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lunes, 28 de febrero de 2022

UCRANIA: ¿SÍ ENTIENDES, MÉNDEZ?

 La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se creó poco después de la Segunda Guerra Mundial con un propósito supuestamente defensivo. En rigor, el artículo 5 de esta organización militar autoriza la acción militar cuando uno de los miembros de aquélla es agredido. 

     Durante la guerra en Yugoslavia, y en particular con los bombardeos de 1999 contra territorio yugoslavo, la OTAN se convirtió claramente en un organismo de ofensiva, contra sus propios estatutos, puesto que Yugoslavia no agredió a ninguno de los miembros de aquél. Prácticamente no se le reprochó mayor cosa pese a que el artículo 1 de la OTAN llama a evitar el recurso a la amenaza o el empleo de la fuerza "de cualquier forma que resulte incompatible con los propósitos de Naciones Unidas". No se puede confiar en una organización de carácter ofensivo que viola sus propios estatutos. 

     Macedonia del Norte es miembro de la OTAN desde 2020. De acuerdo con las reglas de la OTAN, para entrar al organismo debe haberse aprobado por referéndum. El de Macedonia del Norte, que implicaba cambiar el nombre del país, contó con 36,3 % de la aprobación de la población, un 15 % menos del exigido, de tal forma que la OTAN incorpora países de manera contraria a sus propias reglas y a la voluntad de la población de países involucrados. 

     Que se sepa, la OTAN no es el brazo armado de Naciones Unidas, pero actuó como tal en 2011 al hacer valer las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra Libia, lo que le valió al organismo, otra vez a la ofensiva (Libia no atacó a ningún miembro de la OTAN), la crítica del presidente sudafricano, Jacob Zuma. 

      Ucrania no era un país miembro de la OTAN, pero al margen de los propios estatutos de la organización, el mando militar ucraniano respondía hasta hace poco al organismo internacional.

     La Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE), creada en 1973, que estaba velando por el cese al fuego en la línea de contacto del Donbás ucraniano, es un organismo reconocido por Naciones Unidas como acuerdo regional, de acuerdo al capítulo VIII de las mismas Naciones Unidas. LA OSCE, en el espíritu de la Carta de París, el Acta de Helsinki y la Carta de las Naciones Unidas, considera ineludible el principio de indivisibilidad de la seguridad en Europa, lo que quiere decir que la seguridad de un país no puede conseguirse a expensas de la de otro. De acuerdo con la Carta de París de 1990, “la seguridad es indivisible. La seguridad de cada uno de los Estados participantes está inseparablemente vinculada con la de los demás". Ucrania podía hacer lo que más le agradara, pero no ignorar que su eventual incorporación a la OTAN constituiría un riesgo para la seguridad rusa, al menos que no se sepa ver un mapa. La OSCE buscó no crear "nuevas líneas divisorias" en Europa: cualquiera se da cuenta de dónde a dónde se recorrió la línea divisoria, del centro de Europa hacia las fronteras rusas, pese a que incluso sucedió que Rusia solicitara ser parte de la OTAN. Es ésta que rechazó la iniciativa y fue estableciendo la línea divisoria. Ucrania dió los primeros pasos, en 2014, para adherirse a la OTAN mediante reformas constitucionales, renunciando a su estatuto previo de país no alineado. Desde la Declaración de Bucarest (capital rumana) en 2008, la OTAN hizo explícita su voluntad de incorporar a Ucrania (y Georgia), violando el principio de indivisibilidad ya mencionado. Fue en particular el presidente ucraniano Petró Poroshenko quien liquidó la neutralidad constitucional ucraniana.

      Cualquier forma de relación entre Ucrania y la OTAN es ilegal desde el punto de vista de los estatutos de la OTAN, que señalan que un país no puede ser miembro si tiene diferendos con otros o "conflictos étnicos", por lo que debido a lo ocurrido a partir de 2014 en el Donbás los ucranianos carecían de todo derecho a la organización militar, de tal modo que no se explica que haya quedado bajo supervisión de ésta el mando militar de las fuerzas armadas ucranianas. De nueva cuenta, la OTAN violó sus propios estatutos. El presidente ucraniano Volodímir Zelenski declaró lo imposible: la entrada a la OTAN con la mayor urgencia para solucionar el conflicto del Este ucraniano, en plena contradicción con las reglas de la organización militar (Plan de Acción para la Membresía). El asunto de la posible membresía de Ucrania en la OTAN comenzó cerca de una década antes de la anexión rusa de Crimea: por lo menos desde la presidencia ucraniana de Víktor Yushchenko, a partir de 2005.

      El PAM (Programa de Acción de Membresía) de la OTAN es claro: en su apartado I, punto 2, conmina a quien quiera adherirse a "arreglar disputas étnicas o disputas territoriales externas, incluyendo reivindicaciones irredentistas o disputas jurisdiccionales internas mediante medios pacíficos de acuerdo con los principios de la OSCE para perseguir buenas relaciones de vecindad". Ucrania no ha mostrado ni la voluntad de hacerlo, pero pareciera que Zelenski quiere entrar con tal prisa que no le importa atropellar las reglas mismas de la Alianza Atlántica.

     La anexión de Crimea fue un acto ilegal, pero derivado de otro cometido en Kíev, capital ucraniana, que obligó a huir a Rusia al presidente legítimamente electo Viktor Yanukovich. La ilegalidad estuvo en la emboscada de grupos paramilitares ucranianos y de mercenarios (georgianos) en la plaza del Maidán, disparándole al mismo tiempo a los agentes de seguridad (berkuts) y a la multitud de tal modo que ésta creyera erróneamente en una represión de las fuerzas del orden. El organizador de la emboscada fue Andriy Parubiy, un neonazi que después habría de considerar en el parlamento (Rada) ucraniano a Hitler como un "gran demócrata", además de haber sido recibido por el primer ministro canadiense Justin Trudeau. Nadie puso en tela de juicio que fuera mediante un golpe no muy blando que se expulsara al legítimamente electo Yanukovich.

     La Asamblea General de Naciones Unidas viene expresándose año con año contra la "glorificación del nazismo" y recomendando perseguirla. En vez de ésto, ya bajo el gobierno de Zelenski, el neonazi de Sector Derecho, Dmitri Yarosh, fue nombrado consejero principal de las fuerzas armadas ucranianas, a través del general Valeri Zaluzhni. Yarosh es un veterano ucraniano neonazi...de la Central de Inteligencia Americana (CIA) y la OTAN que desde tiempo atrás armaba en Ucrania a gente para combatir en Chechenia contra los rusos. Yarosh está vinculado con el neonazi Batallón Azov. De 2014 para acá se ha acentuado este proceso de nazificación tolerado, cuando no asesorado por países extranjeros, en especial Estados Unidos. La autodenominada "comunidad internacional", que también se hace llamar "el mundo", no ha dicho ni pío sobre este fenómeno, que llevó a la tragedia de la Casa de los Sindicatos de Odessa en 2014 (otro asunto organizado por Parubij) y a que milicias neonazis masacren a civiles en el Donbás. Ni una condena internacional. El asunto es turbio al grado de que se patrocina a neonazis contra los estatus mismos de la OTAN, que siempre en el PAM piden que quienes sean candidatos "muestren su apego a la ley y los Derechos Humanos", de acuerdo con el apartado I, inciso 2.

     Para rematar con esta atronadora manera de pasarse todos a una las leyes por el Arco del Triunfo, los Acuerdos de Minsk II obligaban a la parte ucraniana a reconocer la autonomía de una parte de las regiones de Donetsk y Lugansk, en el Donbás, incluyendo su derecho al uso del idioma ruso. Kíev se fue en la dirección contraria y en cerca de ocho años no cumplió con lo acordado. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, jamás movió ni un dedo ni se pronunció por el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk.

     Cuando no hay Derecho o está para ser violado en forma orgiástica, es probable que las cosas acaben a puñetazos y en riña callejera (con gente pidiendo más cuando ulula que "Rusia pone en alerta sus fuerzas nucleares"). Como acaba de declararlo la líder francesa Marine Le Pen, "Putin no es ningún loco: es brutal e impresionante". Las reglas de Putin son dos, entre otras:

     -en una riña callejera, asegúrate de golpear primero, y

      -estás mal si crees que el bien y el uso de la fuerza están reñidos

El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ya expresó que Ucrania se está jugando su existencia como Estado, ante quienes, agreguemos, le apuestan a su "yugoslavización". A lo que le apuesta Rusia puede parecer curioso: a la indivisibilidad de la seguridad europea, de tal manera que no haya otra línea divisoria y Ucrania opte definitivamente por la neutralidad; a la desnazificación de Ucrania, de conformidad con lo reclamado por la Asamblea General de Naciones Unidas, y a una desmilitarización tal que no sea la OTAN, contra sus propios estatutos, la que le diga qué hacer al ejército ucraniano. No hay que ser demasiado adulto para darse cuenta de que lo que Putin busca es lo que a los estadounidenses les encanta: enforcement, acción de fuerza aplicada en grado suficiente para hacer cumplir leyes internacionales, así haya tenido que pasar sobre la integridad territorial de Ucrania, utilizada por Occidente para convertirla en un nido de delincuentes. Quien sepa leer con algo de criterio se dará cuenta que al entregar armas a lo loco, llamar a resistir -también a lo loco- y augurar catástrofes humanitarias hasta ahora inexistentes Occidente está empujando a involucrar a la población civil ucraniana en derramamientos de sangre graves.

     Una última cosa: no queda claro si la dizque opinión pública occidental y japonesita se da cuenta de qué clase de pandilleros la gobiernan. Un favor: ¿le pueden decir al primer ministro británico Boris Johnson que se peine? No es Rod Stewart (da click en el botón de reproducción).


 




     

domingo, 27 de febrero de 2022

FRANCIA EN VÍSPERAS ELECTORALES

 No lejos de las elecciones presidenciales, el candidato del Partido Comunista Francés (PCF), Fabien Roussel, ha logrado posicionarse de manera independiente y no a remolque del favorito de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa, el amigo majadero del progresismo latinoamericano.

