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viernes, 29 de septiembre de 2023

TICO TICO

 El Ecuador era hasta hace algún tiempo un país pacífico, aunque no exento de golpes de Estado ni de robos a transeúnte en Guayaquil, donde se decía que una mujer "tenía que cuidar más la billetera que la nalga", con perdón del lector. Puede que en alguna época, Haití haya sido más pacífico que ahora. Y, desde luego, Costa Rica fue un oasis, al grado de no tener ejército y sí en cambio la reputación de la "pura vida", uno de los países más felices del mundo. Hace algunos años, un asesinato en Limón, en la costa Caribe costarricense, suscitó un escándalo nacional, y, si acaso subían los robos, la válvula de escape era culpar a la inmigración nicaraguense.

      Este país está ahora cerca de otros "cinco minutos de fama", pero por motivos distintos a los que hicieron las delicias del turismo, en particular el ecológico. Los costarricenses, de por sí con el desplome del sistema de partidos tradicional, están pasando por la ola de homicidios más grande de su historia moderna. 2023 ya es el año más mortífero, con más de las 654 muertes de 2022, en un país de cinco millones de habitantes. El año podría cerrar con 900 homicidios. Las muertes son cada vez más violentas, con torturas.

     Costa Rica es ruta de paso de droga entre Colombia y Estados Unidos y Europa. Dos tercios de los homicidios en 2023 se atribuyen a bandas rivales que se disputan el control del trasiego, como en el Ecuador, Haití o incluso el Uruguay. Actualmente, los "ticos" creen que la violencia y la inseguridad son el principal problema del país. Las autoridades apenas empiezan a reaccionar. Van dos Suizas menos atractivas y más violentas: la "Suiza de Centroamérica", la misma Costa Rica, y el Uruguay, "Suiza de América". Para más señas, el gobierno "tico" ha tenido que declarar el estado de emergencia.

      Con Rodrigo Chaves al frente, el gobierno ha decidido emprenderla contra la educación y la salud que eran orgullo del país centroamericano. Más allá de las decisiones presidenciales, el sistema educativo local está en crisis, gracias entre otras cosas a la actitud de la llamada "generación de cristal", a la que no se puede tocar. Chaves dice que "recorta" financiamiento para asegurar "eficiencia", para beneficio del "pueblo". En realidad, de seguir las cosas así, son otros jóvenes "ticos" los que se mostrarán eficientes, aunque no precisamente en los estudios. No estaría de más decir que, a estas alturas, El Salvador es mucho más seguro que Costa Rica. Desafortunadamente, el problema ha llegado también a Nicaragua, hasta hace algunos años uno de los países más seguros de América Latina, ya con Daniel Ortega en el gobierno. Ya no es así. Cabe señalar que, como parte de su "ascendencia Suiza", Costa Rica y el Uruguay tenían junto con Cuba los mayores IDH (Indices de Desarrollo Humano) de América Latina. Cuba puede jactarse menos, también: la delincuencia común está creciendo. No es exactamente cuestión de pobreza, pero sí de precarización de la vida y de una marginalidad que tampoco es nueva, si se recuerda el éxodo del Mariel a principios de los '80. El hecho es que, si se ofrece cabida para todos en "el mercado" y emprendedurismo, no hay que extrañarse que cada uno busque su lugar bajo el sol con los medios a su alcance y sus "capacidades de emprender". Décadas de sostener que "no hay alternativa" no pueden sino provocar que la gente se comporte así, en el entendido de que "no hay alternativa". Por si alguien lo creyó, gratis no era. (da click en el botón de reproducción)



miércoles, 27 de septiembre de 2023

TE LO DIGO JUAN PARA QUE ME ENTIENDAS PEDRO

 En las próximas elecciones ecuatorianas, la polarización patria/antipatria no está lejos de acompañarse de una clara división de clases, aunque se tema reconocer como tal, sobre todo en la izquierda. El candidato de derecha, Daniel Noboa, es sin tapujos el del capital, que no tiene ninguna propuesta de patria, y pretende, como lo demuestra Verónica Abad, candidata a la presidencia, terminar de privatizar todo lo que esté al alcance. El binomio no se esfuerza, ni se toma la molestia de pensar: ofrece "soltar plata" antes de seguir llevándosela, mientras el Ecuador corre el riesgo de terminar de hundirse como Estado fallido. No es seguro que haya análisis más de fondo en la izquierdista Revolución Ciudadana (RC), que como sea es la solución patriótica.

       Pese a las cualidades del ex mandatario Rafael Correa, pareciera haberse heredado el hábito de izquierda de ocultar las críticas y de rechazar la teoría, para ir más a la dimensión "electorera", a riesgo de caer en trampas o perder calidad en lo ofrecido. Como sea, no falta "honestidad valiente" en la RC, como lo ha demostrado el recién excarcelado Jorge Glas, ex vicepresidente de la república y artífice de un cambio de matriz energética durante el gobierno de Correa.

      No se ha reparado en que el ex presidente Lenín Moreno está refugiado en el Paraguay. No basta con pintarlo como sicópata. Glas, quien se opuso frontalmente a Moreno, sugiere que en alguno de sus cargos internacionales, éste fue reclutado, de una forma u otra, para darle la espalda a Correa y traicionar, por cierto que no a cambio de nada, sino de "bienestar para su familia". Lo anterior no excluye una personalidad resentida, pero el entorno internacional dice bastante -ya aparece desde atrás el futuro vicepresidente camaronero Otto Sonnenholzner. No es traición exclusiva de Moreno, sicópata aislado, sino de un grupo dentro de lo que fuera Alianza País. Aunque nacido en la Amazonia, Moreno creció en la sierra y es algo que Correa no ha dejado de considerar: no queda excluído así el hábito del engaño, a reserva de saber cómo pudo hacerse un camino, y el fuero en el gobierno para hacer "lo que me dé la gana", algo muy señorial. El mismo hábito detesta la frontalidad y no excluye el sadismo: es la frontalidad guayaquileña la que le costará a Glas una persecución implacable, de varios años, incluyendo a toda su familia, sin que pueda ignorarse que estuvo dirigida contra alguien inteligente y recto. ¿Como en otros lugares de América Latina, en el Ecuador nada bueno se queda sin castigo? Glas todavía tiene que luchar por recuperar reputación y buen nombre, pese al desvanecimiento de las pruebas en su contra. Pudo haber huido, más teniendo también por ascendencia nacionalidad alemana, pero prefirió encarar la cárcel en el Ecuador.

     Pueden existir quejas del narcotráfico. En la prisión de Glas, sin embargo, las órdenes sádicas no vienen de los bajos fondos o de gente drogada, sino de altos funcionarios y una mujer, ecuatoriana, de tal modo que habría que tener cierto cuidado con la idealización de "la mujer". Ministra de gobierno, muy cercana a Estados Unidos, María Paula Romo está entre quienes ordenan el sadismo contra Glas, que tiene que presenciar por lo demás 25 motines y descuartizamientos, entre otros horrores. Más de un preso orina la celda de Glas o le lanza fundas llenas de excremento: "órdenes de la señora Romo", confiesan después, a veces arrepentidos. Y todo, fabricado. En otro orden de cosas, también se le pueden hacer preguntas a la fiscal Diana Salazar, que no va en busca de narcogenerales conocidos: ella es mujer pero, además, negra. El Ecuador es un país sin aparato de Justicia, pero es algo que se traduce en la impunidad de muchos. No es lo único, puesto que también está una personalidad ejemplar como la de Glas.

