En los últimos años ha podido verse como se tacha a cualquiera que "se desvíe" de lo establecido de "fascista", por ejemplo, cosa que se hizo con el ex mandatario estadounidense Donald Trump y en la coincidencia entre los autodenominados "demócratas liberales" (que de liberales no tienen mucho) y la izquierda progresista, que es en parte a lo que tiende a reducirse incluso Cuba.
Winston Churchill, alguna vez primer ministro británico, dijo que "la democracia es el menos malo de los sistemas políticos". Con este tipo de humor, se podría optar también por el menos bueno de los socialismos. Aclaremos de una vez que los fascismos no llegan por la vía democrática al poder: no fue en todo caso así en Alemania con Adolfo Hitler, que no fue votado por el Reichstag (parlamento), sino nombrado canciller imperial por el presidente Paul Von Hindenburg, previa presión callejera, de provocaciones (como el incendio del Reichstag) y violencia de aquél.
Churchill era una de las personalidades occidentales que había leído Mein Kampf (Mi lucha), de Hitler, donde éste anunciaba sin tapujos su idea de lanzarse contra el Este. En octubre de 1937, unos dos años antes del comienzo de la segunda Guerra Mundial y muy poco antes de que la Alemania nazi se anexara Checoslovaquia, Churchill escribía: "la historia de esa lucha no puede ser leída sin admiración por el coraje, la perseverancia y la fuerza vital que le permitió desafiar, conciliar y superar todas las autoridades y resistencias que hacían barrera a su camino". Que no quepa duda, Churchill se refería a Hitler. Aquél también escribió: "la Historia está repleta de ejemplos de Hombres que han ascendido al poder con métodos espantosos, (...) pero que cuando su vida se muestra como un todo, han sido vistos como grandes figuras que han enriquecido con su vida la Historia de la Humanidad. Esto podría ser el caso de Hitler". Es de dudarse que alguien vaya a correr a pregonar a los cuatro vientos estos elogios de Churchill para el Fuhrer.
En los años '30, Churchill buscó una alianza con Francia, Holanda y Bélgica que disuadiera a Hitler de lanzarse contra el Oeste. Está sugerido en una carta de mayo de 1936 de Churchill a Violet Bonham-Carter, hija del antiguo primer ministro británico Herbert Asquith. La idea era que Hitler se "limitara" a atacar la Unión Soviética.
Churchill fue un admirador del líder fascista italiano Benito Mussolini, quien, según el británico, "no buscaba sino lo mejor" para el pueblo de Italia. En 1927, Churchill había salido encantado de su visita a Roma, capital italiana. Es conocido que Churchill vió con muy buenos ojos el franquismo y que, más aún, se las ingenió para ayudar a Francisco Franco a no entrar en guerra para no abrirles a los aliados occidentales otro incómodo frente. Claro que Churchill dijo horrores de Hitler cuando éste bombardeó Inglaterra, pero el primer ministro británico también buscó, hacia finales de la guerra mundial, que los nazis en retirada formaran un cuerpo militar apoyado por los aliados para frenar a los soviéticos.
En septiembre de 1936, Lloyd George, ex primer ministro británico, escribió en el Daily Express sus impresiones de Hitler: "un héroe nacional que salvó a su país de la dependencia y la degradación", un "George Washington de Alemania" (!), un "líder por nacimiento con una personalidad magnética y dinámica". El líder del Partido Laborista británico en los años '30, George Lansbury, llegó en 1937 a la conclusión de que Hitler sería visto "como uno de los grandes Hombres de la época".
El 4 de julio de 1934 (Hitler llegó al gobierno en 1933), Alemania y Gran Bretaña firmaron un acuerdo comercial. Luego el Banco de Inglaterra le fue prestando a Hitler. A partir de 1935 empezaron a hacer negocios con Alemania más amigas: Dunlop, Price Waterhouse y Unilever. Grandes fabricantes británicos de armamentos, como Vickers Armstrong, le vendieron armamento a la Alemania nazi. A finales de los años '30, Alemania era el principal socio comercial de Gran Bretaña. En abril de 1936, Churchill hace otra aparición: pide que la Sociedad de Naciones invite a Alemania. Hitler acaba de tomar por la fuerza tierras del Rhin a Francia. Churchill le pide a ésta que no tome represalias.
Por cierto, Benito Mussolini tampoco llegó al gobierno por las urnas. Luego de la provocadora "Marcha sobre Roma", se hizo nombrar presidente del Consejo de Ministros.
Bueno, ha sido una presentación más de las amigas del Fuhrer: ya ha habido ocasión de hablar de los negocios del abuelito estadounidense Bush (Prescott Bush), o en Francia de las cortesías de Renault, Coco Channel o L'Oréal hacia el ocupante alemán. Don Adolfo siempre tenía sorpresas para cualquiera que se las buscara. Que lo descrito no tenga nada que ver con Trump, el presidente brasileño Jair Bolsonaro o el filipino Rodrigo Duterte es lo de menos. La Unión Soviética fue la culpable de que comenzara la última guerra mundial (de no haberse metido a construir el socialismo se habría ahorrado "en buena lógica" la mar de líos) y el mandatario ruso Vladimir Putin metió sus manos en este blog.
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