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martes, 18 de agosto de 2020

LA BOLSA O LA VIDA

Es de suponer que algún tipo de gracia puede encontrarse en el escribir para no aportar nada o, a lo sumo, para hacerse el interesante y al mismo tiempo quedar bien para no caerse y ganar en cambio más favores por parte del poder, así sea el colectivo de amigotes en la oposición. El problema es que es así que se genera actualmente lo que se conoce por "opinión pública". Esta no ha jugado ningún papel positivo en la epidemia del SARS-Cov-2, que apenas acaba de rebasar en número de muertos el promedio anual más bajo de muertes por gripe estacional. Desde un principio, dicha "opinión" se hizo eco de la creencia de que sólo con una vacuna se puede enfrentar la enfermedad de la Covid 19. Esa creencia surgió de los interesados en la vacuna misma, por cuestiones que no tienen mucho que ver con "conspiraciones" o con ser víctimas de "falsas noticias". Es perfectamente normal que un sistema que se rige por el negocio busque hacer negocio, y desde el principio está la oportunidad de hacerlo con miles de millones de habitantes a quienes se les ha infundido toda clase de miedos. Mientras unos se asustan, fortunas como la de Bill Gates se incrementan de 40 % en pocos meses.

     Está tan claro que cuando aparece una vacuna, como la rusa, de inmediato se hace campaña en contra porque la que se "debe" esperar, para no salir del montón, es la de Gates, para más señas la de la Universidad de Oxford y la empresa AstraZeneca. Esta vacuna, como la rusa, no había pasado por todas las etapas de comprobación que ya, curiosamente, dos países de América Latina, México y Argentina, ambos progresistas, se comprometieron a producirla. Desde luego que hubo fisuras, porque el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, terminó afirmando que si la vacuna rusa funcionaba, le interesaba. No hubo ningún eco porque, así como alguna vez hubo Chicago boys, ahora hay algo así como Berkeley boys que creen, desde la izquierda, que lo mejor es "la izquierda del imperio": !corrieron a colgarse de la vacuna de Gates (aunque a la larga hubo excepciones como la del canciller Marcelo Ebrard), como antes el secretario de Salud mexicano, Jorge Alcocer, trató de colgarse de un medicamento, el antirretroviral Remdesivir, del que ya no se ha oído mayor cosa, tal vez porque no es especialmente bueno para los enfermos de Covid 19!. El asunto no ha tenido ninguna continuidad, pese a que el fármaco fue recomendado por el nefasto "epidemiólogo de la Casa Blanca", Anthony Fauci, admirador de Hillary Clinton, y por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para más señas: hace poco, AstraZeneca estaba buscando una forma de fusión con Gilead, productora del Remdesivir, y que se vió involucrada en toda la campaña, entre médicos y revistas científicas con claros conflictos de interés, para desacreditar la hidroxicloroquina como tratamiento (junto con el antibiótico azitromicina y eventualmente zinc) contra la Covid 19. No se trata de ningún complot, sino de grupos de interés afines en el negocio, que como buenos capitalistas, buscaron destruir cualquier competencia. Así, Fauci logró descalificar la hidroxicloroquina en reuniones donde 11 de los 20 científicos llamados tenían conflictos de interés, que importaron muy poco. Importó igualmente poco armar una campaña contra una vacuna rusa con argumentos válidos contra "La Vacuna" (Oxford/AstraZeneca), que tampoco ha completado todas las fases comprobatorias y va de hecho más atrasada que la rusa. También pesó un silencio sepulcral sobre el hecho de que una empresa china tuviera casi lista una vacuna. No es ningún "nacionalismo de las vacunas" ni pleito geopolítico: la diferencia está en creer en la vida o creer ante todo en el negocio. Por cierto que, debido al adenovirus usado en su creación, la vacuna rusa podría ser más eficaz que la de Oxford/AstraZeneca, y no según los rusos, sino de acuerdo con una inmunóloga israelí, Polina Stepénskaya (Centro Médico Hadassah de Israel). No importa. Si mañana Gates les vende agua de jamaica inyectable, la adquirirán masivamente y se la inyectarán con la misma enjundia con la que descalificaron el dióxido de cloro del mandatario estadounidense Donald Trump, sin entender siquiera de qué se trató. ¿Alguien ha seguido de cerca las predicciones de Gates sobre la epidemia y la economía? Al parecer, hoy cualquiera se mete a tarotista, al margen de que el ex de Microsoft tenga uno que otro acierto.

     La vacuna Oxford/AstraZeneca, de ser útil, no estaría disponible sino hasta principios del 2021, tiempo suficiente para que, extinguiéndose y quedando probablemente en estado endémico, la Covid 19 siga llevándose miles de vidas que hubieran podido salvarse si se hubiera hecho caso de tratamientos probadamente exitosos (incluyendo el favipiravir, sobre el que siguen fluyendo muchas noticias muy positivas). ¿Más pruebas de que no se trata de salvar vidas? El ministro de salud de Francia, el señor Olivier Véran, no esperó ni cinco minutos para declarar: "no pienso darle mi confianza a ninguna vacuna rusa". Entretanto, un antiguo director de la estadounidense FDA (Food and Drug Administration, o Administración de Alimentos y Medicamentos), que lo era hasta principios de este año, Scott Gottlieb, acaba de entrar en la junta directiva de Pfizer. Insistamos, no hay "complot", simplemente se está en un sistema en el cual, salvo cretinismo agudo, al parecer, se "debe" seguir la pista del dinero o, más bien dicho, de la ganancia. Si se siguen otras rutas, se obtiene por ejemplo que en Uganda, un país africano con 42 millones de habitantes, se prescribe con facilidad antipalúdicos (contra la malaria, la hidroxicloroquina lo es): llevan apenas 13 muertos por la Covid 19, no cerca de 60 mil. Entretanto, en Estados Unidos, y mientras se culpa a Trump de cualquier cosa, el gobernador de Minnesota o legisladores de Virginia deben dar duras batallas para que no se proscriba la hidroxicloroquina. Lo más fantástico es que se haya querido hacer pasar, como lo hicieron casi todas las agencias noticiosas, curas probadas -no era tan necesaria ni urgente la vacuna- por "magia" (el "druida" Didier Raoult, por ejemplo), "charlatanería" y "ausencia de rigor científico", todo repetido por gente que nunca se mete a indagar ni parece poseer siquiera un mínimo de curiosidad. Como no la tienen, seguramente no sepan que según Fauci La Vacuna puede tener tan sólo entre un 50% y un 60 % de eficacia (a ver si no resulta en algo como el Tamiflú), cosa que no se ha dicho de la rusa. Entre 50 % y 60 % de efectividad es por cierto lo que alcanzan -a lo sumo- las frases pronunciadas por Joseph "Robinette" Biden, candidato Demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Es la misma banda. Hasta la Pau lo entiende, ¿no? (da click en el botón de reproducción).


FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...