Al reunificarse las Alemanias poco después de la caída del Muro de Berlín, en 1989, empezaron todas las fantásticas "revelaciones" sobre la República Democrática de Alemania (RDA), socialista: tal parecía que en ese país todo el mundo espiaba a todo el mundo a través del Ministerio para la Seguridad del Estado (STASI). Con esta campaña de "revelaciones" se omitió que en la RDA hubo una desnazificación efectiva.
El problema oculto es que no puede decirse lo mismo de la muy democrática República Federal de Alemania (RFA), más allá del hecho, conocido, de que bastantes altos jerarcas nazis encontraron refugio en Sudamérica, notoriamente en la Argentina populista de Juan Domingo Perón, pese a que se quiera negar en la intelectualidad progresista. En más de un aspecto, los regímenes populistas no estuvieron desligados del nazi-fascismo. Por cierto, refugiado en Sudamérica, Josef Mengele, el "Angel de la Muerte" del campo de concentración de Auschwitz, pudo viajar tranquilamente en 1956 a Gunzburg, en Alemania, para visitar a su familia, sin usar siquiera una identificación falsa, ya que la RFA le facilitó todo. Convertido en ciudadano argentino, Mengele pasó a Paraguay y luego a Brasil, sin ocultar demasiado su identidad. No es lo único: mediante la Operación Paperclip y otras relacionadas, un mínimo de 700 científicos nazis (hasta mil 600 según fuentes rusas) fueron llevados a trabajar a Estados Unidos después de la guerra. El cerebro de la operación fue Allen Dulles, abogado del abuelo de George W. Bush, Prescott Bush, un aliado estadounidense de los nazis. No faltaron jerarcas nazis en el programa espacial estadounidense: Kurt Debus, miembro del Centro Espacial Kennedy (y antiguo integrante de las SS nazis, "escuadras de protección" que debían ser la "élite racial"...y policíaca), Arthur Rudolph, diseñador del cohete del Apolo II, o Wernher von Braun, Ingeniero Jefe en la NASA.
De acuerdo con el Libro marrón, publicado en 1965 por el Frente Nacional de la RDA y a cargo de Albert Norden, nunca muy difundido, altos jerarcas nazis -más de dos mil- pudieron ocupar sin ser molestados cargos de relevancia en la RFA: Walter Scheel, ni más ni menos que presidente de este país (1974-1979), antes vicecanciller federal y también Ministro de Asuntos Exteriores, alguna vez condecorado con la Cruz de Hierro del régimen nazi y miembro del partido nazi desde 1942; Heinrich Lubke, presidente de la RFA entre 1959 y 1969, diseñador de campos de concentración nazis que llevaban su firma; Kurt Georg Kiesinger, canciller federal entre 1966 y 1969, se había afiliado tempranamente al partido nazi y durante la guerra trabajó en el departamento de radiodifusión del Ministerio de Asuntos Exteriores, a cargo de Joachim von Ribbentrop; o Hans Globke, jefe de gabinete del canciller Konrad Adenauer de 1953 a 1963, y uno de los encargados de "Asuntos Judíos" durante el régimen nazi. En la RFA ocuparon el cargo de Ministro Federal para Personas Desplazadas, Refugiados y Víctimas de Guerra el miembro del partido nazi Theodor Oberlander, considerado uno de los arquitectos de la "solución final", y el juez de las SS en Polonia, Hans Kruger. Cabe señalar que la inmensa mayoría de los casos denunciados por Norden fueron corroborados después de la reunificación alemana, y se supo que faltaban nombres. En un principio, en 1967, la RFA intentó impedir la difusión del libro. En 2011, investigaciones del Parlamento alemán ratificaron mucho de lo denunciado por el Libro marrón y encontraron aún más.
No se trata de casos aislados o que se les hayan escapado a las autoridades germano-occidentales. Después de todo, hasta el nazi austríaco Kurt Waldheim, ligado al campo de concentración de Jasenovac (entre otras "hazañas") y condecorado con la Medalla de la Corona del Rey Zvonimir por el régimen croata ustasha aliado de los nazis, fue de 1972 a 1981...secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU).. Waldheim, miembro de un cuerpo paramilitar nazi durante la guerra (SA-ReiterCorps) todavía alcanzó a ser presidente de Austria (1986-1992). Ninguna revelación pudo tumbarlo de ningún lado.
Simplemente sucede que en Occidente no se quiso hacer una desnazificación en serio, y es probable que el asunto haya llegado más lejos, puesto que hay aspectos de la mentalidad nazi-fascista que no desaparecieron del todo. Desde luego, este es el tipo de asuntos que no son abordados nunca por quienes ven "fascistas" y "populistas" por doquier, ni por quienes no dudan en lanzarse contra el "totalitarismo soviético", a nombre de una equivalencia (fascismo=comunismo) que en realidad no les importa a quienes la usan para infundir miedo (comunismo=fascismo, es lo que tratan más bien de endilgar), yendo cada vez más lejos en su reelaboración de la Historia. Jamás hablarán del Libro marrón, como tampoco dirán que, al igual que más de un intelectual de los años '80 para acá, el ideólogo nazi Alfred Rosenberg quiso borrar del mapa desde 1921 los ideales de la Revolución Francesa, como el historiador ex comunista francés Francois Furet, hasta desembocar en El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. A juzgar por el rostro de Furet (foto), pues es algo muy cool.