     A Mélenchon le ha ocurrido lo que a casi toda la izquierda, sin excluir a muchos comunistas: agarrarse de la clase media dejando de lado a los trabajadores. No tiene mayor sentido agitar el fantasma de la derecha supuestamente "fascista" de Marine Le Pen: la parte de extranjeros hoy en la población francesa (6.4 %) es inferior a 1982. En este mismo sentido, no tiene mucho sentido llegar, como Mélenchon, a tomar partido incluso por el llamado "islam político" y sus versiones tan riesgosas como los Hermanos Musulmanes. Los socialistas y gente como el mismo Mélenchon se ocupan de todas las desigualdades, menos de las de clase social: de sexo, de color de piel, de edad, lo que caiga que tenga que ver en particular con minorías. Importa mucho más llevar y traer la "diversidad", a fin de cuentas asunto de consumo, que ocuparse de la precariedad laboral o la brecha de salarios. La izquierda ha derivado incluso hacia el llamado a la "buena voluntad" de los empresarios, en nombre de la "responsabilidad social". Así se termina creyendo a la vez en el matrimonio homosexual y la flexibilización del trabajo. A diferencia de las constataciones anteriores, hechas hace pocos años en el periódico francés de centro-derecha Le Monde, no pareciera tratarse tanto de un "aburguesamiento" de la izquierda cuanto de su carácter cada vez más clasemediero, todo bajo el pretexto de que la clase obrera vota de manera conservadora y no quiere hacerle la revolución al que habla en nombre de ésta, si aún queda la palabra "revolución", recuperada por el capitalismo. Se cree "pensar" en la sociedad apenas mediante sondeos para luego darle a la gente por su lado. Los Verdes tampoco aportan demasiado: están más interesados en su "canasta bio" que en los trabajadores.

     A Roussel le quedan algunos tics como el de hablar de "los días felices" -que para muchos fueron en realidad los de la presidencia de Francois Mitterrand en los años '80- o del "feminismo" en lugar de la emancipación de las mujeres. Sin embargo, como en otros sectores de la sociedad francesa, pese a diferencias programáticas (de Francois Asselineau a Florian Philippot), el PCF se está alejando del estilo "protectorado Demócrata". Se mantiene por ejemplo la defensa de la energía nuclear, algo entendible ante los enormes costos y ostensibles fracasos de las energías "limpias". Se recupera la necesidad de seguridad para la población ante el ascenso de la delincuencia y el hecho de que ni los jueces, ni el Estado, ni por cierto Mélenchon quieran defender el trabajo de la policía bajo el pretexto ACAB, para seguir el estilo Demócrata radical (All cops are bastards, "todos los policías son unos bastardos"). Estados Unidos ya dió la pauta adulterando el caso de George Floyd para granjearse a cierta gente. No es porque se trata con frecuencia de inmigrantes que sus actos de vandalismo se justifican hasta en la Justicia, como si se temiera a la opinión pública más que a la propia conciencia. Tampoco reivindicar la gastronomía francesa -quesos y vinos, por ejemplo- es un atentado "islamofóbico" porque los musulmanes no comen carne de puerco ni toman alcohol. El feminismo está furioso con Roussel porque no le encontró nada de especialmente malo al concurso Miss Francia. Así que nada de "política inclusiva", ni "escritura inclusiva" (Francia la ha rechazado), ni de remplazo de la carne por ensalada de quinoa, ni de gritos contra el hombre blanco patriarcal y heterosexual: es probable que éstos no sean temas de mayor interés para los trabajadores y buena parte de los sectores populares. Mélenchon podría explicar por lo demás cómo aterriza en mítines islamistas donde se grita "!muerte a los judíos!". El PCF ha preferido ser el partido "del sueldo y el empleo", y también de aumentar el impuesto a las grandes fortunas. Tampoco se trata de ser el partido del paro y la asistencia social, y el PCF no aprueba el salario universal. Si se trata en verdad de "las libertades y los derechos", el derecho al trabajo y al salario digno debería ser una prioridad.. Mélenchon puede seguir enredándose en problemas que no interesan mayormente. Por cierto, tratándose de verdadera buena voluntad, se han dado acercamientos interesantes entre por ejemplo Annie Lacroix-Riz, historiadora del Polo de Renacimiento Comunista, y la Unión Popular Republicana de Asselineau.

     Los socialistas se fueron a pique y juntando a sus varios candidatos, la izquierda no pasa del 25 % de los votos, quedando las cosas entre el actual presidente Emmanuel Macron, dispuesto a poner todo lo que esté de su parte para la destrucción de Francia, y la soberanista Le Pen.

     Si alguien quiere quinoa y tofu, Roussel está en su derecho de considerar que es una opción sosa, como es normal no querer al cuscús como platillo nacional. Hay cosas en las que no es fácil estar de acuerdo con Roussel, pero es de celebrar que distintos sectores del espectro político francés, a la izquierda como a la derecha, se estén alejando del estilo de protectorado Demócrata. Por importante que se haya vuelto porcentualmente, la clase media dista muchísimo de representar a toda la sociedad y no puede imponer tampoco la actitud antisocial como norma, designando lo normal como apenas "una opción entre otras". Queda este videoclip PCF (da click en el botón de reproducción).



miércoles, 23 de febrero de 2022

CON LA DUDA

 A las pocas horas de reconocer a las "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk, en el Este de Ucrania, el presidente ruso, Vladimir Putin, se agarró del caso de Kosovo en otro mensaje . No era lo mejor avenido, puesto que Rusia se encuentra entre los países del mundo que no han reconocido la independencia kosovar, aunque sea porque sería darle una puñalada por la espalda a Serbia. No es la primera vez que Moscú, capital rusa, hace este tipo de referencia: ya había ocurrido a propósito de Osetia del Sur, aunque en este caso Rusia reaccionó a una agresión de Georgia. Chechenia se cuece aparte: Moscú tenía todo el derecho de intervenir, con lo que se estrenó Putin, porque el territorio es parte de la Federación Rusa. El problema está en que tanto en el caso de Crimea como en el del Donbás, Rusia violó la ley internacional. Era lo que esperaba Estados Unidos, con el presidente Joseph Biden a la cabeza, para alegar una "invasión a Ucrania" y desatar las "sanciones del infierno". Bien, se pueden dar por válidas las sanciones.

     Parte de la argumentación de Putin para justificar el reconocimiento mencionado consistió en culpar de la creación de Ucrania a Lenin, en medio de un discurso en el cual la Revolución de Octubre de 1917 fue llamada "golpe de Estado", y llovieron las críticas a los jerarcas soviéticos, algunas no del todo descaminadas. Hace tiempo que Putin considera que Lenin puso una "bomba de tiempo" con su manera de querer resolver la llamada "cuestión de las nacionalidades", creando desde entidades artificiales -como la misma Ucrania- hasta la libertad de cada integrante de la Unión Soviética de largarse cuando quisiera. El asunto se complica desde el momento que que, justamente, la inmensa mayoría no quería largarse, como lo demostró el referéndum de 1991 previo al golpe de Estado del Comité Estatal para el Estado de Emergencia, que no estaba haciendo otra cosa que suplicarle al líder soviético Mijaíl Gorbachov que se apegara a la legalidad. 

    Putin tiene que vérselas con una telecracia que ensalza de manera enfermiza el chovinismo panruso: en los programas del señor Vladimir Soloviov, una peste que no entiende lo que hace (al igual en parte que Dmitri Kiseliov, aunque éste es el encargado del grupo Rossiya Segodnya), no faltaban los "expertos" preguntándose si la mejor manera de invadir Ucrania no era comenzar por mandar soldados a Odessa. Esta gentuza juega a varias bandas a la vez: a los oligarcas, al chovinismo panruso y al más feroz anticomunismo. Lo simpático es que Putin accedió a fin de cuentas a una petición parlamentaria iniciada por el Partido Comunista de la Federación Rusa para reconocer a las "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk, cabe esperar que no para beneficio del grandísimo oligarca de Donetsk, Rinat Ajmedov. En todas partes está quedando claro -se incluye Kazajistán- lo que es tratar con nuevos ricos descendientes de primeros secretarios del Partido o cosas parecidas.

     Tres cosas llaman la atención. En primer lugar, la negativa de Estados Unidos y sus "socios y aliados" a considerar lo que es legal según Naciones Unidas, la indivisibilidad de la seguridad, de tal manera que la seguridad de unos no puede ganarse a costa de otros. El mensaje de una hora de Putin no fue recogido en su integridad por los medios de comunicación occidentales, pero tampoco por los medios oficiales rusos: desde Ucrania puede ponerse bajo vigilancia y reconocimiento militar toda la parte europea de Rusia, lo cual la amenaza desde ya si hay asesoría estadounidense en suelo ucraniano, como es el caso. Y existe el riesgo de que Ucrania sirva de lanzadera de armas ofensivas -Putin mencionó misiles hipersónicos- contra Rusia. No se sabe de nadie en la autodenominada "comunidad internacional" que le exija nada a Estados Unidos ni a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que tal vez podrían ingeniárselas para "yugoslavizar" Ucrania a las puertas del Kremlin. Esta "yugoslavización" seguiría las líneas de los rusoparlantes, mayoritarios en varias regiones más allá del Donbás (Centro Este y sur de Ucrania) y los hablantes de ucraniano, mayoritarios en el Centro y hacia el Occidente, que están imponiendo su voluntad a sus propios compatriotas. Intervenir por lo pronto en el Donbás, a dos días de que Kíev, capital ucraniana, estuviera por lanzar una ofensiva contra el lugar, puede ser una buena prevención. Si hay una total confusión ideológica en Moscú, en Kíev no saben bien a bien a quién venderse en Occidente.

      La segunda cosa, entonces, estriba en saber si Estados Unidos y la OTAN sabrán detenerse a tiempo para que, eso sí como sugiere Kiseliov, no les disparen en la sien. No quisieron darle ninguna seguridad de nada a Rusia, pasando entonces sobre el asunto de la indivisibilidad y reservándose el derecho a incluir a Ucrania en la organización militar. Ni quien le diga nada al patrón, salvo tímida y discretamente China. No queda claro si Estados Unidos y sus "socios y aliados" miden el riesgo de "yugoslavizar" Ucrania y de ponerse a especular con la posibilidad de mandar misiles Tomahawk desde el lugar -fue otra referencia de Putin- o incluso armarla con armas nucleares tácticas, pese a que Ucrania ha suscrito el Tratado de No Proliferación Nuclear. Hay parte de especulación y no conviene ir muy lejos, pero también se sabe que hombre precavido vale por dos.

      La tercera cosa es la siguiente. Vamos a reproducir aquí el nombre de los países a los que se refirió la traductora de CNN (Cable News Network) durante el discurso de la representante de Estados Unidos en Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield: Kazistán, Turkmakestán, Kurjistán, Ubekistán y Litania  Que se sepa, nadie le pide a CNN no burlarse de esa manera del público.

