El advenimiento de un mundo multipolar es menos obvio de lo que parece, pese a ser promovido por países como Rusia y China. En rigor, no se trata más que de la extrapolación de ciertos descubrimientos de las ciencias exactas, por lo demás sujetas a debate, al campo de las relaciones internacionales. Por lo pronto, éstas parecen dirigirse sobre todo a una "bipartición" de consecuencias todavía ignoradas.
La multipolaridad parece ser la expresión de alguna forma de "culturalismo", ya que éste se encuentra en boga, pero no dice nada sobre la "cuestión social" y lo que al respecto tengan que proponer países o incluso "civilizaciones". Por lo demás, Estados Unidos y sus "socios y aliados" no han abandonado -.sus principales objetivos, y el más importante está en que no surja algún contendiente de peligro en el espacio euroasiático. Por esta misma razón se ha ido formando un arco de "contención/disuasión" contra China, incorporando al mismo a India y Japón, junto con Estados Unidos y Australia, en el grupo Quad (Asociación de Diálogo Cuadrilateral), además del grupo AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos). Lo que no parece claro es qué frente puede abrir la presidencia estadounidense de Joseph Biden sin provocar un mayor acercamiento entre Rusia y China, que es lo más temido.
Lo que se perfila es un espacio euroasiático no dispuesto a renunciar a las energías tradicionales (carbón, petróleo y gas) y un espacio euroatlántico dispuesto a correr riesgos con "energías limpias", por lo pronto costosas (solar, eólica), y con automóviles eléctricos para proyectar la propuesta de un "capitalismo verde", de tal modo que se pueda recuperar la tasa de ganancia.
Al mismo tiempo, este impulso "verde" es la última gran apuesta de la especulación financiera, y aquí entra en realidad la "bipartición". El espacio productivo se ha ido desplazando hacia Eurasia, mientras que, salvo en algunos rubros, el espacio euroatlántico tiende a no salir de su financierización, siendo en gran medida gobernado por la alta finanza, incluyendo los grandes fondos de inversión. La "bipartición", entonces, se encuentra no nada más entre espacio euroatlántico y espacio euroasiático, a muy grandes rasgos, sino también entre mundo de la finanza y mundo de la producción, sobre todo hasta donde China y Rusia han ido tomando medidas para no ser víctimas de la especulación financiera. Lo que el tipo de especialización escogida le augura al mundo euroatlántico es la decadencia, como ha sucedido en la historia con todos los imperios llegados a este estadio, aunque no pueda decirse con precisión nada sobre la duración del declive. En este contexto, Africa y América Latina, que se cree siempre a la vanguardia, no tienen una situación clara.
Es un error suponer que Estados Unidos se retirará sin "dar la pelea", al menos entre gente como los Demócratas y buena parte de los Republicanos ligados al "Estado profundo". Dicha "pelea", como ya se dijo, consiste en evitar que surja un desafío a la hegemonía de la "tríada" (Estados Unión Europea-Japón) en el espacio euroasiático. Mientras sea así y, sobre todo, mientras no haya claridad sobre lo que está en juego en la "cuestión social", es probable que la "tríada" conserve su capacidad de arrastrar a medio mundo a la inercia y formas peculiares de regresión social. China y Rusia, pese a su ventaja productiva, deberían tener algún otro "modelo" que proponer, pero no es seguro que lo tengan, pese a las declaratorias chinas sobre el socialismo, por lo demás ocasionales. No está de más señalar que tanto Marx y Engels, por ejemplo en el Manifiesto Comunista, como Lenin previeron "empates catastróficos" capaces de destruir sociedades enteras y posibilidades de una larga putrefacción y descomposición. Es lo que suele suceder en las transiciones de un régimen social a otro, lo que no implica la inmovilidad absoluta. Lo que cabe mencionar es que no se trata ahora de un simple asunto de "desplazamiento geográfico", es decir, de pura geopolítica y geoeconomía, sino de la frecuente dificultad para "nombrar" lo que está sucediendo luego de la victoria capitalista sobre el sovietismo hace 30 años. ¿Se trata de un mero desplazamiento en el espacio geográfico o de un cambio en el modo de encarar los problemas sociales que aquejan a la Humanidad?
Por ahora, y sin agradecimiento de nadie, Rusia, gracias a su adelanto militar, podría haber bloqueado la posibilidad de que el capitalismo resuelva sus contradicciones como acostumbrado, es decir, mediante la guerra, lo que no es poca cosa y obligaría al gran capital a adentrarse en otras búsquedas de "destrucción creativa". Este mismo factor facilitaría la transición a otro régimen social, por larga que sea, pero no se está más que en el terreno de las hipótesis. Se trata en este caso de una transición específica desde el capitalismo, no desde el esclavismo o la Edad Media, y a una escala mayor que en el pasado.
En materia de multipolaridad, a fin de cuentas el grupo BRICS (Brasil/Rusia/India/China/Sudáfrica) no ha dado realmente mucho de qué hablar, sobre todo porque India está a remolque de Estados Unidos y Brasil y Sudáfrica no tienen mayor cosa que proyectar, ni siquiera a nivel regional. Dicho grupo se lo inventó Goldman Sachs y no habría que tomar por evolución hacia una supuesta multipolaridad la necesidad de mercados ("emergentes", etcétera) para los países y las empresas de la "tríada".
La siguiente es exactamente la mejor manera de no entender lo que realmente está en juego: