Como ya se ha sugerido en más de una ocasión, los debates intelectuales no son el fuerte del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien a principios del año pasado tuvo la ocurrencia de pedirles a España y al Papa que "pidieran perdón" por los hechos de la Conquista. A juzgar por un video hecho por esa época en las ruinas prehispánicas de Comalcalco, en el estado de Tabasco, la ocurrencia podría no haber sido exactamente de López Obrador, aunque éste clamara por las violaciones "a lo que ahora se conoce por Derechos Humanos", suficiente para que lógicamente España lo mandara a paseo. No es un secreto quién en el entorno muy muy cercano del presidente se ha metido a pontificar con errores sobre la "llamada Conquista" (sic). ¿No sería en verdad mejor que dirigiera el DIF (sistema para el Desarrollo Integral de la Familia)? Si bien López Obrador está definitivamente acomplejado ante un mundo que no domina, porque lo suyo ha sido el activismo, y por lo mismo mete la pata (en el vídeo de Comalcalco mezcló a yaquis con chinos y Tenochtitlán), mientras lo ningunean, tampoco es el último de los brutos. En efecto, López Obrador, atención, jamás pidió ese "perdón" para México, aunque mencionara a los padres de la Patria (por el modo sañudo con el que fueron perseguidos por los peninsulares, obviamente), sino para los pueblos originarios.
Todo viene a cuento porque el año 2021 se cumplirán, atención, 500 años de la caída de Tenochtitlán, provocada no nada más por un puñado de españolitos sino también por los miles de indios que los seguían, hartos de los aztecas; y 200 años (el Bicentenario) de la Independencia de México, que no impidió que los indios se encontraran entre los más maltratados de la nación. El mandatario habló de una absurda reconciliación porque hace rato que le llenaron la cabeza de "amor y paz". Tal vez otros quieran usufructuar las conmemoraciones y "trascender", al confundir, lo que no es el caso de López Obrador, intelectualidad y trascendencia. Eso explicaría que el presidente mexicano tenga arranques de alabanza a la "grandeza cultural de México" como los tenía el escritor y ensayista Carlos Fuentes o cualquier priísta (miembro del antiguo partido oficial, el Partido Revolucionario Institucional-PRI). Se supone que se puede aguantar de todo, hasta caer en la peor de las abyecciones, porque esa "grandeza" está para redimir a todos, más si se creen descendientes de Cuauhtémoc, como dice una extraña letra cantada por José Alfredo (más abajo, da click en el botón de reproducción).
Y es que sí, en realidad, parece que entre intelectuales se trata de timarse unos a otros, algo que le está encantando a la oposición mexicana, pero también a algunos "intelectos" del lópezobradorismo. Jorge Fernández Menéndez, el eterno censor, anticomunista y mentiroso serial, tuvo a bien recordar que México no existía cuando llegaron los españoles, por lo que la petición de López Obrador sería otro síntoma de su irremediable idiotez. Sólo que, como ya se anotó, el presidente de México no pidió el perdón para el país, sino para los pueblos originarios. Lo mejor es que ya ni se fijan en lo que escriben, o los periódicos no ponen la menor atención (El Universal, por ejemplo, se ha vuelto sensacional para toda suerte de errores de redacción). En Excélsior, Fernández Menéndez le aclaró al bruto de López Obrador que México no existía cuando llegaron los españoles !hace 700 años (sic)!!Caray, ya se estaban tardando! El columnista lo puso por lo menos dos veces. No señores, no hubo "invasión española" hace...700 años. Hay algo todavía más espléndido: después de la llegada del señorón Hernán Cortés y los suyos y la caída de Tenochtitlán, "pasaron -escribe el columnista- 500 años, cinco siglos, para que se consumara la Independencia". Entonces, o una de dos: entre 1521 y 1821 pasaron 500 años (puede ser, ¿verdad?, porque se deben haber hecho los años larguísimos o incluso eternos...), o Tenochtitlán cayó en 1321, por obra y gracia del Creador y de un plumífero. !Pero qué bruto es el presidente, señor Fernández Menéndez! Y todo, desde luego, con tal de montarse al carro de la conmemoración en el 2021. Al parecer, sigue siendo difícil explicar que algo no va ni en el mundo intelectual, ni en algunos de quienes, como López Obrador, sienten la necesidad de ponérsele enfrente.