     El asunto va para largo si los Demócratas estadounidenses no deponen la idea lanzada por el presidente William Clinton en los años '90 (hacer implosionar la Federación Rusa) y alguna otra lanzada por el halcón, igualmente Demócrata, Zbigniew Brzezinski (armarle un problema nuclear a Rusia). No es justificación de las ilegalidades rusas. Con todo, salvo por lo que corresponde a un puñado de gente del "Estado profundo" y secuaces, en Occidente ni se han dado cuenta de en qué dirección se mueve la OTAN, a la espera de repetir, si la ocasión se presta, guiones como los de Irak, Yugoslavia y otras. Todo está en que "la ocasión hace al ladrón", y en que Rusia le de el menor número de ocasiones a los "socios y aliados". Queda un asunto: si éstos consideran que no hay más que hablar y que Rusia no tiene porque ser oída, no tiene caso seguir entre mudos y sordos. Simplemente conviene mantener bien la puntería al apuntar a la sien de dichos "socios y aliados". si Ucrania quiere ponerse en primera fila, adelante. Kiseliov ha dicho claramente: "si se trata de la adhesión  de Ucrania a la OTAN  o del desarrollo militar  del territorio ucraniano, pondremos el cañón de nuestra pistola en la sien de Estados Unidos". Estados Unidos lo sabe, pero puede estar haciendo dos tipos de cálculos: 1) el de blofear para ganar el máximo de terreno posible desde una posición favorable, 2) el de pensar que "Rusia no se atreverá". El tan detestado por Putin, Lenin, criticaba la diplomacia secreta entre otras cosas porque, a diferencia de los espectadores actuales, no veía con buenos ojos que las potencias se pusieran a jugar al póker con los destinos de poblaciones enteras. Algo de Ucrania (da click en el botón de reproducción):



domingo, 20 de febrero de 2022

SE ME OCURRE SANCIONAR A UCRANIA

En los problemas alrededor de Ucrania, la gente de a pié es la que menos importa. Es una pena porque en la misma Ucrania hay gente servicial, aunque abundan también los estafadores al cabo de décadas de penetración estadounidense, de tal forma que más de un ucraniano "agarró el modo". No es nada más que no se hayan cumplido los acuerdos de Minsk II. Después del Maidán en 2014, el presidente Piotr Poroshenko decidió en 2019 adoptar una ley de idioma que "ucrainiza" la vida pública, para consolidar en la medida de lo posible el ucraniano como idioma de Estado. Contra lo que podría pensarse, este tipo de disposiciones, aunque no absolutas, no afectan nada más a la población mayoritariamente rusoparlante del Donbás, al Este ucraniano, de la que costaría trabajo probar que es "étnicamente" rusa y no ucraniana. Sólo la mitad de los ucranianos habla ucraniano en casa, y el ruso es hablado por la mayoría de la población también en el sur de Ucrania (de Mariúpol hasta Odessa) y en importantes ciudades del centro-Este como Dniépropetrovsk (72 % habla ruso) y Járkov (74 %). Al parecer, al perseguir todo lo ruso los gobernantes ucranianos no parecen tener empacho en proscribir a la mitad del país. Desde luego que en la península de Crimea, la comunidad rusoparlante es abrumadora (97 %), incluso más que en el Donbás, donde el hecho de que se hable ruso no quiere decir que la población no sea ucraniana.

      Ponerse a los "orígenes ancestrales", de la Rus de Kíev en adelante, no tiene demasiado sentido. Antes de ser rusa, Crimea fue otomana. Los asuntos de "esencias" pueden reservarse a los neonazis del Oeste ucraniano, de los que con algo de mala voluntad debería decirse que sufren el mal del estatus de todos los que fueran parte del imperio austro-húngaro, desde los croatas y los checos hasta los polacos y parte de los mismos ucranianos. La anexión de Crimea a Rusia fue ilegal, por más que la casi totalidad de la población en este lugar sea rusoparlante. Al mismo tiempo, se trató de la consecuencia de otra ilegalidad resultante del Maidán, cuando fue depuesto por un golpe no muy blando el presidente ucraniano Viktor Yanúkovich. En rigor, Ucrania está en su derecho de recuperar las "repúblicas" de Donetsk y Lugansk, salvo que no tiene ningún sentido imponerles el ucraniano como idioma. Rusia, de intervenir en el Este de Ucrania, lo haría ilegalmente, y no sirve de argumento bastante que unos 600 mil habitantes del Donbás tengan pasaporte ruso. En todo caso, a la espera de lo que hace Rusia, parte de la población rusoparlante del Donbás ha estado refugiándose en Rusia, que en la ciudad de Rostov del Don está lista para recibir hasta cerca de un millón de refugiados. Al optar por los Acuerdos de Minsk II, el presidente ruso Vladimir Putin decidió hasta ahora respetar la soberanía territorial ucraniana, lo que no impide velar por los ciudadanos rusos del Donbás de la manera más eficaz posible. Una parte del equipo de Putin está consciente de que Occidente quiere que Rusia muerda el anzuelo e intervenga en el Donbás para imponerle entonces a aquélla las "sanciones del infierno".

     Ucrania nunca implementó los Acuerdos de Minsk II. De acuerdo con el último acto circense del actual presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, Ucrania debería estar lo más pronto posible en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En principio, Ucrania puede aliarse con quien más le plazca y Rusia no tiene nada qué decir. La preocupación de Putin es que, una vez en la OTAN, Ucrania decida retomar Crimea, lo que enfrentaría directamente a la OTAN y Rusia, pero no se trata más que de una posibilidad, y probablemente remota. El otro asunto es que Ucrania pueda desplegar en su territorio armas ofensivas contra Rusia. De acuerdo con las leyes internacionales, existe lo que se llama la "indivisibilidad" de la seguridad, reconocida por Naciones Unidas, que implica lo siguiente: que ningún país o grupo de países puede reforzar su seguridad a expensas de otro, y una Ucrania en la OTAN representaría un riesgo para Crimea -que Zelenski ha hablado efectivamente de "retomar". Hay más: el mismo cómico (es la profesión de origen de Zelenski) habló en estos días de la posibilidad de revocar el Memorándum de Budapest de 1994, por el cual Ucrania renunció a tener armas nucleares en su territorio. Ucrania, no es difícil verlo, acumula las violaciones de cuanta ley se le pone enfrente, a diferencia de la cautela rusa, pese a lo ocurrido con Crimea. Es asunto de los ucranianos si se dejan estafar con un golpe como el del Maidán de 2014 y quieren creerse la versión oficial. Es un poco menos su asunto cuando glorifican la colaboración con el nazismo durante la última guerra mundial. Y ya es asunto de lo que se supone que es "la comunidad internacional" cuando llama a parlotear y no a cumplir con las leyes, los Acuerdos de Minsk, la indivisibilidad de las fronteras y el Memorándum de Budapest, es decir, cuando no se da cuenta de quién viola la ley y quién no y trata a "las partes" en un supuesto pié de igualdad. Así las cosas, las sanciones por lo de Crimea pudieron ser válidas. Ahora no está claro por qué en cambio Ucrania es recompensada con toda clase de ayuda -militar y financiera- por no cumplir la ley. Es Ucrania que podría poner en riesgo a Rusia, no a la inversa. Al parecer, la "comunidad internacional" no se atreve en lo más mínimo a sancionar las violaciones a la ley, salvo que se trate de Rusia.

     El asunto es tanto más lamentable cuanto que, ancestros aparte, las relaciones entre muchos ucranianos y los rusos distan de ser malas. En Rusia viven ni más ni menos que casi dos millones de ucranianos que no han sido molestados en lo más mínimo. La cifra se elevaría con los ucranianos que lleguen del Donbás. En esta medida, la disputa armada desde Occidente es artificial, incluso, hay que decirlo, para algunos ucranianos del Oeste que no comparten la rusofobia neonazi que se expone obscenamente por ejemplo en los concursos de Eurovisión. Hasta aquí, el presidente estadounidense Joseph Biden ha sido hábil: ha puesto a media Europa a correr de un lado a otro para parlotear, mientras que Estados Unidos no habla de parlotear sino de chantajear, y tiene a Putin encajonado y obligado a hacer demostraciones de fuerza. Para un imperio supuestamente en decadencia, no está mal.No se detendrá hasta que aparezca el costo de irse a meter en la madriguera del oso. Tal vez buena parte de los rusos no haya caído en cuenta que está tratando con un imperialismo. Ya está tocando a la puerta, y no de buena manera. Hay relación con la apertura desde hace años.

     Las habladurías sobre el supuesto maltrato soviético que se repiten incluso en el Este de Ucrania (lo hace más de uno en Lugansk, por ejemplo) están de más, al igual que la propaganda de origen nazi sobre el mal llamado "Holodomor". Es posible encontrar en Ucrania gente que, incluso habiendo tenido a padres deportados, no lamenta haber recibido la educación soviética ni haber salido adelante con ésta, a diferencia de oligarcas salidos de la nada y que arribaron al poder con chapucerías. El problema es que, con la desaparición de la Unión Soviética, Ucrania no ha conseguido un perfil propio y no faltan los "libertarios" que en nombre de antepasados cosacos -que fue lo que imperó entre los ucranianos en un pasado remoto- crean a pie juntillas que Estados Unidos les trae la libertad frente a la coerción rusa y la supuesta pobreza de la Federación Rusa, siendo que los ucranianos llegan a ser bastante despiadados con su propia gente en situación de pobreza, y en la lucha por el estatus y el dinero. Esta lucha es a morir en un país donde viven 30 mil estadounidenses. No es asunto de rivalidad entre pueblos, ni de uniones ancestrales: es cosa de lo mucho que puede hacer el capitalismo para que la gente se enemiste y se mate compitiendo entre sí mientras los estadounidenses comen su pop corn y se rigen por el sencillo "divide y vencerás". Lo que sí, Ucrania, o al menos sus gobernantes, no podrán quejarse si un día se amanecen con misiles rusos apuntándoles a la sien para que entiendan lo que es amar a Dios en tierra ajena. Salvo que haya incluso que irle a apuntar más de cerca al dueño del circo. No habrá por cierto ninguna Tercera Guerra Mundial, para quienes no encuentran como vencer su vacío existencial.

     Queda el asunto de que Biden tiene también en la mira a Alemania, para cortar hasta donde sea posible sus lazos con Rusia. Desde este punto de vista, la presencia de los Verdes en el gobierno alemán es una buena oportunidad, puesto que esta agrupación "ecológica" es la más atlantista de todas las formaciones europeas. La ministra de Política Exterior alemana es de los Verdes: Annalena Baerbock.

       Puede tener a gente deleznable en su equipo y estar medio senil, pero Biden no es tonto, hasta donde sabe calcular las posibles ganancias a obtener y las posibilidades de neutralizar competidores. Esto se mide no en función de si Biden es o no popular en Estados Unidos, sino si la súperpotencia puede seguir mediante medidas financieras transfiriéndole a otros el costo de las dificultades económicas, que son las que cuentan en el mundo de los negocios, muchísimo más que Ucrania, el Donbás, la misma Rusia o Europa. Lo demás -la estrategia de la tensión, en la que es experta la OTAN- es cosa del sensacionalismo de los medios de comunicación masiva. ¿A qué ganancias le está apostando Biden en todo este asunto, y hasta dónde los rusos están dispuestos para su seguridad a elevar los costos? Este es exactamente el tono a emplear con Estados Unidos (da click en el botón de reproducción):



miércoles, 16 de febrero de 2022

UCRANIA: ¿TE DECIDES, BIDEN?

