El asunto de la Covid 19 sigue deparando más de una "sorpresa" que La Ciencia (entiéndase que la dependiente de Big Pharma) no quiere ni mirar. A estas alturas, es posible saber que los países con muchas muertes (siempre en términos relativos) por la Covid 19 son los que se negaron a orientar hacia tratamientos existentes eficaces, como ocurrió en estados de la Unión Americana, México y Brasil, donde se torpedearon las instrucciones del presidente Jair Bolsonaro a nivel de gubernaturas (Brasil es una república federativa) y en las altas esferas médicas. En materia de tratamientos, ahora se sabe por estudios científicos serios que el suplemento N-Acetilcisteína (nAC) es útil como preventivo (profiláctico) y como coadyuvante en los casos de contagiados por el virus del SARS-Cov-2. De inmediato, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) estadounidense retiró el suplemento de la venta libre, por ejemplo en Amazon. No está de más señalar que la nAC está entre los protocolos oficiales de tratamiento en un país como Colombia, aunque La Ciencia no se privó de poner zancadillas.
Hay cosas que La Ciencia no parece poder explicar, como la baja regular de los contagios y las muertes en México desde enero, es decir, desde antes de la vacunación masiva, lo que sugiere una evolución natural del virus. México no es el único caso: sucedió exactamente lo mismo en Indonesia, por ejemplo. Hay que advertir que no hay campaña de vacunación "global": en Africa, por ejemplo, no se está vacunando, y por cierto que la mayoría de los rusos no quiere vacunarse, además de que 2/3 de ellos creen que se trata de un virus de laboratorio, todo a pesar de tener la mejor vacuna, la Sputnik V. La vacunación ha abierto interrogantes que La Ciencia ignora olímpicamente. En Camboya, como lo puede ver cualquiera con el motor de búsqueda de Google (Covid 19 Camboya, este ejercicio se puede hacer para todos los países), simple y llanamente no había muertos hasta que comenzó la vacunación. La explicación es que algunas vacunas actúan de tal modo sobre el sistema inmunológico que se debilita y el virus entra. En México se han presentado casos (con vacunación completa) sin mayor explicación de las autoridades (por ejemplo, en Baja California Sur y en San Luis Potosí). 160 científicos del mundo han sacado una carta en la cual explican que las vacunas no son seguras ni efectivas, al menos las de ARNm (mensajero), como Pfizer y Moderna, que ya llevan 200 mil accidentes en Estados Unidos (10 mil decesos luego de la vacunación en la Unión Europea-UE), y las del tipo AstraZeneca, prohibida en varios países europeos, mientras que Bélgica acaba de suspender la vacuna de Johnson&Johnson.
La Ciencia ya llegó a autorizar el ineficaz antiviral Remdesivir, con el riesgo de crear mutaciones del virus. Según Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina 2008 por el descubrimiento del VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y considerado uno de los mejores virólogos del mundo, las vacunas pueden crear variantes: ante la reacción del organismo, el virus puede morir, pero, como se dice, buscar también "otras soluciones" para atacar. Montagnier fue silenciado de inmediato, como lo fue cuando sugirió que el SARS-Cov-2 pudo haber sido resultado de un accidente de laboratorio justamente por tener secuencias de VIH. La Ciencia del Big Pharma puede más que los mejores virólogos e infectólogos (como el profesor francés Didier Raoult) del mundo. Raoult ha sugerido limitar la vacunación a grupos de riesgo.
Google no muestra los recuperados de la Covid 19. Sólo muestra contagios y muertes. Ya se sabe que los tests PCR fueron alterados en sus ciclos (alguien como el analista Paul Craig Roberts sostiene que fue intencional) para arrojar cualquier cantidad de falsos positivos. Se sabe igualmente que los Centros para el Control de Enfermedades (CDCs, por sus siglas en inglés) estadounidenses alteraron al alza las cifras de contagiados y muertos por Covid 19. A grandes rasgos, una enfermedad con 99,8 % de recuperados no necesita de campañas de vacunación, sino de profilaxis y tratamientos eficaces. El error consistió durante un buen tiempo en lanzar la fórmula "paracetamol, aíslamiento y regresa cuando ya no puedas respirar", siendo que pronto existían tratamientos eficaces.
En este blog estuvimos mostrando el año pasado cómo, en el caso de Europa Occidental y Estados Unidos, las zonas de mayor contagio y muertes correspondían a zonas muy industrializadas y sobre todo contaminadas (no únicamente del aire, por cierto), como el famoso norte de Italia, que por lo demás tenía mala experiencia con el amianto (asbesto, material de construcción susceptible de afectar los pulmones). Ahora se ha podido establecer una relación entre zonas de alto contagio y muerte y de uso de glifosato (un herbicida). Es en este tipo de lugares que ataca el virus, no en Camboya ni en Africa (en México convendría saber por cierto por qué durante todo un tiempo el virus se cebó en la zona petrolera del estado de Tabasco). En el caso del glifosato, hay una cuestión de alteraciones genéticas en los comestibles que interactúa con el SARS-Cov-2, y ahora resulta que el remedio es la alteración genética de algunas vacunas, pese a que en ambos casos se nieguen los efectos con tal de lograr beneficios (ganancias).
El grupo Doctors for Covid Ethics (doctores por una ética del Covid), el mismo de 160 miembros que advirtió sobre las vacunas, dió cuenta de un dato interesante: un estudio hecho con 10 millones de chinos demostró que los portadores asintomáticos de la enfermedad casi NO la transmiten, contra lo que habían decidido los CDCs estadounidenses no sobre la base de la realidad y estudios empíricos, sino de modelos hipotéticos, con el agravante de que los tests PCR multiplicaron los falsos positivos. Podría ser parte del misterio de muchos trabajadores esenciales, obligados a salir a trabajar, que NO contrajeron el virus (se probó en países como España), mientras que el 80 % de quienes lo contrajeron fueron gente confinada en casa (es lo que ocurrió en China).
Como sea, desde el día cero de la aparición del virus se decidió que no había otra solución que vacunarse, y ahora no escasea la presión social para tal fin. Interrogado sobre la facultad de maestros para decidir no vacunarse, en un país donde la vacuna no es obligatoria sino voluntaria, un funcionario de la subsecretaría de Salud no encontró nada mejor que responder que "la vacuna es una oportunidad", como si se tratara de hacer un anuncio publicitario y no de detenerse a pensar. La coerción para vacunarse es ilegal: si ocurre un accidente, la empresa farmaceútica no puede ser perseguida (ya se protegieron contra ello), pero las empresas, los centros de educación o las personas que coaccionen sí pueden ser demandados, al menos en Estados Unidos. Quienes coercionan en países atrasados deberían tener más cuidado. Se trata no de un asunto de salud, sino de participación en un asunto de ingeniería social en gran escala cuyos resultados completos no están todavía a la vista. Joseph Biden, el presidente de Estados Unidos, no puede ser sino el campeón Demócrata de la estafa: "la regla ahora es muy simple, vacúnate o lleva cubrebocas hasta que te vacunes. La elección es tuya". ¿Cuál elección, Sir?