      El voto para Noboa, además de voto antipatria y voto abierto para el gran capital, es una predisposición a la injusticia y a la búsqueda de más impunidad, así se presente con rostro joven, o incluso de mujer, como en el caso de Abad. El voto puede disfrazarse de "cultura", aunque no es entendida ya sino como "marca" ("marca-país"), y hasta con algún toque indígena, pero el dinero se mueve entre la posibilidad de seguir despojando adentro y el paraíso fiscal, que involucra a Moreno .sin que sea algo demasiado mencionado- y al presidente saliente, Guillermo Lasso. No está muy claro, si la elección vuelve a polarizarse, por cuánto tiempo podrán borrarse las fronteras de clase en el discurso y reivindicarse una "patria para todos", como si no estuviera claro que no caben todos, salvo por lo que dure en la ficción nacional-popular, más allá de la igualdad ciudadana. La derecha sabe muy bien que, a estas alturas, no queda de la igualdad ciudadana más que la ficción, como lo prueba la completa destrucción del dominio público (en particular por los medios de comunicación masiva) y del derecho (la igualdad ante la ley). ¿Todos los ecuatorianos se merecen lo mismo? En este caso, Moreno y Lasso pueden pasar en Cotopaxi una temporada como la que María Paula Romo, Moreno y otros le hicieron pasar a Glas, totalmente inocente. He aquí la ruta al despeñadero (da click sin irte para abajo). ¿El bien de todos? ¿Incluyendo a la aristocracia financiera y al lumpen?



domingo, 24 de septiembre de 2023

ABRE LA PUERTA: NO SOY DELINCUENTE

 No está de más recordar cómo, antes de ser llevado a cometer un error garrafal que le costó el puesto, el presidente peruano Pedro Castillo fue orillado a ir dejando sus posiciones para irse acomodando cada vez más al "centro". Luego de la caída de Castillo, el espontaneísmo popular de protesta no pudo mantenerse, y no nada más por la represión de la presidente peruana Dina Boluarte, que al parecer no tiene mayor prisa en irse ni en convocar a elecciones.

     No es ningún asunto de "pesos y contrapesos" efectivos, sino de que, después de hacerle imposible la vida a Castillo, el fujimorismo y sus aliados en el Congreso, no sin respaldo estadounidense, por lo demás, se han ido apoderando de distintas instancias del gobierno. Se ha tratado de capturar la Junta Nacional de Justicia (JNJ), el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), para terminar de controlar los poderes del Estado y los organismos autónomos constitucionales. Si lo hace el presidente Nayib Bukele en El Salvador o lo intenta el mandatario  Andrés Manuel López Obrador en México, los "demócratas liberales" pegan de alaridos. Si es en Perú el fujimorismo y aliados (Fuerza Popular, Avanza País, Renovación Popular, Acción Popular, Somos Perú), la cosa cambia y avanza sin que nadie chiste. Pareciera que Boluarte está a las órdenes de Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori y varias veces candidata a la presidencia peruana, sin que tampoco importen los antecedentes delictivos de la familia Fujimori, que no son pocos. Parece cada vez más un asunto de clase, pero que tiene extraviada a la izquierda, luego de haber renunciado a la historia propia.

       La derecha no tolera mayormente ninguna concesión a los de abajo, salvo si se trata de ciertas medidas de ayuda social que permitan relanzar ocasionalmente el consumo, para beneficio de la iniciativa privada. Dicho sea de paso, la persecución contra el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia ya no tiene bases sólidas: los "testimonios" de Odebrecht en Brasil han quedado sin valor (la Corte Suprema de Brasil invalidó las pruebas y anuló la autorización para declarar en el Perú), y Marcelo Odebrecht no se presentó al juicio por lavado contra Humala. Seguir contra el ex mandatario no es más que "paralizarlo" políticamente e insistir en desacreditarlo. Es algo similar a lo que se intentó contra quien fuera vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas. Tampoco parece que a los "demócratas liberales" les importe en especial -o en algo- el uso de la Justicia para fabricar culpables, en lo que, según se ha dicho aquí, no es tanto una "judicialización de la política" como una "politización de la Justicia", a la que no son ajenos los medios de comunicación masiva. El progresismo latinoamericano calló en el caso de Humala, pero también ante todas las fabricaciones en pleno libertinaje contra Castillo, lo que supone el uso de la ley para delinquir. Los "demócratas liberales" no se apersonan a dar grandes lecciones de moral más que cuando el clasismo lo amerita. Para ponerse un poco más a la huachafería (da click en el botón de reproducción).



jueves, 21 de septiembre de 2023

LA SUIZA ENDULZA LA VIDA...

 El Uruguay es un país que fue llamado por mucho tiempo "la Suiza de América", poco antes de convertirse en una Suiza con guerrilla urbana y luego en una Suiza con militares y represión.

     Difícilmente se dice, pero la contracara del Uruguay más bien sencillo en comparación con la Argentina fue el país fabricante de figuras clasemedieras como Mario Benedetti o Eduardo Galeano. En esta longitud de onda, hubo que tragarse el último tiempo del izquierdista Frente Amplio, con José Mujica, gurú estanciero y próximo del libro de autoayuda y de la tontería en nombre de "la vida". Con Mujica se legalizó la marihuana y se dejó de atender uno que otro signo precursor de problemas, como el lavado de dinero.

     Luego regresó la derecha, sin que se conozca la menor autocrítica del Frente Amplio, ni se diga de Mujica, que siguió con las "cosas de la vida". No era nada más cuestión de una pequeña dosis de marihuana para fines lúdicos. En el Uruguay se fue incrementando la rivalidad entre bandas por el trasiego y también el consumo de cocaína y metanfetaminas. Se pasó así del lavado al país de tránsito al de consumo de drogas duras. No fue todo: con la derecha se afianzaron narcotraficantes locales, algo de lo que no se hablaba, y desde luego que el derechista gobierno de Luis Lacalle Pou, del partido Nacional, llegó a confirmar que rara vez gobierna la derecha sin el crimen organizado. La droga empezó a llegar con más fuerza vía el Paraguay y la hidrovía Paraguay-Paraná, pasando por Rosario, importante ciudad argentina, para salir a Europa vía Montevideo, capital uruguaya. Así anda la otrora "Suiza de América", aunque tal vez sea excesivo el mote de "Narcoguay".

     Los vínculos con parte de Bolivia -otra vez Santa Cruz- se evidenciaron con la captura en este país de Julio Luis Deal Barrios, narco con abierto apoyo a Lacalle y el partido Nacional. También fue capturado Jorge Pérez Betancor, narco de la alta sociedad uruguaya. Ambos han estado ligados al más importante, el también narco uruguayo Sebastián Marset. Hay más: gracias a gente como la mencionada, Uruguay está convirtiéndose también en fabricante de drogas sintéticas. Los criminales uruguayos trabajan en asociación con brasileños y argentinos. El problema está en las autoridades uruguayas: algo pasa que crece la descomposición y es desde Uruguay que empieza a llegar droga incautada en Alemania.

     Que sea gente asociada con la derecha es menos extraño de lo que parece. El dictador chileno Augusto Pinochet fue uno de los pioneros del narcotráfico en el Cono Sur, al mismo tiempo que en Bolivia fue en los años '70, bajo la dictadura de Hugo Bánzer, que la muy blanca y decente Santa Cruz se fue enriqueciendo con actividades no tan decentes, pero a la vista de quien quisiera verlo. Luego hubo que disimular un poco más, después de la abierta narcodictadura de Luis García Meza. Pareció que debía atenderse la ruta hacia el norte, Colombia, desde Bolivia y Perú, pero se olvidó la salida hacia Europa, a través del poco disimulado narco Estado paraguayo, y resulta ahora que con crecimiento del tránsito a través de Chile y del Uruguay, por mencionar las recientes novedades -y por cierto que uno de los retos para el presidente chileno, Gabriel Boric, junto con el crecimiento del consumo y la distribución internas. Las "dictaduras" que detesta Boric -como la nicaraguense- no tienen estos problemas. En general, hasta ahora con la excepción del brasileño Jair Bolsonaro y del chileno José Antonio Kast, prácticamente no hay gobierno de derecha en Latinoamérica que no esté firmemente amarrado a la delincuencia. Lacalle Pou en el Uruguay no es la excepción. El problema estuvo en que la alternativa parecía ser sentarse en la estancia a hablar de "cosas de la vida". Deben ser típicas de la vida en Suiza y los libros de Mujica, como La felicidad al poder.  Dados sus lujos, sus escalas en Dubai y sus cuentas, Sebastián Marset debe creer algo similar que el otro con su vochito y su casita. Antes no era exactamente así (da click en el botón de reproducción).