 Algunos especialistas militares consideran que para ganar una guerra en hombres se necesita el triple de los del enemigo. Alrededor del Este de Ucrania, el Donbás, hay por lo menos 125 mil soldados ucranianos, mientras que en territorio ruso, cerca de Ucrania, había hasta hace poco 100 mil hombres. Sería de suponer que Rusia es lo suficientemente tonta para correr el riesgo implícito en lo dicho.

     No hay ni ha habido ninguna amenaza rusa de invasión a Ucrania. Algunos medios de comunicación masiva anunciaron la invasión para la madrugada del 16 de febrero. Ya pasó. De manera increíble, ante el riesgo de conflicto -queda por saber cuál- nadie le ha pedido a Ucrania que cumpla con su parte de los Acuerdos de Minsk (II), y no parece que tenga la menor intención de cumplirlos. Según estos acuerdos, las milicias armadas del Donbás deberían desarmarse y volver a cerrar claramente la frontera con Rusia a cambio de tener un estatuto de autonomía reconocido dentro de Ucrania. Para este efecto, debería haber una reforma constitucional en Ucrania. El problema es que no ha salido a la palestra el político ucraniano que esté dispuesto a hacer esta concesión, menos con el clima contrario a Rusia -que no es nuevo- imperante en buena parte del territorio ucraniano.

     El famoso "ataque" es otra cosa: la posibilidad de que fuerzas ucranianas se lancen contra el Donbás. La población aquí es rusófona y más de uno tiene pasaporte ruso. En vez de reconocerle autonomía a la región, Ucrania la trataría como enemigo, violando todo lo acordado. Este es el peligro de "invasión", ningún otro.

     El gobierno ruso de Vladimir Putin se encuentra en un aprieto. Quiere atenerse a los Acuerdos de Minsk, considerándolos como la mejor solución, y respetando por ende la soberanía territorial de Ucrania. Sin embargo, la Cámara Baja (Duma) parlamentaria rusa acaba de pronunciarse erróneamente por reconocer a las autoproclamadas "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk, las dos que conforman el Donbás. Si se hiciera este reconocimiento, equivaldría al pretexto que Occidente está esperando para reiniciar con el asunto de que "Rusia no respeta a Ucrania", aunque sea Ucrania la que trata a sus propios habitantes como enemigos, so pretexto de que son rusófonos, y se pasa por el Arco del Triunfo los acuerdos internacionales. El error de Rusia sería jugar el mismo juego: Rusia está donde están los rusófonos, es decir, las demarcaciones de cada Estado nación deben asemejarse a las que se toman por "étnicas" o algo así, considerando por cierto que "etnia" no quiere decir nada claro. Es un error del Patido Comunista de la Federación Rusa haber promovido una resolución de este tipo en la Duma, que cae en la provocación ucraniana y encajona a Putin. Este es abogado de formación, y ha dicho que no se puede proceder a un reconocimiento que liquidaría los acuerdos de Minsk, poniendo  a todo el mundo fuera del Derecho.

     Alrededor del Donbás, junto al ejército ucraniano, se han instalado grupos neonazis como Sector Derecho y el Batallón Azov, pero hay más. La milicia Centuria, desprendimiento igualmente neonazi del Batallón Azov, ha sido entrenada por militares canadienses. No queda claro por qué no hay dos cosas: 1) la denuncia de que las democracias "liberales" que están contra la "amenaza rusa" solapan tranquilamente a neonazis, lo que es contrario a las leyes internacionales, y 2) la denuncia de la negativa de Ucrania a cumplir con acuerdos internacionales. En estas circunstancias, no queda claro por qué Occidente se ofrece como garante de la ley que "su" gente menosprecia sin inmutarse. El presidente estadounidense, Joseph Biden, nunca menciona los Acuerdos de Minsk. Nadie se lo pide, tampoco, y de los neonazis o de la población del Donbás ni quien sepa, a final de cuentas.

     Lo que puede llegar a ocurrir es un ataque ucraniano en el Donbás que obligue a Rusia a intervenir, pese a que se ha atenido al Derecho internacional, a diferencia de quienes creen que lo que gobierna no es el estado de Derecho, sino el de opinión, sobre todo dada la capacidad estadounidense para "normar" las relaciones en este terreno. La gente confunde así lo ilícito e ilícito con lo normal y anormal, de tal modo que los ilícitos ucranianos son normales y la actitud lícita del Kremlin es anormal. Aquí abajo, un escudo de la milicia del Donbás, escudo zarista: está agarrada de una confusión, aunque en legítima defensa dadas las arremetidas de Kíev, capital ucraniana, contra todo lo ruso. Más abajo, escudo de la milicia Centuria.


 


lunes, 14 de febrero de 2022

MÉXICO: ENCOMENDÁNDOSE A LA GUADALUMPEN

 Al parecer, los guardianes del Derecho son en México unos cuantos medios de comunicación masiva. Con el agravante de que resguardan un Derecho que desconocen. El asunto del hijo del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, José Ramón López Beltrán, debió haberse acabado pronto: no es funcionario público, y mucho menos en el actual gobierno. Lo dijo de inmediato, conociendo mejor de leyes que toda la jauría que se le echó encima. De acuerdo con la definición que recoge la Secretaría de la Función Pública mexicana, se entiende por conflicto de interés real (no aparente ni potencial) "cuando los intereses personales, familiares y de negocios del servidor público puedan afectar el desempeño imparcial de su empleo, cargo o comisión". Que se sepa, nadie estuvo interesado en investigar otra cosa, del orden privado, puesto que la jauría se lanzó contra el jefe de Estado mexicano. Desde el momento en que su hijo no trabaja para el gobierno, el caso estaba cerrado. Al parecer, ni Enrique Krauze ni su feudo de Letras Libres saben leer, lo que no deja de ser grave, puesto que se sumaron, con retuits y todo, a la jauría invocando el artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, fracciones XI y XII, sin que López Beltrán sea servidor público. Dicho sea de paso, su esposa, Carolyn Adams, tampoco lo es, ni Keith Schilling, quien rentó la casona en las afueras de Houston , Texas donde residió la pareja por cerca de dos años. Como lo acaba de declarar, Adams, que no es servidora pública, mucho menos en el gobierno mexicano, no trabajó nunca para la empresa Baker&Hughes, contratista de Petróleos Mexicanos (Pemex). Schilling dejó de trabajar para esa empresa desde principios de 2020 y no tenía al estar en ella ninguna relación con México. La casona está presentada como si hubiera sido comprada, por lo demás, aunque fue rentada por Adams, sin ninguna relación, insistamos, con Baker&Hughes. La otra insinuación: siendo cabildera petrolera en México, Adams celebró en sus redes sociales que la empresa Shell ganara un contrato, y es a Shell que el gobierno mexicano le compró una refinería en Texas. Habría que pasar por una ruta muy simpática para sugerir que, luego de tener tratos con el gobierno mexicano, Shell se las ingenió para pasar por Baker&Hughes para premiar a Adams y López Beltrán con la renta de una casona en Houston. Lo peor es que tanto Schilling como Adams pueden probar que no se conocían, al menos que estén mintiendo, arriesgándose a algo serio en Estados Unidos. La nueva casa en la que vive la pareja es una casa hipotecada y a nombre de Adams, al igual que el automóvil de lujo de la pareja. El vehículo no fue comprado, sino que está siendo pagado. En el mejor de los casos, Loret no es ni por asomo periodista, en todo caso no de investigación, porque insinuó sin dar pruebas fehacientes de nada, ni conocer en lo más mínimo la ley, ni saber lo que es un servidor público.

     El reportaje de Loret procedió por adulteración. El propósito del gobierno de López Obrador es ahorrar dinero evitando la corrupción en el gobierno para trasladar aquél a las ayudas sociales. Más allá de este ámbito preciso de la llamada "austeridad republicana", López Obrador trata con empresarios y ha reiterado que "no todo el que tiene es malo". López Beltrán, en este sentido, no está contraviniendo la prédica de su padre, ni es por cierto él el del dinero. No hay engaño: hace rato que el presidente mexicano declaró que "la señora tiene dinero". Ni engaño, ni contravención del credo lópezobradorista que está lejos de embestir contra "todo el que tiene". La presentación de Loret del caso fue sutil y tramposa. Si hay gente que con tal de seguir bebiendo está para aguardiente adulterado y alcohol de farmacia, adelante.

     Después de haber esperado para lograr su estadía en Estados Unidos, López Beltrán entró a trabajar en la empresa KEI Partners, que es de los hijos del empresario de origen chihuahuense Daniel Chávez. Este, dueño del grupo Vidanta, dedicado entre otras cosas a la construcción de resorts de lujo, no es supervisor, sino asesor honorario del proyecto del Tren Maya. No es entonces funcionario público y no hay negocios del gobierno mexicano con él. López Beltrán, que no es funcionario público, no tiene más que una relación indirecta con Daniel Chávez -al trabajar con sus hijos, Erika Chávez e Iván Chávez- que tampoco es funcionario público, ni tiene contratos con el gobierno. No cobra nada. La Iniciativa Privada está excluida del financiamiento del Tren Maya. Por si alguien no se hubiera dado cuenta, López Beltrán trabaja en Estados Unidos. Que Expansión  grite "hijo de AMLO metido en el Tren Maya" es una falsedad: otra vez confundir una correlación, fortuita o no, en todo caso asunto de la Iniciativa Privada, con alguna supuesta relación de causa a efecto. López Beltrán trabaja asesorando a KEI Partners en Estados Unidos.

