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jueves, 12 de noviembre de 2020

DALE TU MANO AL INDIO...

 De regreso a Bolivia, el ex presidente boliviano Evo Morales ha sido recibido en algunos lugares, como Chimoré (Cochabamba), como todo un héroe. Puede que para algunos lo sea, pero por distintas razones: en realidad, ¿por su capacidad para organizar a la gente o por ser algo así como un self made indian que salió de una choza para llegar a lo más alto, según la sugerencia no muy inteligente del intelectual Héctor Díaz-Polanco, del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) mexicano? Morales tuvo hasta cierto punto suerte luego de haber cometido el error de querer reelegirse contra la decisión de un referéndum sobre el tema, por absurdo que haya sido. Como sea, no es en Bolivia el primer indio en llegar a las alturas del gobierno: ya lo había hecho antes Víctor Hugo Cárdenas, aymará vicepresidente entre 1993 y 1997, con el funesto gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Cárdenas (de apellido original Choquehuanca) llegó a dicho cargo por una alianza entre el demagógico Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y el Movimiento Revolucionario Tupac Katari de Liberación (MRTKL). Lo que no se dice es que, además de aliarse con el funesto Goni, Cárdenas tuvo tiempo de meter aún más la pata, al fungir como ministro de Educación del gobierno de facto recién saliente de Jeanine Añez, durante una gran parte de 2020. Antes, Morales y Cárdenas llegaron a enfrentarse y ante ello algunos indígenas se dividieron. El hecho es que parece haber indios no nada más del lado del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), y en todas partes capaces de aciertos como de errores, lo que indicaría su condición de seres humanos como otros.

     Viene a cuento porque, con motivo del Día de Muertos, en el Palacio Nacional mexicano se hizo una ofrenda y un homenaje a los muertos por la Covid 19 que incluyó un ritual indígena con todo y purificación del mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador. La senadora antes de MORENA y hoy de Acción Nacional, la sonorense Lilly Téllez, pidió ante el hecho más ciencia y menos "superchería" (aunque tal vez quiso decir "superstición"). Enseguida se ganó los insultos -repetidos por Díaz-Polanco, quien nunca se caracterizó por ser respetuoso con Téllez- de la representante indígena Irma Juan Carlos, quien defendió la medicina tradicional india, le manifestó "su desprecio" a la legisladora y remató: "no más personas racistas en el poder; no más personas de la hijoputez". Lo que no aclaráron ni la acción afirmativa al estilo estadounidense del vasallo Díaz Polanco ni la señora aborigen es qué mezcla de hierbas o qué tipo de limpia con copal curan la Covid 19. Si funciona, adelante, puesto que en China y en Venezuela se han utilizado hierbas medicinales junto con medicamentos alópatas contra la Covid 19. De lo contrario, y en vísperas de la conmemoración de la caída de Tenochtitlán, este 2021, no es muestra más que de lo bajo que vuela el debate público en México, salvo excepciones. Aprovechemos para hacer notar que no toda la izquierda está con el presidente mexicano: no es el caso de los "ultras", ni del Partido Comunista Mexicano, ni del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y "sus" intelectuales, como el comandante Pablo Contreras (Pablo González Casanova) o Gilberto López y Rivas. Como sea, no parece que los indios de México actúen como un solo hombre: mientras Yalitza Aparicio sirve para las buenas conciencias de una clase media americanizada y el tour mágico de las cámaras estadounidenses, se olvida por ejemplo una lucha como la dada por Eufrosina Cruz (de Acción Nacional, de derecha), aún con todas las etiquetas encima, contra ciertos usos y costumbres que no debieran ser idealizados, por mucho que sean del agrado del jefe, sobre todo los de Oaxaca.

       Los indios, actuando como estamento, como sucede por ejemplo en el Ecuador, han llegado a hacer papelones deplorables y a dividir a la izquierda, salvo contadas excepciones. En un caso como el ecuatoriano, se suman la mentalidad estamental con la actuación como grupo de presión con algo de inspiración estadounidense. Curiosamente, es este papel estamental, que busca incluir condiciones jurídicas contra el Estado, el que atrae a las hordas universitarias con abajofirmantes en busca de causas, las que sean, y de gente a la cual pobretear. Con Thelma Cabrera, del Movimiento para la Liberación de los Pueblos, en Guatemala, los indígenas y su pan-mayanismo también contribuyeron no nada más a dislocar a una posible oposición de izquierda (la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca-URNG/Maíz e incluso el show de Rigoberta Menchú y su partido Winaq), sino a reescribir de manera falsa la historia de la guerrilla, salvo en el caso de la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA): se llegó al grado de sugerir que los indios quedaron algo así como "en medio" de un "fuego cruzado" entre guerrillas y ejército. Las hordas universitarias no están exentas de seguir el clásico sentimentalismo clasemediero uruguayo que le ha tocado encarnar ahora al señor Raúl Zibechi, quien sólo cuenta los muertos en Colombia cuando son indios, negándoles a otros la condición de seres humanos y luchadores sociales y terminando de atomizar al pueblo. Si no sucedió así en Bolivia, es con mayor probabilidad por la experiencia de organización desde abajo, de larga data, que por el hecho de que "un indio esté a la cabeza". No es garantía de nada, como lo han probado los casos de Cárdenas, o del Ecuador y de Guatemala. En el fondo, el mundo indio tiene tantos conflictos como cualquier otro Y no desaparecen ni lo exentan de problemas humanos por llamarles "pueblos originarios", dándoles tontamente un derecho de excepción, o por sostener que vivimos en Abya-Yala y no en América Latina. Si se observa bien, con la búsqueda incluso de prerrogativas jurídicas por encima del Estado, indígenas como muchos de los ecuatorianos han adquirido "mentalidad de reservación", y no precisamente de un cuarto de habitación. Que quede el testimonio del uruguayo con su caricatura de América Latina (da click en el botón de reproducción), aunque igual podría ser Ricardo Arjona:



EL BALBOA QUIERE DÓLAR

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