martes, 19 de septiembre de 2023

ASÍ SE LLEVA MÉXICO, ASÍ SE SIENTE MÉXICO

No del todo convencido de la manera en que Claudia Sheinbaum resultó electa candidata oficialista a la presidencia de México, el ex canciller Marcelo Ebrard solicitó esclarecimientos del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) y creó una asociación civil, "El Camino de México", a reserva de lo que haga con ella si logra atraer gente. Ebrard, según lo reconoció el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, resulta atractivo en particular en la clase media. Al agarrar su propio camino, es probable que haya querido mantener poder de negociación política, sea dentro o al margen de MoReNa, pero sin ceder a los cantos de sirena de la oposición.
     Jorge Zepeda Patterson es un periodista mazatleco que, de vivir en tiempos de la Revolución, podría haber participado en más de una asonada militar, y no sin entusiasmo. Zepeda no debiera ser criticado como si fuera "independiente", o por cierta simpatía que siente por López Obrador. El periodista ni siquiera ha arribado a la "revolución institucionalizada".
      Es así que, para quien lo entienda, para Zepeda no está claro el futuro de Ebrard, es decir, no está claro ni su programa, ni su decisión de hacerse de un poder propio de negociación, sino que todo es asunto de dependencias personales. Fiel a López Obrador, Ebrard no lo es a MoReNa ni a Sheinbaum, habida cuenta de los métodos de ambos. Para Zepeda, es como sigue: no cabe en MoReNa porque "es Claudia", ni en el Frente Amplio porque "es Xóchitl", de tal modo que, cerradas las candidaturas independientes, queda Movimiento Ciudadano (MC). En este partido, la idea de que se candidateara Ebrard habría despertado recelos, al menos en el "grupo Jalisco" (?), entiéndase que en la facción del gobernador Enrique Alfaro. Dado que Alfaro no parece hacer la unanimidad en MC, coquetearía entonces, con tal de cerrarle el paso a la llegada de Ebrard, con la candidatura de Samuel García, gobernador de Nuevo León, aunque más débil que Alfaro, respaldado por el Congreso local, a diferencia del neolonés. En este caso, García podría probar, pero no para ganar, sino con miras al 2030, lo que debilitaría a Ebrard, es decir que Alfaro renunciaría a sus aspiraciones, de tenerlas, para apoyar a un imposible ganador, García, pero cerrarle el paso a Ebrard, a reserva -seguimos con Zepeda- que Dante Delgado, antiguo conocido de Ebrard, decida otra cosa, en cuyo caso Ebrard desplazaría a la vez a Alfaro y a García, al tener más alcance nacional, si acaso se creara en MC una "corriente ebradista", sumando a los "ebrardistas" de MoReNa y del Partido Verde. El riesgo es que, de aceptar a Ebrard, Dante Delgado fracture al MC en facciones, y no parece seguro que el Verde, a su vez -siempre según Zepeda- se decida a ceder su candidatura para dársela a Ebrard. Así las cosas, resulta que, de optar por salirse de MoReNa y crear un partido propio, Ebrard le haría competencia al MC. Prosigue Zepeda sobre la "corriente de Ebrard": podría seguir en el obradorismo, o en el MC, o "(...) estar en ambos, si en verdad se lo propone, pero sabiendo que no es uno de ellos.". Tal vez esté "(...) en condiciones de probar a todos". Afortunadamente, Zepeda no arma sus maniobras en la realidad, ni con armas, sino en su cabeza, no sin cierto estilo que encanta en algunas columnas políticas. De otra manera, la historia que empieza con "de tres que matan a Carranza, uno, De la Huerta, subleva a medio país en armas porque Obregón se fue con Calles" terminaría en un baño de sangre, por puros asuntos personales y de respectivas facciones o clientelas. En otras palabras, Zepeda nunca pasó por la "revolución institucionalizada", y ni siquiera entiende que Ebrard alegue que MoReNa se está pareciendo al PRI (Partido Revolucionario Institucional), al haber hecho "cargada" a favor de Sheinbaum. Queda la posibilidad de que Ebrard, diciendo imitar a López Obrador, quiera parecerse a Manuel Camacho. Así, tampoco falta el que deduzca que Sheinbaum es Colosio. Lo formidable es la imaginación de Zepeda para la "maniobra revolucionaria", el personalismo y la visión faccionalista de la política, sin que cuente nada más, ni mínimamente la gente que pudiera seguir a Ebrard.  Es al grado que no pasa por la cabeza de Zepeda que Ebrard pueda atraer a gente del Frente Amplio, además de gente del MC, el Verde y MoReNa a partir de un programa que sea enfático en "la clase media", se esté o no de acuerdo. Desde luego, hay versiones musicales de lo que sucede en la cabeza de Zepeda (!pues dale click!), quien ya había decidido que Sheinbaum era la elección de López Obrador, que optó por encuestas para que su decisión parezca la del "pueblo". Otra maniobra, para la cual López Obrador hubiera maniobrado a Adán Augusto López Hernández.
     Aquí nunca hubo institucionalización de nada, ni equilibrio de intereses, ni necesidad de un Estado estable, ni burguesía dispuesta a aceptar las reglas del "equilibrio" (como la de Enrique de la Madrid, que fue alabado en este sentido por el ex líder priísta Manlio Fabio Beltrones). El futuro de México está en cabezas como la del "estratega" de Mazatlán y en las distintas maneras de seguir pitorreándose de quienes trabajan, en vez de pasarse el tiempo en "el modo de relacionarse".


NO ES POR AHÍ

 Es todo un estilo, y va más allá del tipo de invitaciones a comer o a cenar -menos, a desayunar- de intelectuales y universitarios: "ojalá puedas venir, porque van a estar X y Y", etcétera, operación de relaciones públicas y seducción como la que probablemente hizo caer al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, para pasarle luego la cuenta de la señora.

     Es, más bien, lo que se coloca al borde de la fiesta. En el periodo de entreguerras, en México, un gran líder sindicalista hacía parte de su carrera política desde Tlalpan, al sur de la Ciudad de México, con bacanales: los invitados eran convidados a intimar con muchachas del Teatro Lírico. Luego se volvió más frecuente: en la Ciudad de México con "La bandida", o en la de Guadalajara con "La comanche": "amistades", alcohol y mujeres, en apariencia de magnanimidad, pero también para sellar un poco más que amistades; complicidades. El jede de la policía capitalina en la segunda mitad de los años '70, Arturo Durazo, lo hacía a su manera. En otros países, como algunos andinos, es cuestión de saber no irse de la "farra" (la parranda), y de saber caerse -literalmente- de borracho con los "amigos". Hasta hace algún tiempo, también era cosa de saber iniciarse: con los "amigos" que invitaban las prostitutas. En Guatemala era irse a "los tamales": iniciarse entre varios con jovencitas indígenas.