     Llegados hasta aquí, habría que hacer la suposición de que la jauría no sabe de leyes, las lee al pasar, no conoce de periodismno serio y otros asuntos relativos a la más crasa ignorancia, pueblerinamente solemne o adornada con alguna buena escritura. Cabe empero otra posibilidad. En tiempos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), era conocida la práctica de la policía judicial de sembrar supuestas pruebas para incriminar y extorsionar. López Obrador tiene razón al decir que ahora, a diferencia de otros tiempos, la intelectualidad y los medios no parecen inquietarse mayormente por su propia respetabilidad: ni siquiera se percatan de que aventar mierda con ventilador es correr el riesgo de verse salpicados, a la vista de la gente, suponiendo que estas camarillas lleguen más allá de sus amigotes y unos cuantos interesados en la más refinada mala fe y la grosería maliciosa. Ya no es sencillo creer en ciertas celebridades, sea por ignorantes, sea por soberbias (o por ambas cosas). No es seguro que sea la credibilidad de López Obrador la que se esté agotando. Tal vez sea la de quienes, al amparo de sus "firmas", no se comportan de manera muy distinta de los policías judiciales de antaño, cuya afición era fabricar culpables para extorsionar. Lástima: es venirse a enterar que la jauría responde a una facción lumpenizada de los acaudalados, que no son propiamente López Beltrán y Adams, aunque "la señora tiene dinero". Baste decir, sin apelar a ningún secreto, que rentó -nada más- una casa de un valor apenas inferior a la que Loret de Mola compró en Miami. Como sea, el supuesto de la camarilla en acción es que los mexicanos siguen como los describiera Azcárraga: "jodidos" y crédulos ante cualquier montaje. Cierto, no faltará el parásito de pueblo que jure haber nadado en la alberca de 23 metros de la casona, haber visto películas de ficheras en la sala de cine y a la señora Adams salir con otro distinto de López Beltrán. Pero tomar a la gente por idiota y verle la cara nunca ha traído paz en ningún lugar de América Latina, aunque se quiera hacer creer que es López Obrador quien está engañando. Es esa manera de proceder la que puede desembocar en la polarización que se le achaca al mandatario. Y a lo sumo habrá empate de fuerzas, sin el poder que se atribuye una oposición lumpen y que se perdió el respeto a sí misma, si alguna vez lo tuvo. Incluye al escritor Enrique Serna. Se acabó para muchas celebridades, y la función durará lo que las metidas de pata de López Obrador quieran. Por su desconocimiento de las leyes, la oposición está departiendo con el hampa. Los saludan López Beltrán y Adams (foto). Por lo demás, ¿hasta donde es válido exponer como lo hace Loret la vida privada de los demás, máxime si no son funcionarios públicos y no se trata por ende de un asunto del público, ni que le incumba? Es para quienes sólo ven los errores de López Obrador al destapar un sueldo que Loret no quiso aclarar. ¿Volvemos a incursionar en la vida de Loret o todavía no queda claro que no es él quien hace la ley? ¿Qué tan legal es exhibir la vida privada y datos particulares de gente ajena al servicio público? Es decir: ¿ lo que en López Obrador se da por delincuencia en Loret está perfectamente permitido? Es que parece que no se sale del hábito de “ marear el punto” para engañar.



sábado, 12 de febrero de 2022

MÉXICO: ANTES DE LA CRUDA,LA FIESTA

 No es fácil mantener un diálogo o un debate en democracia cuando no se busca la verdad, sino que se supone que la tiene quien es dueño del poder y la riqueza. Y los medios de comunicación masiva no por nada son llamados el "cuarto poder", que impone el estado de opinión sobre el estado de Derecho -trampa en la que fue a caer el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, a partir por lo demás de imprudencias de su hijo José Ramón.

     Primero que nada, el estilo pueblerino de hacer las cosas: el padre del pseudoperiodista Carlos Loret de Mola, hablándole al público en pura bravata o bravuconería. Una belleza de cantina (da click en el botón de reproducción):


     Carlos Loret de Mola no debió ser exhibido ilegalmente por el presidente López Obrador. Al mismo tiempo, parece que el pseudoperiodista quiere cruzar él todas las líneas rojas. Sugirió en un reportaje de Latinus, en vídeo, un posible conflicto de interés entre José Ramón López Beltrán y/o la empresa Baker&Hugues y Petróleos Mexicanos (Pemex), en la medida en que López Beltrán -quien hubiera hecho bien en precisar a qué trabajo se dedica- habría ocupado, rentada, una casa de un directivo de Baker&Hugues, Keith Schilling. Baker&Hugues recibe desde hace mucho contratos de Pemex. El hecho es que, según Baker&Hugues, al momento de rentar la casa Keith Schilling era ex empleado de la empresa, por lo que ésta no hizo transacción alguna con López Beltrán ni señora, Carolyn Adams. Si acaso, el argumento de Schilling es que lo que le restaba de trabajo en Baker&Hughes en 2019 no tenía ninguna relación con México. Al menos que haya mentiras, no hay evidencia alguna de beneficio para Baker&Hughes, pese a lo publicado fuera de contexto por el periódico mexicano Reforma para el año 2018 (salvo que Schilling mienta al decir que no sabía que el hijo del presidente mexicano era uno de los inquilinos, siendo que por lo demás todo se hizo a nombre de Adams), ni mucho menos para José Ramón López Beltrán. Ni un centavo, ni conflicto de interés. Es probable que tampoco por parte de Carolyn Adams, cabildera petrolera, pese a lo "dejado entrever" por Latinus. Lo insinuado es que López Beltrán pudo rentar la casona de Houston, Texas, en Estados Unidos, a cambio de algún jugoso negocio en Pemex para Baker&Hughes, pero el problema es que la insinuación del reportaje de Loret de Mola no encaja ni con lo reportado por Baker&Hughes, ni por Schilling. Que accionistas de Baker&Hughes hayan sugerido una investigación sobre el tema no hace culpable a nadie. Tampoco la eventualidad de que para la renta de la casa Adams haya sido alguien del conocimiento de Schilling.

      Loret de Mola hace pasar lo que correlaciona como relaciones de causa a efecto que pueden ser inexistentes, sin que lo dicho signifique festejar a López Beltrán. Loret ya se había equivocado con el caso Ackerman/Sandoval y no fue capaz de enmendar la plana con el caso de Felipa Obrador. También se equivocó con la fortuna de Manuel Bartlett. Cada vez, el pseudoperiodista se manejó como su padre: sutil y tramposo, entre la más refinada mala fe y la grosería maliciosa, parafraseando una caracterización del alguna vez presidente Calles. Lo anterior no significa justificar el tren de vida de Ackerman/Sandoval ni el de Bartlett, pero no se trata de asuntos de Derecho, como tampoco el de José Ramón López Beltrán.

     Dada la legislación mexicana, tampoco es asunto de Derecho que Loret de Mola tenga un rancho en Valle de Bravo, un departamento en la calle Campos Elíseos (Cdmx) de más de cinco millones de dólares y uno (con valor de 15 millones de pesos mexicanos)en Miami, Florida, Estados Unidos adquirido lavando dinero con una empresa fantasma (Bedforburygroup Ltd) en las islas Vírgenes Británicas. El departamento se encuentra en el mismo complejo donde el ex Secretario de Seguridad, Genaro García Luna (encarcelado en Estados Unidos) y sus allegados compraron otros 32 departamentos. El proyecto Latinus está registrado en Delaware, Estados Unidos, otro paraíso fiscal.

     Loret de Mola se ha distinguido por mentir, aunque de manera sutil y con mucha trampa. Así lo hizo cuando quiso no darse por enterado, en el juicio de Israel Vallarta, de que Florence Cassez fue víctima de un montaje en contubernio entre una cadena televisiva y la Agencia Federal de Investigación. La periodista Laura Barranco le advirtió a Loret que estaba participando en un acto de violación de Derechos Humanos, con el agravante de que la presunta secuestradora francesa Cassez era extranjera.  Loret de Mola fue advertido de que se estaba cometiendo tortura: tampoco le importó. El periodista Juan Manuel Magaña abundó en el mismo sentido y se refirió a la debilidad de los argumentos de Loret de Mola en el careo sobre el caso Vallarta, para lo cual Loret utilizó por lo demás tácticas dilatorias. Magaña sostiene que era posible darse cuenta del montaje.

     La posibilidad del escándalo atrajo a muchas celebridades que, con su #TodosSomosLoret,, parecen o no estar mayormente enterados de nada que no les convenga, o admirar la capacidad de algunos para salir del agua sin mojarse, es decir, para la impunidad. Ahora sí, estas celebridades, incluyendo los nombres de siempre (Krauze, Aguilar Camín, Castañeda, Silva-Herzog Márquez) han terminado de desacreditarse. Hay dos maneras de explicarlo. No sin cierta escuela priísta, Enrique de la Madrid ha sugerido que hay que ser "duro en el argumento, pero suave con la persona", pero la oposición ya no entra más que a descalificar y a golpear ad hominem, sin cuidarse de no humillar. Lo segundo tiene que ver con esa manera de la oposición de caminar cada vez más con la cabeza muy erguida, de señorito: es porque le llega la mierda al cuello, no por otra cosa. Véase si no el estilo de Loret de Mola padre. Pero hay algo más: la sempiterna disposición a fabricar culpables, linchar y servirse del estado de opinión para saltarse el de Derecho, es decir, para violar la presunción de inocencia. Es al filo de este límite que son expertos en deambular los reportajes de Loret de Mola. Nunca cambiaron: la fabricación de culpables y la impunidad fueron elementos importantes de un antiguo régimen oficial que los opositores de hoy conocen al dedillo, al grado de seguir en lo mismo, y creyendo haber ganado batallas. Se quedan en su cantina (da click en el botón de reproducción), y no por mucho gritar amanece más temprano.



    


jueves, 10 de febrero de 2022

COVID-19: ALELUYA

 El asunto del virus SARS-Cov-2 siguió hasta la fecha en el mismo tenor con el que se fue llevando desde el comienzo, con el agravante de que pudiera haber suficientes elementos para pensar que se trata de una creación de laboratorio y no de algo estrictamente natural. El hermetismo sobre este último punto es muy fuerte.

     En México, los pronósticos siguieron siendo estrafalarios. Alejandro Macías, el "zar de la influenza" (qué ocurrencia de llamar a la gente "zar" en un clima tan rusófobo como el actual) había pronosticado hace poco que, al ritmo que iba, la variante Omicron del virus llegaría a contagiar a la mitad de los mexicanos. México tiene casi 130 millones de habitantes. Al 4 de febrero, el país con más casos de Omicron en el mundo era el Reino Unido, con unos 354 mil casos confirmados (por cierto, en tiempos recientes, el 80 % de los fallecidos por la Covid 19 en el Reino Unido tenía el esquema completo de vacunación). Al 10 de febrero, el acumulado de contagios en México era de poco más de 5 millones, de los cuales la inmensa mayoría se recuperó.. De principios de enero al 9 de febrero se contagiaron en México casi 25 mil personas.

     El experto de la universidad pública urgió a la vacunación. Sin embargo, sorprende que entre los países que más vacunaron haya el mayor número de contagiados (como por ejemplo Israel, con poco más de 8 mil casos). Algunos estudios científicos han mostrado que, a mayor vacunación contra la Covid-19, más casos de Covid-19 por millón de habitantes y más muertes asociadas a la Covid-19, también por millón de habitantes. En otros términos, aunque la vacunación haya podido reducir formas graves de la Covid 19 (y no siempre fue el caso), no impidió los contagios, y a nivel internacional, es en los países con menor vacunación donde hubo menos contagios y defunciones. No hay que ir tan lejos: en Haití está vacunado apenas el uno por ciento de la población y no sucedió nada apocalíptico. Se dejó de clasificar correctamente: ya habiendo tirado la toalla, el subsecretario mexicano de Salud, Hugo López-Gatell, reiteró que con Omicron las hospitalizaciones y defunciones fueron mayoritariamente de gente no vacunada, pero sin precisar si se trataba de grupos de riesgo. La vacunación se convirtió en religión.

