El escritor William Ospina había detectado algo de un "politiquero" en el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro. Se podría escribir sobre algunas iniciativas interesantes que ha tomado en materia agraria, pero resulta que al mismo tiempo hace cosas de apariencia incomprensible, y sólo de apariencia.
Colombia tiene un peculiar estatuto de socio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En una entrevista, el ex presidente ecuatoriano, Rafael Correa, le había hecho notar al también expresidente, colombiano, Juan Manuel Santos, que dicho estatuto es completamente contrario a varias declaraciones que hacen de América Latina una "región de paz". Santos dijo que no se trataba más que de una cuestión "técnica", pero parece ser más que éso, considerando por lo demás que Colombia es el país latinoamericano que más bases militares estadounidenses alberga en América Latina, siendo la "puerta de entrada" a la vigilancia de Sudamérica. No es cosa menor y no tiene que ver con alguna lucha contra la "subversión" que prácticamente ya no existe, ni exactamente contra el narcotráfico, que sí existe y no ha disminuido desde la extinción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Petro se reunió hace poco con William Burns, director de la Central de Inteligencia Americana (CIA), estadounidense. Se trató de "desarrollar nuevas estrategias contra el narcotráfico" y no faltó el partidario de Petro que saltara a decir que "ahora la CIA no es tan mala y colabora con nosotros", cuando es "nosotros" que colabora con la CIA. Petro se entrevistó también con Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, para tratar el tema del cambio climático y llevarlo a la selva amazónica (!). Se acordó tener helicópteros Black Hawk para "apagar incendios en la Amazonía". Puede ser, pero no son las mejores amistades. El gobierno de Petro, muy latinoamericano en el asunto, hizo grandes declaraciones antiimperialistas y acto seguido votó contra Rusia en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en el Consejo General de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En fin que, entre otras cosas, en medio de una fuerte presión Demócrata para asegurarse "socios y aliados" en América Latina, como lo escribió Oleg Yasinsky en RT en español se tendrá ahora, gracias a Petro, a la OTAN en la selva colombiana "para que cuide de los animalitos de los cazadores furtivos y los arbolitos de la tala ilegal".
Petro no ocultó que quiere construir el capitalismo en Colombia, lo cual no está mal, pero otra cosa es que sea capitalismo dependiente para recrear el estatus de "país en vías de subdesarrollo". En fin, que así va lo que la vicepresidente Francia Márquez prometió como "vivir sabroso", con helicópteros militares estadounidenses, la CIA y la OTAN. Hasta podría agregarse que es "sabrosón", o incluso cachondo. Los nuevos gobiernos progresistas latinoamericanos, sin resolver mayor cosa, tienen sin duda chispa en la palabra mientras escogen a sus "socios y aliados". (da click en el botón de reproducción).