Kamala Harris, la candidata Demócrata a la vicepresidencia de Estados Unidos, tiene algunas cosas raras en su haber. A título de ejemplo: cuando se postuló en dos ocasiones para la reelección como fiscal general del estado de California (2011 y 2013), tuvo entre sus donantes...¿a que no adivinan? Pues a Donald Trump e Ivanka Trump, la hija del primero. Al parecer, al final los Trump se asquearon de Harris por su manera de llevar el caso Brett Kavanaugh. Poco importa: Harris se había negado alguna vez a juzgar a Steve Mnuchin, director del One West Bank (IndyMac), aunque lo sugiriera el Departamento de Justicia californiano. Mnuchin es actualmente, en la administración Trump, el secretario del Tesoro de Estados Unidos. Harris fue la única Demócrata en recibir dinero de Mnuchin cuando fue precandidata en el 2016. Gran perseguidora de pequeños traficantes de droga y de otros asuntos delictivos menores, Harris se las arregló en su carrera para no tocar demasiado a banqueros, compañías petroleras e inmobiliarias transgresoras o fraudulentas. Tampoco importunó mucho a policías corruptos.
Es hija de estudiantes de Berkeley. El Demócrata Bernie Sanders tuiteó que Harris defenderá a los trabajadores, pero los primeros en festejar su candidatura oficial a la vicepresidencia estuvieron en Wall Street. Se pusieron eufóricos. La hija de Berkeley ni siquiera es muy coherente en defender la salud para todos (Medicare for all), contra lo que parece creer el muy alineado Sanders. Un día que sí y otro que no, todo mientras no se toque a las aseguradoras privadas. En política exterior, Harris ya se ha hecho notar por ser muy pro-israelí, así haya que terminar de pasar sobre la Franja de Gaza.
Ya se sabe que los Obama, como los Clinton, son la clase de advenedizos que han terminado forrados de dinero. Kamala Harris tiene propiedades en tres de los lugares más caros de Estados Unidos: San Francisco, DC (Distrito de Columbia) y Brentwood. Hasta el portal Counterpunch ha hecho notar que terminará siendo más rica al final del espectáculo. Como la señora Killary, Harris tiene la reputación de tener hielo en las venas. Eso sí, el ex mandatario Barack Obama no dudó en decir en 2013 que Harris era la fiscal general "de mejor vista" del país (best looking, tuvo que aguar el elogio porque pareció "sexista"). El caso estaría en ¿Por qué los hombres aman a las cabronas? si no fuera porque ellos prefieren a Trump, a diferencia de una mayoría de mujeres que por lo visto gustan del estilacho en Estados Unidos (y que se difunde por doquier): la tipa que exuda "buenismo" y que a la primera oportunidad no actúa más que en función estricta de sus beneficios de advenediza. Sus apariciones en el Russiagate demostraron que ni sabe escuchar. Atropella al interlocutor. Así que tal vez le quede cierta canción (da click en el botón de reproducción, Kamala está abajo, escuchando).