      Cabe decir que son tentaciones: se puede entrar con todo cinismo, o "caer", pero el mensaje difícilmente pasa desapercibido en la mente: la invitación es a reconocerse entre iguales, al menos por un rato (o un buen rato), pero iguales en la "caída" y/o el cinismo, es decir, en la bajeza, de tal modo que la gente se "tenga agarrada". Se le puede preguntar al "periodista donde los haya" Carlos Marín sobre sus fiestas con Bernardo Gómez, de Televisa, en Valle de Bravo, o a Carlos Loret de Mola. Lo interesante es que es imposible que sea gente que salga a decir "me tienen agarrado": sale más bien a ver a quien reduce a la bajeza, llegando a creer que es parte de "la naturaleza humana", si algo hay que contarse. No es nada más cuestión de dinero o "chayote", como se le llama en México: no es simple cosa de venderse, sino de saber agregarle el ingrediente nacional-popular, que consiste en que "todos" sean "iguales" en la bajeza, si no real, fabricada. A falta de decir "me tienen agarrado", y como no es propio de la religión latinoamericana el arrepentimiento (no es América Latina tierra de Dostoievskis, pese a que uno que otro lo pretenda), sale la moral -entendida como la del "grupo"- por delante para no hacer en el fondo más que golpear, chantajear o extorsionar. Es la herencia de una parte del PRI (Partido Revolucionario Institucional), o en otros países, de hábitos de bonanzas petroleras en las que el crudo se convierte no en caudalosos ríos de leche y miel, sino de whisky: rebajar, denigrar, convencer de que hay una "naturaleza" caída y corrupta en todo el mundo, y que no espera más que una ocasión para salir, así sea en el relajo. Un anzuelo bien colocado, o alguien que, para retomar la expresión mexicana erróneamente atribuída a un presidente, "le sepa llegar al precio" (es cierto que otro decía: "ese gallo quiere maiz"). Así que la idea es que todo el mundo aspira a los placeres: mujeres, alcohol, y esa sensación señorial de "podérselas todas". Es posible de combinar con una moral de primera, así esté ausente la ética: bien observada, dicha moral sirve para destruir, no para construir nada, y para exhibir a todos en bajezas reales o supuestas, más cuando la calumnia no quema, pero tizna. Ni siquiera es moderno (en Estados Unidos u otros países centrales suele pasarse por los juicios en tribunales): es el arte militar de buscarle al otro el menor flanco débil, "darle donde más le duela".

     El resultado es la altura "moral" de darse el lujo de la agresión impune: el fuero, otra lindura del antiguo régimen en México y sus "charolazos". Ahora se puede hacer en nombre de "las libertades" -en particular, las de que todo el mundo haga lo que se le dé la gana- y "los derechos": "libertad de expresión" se entiende como fuero, también, es decir, en nombre de una supuesta "crítica al poder" (el ajeno, no el propio), libertad de darle al "público" -es más bien audiencia- un producto adulterado, es decir, la bajeza en nombre de la altura.

     No se está lejos de las encerronas de dos o tres días de un Beltrán Leyva en Tepoztlán con música, mujeres, alcohol y droga. La "idea", lo que algunos llaman "el concepto", es el mismo: tener "agarrados" a los asistentes, convertidos en cómplices, y arriesgar a uno que otro músico incauto no avisado de mayor cosa sobre el organizador de la parranda. Tal vez cierto mundo político, del espectáculo y de la policía sea muy en grande la aspiración de algún intelectual o universitario. Tampoco fueron mucha sorpresa las revelaciones de hace algún tiempo de la hija de Carlos Fuentes sobre éste.

      Todo termina en quién ha obtenido licencia y quién no para carecer de escrúpulos. No los tiene quien está "agarrado" por el grupo de tal forma que ni siquiera hay que dictarle qué hacer. Darse la autorización de agredir es, también, lo que más de un mexicano practica por ya casi 24 años al son de la banda sinaloense, u ocasionalmente, de algún grupo texano: se ostenta el mal gusto, la pésima voz, la peor música, el berrido, con el mismo propósito del periodista que encuentra todas las bajezas, creyendo que, por tener la moral por delante, la suya no se nota. ¿Es degradante? Sin fuerza para rechazarlo, la propuesta es "degradémosnos todos", hagamos de la patología lo normal, al grado de que se goce sin que se note la degradación. Es la antigua bravuconada nacional-popular ya en decadencia, pero cuya oferta implícita de impunidad sigue atrayendo para quien quiera ser "alguien". El producto es de las pocas diferencias entre el Beltrán Leyva y Marín, Loret de Mola u otros, aunque traficar con conciencias no es tan inocuo, al menos hasta el día del cansancio. Ay de las señoras: creen que hay que darle a la gente esta mezcla de oligarca y popular que es el antiguo régimen en picada, como fenómeno morboso. He aquí uno más (da click en el botón de reproducción).




sábado, 16 de septiembre de 2023

LA QUÉ BUENA

 El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador seguramente no escogió al azar los países latinoamericanos que fue a visitar: los más "moderados", Colombia y Chile. Hay todavía cierto "tic" de izquierda que muestra la impregnación rentista en boga, en particular en Occidente: consiste en agarrarse de nombres, palabras y causas sin que importe gran cosa el significado. Ahora es Salvador Allende, el que fuera presidente chileno, por "democrático", no tanto por socialista ni nacionalista, que fue lo que le costó la vida: meterse con los intereses estadounidenses en Chile, entre otros los de la ITT (International Telegraph & Telephone). Se trata de ser de mente abierta, open minded, de pegarle vivas al amor y la fraternidad universal y de no incomodarse con incoherencias. La candidata presidencial oficialista en México, Claudia Sheinbaum, festeja un país "cada vez más soberano" mientras se apresta a darle la estocada con la avalancha extranjera en el nearshoring, por lo que no hay más que soberanía formal, en buena medida de apariencia política -y es un decir cuando el Congreso mexicano ha llegado a ser lugar de campaña por Hillary Clinton de parte de Mariana Gómez del Campo, por ejemplo. El actual gobernador oficialista de Sonora, Alfonso Durazo, les presenta el Plan Sonora a empresas de Taiwan, cuando no se vale tener relaciones al mismo tiempo con Taiwan y la República Popular China (es frecuente que para tratar con la segunda se deba romper con la primera). Oficialmente, no existen relaciones diplomáticas de México con Taiwan, pese a que haya relaciones comerciales. Sólo 14 países en el mundo reconocen a Taiwan y claro, ocho están en América Latina. Mientras Panamá, Honduras (de acuerdo con lo ofrecido por la presidente Xiomara Castro, y cumplido desde marzo de 2023), El Salvador, República Dominicana y Nicaragua rompen con Taiwan, Durazo se acerca de la política de Haití y Paraguay (además de Nauru, Tuvalu, Palau, Eswatini, etcétera). México es totalmente soberano, al grado de decidir a quien irle vendiendo recursos y mano de obra barata, puesto que no existe mayor idea de soberanía económica, salvo en empresas públicas para subsidiar al capital privado, del que nacional queda poco. Con todo, decir que México es "más soberano" suena a "causa", sin que importe el efecto de lo que se hace. También se ha vuelto costumbre tener cierta renta de China -viejo hábito sesentaiochero- y de Rusia, que no es la Unión Soviética, aunque no sirve de nada hablar de "países totalitarios" ni creer que los desfiles militares mexicanos deba organizarlos la embajada de Ucrania (si son soberanos, tampoco se explica que desfilen extranjeros).

     Gustavo Petro, en Colombia, es un experto en incongruencias. Nadie está obligado de congraciarse con Nicaragua y el régimen de Daniel Ortega, pero otra cosa es permitirse adulterar los hechos. Según Petro, la "dictadura" de Nicaragua es comparable a la chilena de Augusto Pinochet, sin que en el primer país haya detenidos-desaparecidos, ni torturados brutalmente (con el sadismo fácil de ciertos chilenos), ni asesinados por centenares por motivos políticos. Que se sepa, ni estado de excepción o de sitio, guste o no que Ortega y señora hayan puesto a una lista de opositores en un avión al exterior quitándoles la nacionalidad. En realidad, la escritora nicaraguense Gioconda Belli, Ortega "peor que Somoza" o la palabra "dictadura" no importan más que para sacar la renta de la causa. Queda en espera el momento en que Ortega bombardee Palacio y asesine a algún Chamorro, o algo así. La eternizada presidente peruana Dina Boluarte tampoco tiene por qué resultar simpática, pero Petro, el "político" que vió el escritor colombiano William Ospina, dijo de la señora que es "fascista": otra vez, el significado real no importa, sino lucirse con la palabrota. Si Ortega le responde a Petro que haga el favor de cerrar las bases militares estadounidenses en Colombia, la cancillería colombiana exige "respeto". ¿Cuándo se es soberano y cuándo no?