     Es en este contexto que, hasta el 10 de febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) seguía sin aprobar la mejor vacuna, la Sputnik V, pese a las peticiones de la Federación Rusa. En nombre de la "evidencia" científica, en México se quiso armar un escándalo por el uso de un kit con ivermectina y azitromicina para contagiados. La gente de La Ciencia y de las "evidencias", a la que debería preguntársele por sus conflictos de interés y lecturas (más allá de los libelos de Big Pharma) no pudo hallar una relación entre la distribución de dicho kit en la Ciudad de México y la caída drástica, en el tiempo que se utilizó, de las hospitalizaciones y defunciones (además de que en un país muy desarrollado, como Japón, se demostró sin problema la utilidad de la ivermectina contra el virus). No se trató de curar, sino de vacunar, pero además de privilegiar ciertas vacunas. Con tal de obtener la aprobación, Pfizer ocultó datos como el siguiente: en las pruebas clínicas de la vacuna, todos los bebés de madres embarazadas murieron. Se puede poner el grito en el cielo porque hubo una supuesta "experimentación" con "algo antipiojos", la ivermectina, y quedarse callado ante el hecho de que las vacunas Pfizer y Moderna, de ARNm, fueron aprobadas de emergencia, incluso en el paraíso estadounidense, estando a título experimental, lo que significa tranquilamente que fueron experimentadas en la población. Las vacunas de Pfizer. Moderna y AstraZeneca no reunieron los criterios clínicos para ser parte de las "evidencias", pero en cambio ganaron mercados.  Tal vez todo el mundo quiera casa en Houston y vacaciones en Aspen como premio por no creer más que en lo que dicta Big Pharma y no decirle al público la verdad de las cosas.

      Lo que hubo en países como Estados Unidos (que no utilizaron la vacuna Sputnik V) fue una marea de eventos adversos como reacción a la vacunación. En ese país murieron luego de recibir la vacuna más personas que en la guerra de Vietnam: por lo bajo, poco más de 50 mil personas, contabilizadas por Medicare y Medicaid. Esto era apenas para septiembre del año pasado. Para entonces, en Estados Unidos poco menos de un millón de personas había tenido eventos adversos con las vacunas (más de seis millones y medio de efectos adversos en el mundo). Para enero de 2022, ya se habían acumulado más de mil publicaciones científicas serias sobre los efectos adversos serios de varias vacunas, es decir, potencialmente letales y en buena medida ligados a lo que ya habían denunciado algunos científicos: la capacidad de la "proteína espiga" (spike) para dañar el sistema inmunológico. Las vacunas de ARNm vienen acompañadas de un regalo para los creyentes en las marcas estadounidenses: óxido de grafeno, un tóxico.

      No hay mucho en qué insistir. Un sistema basado en los negocios está para hacer negocios. ¿Cuál es el secreto? Ninguno, sólo que es tan evidente como la carta de Edgar Allan Poe: no se ve porque se la tiene justo delante. Ya hay más tratamientos eficaces contra la Covid-19, aunque se mantienen a precios de oro, sin prisa por popularizarlos. Hay manera de probar que la hidroxicloroquina, la ivermectina e incluso una suplementación como la de Quercetina+Zinc son útiles. No son medios de comunicación masiva dedicados ellos también a los negocios que dirán lo que ocurre con las vacunas de ARNm, ni que abrirán la boca sobre el hecho de que, hasta estos días, la OMS haya decidido no aprobar la Sputnik V. Si hay alguien que cree que la garantía de lo humano de algo está en que sea negocio, aunque sea porque "es la época" que lo dicta, nada le impide perseverar en la creencia. No es más que éso. O algo así como un aleluya (da click en el botón de reproducción):




martes, 8 de febrero de 2022

MÉXICO: ASUNTOS DE FAMILIA

 La inmensa mayoría de los medios de comunicación ha mostrado un particular empeño en descalificar al presidente Andrés Manuel López Obrador como la persona con ética que es. Sorprendentemente, el ejercicio de esta ética, que pasa por hacer juicios de valor, es tomado como una afrenta e incluso como "insulto", sin que el mandatario haya insultado a nadie.

    Lo que se señala aquí es posible de mostrar con lo ocurrido con la periodista Carmen Aristegui, probablemente no exenta de prejuicios y de cierta fascinación por la fama, a juzgar por sus invitados lópezobradoristas, que ciertamente los ha tenido. En estos días, Aristegui cometió por lo menos un error, pero sumándose a una campaña de linchamiento, de las que son habituales en México. La periodista comparó los lujos con los que ha vivido en Estados Unidos José Ramón, hijo de López Obrador, con lo que fue el llamado escándalo de la "Casa Blanca" de Angélica Rivera, Primera Dama mexicana en tiempos del presidente Enrique Peña Nieto. En el caso de esta residencia, era parte de una construcción del grupo Higa, empresa que había ganado la licitación del tren México-Querétaro y obras en el estado de México cuando en éste fue gobernador Peña Nieto. El grupo Higa también había estado presente en la campaña presidencial de Peña Nieto. Higa tenía el registro de la propiedad de la "Casa Blanca". Dicho sea de paso, los Peña Nieto terminaron disculpándose, aunque el asunto le costó caro a Aristegui.

     En los hechos, Aristegui no ha sido víctima de nada -en los hechos, a diferencia del periodo de Peña Nieto- por sugerir que los lujos de José Ramón López Beltrán podían ser comparables al escándalo de la Casa Blanca. Si fue un error, pareciera haber sido motivado por el ánimo de encontrar otro escándalo, que es lo que ayuda al rating cuando se está en el sensacionalismo permanente, cosa que se nota por lo demás en el estilo y la voz de la periodista, que no siempre se detiene a pensar (no está de más hacer notar cierta celeridad que tiene en el habla). El problema es que López Beltrán no recibió nada del gobierno, ni siquira la mansión y el automóvil de lujo con los que vivió en Houston, Texas, Estados Unidos. Todo ha estado a nombre de Carolyn Adams, señora de López Beltrán y con experiencia de larga data en cabildeos en el sector petrolero, desde Dubai hasta México, con Petróleos Mexicanos (Pemex), desde 2016, es decir, antes de que empezara el sexenio actual (2018). No hay nada que involucre a José Ramón López Beltrán en nada, ningún "tráfico", o que explique algún beneficio para Adams por estar casada con el hijo del actual mandatario. Así fuera por error, Aristegui cayó en la calumnia, que es lo que le reprochó López Obrador. En este caso,decir que Aristeguí se comportó como calumniadora -juicio de valor- no era una opinión personal, ni subjetiva, sino el resultado de lo que había hecho o querido hacer la periodista.En estas circunstancias, difícilmente podía quejarse Aristegui de que se le quería destruir la reputación, cuando se había lanzado a hacerlo. En todo caso, le correspondía indagar más y mostrarlo a la audiencia, o disculparse. La agresión provino de Aristegui justamente por la calumnia, no de López Obrador por defenderse, puesto que a fin de cuentas el asunto iba dirigido a él. Fiel a su estilo, López Obrador fue más lejos, y consideró que Aristegui "engaña" y "simula". Pongamos que fue excesivo. Aristegui no tiene por qué sumarse al lópezobradorismo. Pero es igualmente cierto que el mandatario mexicano argumentó sus juicios de valor, al referirse a la gente que invita Aristegui a sus programas. Y es lamentable que se esté en un mundo en el que los juicios de valor se consideran "calificativos", y a partir de aquí, "insultos". Decir que Carmen Aristegui hace "reportajes calumniosos" no es perseguir a nadie: es valorar lo que fue un hecho innegable, empujado por lo demás por el delincuente Carlos Loret de Mola. Tampoco se trata de calificativo o de insulto, sino del hecho de que este pseudoperiodista comete fraude procesal, penado por la ley, sin que nadie lo incomode. Lo de "pseudoperiodista" responde a su proclividad a calumniar y a hundir a gente inocente con tal de salvar su pellejo. Se puede ir más lejos: Loret de Mola es cínico. Aristegui no, aunque sí creída.

     Lo curioso es que en cambio no se haya querido indagar demasiado públicamente en la corrupción de quien fuera consejero jurídico de la Presidencia con López Obrador, Julio Scherer Ibarra, al parecer protegido como su hermana por un apellido: se trata de hijos del sobrevalorado Julio Scherer García. Denunciar el caso de Scherer Ibarra le costó el puesto en el periódico El Heraldo a Hernán Gómez Bruera, sin que "el gremio" dijera nada, aunque lo cierto es que la Fiscalía General de la República (FGR) ya abrió una investigación contra el mismo Scherer Ibarra. Es de esperar que el asunto prospere, se aclare y sea llevado de acuerdo con la ley. Desde luego, López Obrador remplazó al hijo de Scherer García en la consejería jurídica. El hecho es que parece haber sido una de las clásicas metidas de pata de López Obrador la inclusión previa de Scherer Ibarra. El "gremio" mantiene el silencio, incluyendo la (cada vez peor) revista Proceso.

     Un juicio de valor puede hacerse sobre lo correcto o errado de algo, a partir justamente de valores. Supone una dimensión ética y una elección personal, la elección de los valores en cuestión: en este caso, considerar como contrario a la ética el lanzarse a calumniar. Si en cambio se cree que no hay posibilidad de objetividad en estos juicios y que se reducen a lo meramente subjetivo y personal (por lo que se toma el juicio por estigmatización o insulto), no queda efectivamente más que ponerse a la "conversación" para ver quién es el mejor "conversador", sin ofrecerle al público la posibilidad de discernir entre lo verdadero y lo falso, o, si se prefiere, entre lo acertado y lo erróneo. En este caso, el punto era el caso de José Ramón López Beltrán, no la democracia, el poder y la crítica. Es agotador el maniqueísmo de la "crítica" por la "crítica" y de la "crítica al poder" por principio de cuentas y disfrazada del bien, entre quienes no ven como erróneo pagar favores con servicios o desquitar el sueldo de la empresa como si fuera la "casa". Aquí se trata de una inagotable moral sin una pizca de ética. Aristegui tal vez creyó hacer un bien tratando de desatar un escándalo inexistente y sin la menor prueba de nada: creyó más en el rating que en la indagación de la verdad. Dicho sea de paso: por valiente que sea, o más bien atrevida (y no es lo mismo), no es una periodista independiente. La tan llevada y traída democracia se fortalecería más con la búsqueda de la verdad -que no tiene a López Obrador (foto) por principio, pero que le importa- que con la moral y las arremetidas a golpes. Los hechos indican que Aristegui sigue donde estaba sin ser molestada y que Scherer Ibarra está imputado por la Fiscalía.


