El movimiento feminista y el de la reivindicación de la homosexualidad tienen una manera de plantarse que no permite el menor debate ni razonamiento. Quien no esté de acuerdo con estas prácticas se vuelve automáticamente misógino u homófobo, cuando no "incitador al odio", como si por lo demás hubiera derecho de gobierno sobre los sentimientos de los demás (prohibición de detestar, en este caso). Lo bochornoso es que la izquierda, supuesta heredera de la razón, asuma esta manera de plantear las cosas. Dejemos en claro que no se trata de perseguir a nadie, a diferencia, hay que hacerlo notar, de quienes están dedicados a hostigar al varón blanco heterosexual.
Como en su momento lo señalara el simpatizante comunista Michel Clouscard, el "comunitarismo" homosexual (y lésbico) es una negación de la mujer, la mitad de la Humanidad: está remplazada por "el otro" en la relación homosexual y por su "doble" en la lésbica. Lástima, sobre todo que el paquete viene envuelto en "derecho a la diferencia" que, nótese bien, en ambos casos se le niega a la mujer.
El asunto de la homosexualidad es algo complejo, no simple cuestión de preferencia. ONUSIDA mostraba hace algunos años lo siguiente sobre la relación sexual entre varones: "la identidad sexual difiere del comportamiento sexual. Muchos hombres que mantienen relaciones con otros hombres no se consideran homosexuales. En varias sociedades, la forma en que esos hombres consideran su identidad sexual viene determinada por su papel en el coito anal, es decir, si son el penetrador o el receptor. En esas sociedades, muchos VSV (varones con relaciones con varones) se consideran completamente heterosexuales si su papel es exclusivamente de penetración en el coito anal". Es una buena manera de poner en riesgo de infección a la mujer si se está casado, por ejemplo, y se es en realidad bisexual. La visión descrita es frecuente, según ONUSIDA, en América Latina y Africa (septentrional). En México existe la expresión "macho calado, macho probado": si no le gustó al varón ser penetrado, está listo para entablar una relación con una mujer. Dado que se asocia varón con "activo" y mujer con "pasivo", el segundo caso es el de un objeto, sea mujer u hombre. Así se inicia más de uno a la homosexualidad. No se ignora en lo absoluto el ingrediente de humillación para el "pasivo", pero no se difunde nada en el feminismo o en la reivindicación de la homosexualidad que rechace esta connotación de violencia, que un varón rara vez desconoce. El asunto es muy poco amoroso. Está ligado al machismo, y tampoco es ignorado que homosexualidad y machismo son las dos caras de una misma moneda, con frecuencia. Sin embargo, no es algo que se discuta, de la misma manera en que, nótese bien, no existen campañas de erradicación del machismo, dejando de lado unos cuantos perdidos "talleres de masculinidad", ni siquiera en regiones tan violentas como América Latina. Si está de por medio una relación de poder, no es difícil pensar en homosexualidades y lesbianismos resultado de relaciones familiares en las cuales ha primado este tipo de violencia y de roles, incluso socialmente admitidos, aunque sean después de todo más disfuncionales que un divorcio o una madre soltera. Seguimos en todo lo que es tabú al mismo tiempo que se permite la liberalización de las costumbres. Se puede transgredir, está negociado, pero no cambiar.
Curiosamente, los homosexuales no pueden ser responsables de la propagación del SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Humana), que ahora es de prevalencia mayoritaria en Africa. Los grandes iniciadores son dignos del Imperio Romano en decadencia, pero en Nueva York y San Francisco: si el sistema inmunológico se cae, es por dos motivos, por las fiestas (back rooms) en donde se puede ser sodomizado hasta por un centenar de hombres en una noche y, también, por las fiestas en las cuales los homosexuales se pasan horas en pistas de baile inhalando poppers, una droga euforizante y conocida como "la droga de los gays". Es esta droga, no el SIDA, con el que se puede vivir, la que puede provocar el sarcoma de Kaposi. No existe ninguna campaña que llame a no tirarse el sistema inmunológico en la promiscuidad más desenfrenada, ni a no mezclar sodomía con drogas. Lo que se hace es más bien entrar en lo que se conoce como "negocio de la caridad" (charity business), para ayudar a los enfermos de SIDA. No es que se deba obligar, pero se ha abandonado la educación frente a la "libertad" de cada uno de ser sodomizado cien veces la noche y de bailar con poppers, si le gusta: el espacio privado de cada uno es libre de recibir educación o de no recibirla, sin que se entiendan las finalidades mismas de la educación. En otros términos, se es libre de transgredir porque todo debe estar permitido, si se amplía el consumo: los límites educativos no pueden aparecer entonces sino como "coactivos" y no quedan más que los que fije una ley cada vez más laxa. Permitir en el otro, entiéndase bien, es darse licencia para sí mismo. A lo sumo, saldrá el que alegue que debe ser así "mientras no se dañe a terceros", pésimo lenguaje de leguleyos que quiere decir que "no se dañe a otro" u "otros", para lo que, establecidos los tabús, se crea el mito del gran consentimiento (y su contrapartida, la ley punitiva contra el "acoso"). Consentimiento a la dominación, salvo que se explique de otra manera que el sado-masoquismo haya dejado de ser considerado una patología. No lo aguantan ni las 50 sombras de Grey. ¿No hay nada que decir sobre el consentimiento al sadismo? Vaya.
Desde luego, de la misma manera en que no hay campañas contra el machismo, tampoco existen contra la conversión de la mujer en objeto, lo que por el contrario se fomenta para vender. Quien haya asistido a una Marcha del Orgullo puede comprobar el resultado: una visión tanto de la mujer como del hombre como objetos y la fiesta de lo grotesco. El tema tampoco se puede abordar (la manera de representarse al hombre y a la mujer en estos "comunitarismos"). Pero no está de más insistir en uno que otro punto: ¿por qué la negación de la mujer?¿y la exhibición de pre-fascismo conductual del hombre?