     Ortega le espetó a Petro -a quien tachó de "traidor" y "basura"- estar al frente de un Estado narco. Por pasos. Lo de "traidor" es por la antigua pertenencia de Petro a la guerrilla del M-19 y lo de "basura", un arranque. Lo de Petro es otra cosa: colgarse de la renta sin mayor congruencia con quien se lleva la ganancia, hasta cierto punto como el lópezobradorismo. La ganancia inmediata se la puede llevar Taiwan gracias a la ignorancia de Durazo, que debe desconocer por qué son países como Haití y Paraguay que mantienen relaciones con los taiwaneses que datan de tiempos dictatoriales. Durazo debe creer que Alfredo Stroessner es un potencial inversionista (es el fallecido sempiterno dictador paraguayo). No es cosa exclusiva de gobiernos de centro-izquierda: también es sacar para la renta y hacerse de audiencia y rating ponerse al "ahí viene el fascismo" con George W. Bush o Donald J. Trump, cuando no con el húngaro Viktor Orbán o incluso con el presidente ruso Vladimir Putin. Ahora resulta que, repleto de bases militares estadounidenses, con visitas frecuentes de Laura Richardson, del Comando Sur estadounidense, y con un estatuto de miembro asociado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la preocupación de Petro es el "fascismo" de Boluarte o el "pinochetismo" o "somocismo" de Ortega, mientras, de paso, el presidente Gabriel Boric homenajea a Carabineros, la policía chilena, destacada por su manera no siempre amable de reprimir, en particular tirando a los ojos para dejar uno que otro inservible y ciego. Es lo de menos: como acaban de cumplirse 50 años del golpe contra Allende, hasta los olvidadizos universitarios, metidos hasta las cachas en las "agendas" Demócratas, se cuelgan de la misma renta: claro, no se olviden que también somos, ante todo, muy democráticos, no tan socialistas ni nacionalistas, ni fijados con las empresas transnacionales. Es que no importa empezar a sonar a impostura, con tal de sacar algo. La renta se ostenta y, a la vieja usanza colonial, tenerla es acceder al fuero, que libera o exenta de la ley, hecha para mortales. La renta es para "trascender", cubrirse de gloria, tener clientela y buscar monopolizar la intermediación con el patrón, que manda a la Demócrata de origen puertorriqueño Alexandria Ocasio-Cortez a la ruta latinoamericana -en busca de ganancia- casi idéntica a la de López Obrador (y las seguidas antes por su señora). Ni siquiera rábanos, rojos por fuera: ni "mu" de las medidas económicas de Allende. No nos confundan: somos totalmente democráticos, pero, además, nada materialistas y sí muy espirituales: de "vivir sabroso" -como Francia Márquez, vicepresidente de Colombia, en los aviones del magnate estadounidense George Soros-, y de estar a tono el "día del Grito" con Los Bukis ("que viva el amor", igualito, pero con menos ritmo: da click en el botón de reproducción).

     Luego, Petro puede explicar -junto con más de un periodista antiFARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)- que en Colombia, el mayor productor de cocaína en el mundo, siga aumentando la superficie de cultivo de coca, hasta haber alcanzado niveles récord en 2022, con la cifra más alta desde 2001 (y sin FARC-EP). Desde 2014, la tendencia a la fabricación colombiana de cocaína se viene consolidando, y por cierto que casi la mitad de los narcocultivos está en territorios de comunidades negras, indígenas y en reservas forestales. No es nada más cosa de pedir con López Obrador un "tratamiento más integral del problema": es cuestión de tener Estado para ponerle el "tatequieto" no nada más a los poderosos del café, sino a todos los que aprovechan el desmantelamiento de Estados de por sí débiles, aunque, digamos, "cada vez más soberanos, independientes". Al rato saldrá la Colombia Humana de Petro con algo similar. Está afiliada a la Coordinación Socialista Latinoamericana, que parece profesar el socialismo democrático, el socialismo latinoamericano, la socialdemocracia y... el allendismo (!), junto al progresismo, el feminismo, el latinoamericanismo y la no intervención (en los asuntos de Estados Unidos, probablemente). Es un organismo que no funciona desde 2010. El "allendismo" no tiene peso político: es algo así como la nostalgia antes de que la gente de José Antonio Kast pase por las grandes alamedas, después de desmanes estudiantiles "alienígenas" sin mayor participación de los trabajadores. En fin: ni rojos, ni blancos, sino totalmente verdes, y entienda quien quiera. Para el resto, hablar de "totalitarios" para China y Rusia no lo hace ni Obama: no enaltece hablar como El Mercurio, de Chile, que hizo no poco por tumbar a Allende, ni como la guatemalteca Gloria Alvarez, quien debe creer que Arévalo es Chávez. Qué impresiones tan fuertes, la verdad. La cosa se mezcla con los medios: impresionar, así sea diciendo cosas sin sentido, salvo el de "sacar raja" o beneficio.



jueves, 14 de septiembre de 2023

AH, PUES QUÉ BUENO

 América Latina tiene, desde la Conquista, el don de la desmesura, que los griegos conocían a su modo como hibris.  Simón Bolívar soñó en grande una unidad latinoamericana inexistente hasta la fecha. Fidel Castro, el líder cubano, que además de histriónico tenía de quijotesco, podía hablar sin parar durante horas y estuvo medio siglo al mando, sin que incomode a los críticos de los cultos a la personalidad. No hay "pensamiento de Fidel Castro" que pueda ser recopilado: no fue ajeno a los errores, como el de pretender que en los '80 la deuda externa era impagable -fue pagada con creces, e incluso varias veces- y que los pueblos habrían de "hacer erupción como volcanes" (no sucedió). Castro previó "la llegada del comunismo en 20 años", y Cuba sigue esperando. El líder venezolano Hugo Chávez tampoco tenía mesura: quería desde un "eje México-Buenos Aires" hasta una "OTAN sudamericana" (Organización del Tratado del Atlántico Norte), sin que nada resultara. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador tampoco está exento de desmesura, pero no es algo ausente en "centro-izquierdistas" como el ex canciller Marcelo Ebrard, probablemente en el origen de unir a las Américas a la manera de la Unión Europea (UE), lo que no es factible.

     La desmesura descrita no es ajena al acaparamiento: Castro y Chávez, pero también el líder nicaraguense Daniel Ortega, con tendencia a eternizarse. No es propio de la izquierda. Es característico de una herencia colonial compartida. El "grupo Paz" en México llega a funcionar con voluntad de acaparamiento, al igual que Letras libres, del ensayista Enrique Krauze, y a su manera el grupo Nexos, de Héctor Aguilar Camín, que llegan a lo obsceno: pueden decir cualquier cosa, y equivocarse, sin la menor independencia de criterio dentro de las respectivas clientelas, y sin sentido del límite, al grado de entrometerse en asuntos que les deberían estar vedados, en particular en política, con el peruano Mario Vargas Llosa como modelo. La idea del acaparamiento es la de "copar" de tal manera que quienes sean ajenos a la incondicionalidad no tengan cabida ni forma de expresión. Ocurre de manera similar en el mundo universitario de las ciencias sociales y las Humanidades, de Jean Meyer en el CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) a Roger Bartra en la universidad pública, luego de haber sido cooptado en Estados Unidos y de prestar como converso los servicios ideológicos esperados (sin mayor independencia). La clientela ayuda: con los "ademanes" del idolatrado, para dar a entender "grandeza", o endiosado y con la actitud de servidumbre de quienes quedan deslumbrados porque hay quienes pueden permitirse el abuso de poder. Por más que se haga alabanza del "mercado", no hay la menor competencia: si acaso, a la voluntad de acaparamiento se suma la posibilidad del "gran grupo" corporativo (Clío), monopolio, duopolio u oligopolio. La izquierda no opera de otra manera cuando Francisco Ignacio Taibo Mahojo (Paco Ignacio Taibo II) reaparece una y otra vez como el "imprescindible" del arte y la cultura de la autodenominada "Cuarta Transformación" mexicana, sin tener siquiera que rendir cuentas (por ejemplo, de la dirección del Fondo de Cultura Económica -FCE). Confluyen dos creencias: la religiosa en quienes "trascienden" -!decretándose la inmortalidad en vida!- y la de la "gloria" política. Se puede hacer incluso en nombre de la democracia, como con José Woldenberg (que la universidad pública premia por algo no hecho, investigación), para el funcionamiento clientelar del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, que toma por "feudo" propio un organismo descentralizado del Estado.

