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viernes, 13 de mayo de 2022

A GANAR MAL ACOMPAÑADOS

 Tal vez los aportes del intelectual estadounidense Noam Chomsky a la linguística sean importantes, aunque no forzosamente lo conviertan en un genio. No es por dichos aportes que cabe juzgar lo que dice Chomsky en política: miembro de la Internacional Progresista, Chomsky suele ser lo que se llama un "ícono" del progresismo latinoamericano. Desde luego, nadie escucha al Chomsky que no conviene: el que declara por ejemplo que tal vez el hoy ex mandatario estadounidense Donald Trump pudo ser una salida para el conflicto en Ucrania.

      Con orígenes anarquistas, Chomsky es la clase de gente que ha impedido todo aprendizaje sobre la Unión Soviética, como si no tuviera relevancia. Después de todo: ¿quién se detiene en los fracasados? Dejando de lado esta manera de competir, tan interiorizada (eres un ganador o un perdedor), queda por saber hasta dónde puede llegar cualquier izquierda sin aprender de la experiencia soviética. Se trataría entonces de aprender gracias a los nuevos conocimientos y no considerar que se lo ha superado todo.

     Nótese que para Chomsky, la Revolución de Octubre de 1917 fue "una contrarrevolución" y "antisocialista", pareciera que a los pocos minutos de haber tenido lugar. Se trató del "inicio del totalitarismo moderno", sin que se sepa si alguna ve existió el totalitarismo antiguo. Todo estaba acabado en semanas, en 1918. Para Chomsky, si lo que se buscaba era "democracia industrial" (que los trabajadores tuvieran el control de los medios de producción), hubo "más socialismo" en Europa Occidental. Rusia (sic) se volvió en cambio "el lugar más antisocialista que se pudiera imaginar". . Para colmo, pareciera que fue pura propaganda llamar "éso" "socialismo", incluso en Occidente. "No hay nada que decir sobre el tema, excepto reír", ha llegado a decir el linguísta. Bueno: el "golpe" bolchevique, más que instaurar el socialismo, "lo destruyó". Chomsky ha dicho que en la Unión Soviética los trabajadores eran "virtualmente esclavos". A este ritmo, según el intelectual estadounidense, el colapso soviético fue "una victoria para el socialismo". Qué duda cabe: así lo entendieron en Occidente, como victoria, aunque no precisamente para el socialismo, sino para el síndrome NHA (No hay alternativa).

     No queda claro si tiene caso argumentar así. Lo que vale la pena mencionar es que, a la larga, esta manera de ver el mundo lleva a cosas como: "creo que Occidente no debió avanzar hacia las fronteras rusas, pero que Rusia no debió invadir Ucrania". Es en lo que da Chomsky. Efectivamente: uno cree que todo debió haber sucedido de otro modo, pero la realidad se fue por otra parte. En 1918, tal vez. O en las decisiones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en las del Kremlin. El problema está en que la realidad (Engels diría que siempre transcurre por el mal lado) no imita “modelos", no sigue al pie de la letra "lo que está en los libros" (tipo Sagradas Escrituras) y no se orienta por lo que "debería ser". En suma, la realidad desencanta a los intelectuales: el capitalismo tampoco se ha caído (aunque su caída no la predijo Marx, ni la auguró Lenin, quienes hablaron de muchas otras posibilidades y jamás del "derrumbe"). Una vez desencantados, quedan cosas como: "no estoy con Rusia, pero Ucrania también tiene la culpa" (Lula), "no estoy con Rusia, pero tampoco con la OTAN", y así. No es nuevo. Al final de la Guerra Fría, pululaba la gente que "no estaba con el socialismo, pero tampoco con el capitalismo", y partidaria de alguna "tercera vía" que no ha llegado, que se sepa, sobre todo que ahora lo que no se quiere es socialismo, porque nadie se coloca del lado de un perdedor, sino algo de redistribución del ingreso o semejante. "No estoy a favor de Cuba, pero tampoco del bloqueo", etcétera. No hay de qué preocuparse: la "revolución" la hace con frecuencia el capitalismo, al menos publicitariamente. El tema generalizado es: "por favor, no me confundan. En una sociedad como la que tenemos, no quiero defender nada que me signifique el aislamiento".

     Entonces en vez de perder solos, ganen mal acompañados. Con Chomsky, por ejemplo.



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