Rusia ya está acostumbrada. Cualquier cosa, así sea inventada, es buena en Estados Unidos y Europa Occidental para crear nuevas sanciones contra los rusos, pero sobre todo para cortarles los vínculos que puedan tener con la propia Europa.
Estados Unidos, con Joseph Biden a la cabeza, ya anunció una nueva oleada de sanciones contra Rusia por un asunto de ciberataques y en defensa del opositor Alexei Navalny. En 2020 hubo un masivo ciberataque a nueve agencias gubernamentales estadounidenses y varias empresas privadas. En realidad, Washington no tiene pruebas de que haya sido Rusia. Los equipos de inteligencia sólo dicen que "probablemente" fue el Kremlin. Es Biden quien quiere ser más decidido en adjudicarle el ataque, a través de un software de la firma tejana SolarWinds, a Moscú. Lo más curioso es que el mandatario ruso Vladimir Putin ha propuesto la cooperación en el ciberespacio y que la asesora adjunta de ciberseguridad del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, Anne Neuberger, aseveró que se tardará varios meses en saber qué sucedió. No se conocen ni las dimensiones ni la escala del ciberataque, pero la administración Biden encontró una respuesta antes de la investigación. No está de más recordar que en el pasado se culpó erróneamente a Rusia del hackeo del servidor del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés). El dudoso Wikileaks dijo que se trató de un "trabajo interno" y se vinculó al hecho a la Central de Inteligencia Americana (CIA), pero como sea se culpó a Moscú. No hay una acusación contra Rusia que no resulte falsa, pero, como quien dice en México, los estadounidenses ya agarraron a Rusia "de su puerquito".
Al parecer, no es el único terreno en el que los Demócratas se preparan a seguir molestando. El mandatario Donald Trump quiso sacar a las tropas estadounidenses que aún quedaban en Siria, pero el Pentágono le mintió al presidente sobre su número. Con Biden se ha decidido desde ya construir una nueva base militar estadounidense en suelo sirio. Desde el 6 de febrero del año en curso llegaron unos 50 camiones militares estadounidenses a la región de Hassaké para iniciar la construcción de la base. Cabe señalar que el nuevo secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, supervisó durante la presidencia de Barack Obama todas las agresiones de la súperpotencia en Oriente Medio. Austin (un negro) creó un programa de 500 millones de dólares para financiar a "rebeldes" sirios, no se sabe si moderadamente radicales o radicalmente moderados.
A diferencia de Trump, Biden tampoco planea largarse de Afganistán, donde los rusos han hecho una alianza temporal con los talibanes para impedir la entrada de gente del Estado Islámico. Con los talibanes alguna vez en el poder, disminuyó la producción de opio, pero desalojados aquéllos y con nuevos sujetos respaldados por los estadounidenses, dicha producción se incrementó significativamente, al igual que las muertes por consumo de heroína en Occidente. Este es otro ejemplo del tipo de cosas que hace el gran capital occidental y su gente: alianzas con el crimen organizado. Así lo mostró alguna vez un reportaje extenso sobre la base estadounidense de Bagram en Afganistán, desde la cual se utilizaba la repatriación de cadáveres para transportar heroína. Son estos estadounidenses los que ven con malos ojos los contactos rusos con los talibanes, que prohibían la producción de opio.
Cabe señalar que recientemente, un alto jerarca militar del Pentágono declaró a Rusia "una amenaza para la Organización del Tratado del Atlántico Norte" (OTAN). Según Jonathan Hoffman, portavoz del Departamento estadounidense de Defensa, "vemos el afán de Rusia por socavar la seguridad y la estabilidad en todo el mundo con su enfoque autoritario. Lo notamos incluso en su cooperación con China". Puestos a decir cualquier cosa, ¿por qué no? Quienes socavaron a Trump y vieron con buenos ojos la llegada de Biden ya pueden saber no que Rusia es la gran amenaza ("todo el mundo" lo sabe), sino que Estados Unidos está dispuesto a seguir financiando terroristas (Siria), al crimen organizado (Afganistán), a gente que ha manejado "discursos de odio" contra los musulmanes (Navalny) y a inventar ficciones (en el caso de los ciberataques). ¿Debe entenderse que es lo normal porque "Estados Unidos está de vuelta"?¿O el asunto es no saber detenerse (da click en el botón de reproducción)?