     En el origen está la mentalidad feudal/medieval que consiste en tener el máximo de tierras -y en dado caso, de dependientes-, en pura extensión, y sin el cuidado de los cultivos, porque es la "amplitud", el "tamaño", el símbolo de prestigio. No importa que la tierra acaparada no sea mayormente productiva o esté ociosa. Tampoco importa que los intelectuales o universitarios acaparadores se equivoquen o digan incluso incoherencias: lo que cuenta es "mostrarse" con ostentación de poder colectivo, cristalizado en un nombre o una "reputación" -esté o no amparada en trabajo. El vedettismo de los medios de comunicación masiva puede contribuir, cuando se trata, en nombre de que se es "experto", de convertirse no nada más en dueño, sino en "dueño en exclusiva" (a los medios les encantan las "exclusivas" con los "exclusivos").

     La actitud no es muy diferente del propietario rentista de una flotilla de microbuses interesado en todo, menos en mejorarlos o en capacitar a los choferes. O del migrante que envía remesas para construirse imitaciones de castillos medievales europeos en algún lugar visible del pueblo, desplazando a las "casuchas" tradicionales. La funcionalidad es lo de menos. Tampoco existe vocación formativa o de servicio. Lo que cuenta es extenderse en el espacio -y creer eternizarse en el tiempo- para ser imitado por el compadre y su familia extensa en el balneario público: cervezas, música a todo volumen y panza al aire "como si fuéramos únicos y estuviéramos solos". Todo, prominente, incluyendo el alarde de genitalidad (hasta llegar al cantante Carín León que "se corta uno" y se "corta el otro"). Si es herencia colonial común, es porque, por ejemplo, la mentalidad de "tierras extensas" ha sido detectada en el latifundista colombiano y la genitalidad en el hombre ecuatoriano. No es cosa del "mexicano feo", y feo es lo que hacen Meyer, Bartra, Aguilar Camín, Krauze y otros, aunque sea con palabras rimbombantes. Todo el tiempo "enseñándonosla", al igual que Taibo II.

      Es fantástico cuando se quiere llegar incluso al comunismo con mentalidad de hacendado, pero lo es también cuando se pretende ser "demócrata liberal" recogiendo los hábitos clientelares del antiguo régimen. El truco consiste en remitir lo que debiera ser modificado a un asunto "cultural" difícilmente modificable, al parecer cuestión de "gustos" entre supuestos iguales. Se complementa gracias a la clientela con la disposición a inquietar y agredir la independencia de criterio. No hay que observar demasiado para percatarse de que está ausente de los mencionados, en círculos intelectuales o en los universitarios, o incluso de pensamientos inexistentes (Chávez no tenía ninguno, y Castro no fue demasiado más allá de "La historia me absolverá"). No es capitalismo primigenio, tampoco, al no buscarse una mayor riqueza social con la diversificación de las individuaciones. Si acaso, es promesa de inclusión a cambio de...pues del criterio propio (lo que el capitalismo más reciente también sabe jugar).. Donde crean haberse comprado la eternidad y la indulgencia, no les queda más que tratar de detener el paso del tiempo y acaparar aún más. Qué bueno (da click en el botón de reproducción).



martes, 12 de septiembre de 2023

ES TODO, DE TODO, A TODO Y CON TODO

 Habrá quien siga creyendo que hubo "dedazo" del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en la designación de Claudia Sheinbaum como candidata presidencial, pero no es seguro, ni tampoco que el actual mandatario vaya a hacer otra cosa que retirarse, Hasta cierto punto, ciertos rituales del antiguo régimen persisten, así que López Obrador mejor se fue de gira al exterior, algo ajeno a sus costumbres. Entretanto, Sheinbaum anunció más giras por el país, a riesgo de que entre ella y Xóchitl Gálvez lo que queda de política se convierta en una versión peculiar del ballet folklórico de Amalia Hernández. Al coincidir en la alabanza de una canción de Juan Gabriel que tiende a decir mucho de lo que en realidad no es México, Sheinbaum y Gálvez se colocaron en el terreno de masas. Al poco tiempo de ser ungida, Sheinbaum hizo un llamado significativo: se le olvidó la palabra "pueblo" tan querida de López Obrador, que, pese a la vaguedad, parecía entenderla como "gente común y humilde" (es una de las definiciones posibles), lo que exasperó a muchos en un país donde se lucha duro por no ser "del común" y "ser alguien", que "se las pueda", a diferencia del humilde. Sheinbaum, hay que hacerlo notar, se dirigió a la "población" en su mensaje, algo que jamás hubiera hecho López Obrador, e incluso a los "ciudadanos" -tampoco lo habría hecho el mandatario actual. Para variar, como se dice, Sheinbaum se enredó: llamó a una "prosperidad compartida" justificándola con "por el bien de todos, primero los pobres", sin que pueda haber al mismo tiempo algo compartido y una preferencia (¿te comparto pero "yo primero"?. Sheinbaum comenzó a enrumbar hacia lo que esperan de ella esos "electores" que son los medios de comunicación masiva: "prosperidad compartida" es prácticamente el lema del ala izquierda del partido Demócrata estadounidense (la Internacional Progresista), y tal vez tampoco sea casual el énfasis, en el anuncio de la candidata, en los jóvenes, las mujeres y las "diversidades", otro asunto de la Internacional mencionada. La idea de "compartida" tal vez suene atractiva a los arribistas que hacen carrera por la izquierda ("carril izquierdo para rebasar", como se conocía en el Partido Revolucionario Institucional- PRI), y otra vez a quienes creen en el país como Divina Providencia (Juanga entre otros). De remate, Sheinbaum prometió hacer pasar la autodenominada "Cuarta Transformación" a un "segundo piso", a lo mejor por consejo de publicidad (la candidata estuvo involucrada en la construcción de segundos pisos en la capital mexicana, cuando era López Obrador el jefe de gobierno). Siempre falta por hacer, efectivamente: cuando no se baja el parque vehicular y se construye al mismo tiempo infraestructura "voladora" (como los segundos pisos), proliferan las vías -con metrobuses y, también por los aires, cablebuses- sin que se remedien en lo más mínimo los atascones de tráfico. Es la gracia de la "prosperidad compartida": un coche para cada uno supondría un grado de "desarrollo y bienestar" que desembocaría en un infierno de embotellamientos, pero no es Sheinbaum que va a hacer algo contra la "anarquía de la producción" -no lo hizo en los coches en la Ciudad de México- o para educar mínimamente a la "población". Sheinbaum no tolerará corrupción y es honesta, pero responde a lo que, en un mal momento, López Obrador definió como algo de 90 % de honestidad y 10 % de capacidad, aproximadamente. Para retomar al presidente, no es lo mismo tener educación que cultura: la doctora, justamente, carece de cultura, de lo que dan cuenta sus espantosos espectáculos en el zócalo capitalino. Es pura demagogia. La "universidad" capitalina Rosario Castellanos, por ejemplo, es un monumento a la incultura, y no es de "maneras refinadas" que se habla aquí, ni de distribuir masivamente el Manual de Carreño. Es de una forma de saber que, en medio de una ignorancia a veces para pifias, tiene López Obrador, que por este mismo motivo se dirigió al "pueblo" y no a la "población" ni a la "ciudadanía", intuyendo por ejemplo que si algo llega a estar ausente en las clases medias locales es el sentido de "ciudadanía", e incluso de "urbanidad". 