 


    

domingo, 6 de febrero de 2022

MÉXICO: LAS LLORONAS

 El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador cometió probablemente un error -entre otros- desde el principio del sexenio: no por fuerza hacer sus "mañaneras", sino no construir un verdadero trabajo de equipo y con medios propios, suficientes y poderosos, para limitar la influencia de los medios de comunicación masiva, que están practicamente al unísono contra el presidente.

     Hace poco, el profesor José Woldenberg, ex presidente del Instituto Federal Electoral y premiado en la universidad pública como investigador, sin serlo (esta universidad premia los servicios públicos, bajo el control del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, y no reconoce méritos académicos), se puso a lloriquear en las páginas del periódico El Universal sobre la prevalencia del insulto en la "conversación pública". Woldenberg no tomó en cuenta la manera que tienen de dirigirse al presidente sus opositores, que lo tachan de "demencial", "delirante", "miserable", "canallesco" y hasta "pendejo" (según Héctor Aguilar Camín). No: Woldenberg dice creer que "ya sabes quién" o el "innombrable" son formas de insultar. No lo son, y en el límite puede decirse que "la mafia del poder" es una manera despectiva de hablar. No más. Otra cosa es que el mandatario mexicano tenga expresiones pueblerinas ("machuchones", etcétera...). 

     Lo que no puede ignorar Woldenberg, o entonces decididamente no sabe de investigación o al menos de un mínimo de indagación para escribir, es que en México, como en el mundo de una manera general, los medios de comunicación masiva, incluyendo los formatos multimedia, están concentrados de tal forma que son muy rentables, le hacen creer a más de uno que es la celebridad que quiso ser -siempre y cuando contribuya a la rentabilidad- y limitan la posibilidad de la pluralidad de voces, a tal grado que, aún con variantes, El Universal, Reforma, Milenio y Excélsior repiten lo mismo, lo que puede abarcar a libelos en decadencia como La Crónica, La Razón y otros no tan decadentes como El Financiero. Esto puede dar la falsa impresión de que una "mayoría" está contra López Obrador. No puede haber "conversación pública", salvo que se trate de "marear el punto" sistemáticamente y a fin de cuentas de hacer callar, cuando se está unánimemente, o casi, en los medios no para debatir nada, sino para descalificar al supuesto interlocutor, y encima...acusarlo de "insultar" si ejerce su derecho a responder. López Obrador no insultó recientemente a la periodista Carmen Aristegui, aunque haya hecho un juicio de valor sobre ella. Un juicio de valor no es una condena, ni una sentencia, y tampoco un insulto: el presidente dijo de Aristegui que "engañó". ¿Dónde está el insulto o el cese de la "conversación pública"? Aristegui pudo responder lo que quiso: absolutamente nada comparable a lo que le ocurrió con el presidente Enrique Peña Nieto. No es muy loable que medios con fuertes intereses económicos a su favor se lancen a linchar al presidente, y encima parezcan considerar que es de "mal gusto", y por ende "ofensivo", responder en defensa propia. Curiosamente, nadie ha podido acusar a López Obrador de cobarde, tal vez porque la cobardía esté en escudarse en el grupo de poder para linchar y desviar por lo demás la mirada del público. Es difícil de pensar que la celebridad contratada no crea que debe "desquitar el salario" (al fin y al cabo, se trata de empresas), o peor aún, devolver el favor prestando un servicio, puesto que en los países periféricos las cosas se manejan así.

 De lo que pareciera tratarse es de hacer prevalecer el estado de opinión sobre el estado de Derecho. El asunto se vuelve grave cuando, en nombre de su relación dizque con "la sociedad", que a lo sumo es con una difusa "opinión pública", los medios de comunicación masiva se creen además con el derecho a usurpar funciones: son los que en México decidieron alguna vez que la supuesta secuestradora Florence Cassez era culpable; son los que parecen ser leídos, vistos y oídos por los jueces más que los expedientes para no resolver casos como los de Brenda Quevedo Cruz (entre otros del asunto) o de Israel Vallarta. Lo increíble es el temor de muchos a tener un criterio propio, seguramente porque, sobre todo en las sociedades como las latinoamericanas, no es el camino a la felicidad, ni a la conveniencia, ni a la mayor ganancia ahorrando el costo o la pérdida.

     Lo dicho hasta aquí no implica que deba caerse en acusar en bloque a la "prensa corrupta", la "prensa vendida", los "chayoteros", etcétera. El asunto es de profesionalismo, y no lo entiende López Obrador: no hay por qué no darle la razón por ejemplo a Jorge G. Castañeda cuando dice que la señora Jesusa Rodríguez no tiene la menor credencial diplomática para ser embajadora en Panamá. Tampoco la tenía Pedro Salmerón. No la tiene Leopoldo De Gyves (h) para ser embajador en Venezuela, cargo delicado. Como ha señalado en parte la oposición, no hay razón para hacer a un lado a diplomáticos de carrera y meter de paso al canciller Marcelo Ebrard en el feo oficio de tragar sapos. Se está antes viejos errores de revolucionarios: creer que el ser "luchador social" o "activista" dispensa de hacerse de una profesión y valer por ella para el "proceso” mismo. La señora Jesusa puede ser la lesbiana del año (ahora es muy bien visto en ciertos medios, no todos por cierto), la feminista más aguerrida, la más férrea opositora a las corridas de toros, la más coyoacanense de las cabareteras: ¿qué tiene que ver con la diplomacia? 

    Ya se ha dicho: son contados los casos de profesionalismo en el gobierno actual de México y no son raros los premios políticos. Tal vez no sea por nada que John Ackerman pueda trepar a la vez en la universidad pública, que se guía por criterios clientelares, y en el lópezobradorismo, donde algunos hacen de la "causa justa" el medio para reproducir la clientela. Al parecer, se hubiera llegado a lo más sensacional: el medio (la "causa justa") justifica los fines, los de trepar. Si las cosas son así, no ha habido cambio de régimen, aunque lo haya habido de gobierno, pero un gobierno no hace un Estado. Pese a lo dicho en diciembre pasado por el magistrado Arturo Zaldívar , aún queda por ver si ha llegado a fondo la reforma del Poder Judicial: si así fuera, alguien como otra señora, puesto que las féminas están de moda, Isabel Miranda de Wallace, debería ser juzgada por todo el daño que ha hecho. ¿O se trata de ser zalamero con el jefe de turno? En algunos casos se hace hasta más de lo que pide el fiscal Alejandro Gertz Manero, incluyendo el caso de la ex funcionaria priísta Rosario Robles, que pareciera haber ido a dar a la cárcel por tonta...y soberbia.!Se cree Rosario Robles! ¿Algún priísta defendiéndola?¿Algún nuevo "no te preocupes, Rosario"? Fernando Benítez tenía razón en El rey viejo: en México no hay misericordia para el vencido. Y basta con "no ser parte de..." para ser potencial vencido.

     El problema se ha complicado en la medida en que en los medios de comunicación masiva parece importar poco el contenido, cada vez más pobre, incluyendo el de la mayoría de los columnistas. Es por lo mismo que a cada rato y en tantas "noticias" se recurre a supuestos "expertos", "especialistas", "analistas" y "consultores" que hacen su agosto, considerando, de nuevo, que hay mucho dinero circulando por ahí. Estas categorías no son una garantía de profesionalismo cuando a su vez creen que deben repetir en la dirección del viento o a coro para "no quedar fuera", es decir, para no "operar con pérdidas" o "pagar costos". Otra sensacional es convertir a tanto explotado en firme creyente de que es gran emprendedor de sí mismo, la última versión del self made man. Ahí están las celebridades gritando a voz en cuello, cortando la palabra, editando las noticias, agarrándose de cualquier fuente sin verificar, y convencidas de que el gobierno son ellas, después de todo. Lo que tiene que oponer el gobierno de López Obrador es la señorita Vilchis. Falta por ver si hay realmente cambio de régimen, y lo cierto es que no es la gran epopeya transformadora, hasta que, como lo propusiera el mismo López Obrador, "lo más revolucionario que se haga sea aplicar la ley". Los medios de comunicación masiva ya tienen la suya; por cierto, el pseudoperiodista Carlos Loret de Mola es alguien más que debiera enfrentar la Justicia, en vez de hacer de simples correlaciones relaciones de causa y efecto. Le queda la siguiente, para que se arreglen entre pirruris (da click en el botón de reproducción):



jueves, 3 de febrero de 2022

BUENO: TODOS LOCOS

 En principio, la histeria está definida con precisión, y por cierto que tiende a ser algo asociado con lo femenino y victoriano y decimonónico. El psicoanálisis se ocupó de ello. Difícilmente se entiende por qué Rusia pidió en tiempos recientes el cese de la histeria contra aquélla, siendo que se trata de un problema emocional. Una cosa es agredir de manera sistemática. Otra ponerse incluso a llorar en grande para hacer un reproche, llegando a los gritos. El hecho es que ahora se dirimen los problemas políticos por la vía psicoanalítica. Tal vez no falte quien salga con que Rusia está paranoica.

     Es curioso ver hasta qué punto el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sido acusado por la oposición y sus "Pichucas los del muelle" (sus recaderos, según la expresión cantábrica recogida por el tabasqueño) de estar "fuera de la realidad", desde el comienzo del mandato. Golpeadores profesionales como el pseudoperiodista Héctor de Mauleón llegan a sugerir que el lópezobradorismo es "delirante" y "demencial". De ser todo lo anterior cierto, no es necesario tomarse la pena de debatir, suponiendo que se haga: López Obrador debiera ser decretado con "incapacidad mental" para gobernar, puesto que alguien demencial, que delira y se encuentra fuera de la realidad no puede gobernarse ni a sí mismo, que se sepa, y debe recibir de preferencia auxilio psiquiátrico. Desde hace tiempo que declarar "loco" a alguien es, como antaño lo era declarar "histérica" a una mujer, una manera grosera de terminar con toda argumentación y no tomarse siquiera la molestia de "replicar" lo que dice el otro. Se trata de un tipo de acusación más grave que el de las llamadas fake news o noticias falsas, o que el problema de la "postverdad".

