explicó que cada uno "tiene su propia historia" y que no había antecedentes familiares de tráfico de favores o de influencias. Que Bertha Luján, madre de la secretaria, tenga un papel destacado en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tampoco indica que Alcalde la haya colocado (aunque sí que el nombramiento de Alcalde "le sonó" a López Obrador por el antecedente de Luján, sin que ello implique que fue ésta quien empujó a su hija al cargo). Tampoco se le puede buscar mayor cosa a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, ya que no fue con su cargo actual que le consiguió a su esposo una jugosa jubilación de Petróleos Mexicanos (Pemex). No estaría de más agregar que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le rechazó sus ventiladores al hijo de Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y con cierto estilo priísta de mezclar los dineros y las señoras. Hasta aquí, a grandes rasgos, se cumplió uno de los 50 lineamientos generales para el combate a la corrupción planteados desde 2018 por López Obrador: punto 26, no podrá contratarse a familiares. Ninguno de los mencionados los contrató.
Algo un poco distinto sucede en el mundillo intelectual: entre los encargados de redactar la Constitución Moral se amaneció Verónica Velasco, quien no sabe del tema, salvo que a las mujeres mexicanas se las vaya a poner al libertinaje de Las Aparicio. Velasco es la esposa de Epigmenio Ibarra, el periodista y hombre de Argos, toda una escuela televisiva del destrampe, sin necesidad de pasar por "La Bandida" o "La Comanche". La periodista Lydia Cacho hizo bien en recordarle a Ibarra que nadie lo censuró en el pasado, pero hay más: pareciera que a Ibarra le dieron vuelo para que terminara de demostrar, muy en el estilo priísta, que se le puede hacer a todo, y que, ya que acabaremos todos en cadáver putrefacto, podemos irnos pudriendo de una buena vez. Gracias a Argos, la corrupción de las costumbres bien podía empezar a aparecer como ejercicio de "los derechos y las libertades". Los medios de comunicación masiva mexicanos actuales, opositores, no parecen entender que en el lópezobradorismo, no exento de defectos (como los de quienes quieren "trascender"), no hay mayor vocación de podrirse sin la menor convicción de nada.
Al secretario de Adulación Pública, John M. Ackerman Rose, lo encumbró antes del lópezobradorismo el "narrismo" universitario (no exactamente el priísta, sino el fiel a las prebendas del seductor de la patria), con una trayectoria meteórica sin mayor mérito científico, aunque sí muchas "conexiones" (Open Society Institute de George Soros, Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional-USAID, etcétera...). Al poco rato, la universidad pública, siempre atenta al "equilibrio de grupos políticos" antes que al mérito académico, le dió a dicho secretario, émulo de la desverguenza de un Butch Cassidy o un Sundance Kid (se trató de asaltabancos gringos en Argentina y Bolivia a finales del siglo XIX), un programa con el que efectivamente, como lo ha señalado Guillermo Sheridan, se ha dedicado al activismo contra el Estatuto General universitario y además, al nepotismo. Junto con su lanchera, la cuasi-acapulqueña Irma Sandoval (actual secretaria de la Función Pública), igualmente promovida vertiginosamente por el "narrismo", el secretario en cuestión colocó en su programa a la tía y a la prima de su señora. Aquí sí se trata de nepotismo. No está mal echarle un vistazo al comité académico asesor, lo que Sheridan omite: resulta que Elenita Poniatowska es académica (y también que en dicho comité están los favores pagados). El comité directivo deja ver las maniobras de la pareja, Bonnie & Clyde del "narrismo", y es una pena que se haya querido utilizar a Margarita Ríos-Farjat para algo que es, aunque Sheridan quiera ser malicioso como acostumbrado, efectivamente"cuasi-bolivariano". Basta con saber del dinero recibido de parte del chavismo por el español Juan Carlos Monedero (algo así como el Joaquín Sabina del asunto, para seguir en sinverguenzas), miembro del consejo asesor internacional del programa. Cosas del Estado Libre Asociado, este podría ser el próximo Diálogo por la Democracia (imagínate dando click en el botón de reproducción las andanzas soñadas del secretario por el campus):