       En su llamado a la unidad, Sheinbaum deseó incluir a todos, incluso de distintas afiliaciones políticas, y de todas las clases sociales, ni más ni menos, como si no hubiera entre ellas intereses encontrados. Como no llega a populismo (tampoco fue el caso de López Obrador), es demagogia en medio de otro movimiento contradictorio: apelar a quién sabe qué "grandeza del país" ("engrandecimiento de la patria") cuando, por lo dicho hasta ahora, Sheinbaum comparte con Xóchitl Gálvez la voluntad de rematarlo con el nearshoring para el que ya están en fila centenares de empresas extranjeras. 

     La idea de alguna "grandeza" especial y la creencia en el equivalente de la Divina Providencia, de tal modo que según Sheinbaum "cabemos todos", es propia del antiguo régimen y no muy diferente del añejo "la solución somos todos". Tampoco está ausente otro rasgo del antiguo régimen: cabemos todos mientras no discutamos y hagamos oídos sordos. Lo que dijo el candidato Marcelo Ebrard queda en suspenso, pero, a su vez, a Ricardo Monreal, que ya conoce a Sheinbaum (alguna vez se disputaron la jefatura de gobierno de la Ciudad de México), no le quedó más que bajarse por anticipado: otra vez a manera de consigna y con madruguete, "se" da a entender que "la ruta es Clara", es decir que, hasta nuevo aviso, el próximo gobierno de la capital debiera corresponderle a Clara Brugada (hasta hace poco alcaldesa de Iztapalapa). Error, haber manejado las cosas así: un policía es ideal para la policía, si es lo que sabe hacer, pero no forzosamente para la política (Omar García Harfuch). Aquí tampoco es "el dedito" del presidente, sino lo que pasa por la cabeza a la vez de los medios y del aparato del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), que apunta a su reproducción como nuevo aparato de gobierno: lo que está a prueba es su capacidad para tolerar y procesar desaveniencias, al menos que, como en el antiguo régimen, se prefiera el monolitismo y los arreglos en el "se".

     Así, por más "histórico" que se diga, el lópezobradorismo, que mañana puede olvidarse de López Obrador (de la misma manera en que no le hace el menor caso en propuestas importantes), no está del todo distanciado del antiguo régimen, sino más bien del hecho de que, a partir de cierto momento, enfático entre 1988 y 1994 con el seductor de la patria, haya dejado de "rotar", queriendo perpetuarse (por décadas, se presumía). Quedan incógnitas con Sheinbaum: equipo, precisiones del "proyecto", más allá de pararse en la contradicción a "hacerle a todo", es decir, a cada cosa y su contrario. ¿Se puede, o la última gracejada del "sistema" es que lo administren en crisis quienes se le opusieron, con aparente radicalismo?!A triunfar! (da click en el botón de reproducción).


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domingo, 10 de septiembre de 2023

MÉXICO EN LA PIEL

 Pese a sus apariencias de modernidad, o de estar en el último grito de la moda, los "demócratas liberales" no siempre están exentos de añejas prácticas clientelares: son notorias por ejemplo en el grupo Letras libres, que encabeza el ensayista mexicano Enrique Krauze, hasta llegar en "X" (el antiguo Twitter) al nepotismo más abierto y descarado; los "centristas" del grupo Nexos, no exactamente "demócratas liberales", también se rigen por la clientela. Ambos tienen la vieja pasión oligárquica del acaparamiento en pocas manos, algo que no ven como un mal, sino como símbolo de prestigio a ostentar, de la misma manera en que el antiguo terrateniente deseaba tener el máximo de tierras aunque no se ocupara mucho de mejorar los cultivos y estuvieran incluso ociosas. La fachada liberal o moderna no es novedad: las antiguas oligarquías se las daban de inglesas o francesas sin interiorizar nada más allá de símbolos u ornamentos externos.

     Es así que se ha conservado un ´gusto por la servidumbre, incluida la doméstica, como parte de la "casona", y no sin cierto paternalismo, incluso benefactor en el caso de México. En la telenovela, es la servidumbre la que llega a salvar al patrón en ruina, sobre todo cuando algún milagro final hace descubrir que dicha servidumbre ha tenido derecho a herencia o tiene incluso algo de sangre azul, lo que es el reciclado de un hábito de Conquistadores y colonial, por lo demás. Es así que la servidumbre queda integrada "como parte de la familia". Y es así que la candidata opositora en México (Frente Amplio) es vista como parte de la familia: es Xóchitl. Para recordar que viene de abajo, puede permitirse incluso un lenguaje florido. Millonaria, al haber logrado convertirse en empresaria, ha sido adoptada por los patrones "casi" como una hija más, encima con presuntos orígenes indígenas, y originaria del Valle del Mezquital en el estado de Hidalgo. Es "pueblo", lo que le sirve a la oposición en sus cálculos para restarle bases al lópezobradorismo, pero encima tiene algo de self made woman (la "mujer que se ha hecho a sí misma"), para asimilar un poco a México a lo que supuestamente permite Estados Unidos: la recompensa del esfuerzo individual sobre el que Xóchitl no para de hacer énfasis. En México, con esforzarse, se puede pasar del pueblo mugriento y el cuarto de azotea a las empresas millonarias y de vanguardia: basta con "echarle ganas", mensaje patronal. Cabe el paternalismo, pero el dependiente debe retribuirlo "echándole muchas ganas". A este ritmo, Xóchitl Gálvez es la "cultura del esfuerzo" contra la del "privilegio" de Claudia Sheinbaum, candidata oficial. No importa demasiado que Xóchitl haya llegado tirando debajo del autobús, en un proceso no muy claro, a la mujer-patrona, Beatriz Paredes, del PRI (Partido Revolucionario Institucional). La servidumbre permite complacer: Xóchitl es mujer y "originaria", para la moda estadounidense.

     De lo dicho existe tradición en México, más allá de la telenovela. Es María Nicolasa Cruz, la "India María", que divierte al "pueblo" desde San José de los Burros. Un poco más nuevo, y más adaptado a la moda, se encuentra en "la Cleo" de Roma, que conmueve hasta las lágrimas a la clase media con pretensiones oligárquicas (afortunadamente, Yalitza Aparicio ha logrado otros papeles y bien actuados). En una perspectiva así, Xóchitl puede apelar a una parte de la clase media descontenta con el lópezobradorismo. Y antes había hasta para serie televisiva: "La criada bien criada", que encarnaba María Victoria. No faltan, pues, "personajes" de "pueblo" con los cuales puedan encariñarse no nada más una parte del "pueblo", sino también de los patrones y de la clase media, hasta donde no han perdido rasgos oligárquicos, pese a la fachada. También es clásica la parte del "pueblo" que, antes que con los suyos, prefiere identificarse con el señor de la casa, así no se lleve forzosamente bien con la señora (Paredes, por ejemplo), o con "el joven" (Miguel Angel Mancera, del Partido de la Revolución Democrática, se quedó protestando en el vacío). Por cierto que, como el señor suele estar muy ocupado en el trabajo y la señora no trabaja, la marcha de la casa recae en la empleada doméstica que, ciertamente, puede llevarse con paternalismo todo un homenaje.