     Lo decimos porque otras corrientes de pensamiento se han puesto a lo mismo. Recientemente, en el portal de Red Voltaire, Thierry Meyssan escribió lo siguiente ("La increíble sordera de Washington y Londres"): "Estados Unidos no razona en función de la realidad". Meyssan no explicó entonces en función de qué se mueve Estados Unidos, en particular en el caso ucraniano. Por su parte, la columnista del portal ruso Sputnik Mundo, Vicky Peláez, decidió: "Joe (sic) Biden y su Administración han perdido la conexión con la realidad". No está de más agregar que el mandatario estadounidense Donald Trump era acusado de vivir en una "realidad alternativa": se supone que en estos casos no puede distinguirse la ficción de la realidad. La capacidad "conservada" de evaluar la realidad objetiva se habría perdido. No está de más recordar que el discurso publicitario capitalista, que cala hasta en la academia, con tal de "captar el deseo" de cada uno, apela a su supuesta subjetividad (que no forzosamente es interioridad), antes que a la capacidad para ser objetivo, al grado de negar que ésto último sea posible. "Lo que nos afecta no es la realidad, sino el modo en que la interpretamos", es el lema de una psicología cognitivo-conductual que es menos inocente de lo que parece, puesto que suele empujar a interpretar en términos de conveniencia.

     Para un capitalista, la realidad es lo que se puede obtener de ganancia en tal o cual situación, para lo que la interpretación se hace justamente en términos de estricta conveniencia , es decir, de cálculo costo/beneficio. Se ha llegado a un punto en que las situaciones, guerras incluidas, no se "hacen", sino que se "gestionan", muy calculadamente, pudiendo llegar al llamado "caos organizado". En estas circunstancias, es posible pensar que el presidente estadounidense Joseph Biden ni siquiera está apostándole a la llamada "teoría del loco", como sugieren algunos (al estilo del presidente estadounidense Richard Nixon durante la guerra Vietnam, dar a creer que se está loco para negociar mejor). Basta oírlo: Biden habla del riesgo en Ucrania como de un asunto de negocios (no se entiende por lo demás por qué, por lo menos hasta hace poco, Rusia habla de sus enemigos a la vista como "socios"). Si Trump fue hecho a un lado, no es porque estuviera loco, sino porque no era tan funcional al "Estado profundo" como lo es Biden. Hasta aquí, queda para quien lo quiera hacer dedicarse a calcular y al mismo tiempo a declarar chiflado al otro. Como al parecer no son pocos, porque se dice de lado y lado, estaríamos no en el planeta Tierra, sino en un manicomio al aire abierto.

     Leídas las cosas de otra manera, no es de descartar que, después del paréntesis de Trump, Biden haya retomado la idea, si no de liquidar a Rusia, sí de debilitarla al máximo. En estas circunstancias, habría calculado desde hace algún tiempo una provocación en el Donbás para atribuírsela a Rusia y obligarla eventualmente a intervenir, no más allá del mismo Donbás. Prueba de lo anterior son no sólo los miles de soldados ucranianos que hacen "círculo" alrededor del Donbás, amenazándolo (sin que absolutamente nadie diga nada de este despliegue, que incluye a la Guardia nacional de Ucrania y totaliza unos 150 mil hombres, más que los que Rusia tiene cerca de Ucrania). A esta soldadesca que está en los límites de Donestk y Lugansk se suman las milicias neonazis (tampoco mayormente criticadas por nadie) de Sector Derecho y el Batallón Azov, además de mercenarios de la empresa Blackwater (rebautizada Academi). El Batallón Azov, convertido en grupo de fuerzas especiales y entrenado por Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), usa como insignia la de la división nazi SS Das Reich. Cero comentarios de los "demócratas liberales"o de la izquierda. Los combatientes de élite ucranianos no son una novedad: han estado siendo formados por los estadounidenses desde tiempos del presidente Barack Obama y el todo es coordinado por consejeros estadounidenses en el Ministerio de Defensa de Ucrania. La provocación se activará o no según los cálculos de costo/beneficio que hagan Biden, el "Estado profundo" y la OTAN.

     El Donbás es una región pequeña y nadie quiere ni apoderarse de toda Ucrania (salvo que termine entrando a la OTAN), ni una guerra nuclear, ni el fin del mundo. El propósito sería imponerle más sanciones a Rusia para debilitarla y quebrar su cohesión social interna, abriendo una mayor brecha entre la población y "gente del círculo del presidente Vladimir Putin" que tiene dinerales en el exterior, y que tal vez  no quiera verse afectada. Tampoco es que uno se abre al capitalismo sin consecuencias. Desde un punto de vista de clase, los estadounidensdes saben sobre qué calcular y en busca de qué resultados. Más allá de ésto, y de que el resultado de lo que ocurre sea incierto, porque hay una lucha de por medio, siempre se puede consultar a un tarotista. Tal vez sea más interesante que cantar a coro con los medios de comunicación de masas, sus expertos, especialistas y "analistas", que hablan como si ellos estuvieran en el cuarto de guerra (war room) y participan encima de la creencia de que "el mundo está loco, loco, loco". Si tanto les molesta el nazismo, ¿Por qué no sacan al Batallón Azov ( ver foto) de los alrededores del Donbás?¿Alguien lo va a pedir?




martes, 1 de febrero de 2022

LO MÁS SEGURO ES QUE QUIÉN SABE

 Incluso en el seno de la izquierda, que suele pretenderse "crítica", sorprende hoy en día que se haya perdido el hábito del pensamiento. No es que se esté reclamando al "genio", sino que se trata de otro problema, compartido con los autodenominados "demócratas liberales" en sus versiones más ramplonas: en vez de pensar, se hacen cálculos, lo que es propio del capitalismo y está facilitado de un tiempo a esta parte por los adelantos de la cibernética, algunos de cuyos fundadores creyeron poder crear al "Hombre-máquina". No es del todo así, pero no escasean quienes confunden pensar con "hacer cómputo".

     Así las cosas, uno de los deportes preferidos de expertos, especialistas y "analistas" de coyuntura es construir "escenarios posibles", y no deja de dar cierta lástima ver a algunos izquierdistas entrar de lleno en lo mismo, aunque esperen que el marcador se incline para otro. Lo hizo por ejemplo recientemente Daniel Kersffeld en las infectas páginas del argentino Página 12. ¿Qué ocurre en Ucrania? Resumiendo todo lo que se ha dicho, que podría haber una inminente invasión rusa, en cuyo caso Estados Unidos tomaría cartas en el asunto. Sin embargo, podría ser que la Unión Europea no esté de acuerdo en todo con los estadounidenses. En este caso, tal vez Alemania se acerque más a Rusia, aunque ésto disgustaría a Ucrania, lo que no impide que existan fricciones entre Ucrania y Estados Unidos, que tal vez pudieran ser aliviadas con la mediación de los países del Báltico, aunque no hay que dejar de tomar en cuenta la posición de Francia en el cuarteto de Normandía. Desde luego, este vector que llevaría de Francia a Ucrania sería independiente de los países del Báltico, aunque quedaría por ver si, como bumerán, no refuerza los lazos entre Alemania y Estados Unidos frente a Rusia. No debe olvidarse que tal vez el objetivo final sea China, algo que ha expresado Rusia, aunque el acercamiento de Estados Unidos a Ucrania tal vez reforzaría los vínculos entre entre Rusia y China, por lo que para Estados Unidos sería más conveniente aguardar con la Unión Europea, a reserva de la posición que ya expresó Japón.En este caso, Rusia preferiría seguir a Francia antes que verse encajonada entre los países del Báltico y Japón. Es dudoso que el pivote de la solución pase por un acercamiento entre Alemania y Japón, considerando que faltaría Italia, aunque en este caso dependería de lo que decida Estados Unidos si opta por conciliar con Rusia antes que perder a Alemania, así se aleje Francia. ¿Entendido? Es algo más que Monopoly o Turista mundial: es lo que está de moda, es decir, la especulación desaforada sobre la ganancia de tal ocual, cualquiera sea el bando que se prefiera. A pregunta de un igualmente infecto Nahuel Sosa, "intelectual del albertismo" en Argentina, es lo que estuvo haciendo hace poco en un programa retransmitido por Youtube el señor Atilo Borón. Se necesita sin duda cierta capacidad de "cómputo" para, construyendo "escenarios" según los "intereses" de unos y otros, reales o supuestos, meterse, insistamos, a especular sobre las ganancias de tal o cual. Es lo que cuenta: la suerte de la población del Donbás en el Este de Ucrania, luego de miles de muertos en un conflicto intermitente, o el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk II son cosas que, en resumidas cuentas, importan un rábano, como importa un pepino que Rusia lleve años llevándose toda clase de agresiones que, bien vistas las cosas, empezaron antes de la anexión de Crimea en 2014. No queda claro hasta donde quienes participan de todos estos "cómputos" se dan cuenta de sus tendencias a tomar el mundo por algo "bursátil" y al margen de toda posible conceptualización. Es fatal agregarle la costumbre latinoamericana de cruzar apuestas y jugar la baraja para ver qué "jugadas", "movidas" y "márgenes de maniobra" son posibles.

     No se trata de "complotismo", aunque también hay gente dada a la especulación con "los grandes de este mundo", siempre con la idea de que todo es cuestión de intereses y "cálculo de interés": es el estilo del ex soviético de contraespionaje Daniel Estulin o de las "ligas mayores" de un Alfredo Jalife-Rahme. No es que la gente de dinero no vea por lo suyo, pero otros también cuentan, aunque sea por la manera en que la indiferencia socava todo. Al fin y al cabo, si pasa algo será en Ucrania y pagarán los rusos, con todo y peroratas inexactas sobre el declive estadounidense. La fiebre bursátil mental llega a tales grados que la coherencia es lo de menos: no se critica en nada al presidente estadounidense Joseph Biden, es algo de notar, y se persiste en alertar contra el "fascismo" del ex mandatario Donald Trump, que tuvo el buen gusto de no armar pleitos como el reciente de Ucrania. ¿Algún izquierdista ha hecho la menor crítica a Biden por imperialista?

      Después están los atrasados. Raúl Zibechi, otro ultraizquierdista, está cerca de la Tercera Guerra Mundial como si al capitalismo le interesara arrasar con todo para quedarse sin fuentes de ganancia. Entretanto, en las páginas rusas de Sputnik Mundo la peruana Vicky Peláez denosta a Estados Unidos como lo último de lo último, que está "fuera de la realidad" -tal vez la de una multipolaridad inexistente- y de la comprensión de una "idiosincracia rusa" muy misteriosa: después de todo, Occidente y Fiódor Tiutchev deben coincidir en que a Rusia "no se la puede comprender con la mente", aunque otro ruso, Teodor Shanin, se haya preguntado si no cabía entonces más que comprenderla con el trasero.

     Al parecer, no tiene nada de extraño cruzar apuestas con los destinos de países enteros, incluyendo a Estados Unidos. O para decirlo de otro modo, cruzar apuestas con los pueblos o, de manera más sencilla, con la gente. He aquí el resumen del estado de la cuestión:


 




FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...