Lo que se hace en el mundo para dejar correr la epidemia del SARS-Cov-2 hasta que se imponga el negocio deseado de una vacuna, y no de cualquier vacuna, no deja de ser sorprendente. El anuncio reciente de la empresa farmaceútica AstraZeneca de que interrumpiría temporalmente la investigación sobre la vacuna, a raíz de un reacción adversa en un paciente, que tuvo mielitis transversa, fue tomado como el riesgo de una catástrofe, por lo que de inmediato alguien como el subsecretario mexicano de Salud, el "bombón" Hugo López-Gatell, salió a garantizar que se retomarían los ensayos para tener "la" vacuna. Casi al mismo tiempo, López-Gatell, incluso contra los procedimientos del gobierno de México, salió a decir que el intercambio de opiniones en un foro virtual organizado por el gobierno de Rusia para promover la vacuna Sputnik V no había sido más que un "monólogo". Ninguno de los nueve representantes del gobierno mexicano abrió la boca, pero, contra lo que dijo el subsecretario, sí lo hicieron autoridades de países como Bolivia y Venezuela. A través de una empresa farmaceútica, México debería recibir 32 millones de dosis de la vacuna rusa, y América Latina en su conjunto, 100 millones de dosis, por lo pronto. A juzgar por algunos "comentaristas", pareciera que quien se ponga la vacuna rusa puede volverse comunista, convertirse en oso o inyectarse vodka sin saberlo y quedar a merced del zar Vlady. De hecho, ya saltaron algunos científicos a pedir explicaciones sobre un artículo en la revista científica The Lancet que aseguró que la vacuna rusa no implica riesgos. Es falso que hayan protestado "especialistas de todo el mundo", salvo que en el planeta haya "una treintena de países". The Lancet, que no para de hacer tonterías (ya había publicado un bodrio contra la hidroxicloroquina que luego debió retirarse de la publicación), llamó como sea a los autores del artículo al "debate científico", aún cuando los científicos que protestaban fueron desmentidos por los encargados rusos del producto. En términos generales, gran parte de lo que se hace pasar por "la comunidad científica" y cree monopolizar la ciencia ha hecho en el mejor de los casos un papelón, y demostrado en el peor que los llamados "conflictos de interés" pueden cegar.
En primer lugar, los rusos y soviéticos tienen una larga tradición de trabajo con vacunas. Y en segundo lugar, resulta que los occidentales no tanto, por lo que llegan a ocurrir problemas como el que llevó a la suspensión temporal de los trabajos de AstraZeneca. En ciertas personas, algunas vacunas occidentales pueden tener efectos adversos, como los neurológicos o el síndrome de Guillain-Barré, por vacunarse contra la influenza, o afectaciones a la médula espinal. A lo que se está "apostando", como lo dijo extrañamente un "zar" mexicano de la influenza (¿se están haciendo apuestas con la salud humana?), es en realidad a una vacuna no exenta de riesgos (por lo pronto) con tal de no aceptar a "la competencia" (la vacuna rusa), ya solicitada por una veintena de países. Muy cierto: se están haciendo "apuestas" en plena crisis sanitaria y no falta quien crea que rusos y chinos también están como en un casino.
Por lo demás, el portal oficial del gobierno mexicano sigue considerando como "carente de evidencia" la hidroxicloroquina, que se ha estado utilizando en la mitad de países del mundo y en la mitad de Estados Unidos. Los estudios científicos disponibles muestran una mortalidad mucho más baja entre los que usan hidroxicloroquina que entre los que no la usan. En 101 estudios sobre el uso de la hidroxicloroquina en pacientes con la Covid 19 se ha demostrado que en estadios leves a moderados sana el 100 % de los pacientes (99% en el protocolo Zelenko). Pero no es la orden de los globalistas y financieros, que le bloquearon en Youtube un video al presidente brasileño Jair Bolsonaro por promover este fármaco, con el que se curó, y le bloquearon un video en el mismo sitio al doctor marsellés (Francia) Didier Raoult. No es una "guerra de las vacunas" por "geopolítica": es otra cosa, la disposición del negocio a llegar hasta el fraude (¿no sucedió ya con el antiviral Remdesivir?¿O en otra época con el Tamiflú?), a costa del paciente (convertido en "cliente") con tal de ganar y no dejar pasar alguna otra alternativa. Curiosamente, el portal mexicano mencionado incluye entre los medicamentos "sin evidencias" los anticoagulantes, lo que no es cierto (el efectivo protocolo Math utiliza la heparina).
Hay asuntos todavía más simpáticos. Hace poco, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le recetó a Belarús, junto con un préstamo, medidas obligatorias de confinamiento y de uso de cubrebocas. Hay países como Francia, donde el confinamiento fue bastante drástico, que tienen casi 450 muertos por millón de habitantes. Belarús, con medidas menores, tiene 67,7 muertos por millón de habitantes. Sacar alguna conclusión supondría admitir que, aún con un nivel de vida austero, Belarús sabe ocuparse de sus enfermos, mientras que Francia, como en su momento Italia y España, ostentaron su manera de dejar morir a los ancianos y su negligencia con los médicos y las enfermeras en los hospitales, siempre por cuestiones de dinero. En el caso de México, López-Gatell o la secretaría de Salud confunden el juramento hipocrático con la frase socrática ("sólo sé que no sé nada"). No es todo: algunos izquierdistas afirman que la hidroxicloroquina es "peligrosa" (como lo hizo Carlos Figueroa Ibarra en el portal Con Nuestra América, además de agregar algo inexacto sobre el dióxido de cloro) y otros piden el Premio Nobel para una brigada de médicos cubanos (la Henry Reeve), pero sin explicar, por ejemplo, que no hay relación de causa a efecto entre pobreza y contagios y muertes por la Covid 19: México está entre los países del mundo con más muertes por millón de habitantes (549), mientras que Haití registra 214 muertos en total (el país caribeño tiene 11 millones de habitantes), y tiene una epidemia a la baja con días con cero muertos (cualquier mapa de la Covid 19 muestra por lo demás su baja incidencia en Africa)..No es cierto que haya un interés especial por la suerte de los más pobres ante las epidemias. En 2010, una epidemia de cólera se cobró en Haití la vida de cerca de 10 mil personas (hasta principios de 2013) en medio de las más completa indiferencia mundial.
La cifra de muertes por la Covid 19 ya rebasó el promedio anual de fallecimientos por gripe estacional, pero no es la peste, ni negra ni bubónica, ni la gripe española (que mató a 50 millones de personas), y ni siquiera la epidemia más grave de los últimos tiempos. La gripe asiática de 1957 mató como mínimo a un millón de personas en un planeta que tenía casi tres mil millones de habitantes, y no fue para tanto alboroto. La gripe "de Hong Kong" de 1968 mató a un millón de personas en un planeta con 3 mil 600 millones de habitantes, sin escándalo. La Covid 19 se ha cobrado 920 mil 930 vidas en un planeta que tiene 7 mil 600 millones de habitantes o incluso un poco más. Lo que cuenta no es la cura, sino un "todo se vale" para asegurarle el negocio a unos pocos: negar que hay tratamientos eficaces (varios), inventarle eficacia a tratamientos inútiles (como se hizo con el Remdesivir), poner a las principales agencias noticiosas a la charlatanería en nombre de la lucha contra las fake news y para colmo, desconfiar de una vacuna segura en espera de una gran marca que no da plenas garantías, y que por lo demás lo reconoce abierta o cínicamente, como se prefiera decir. Que ruede el mundo...(da click en el botón de reproducción).