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viernes, 14 de agosto de 2020

MEXICO:¿CUAL NARCOGOBIERNO?!NADIE HA VISTO NINGÚN NARCOGOBIERNO!

 ¿Pues en dónde tenían la cabeza? El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, fue llevado casi a retractarse de haber dicho que durante el periodo del mandatario Felipe Calderón (de derecha, Acción Nacional) México fue un "narcoestado". Cierto, no todo el Estado enterito estaba infiltrado por el narco. La economía mexicana sí, casi completita: el 81 % llegó a ser tocado directa o indirectamente por el dinero del narcotráfico, según lo denunció en su momento la periodista Babette Stern. Nomás la puntita. México quedó "casi embarazado" por el narco.

     El asunto se estuvo oliendo en las calles durante sexenios (no nada más con Calderón), con medio mundo aficionado a la música de banda sinaloense, a todo ruido en lugares tan alejados de Sinaloa como los taxis de la Ciudad de México o los mercados de Villahermosa, en el estado de Tabasco (sureste). Quien no ululaba con "Una aventura" de la Banda El Recodo (abajo, con Julio Preciado, da click en el botón de reproducción) lo hacía con "Derecho de antiguedad", de la Original Banda El Limón. Ya se oye menos y hay "variedad", pero escandalizaron durante por lo menos dos sexenios (el de Calderón y el de Vicente Fox), y ahora se negará que fuera sintomático este gusto musical (López Obrador no ha impuesto alguno suyo).

     Con Calderón fue complicado. Habría pactado con Estados Unidos dejarle el negocio a un solo cartel, el de Sinaloa. Lo admitió el mismo cartel en juicios en Estados Unidos, país que no quería erradicar el problema, sino participar del negocio ejerciendo un buen control, como que tirándole a monopolio. ¿Bajo qué presidencia? La de Barack Obama, para más señas, el hombre que eludió el Obamagate y que pone como modelo el ex ministro de Cultura cubano y hoy presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto..

     Los interesados repetirán que Calderón desató "la guerra contra las drogas", siendo que le limpió el terreno al cartel mencionado porque de otro modo el mercado ya era incontrolable. Los mismos panistas llegaron a reconocer, por boca de Ernesto Cordero, quien fuera secretario de Hacienda, que el sexenio de Fox había dejado una situación desastrosa, por lo que había que poner orden. Se hizo, y diríase que fue casi lo único que se hizo (¿no debía hacerse?). Algunos, como quien fuera secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, parecen haber optado por actuar por cuenta propia e ir un poco más lejos, o bastante. Ahora trata de defenderlo ese madruguete viviente "periodístico" que es Carlos Marín, en nombre de la presunción de inocencia. Muy bien. Se presume que García Luna, además de rentarle el aeropuerto internacional de la Ciudad de México al cartel de Sinaloa, le rentaba a la vez -se presume- el de Toluca al cartel de los Beltrán Leyva. Era tan descarado que se presume que los policías se tiroteaban en pleno aeropuerto  capitalino(¿o ya se olvidó lo ocurrido en la Terminal 2?), por cargamentos de droga procedentes presumiblemente de Sudamérica, se presume que para colmo en vuelos de Aeroméxico. Está bien, hasta nueva orden García Luna es "presunto culpable", él que se permitía hasta balear, se presume, a estadounidenses por la carretera a Cuernavaca. Son tan divertidos que en otros asuntos se han acordado de que sobre Emilio Lozoya. el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), recaerá la carga de la prueba sobre el involucramiento de medio mundo del antiguo régimen en fraudes electorales y otros enjuagues. De repente, se han acordado de la ley todos los que no la tuvieron en cuenta, por ejemplo en el caso de Florence Cassez, cuyo expediente no tenía mayor cosa que resistiera a la lógica, salvo en cabezas como la de Marín o la de quien le escribía una"carta a la secuestradora". ¿Qué tal una carta al pobre García Luna?

     Algunos, como el columnista de La Jornada, Pedro Miguel, junto con aducir que el de Calderón era un "narcogobierno" quieren para provecho propio hacer remontar las cosas hasta 1989, con la elección de Carlos Salinas de Gortari (1988), aunque en realidad llegan, como en su momento lo denunció el ex priísta (oficialista) Porfirio Muñoz Ledo, hasta un pacto durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988), que involucró a Estados Unidos. Estaba tras la pista desde mediados de los '80 el periodista Manuel Buendía, y lo asesinaron. Al mismo tiempo que se está en el vasallaje, pareciera que en México nada tiene que ver con el vecino del norte y que todo es cosa de peleas locales que deben llevarse al estilo Canelo contra Pacquiao. México lleva unos 40 años con la economía a flote en buena medida no gracias al TLCAN (el extinto Tratado de Libre Comercio de América del Norte), que arrancó en 1994 y hoy es T-MEC (Tratado México Estados Unidos Canadá), sino al "emprendedurismo" de empresarios de talla como El Mayo o El Azul y a la capacidad de medio mundo para hacerse de la vista gorda sobre el origen de muchos dineros ("claro, si tú no te metes con ellos, ellos no se meten contigo", que lo diga el municipio tapatío de Zapopan o que lo canten, como ya lo hacían en los años '80 o incluso desde antes, los de Rosa Morada, Los Tigres del Norte).¿Los narcocorridos o las películas de narcos comenzaron acaso con Calderón? Dejemos las cosas en que narcoestados son Guinea-Bissau, Afganistán y Kosovo. En el caso de México, no se trata más que de presunciones, y todos los involucrados (¿en qué, eh?) tienen derecho, ahora sí, a la presunción de inocencia que tan alegremente pisotearon. Por cierto: hay que ver la excitación del artero compulsivo Pablo Hiriart con Joe Biden y el éxtasis de Leo Zuckermann con Kamala Harris. Exigimos ser estafados.


FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...