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miércoles, 17 de febrero de 2021

PUF, LA MISMA VACA...

 

 De la misma manera en que se magnificó el alcance del coronavirus SARS-Cov-2, ahora se hace lo mismo con el asunto de las vacunas, que fue decidido antes mismo de que se descubrieran tratamientos para la Covid 19. El virus fue formalmente identificado el 7 de enero de 2020 en China; la búsqueda de la vacuna fue anunciada ni más ni menos que en el Foro de Davos entre el 20 y el 24 de enero del mismo año, por la Coalición para las Innovaciones en Preparación de Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés). una organización promovida por el Foro Económico Mundial (WEF) y la Fundación Bill y Melinda Gates. Desde entonces, se decidió que no había más solución que la vacuna y se dejó a los médicos al garete con los tratamientos, repitiéndose que "no hay curas", pese a que las hay y eficaces. Lo que se estuvo haciendo, en un primer momento y con la gracejada del "tómate un paracetamol y véte a casa" fue exponer a muchos a llegar sin tratamiento a la fase de "tormenta de citoquinas" de la enfermedad y al riesgo de intubación, por la pura negligencia de no querer dar orientaciones sobre las curas disponibles, sistemáticamente puestas en duda pese a que varias terminaron validadas de manera perfectamente científica. Hasta hoy sigue esa forma de proceder: se han descubierto dos medicamentos que podrían curar rápidamente, incluso en 24 horas (sería el caso del monulpiravir), pero no se hace campaña para invertir ni un quinto en estas iniciativas. En cambio, debe saberse que la vacunación masiva es el mayor negocio jamás ofrecido en la Historia a las grandes empresas farmaceúticas (Big Pharma), a costa de los Estados, su endeudamiento y por ende de los contribuyentes, entre los cuales puede haber quienes "exigen lo mejor" confundiéndolo con "el dinero" o, para ser más precisos, el mundo de los grandes negocios. No es más que la "teoría Viagra": mientras más grande el negocio, mayores garantías.

     La Organización Mundial de la Salud (OMS), que salió a gritar "pruebas, pruebas, pruebas" cuando pueren arrojar bastantes falsos positivos, declaró la "pandemia" el 11 de marzo (para una enfermedad que, según se sabe hoy, mata en el peor de los casos al 0,001 % de la población). El director de la CEPI, Richard Hatchett, no es más que un experto en encerrar a los estadounidenses en caso de ataque terrorista. El confinamiento de la gente sana logró mucho: que el miembro de la familia que saliera de casa y se contagiara enfermara de vuelta a la familia entera (80% de los casos en China). El supuesto "gran científico" Anthony Fauci, hasta hoy "epidemiólogo de la Casa Blanca" y jefe del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), está entre quienes corrieron a bloquear los tratamientos existentes y a dar luz verde a vacunas "de emergencia" hechas a partir de ARNm (ARN mensajero). Ya se ha dicho que en realidad no se trata de vacunas, sino de terapia génica. Dicho sea de paso, de la misma manera en que la OMS alteró la definición de "pandemia" (y hasta ahora no se ha probado que la Covid 19 haga muchos más estragos que la influenza estacional), adulteró la definición de "inmunidad de grupo" o "de rebaño" (herd inmunity) en noviembre de 2020 para argumentar que sólo se puede alcanzar mediante la vacunación, mientras que hasta entonces estaba escrito que podía lograrse también "mediante infección previa". ¿Por qué la OMS adulteró su criterio?¿Por cierto, no fue la OMS, junto con el Centro de Control de Enfermedades estadounidense (CDC), los que afirmaron que la Covid es "similar a la influenza estacional"?

     Actualmente, cinco empresas multinacionales controlan el 80 % del mercado global de vacunas (GSK, Merck&Co, Sanofi, Pfizer y Novavax). GSK se unió con Pfizer para la vacunación (Moderna tiene vínculos con Pfizer), y la OMS lo hizo en la iniciativa COVAX (abril de 2020) con la CEPI y la GAVI (Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización, por sus siglas en inglés), de Gates. 

     Hasta el 29 de enero, de acuerdo con los CDC estadounidenses dedicados al reporte de "eventos adversos" de las vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés), se habían registrado 11 mil 249 eventos adversos, incluyendo 501 muertes, a raíz de las vacunaciones (promedio de edad de los fallecidos: 77 años). Hubo además 690 reportes de reacciones anafilácticas (reacciones alérgicas graves, 76 % con Pfizer) y bastantes casos de afecciones cardíacas, en su mayoría a las 48 horas de recibida la dosis.. Cabe recordar que, de acuerdo con la propia definición de la Administración estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), las vacunas en marcha siguen siendo consideradas experimentales. Se sabe que la mayoría de los eventos adversos tuvieron lugar luego de la segunda dosis. Sucede además que estos eventos deben ser reportados por los fabricantes, que por lo general no informan sino de menos del 1 % de los mismos a las autoridades sanitarias. Al 15 de febrero, las cifras de los CDS habían subido a 653 muertes y 12,044 "eventos adversos". Gran Bretaña, con su propio sistema de reportes, tuvo ya 590 casos de desórdenes cardíacos con Pfizer. Los eventos adversos fueron exponencialmente más altos que entre los vacunados contra la gripe. No es ni de lejos lo grave, sino lo que pueda ocurrir a largo plazo, ya que en realidad se desconoce el impacto de las vacunas de ARNm, o más bien de estas terapias génicas, sobre los seres humanos (riesgos de cáncer, alteraciones genéticas en recién nacidos, etcétera...). Por lo demás, las terapias génicas probablemente no dan garantías contra variantes del virus, como la sudafricana y la brasileña, que podrían tener para colmo su origen en terapias mutagénicas como el uso -inútil- del antirretroviral Remdesivir. Las vacunas tradicionales (como las rusas o las chinas), hechas de virus inactivado y no de ARNm, otorgan mejores resultados frente a las nuevas variantes del virus, pero la decisión de los grandes negocios ha sido otra.

     En el caso de México, aunque no parezca cantaron al unísono la oposición y el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, hombre de Bloomberg/Johns Hopkins en Estados Unidos: mientras la primera llegó a pedir atronadoramente "pruebas, pruebas y más pruebas" y, nótese bien, no defendió en ningún momento ninguna cura existente, porque ni siquiera averiguó...pues esto mismo hizo el segundo, y todos enfilaron por la ruta estadounidense (Pfizer) y de Oxford/AstraZeneca. Que se sepa, no se ha hecho con estas vacunas y los efectos reportados la misma "gran vigilancia" que con los tratamientos contra la Covid que fueron obstaculizados en nombre del "La Ciencia". Al parecer, el gran negocio no está sujeto a vigilancia y lo que pueda competir con él sí lo está, lo que no tiene nada de raro: lo único es que en este caso muchos científicos y periodistas, increíblemente ignorantes e incapaces de indagar nada, podrían ser llamados más bien "perros guardianes" (aunque algunos ladran como los falderos). La Ciencia es ahora, lejos de un debate, una supuesta Verdad que se revela a través de médiums que tienen la peculiaridad de ladrar, incluso cuando nadie cabalga. ¿Todavía no se entiende por qué Haití u Honduras tienen resultados muy de lejos mejores a los de México ante la Covid 19? La vaca, perdón, la vacuna...(ponte al ritmo del gran negocio, mu, da click en el botón de reproducción).




LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

 La Internacional Progresista (IP) del político Demócrata estadounidense Bernie Sanders se ha tragado a buena parte del progresismo latinoam...