     Es bastante simpático que, junto a sus cálculos, la oposición mexicana se haya encontrado como candidata idónea a la criada, que difícilmente puede ignorar de quién lo ha sido: con qué gobierno (de patrón confianzudo y majadero) y en qué delegación de la Ciudad de México. Más que cuestión de entrar al golpe bajo, como lo está haciendo MoReNa (el oficialista Movimiento de Regeneración Nacional, en particular con Mario Delgado) o incluso el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no estaría mal ubicar lo que representa Xóchitl: el paternalismo patronal, la identificación de parte del "pueblo" con el patrón y, encima, el barniz estadounidense del esfuerzo individual que hace de cualquier Juan Pérez Jolote un Robert Kiyosaki en potencia. Lo que sí, como parte de la superación y de ir adquiriendo educación, Xóchitl podría usar cierta inteligencia que no le falta en mejorar sus modales: no los tenían los personajes mencionados y parecen parte de la falta de compostura convertida en licencia que se ha ido apoderando de una parte de la sociedad mexicana, como signo de prepotencia, de "podérselas" hasta por lo bajo y de obligar a la gente a tolerar programitas de radio como "La corneta" y otros parecidos. Es la versión degradada, en marcha desde el sexenio de Vicente Fox (2000-2006), de la antigua bravata del macho, ahora a ritmo de banda (no cesa: el sexenio que termina tuvo que aguantarse el mal gusto de Firme y Carín León, una verguenza para Sonora). Xóchitl anda jugándole al "que yo las puedo", apelando a lo peor de la atracción para el pueblo y de algunas maneras del viejo régimen. Es que ni los patrones conservan la compostura, salvo los del PRI que lograron algo de "aburguesamiento", como Paredes o Enrique de la Madrid. Más allá de Fox, el ex presidente Felipe Calderón (2006-2012) tuitea HDSPM ("Hijos de su puta madre") como signo de distinción. Al PAN, el PRI (el presidente Enrique Peña Nieto tampoco tenía malos modales) y el PRD no los une el amor, sino el espanto: así se encontraron una jugada que denigra pareciendo al mismo tiempo complaciente con "su" pueblo, el que les hace el aseo, les prepara la comida, se encarga de los niños, vela por la cena cuando el patrón llega cansado a casa y se evita si es posible roces con la señora. Es quien hace andar la casa, y, siguiendo buenos consejos de sus patrones, se da tiempo de superarse personalmente. Nada más falta que el marido de Xóchitl sea albañil de origen. Así se lleva México en la piel. Ahora, la campaña (da click en el botón de reproducción).



sábado, 9 de septiembre de 2023

BIENESTAR PARA TU FAMILIA

 Algunos procesos "progresistas" en América Latina no son fáciles de ubicar política e ideológicamente, salvo en cierta frecuencia con la que convergen con los Demócratas estadounidenses.

     En el caso de México, en la autodenominada "Cuarta Transformación" se habla mucho de bienestar, sin demasiada claridad sobre lo que esta palabra significa, más allá de ayuda para los pobres. El último "priísta" (del PRI -Partido Revolucionario Institucional), el presidente Ernesto Zedillo, se promovió con el lema de "bienestar para tu familia". En Andrés Manuel López Obrador, el mandatario mexicano actual, parece haber cierta idealización de lo que en la segunda posguerra se conoció como "Estado de Bienestar", de tal modo que al presidente no le incomoda hablar bien de Franklin D. Roosevelt, autor del New Deal (Nuevo trato) estadounidense de los años '30, pero tampoco del presidente mexicano Adolfo López Mateos (1958-1964) o del autor de la estabilidad monetaria mexicana previa a los '70, Antonio Ortiz Mena. Tal vez se pueda reconocer en todo ésto algo de keynesianismo no confeso, pero limitado: no hay en la "4T" reivindicación abierta de la rectoría del Estado, y ni siquiera del Estado mismo. Tampoco en la candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum, que parece entender el bienestar como ciertos derechos básicos. Hasta ahora, el "Estado" mexicano no cumple con educación ni salud dignas, ni mucho menos con trabajo digno, ni siquiera por ciertos programas de ayuda social. A diferencia del pasado, cuando esos derechos resultaban de procesos sociales desde abajo, ahora, en más de un caso "progresista", México incluído, no están exentos de asistencialismo desde una parte de la clase media. No es nada más que sean "derechos": es que, por Constitución, son obligaciones del Estado, y no "preferencia" de gobiernos de turno.

      Estos "progresismos" no precisan qué es "progreso", más allá de ciertas asociaciones, como "bienestar", sin que se trate tampoco de una calidad de vida poco mencionada. ¿Progreso hacia dónde, puesto que la palabra implica una dirección? Ni hacia el capitalismo ni mucho menos al socialismo, que no se mencionan. En este sentido, no hay ninguna socialdemocracia. Ni siquiera "tercera vía". Es "progresismo por el bienestar", y con frecuencia "bienestar" es agarrar lo que está indicado por organismos internacionales (empezando por la Agenda 2030 de Naciones Unidas). En rigor, sí existe nombre para ciertos "progresismos" carentes de toda orientación teórica -hoy en día se prefiere el pragmatismo y el socialconformismo-, con excepciones (Fernández de Kirchner, García Linera, Correa, Arévalo). Lo que se hace se llama "bienestarismo" (welfarism), no sin la creencia en la "inclusión" más o menos generalizada.

      Hay variantes, pero lo ideal es que la gente "se sienta bien", por lo que no faltan las críticas a quienes sienten "odio" y las reiteraciones sobre la importancia del "amor": no es hedonismo (darse a los placeres), pero sí pareciera por momentos que algo cercano a la "teoría del deseo" (bienestar es tener lo que se desea). Lo que llama la atención es la insistencia en "seres sintientes" antes que en "seres pensantes". Antes, en el Distrito Federal (D.F., hoy Ciudad de México), Alejandra Barrales se presentaba con el D.F. como "Derecho a la Felicidad". El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ganó alguna vez presentándose como "paz y amor", que de ser al revés no pasaría de creencia simplemente hippie ("amor y paz"). Movimiento Ciudadano (MC), que se presenta en México como de "centro-izquierda", reivindica el "derecho a la alegría". López Obrador arrancó con una "república amorosa" y dice querer "estar bien con el prójimo". Alguno que otro pensador de izquierda llegó a sugerir que todo estaba en "perder el miedo a ser feliz". Digamos que "bienestar" se asocia con "felicidad" y "satisfacción del deseo": la única Constitución del mundo que, nótese bien, prácticamente obliga a buscar la felicidad es la estadounidense (the pursuit of happiness). Para decirlo de algún modo, de repente todo el mundo debe ponerse querendón, salvo que se trate de otra cosa: de agarrar un estilo muy estadounidense de seducir -sonrisa incluída, de preferencia Colgate y mostrando los dientes- para hacer negocio, cuando no fraude. "Bienestar", en todo caso, no remite a ningún concepto, diríase que a ninguna idea: ni a Estado, del que no se habla; ni a nación, salvo como "proyecto"; ni a independencia (más allá de cierta soberanía formal, que es algo así como "el derecho a decidir" en el mercado). Tampoco al sentido de una dimensión pública desconocida. Más bien se trata de que "alcance para todos" o, si acaso, "para la felicidad del mayor número", idea utilitaristsa de Bentham en el siglo XIX, y no disociada del liberalismo original. La diferencia está en cómo llegar a un mismo fin y cómo "poner parches" habiéndose abandonado por lo general toda capacidad de representarse algo general o abstracto. 

     Para ir clarificando las cosas, es la Internacional Socialista que agrupa a los partidos socialdemócratas, pese a los coqueteos del Grupo de Puebla, en el que se encuentra el ex primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero, del socialdemócrata PSOE (Partido Socialista Obrero Español), y conocido por lo que se ha llamado el "pensamiento Alicia" (en el país de las maravillas, para más señas). El Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) de México está afiliado a un tambaleante Foro de Sao Paulo, como el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil. El partido Justicialista argentino, además de ser, según Wikipedia, un peronismo afiliado al peronismo (!), es parte de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPPAL), también en la inoperancia: fue en parte una creación del PRI mexicano, pero incluye al Partido Comunista de Cuba, al Partido del Trabajo (PT) mexicano y al PRD (Partido de la Revolución Democrática), también de México, al Frente Amplio uruguayo, y al Partido Colorado, igualmente de Uruguay. El Foro de Sao Paulo incluye al partido Pachakutik, el de los papelones indígenas en el Ecuador, y también al PT mexicano...y al PRD. El "progresismo" no es algo monolítico, pero tampoco equivalente de socialdemocracia, ni de "marea rosa". La diversidad de afiliaciones sugiere confusión, y tendencia a afiliarse al poder, con frecuencia, aún a riesgo de perderlo estrepitosamente, como el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) en El Salvador. Por lo demás, hay nombres tanto a la izquierda como a la derecha que no quieren decir mayor cosa. Si acaso, debe llamar la atención la cercanía de algunos "progresismos" con agrupaciones como Podemos en España o Syriza en Grecia: de Podemos, por ejemplo, el nombre ilustre de Juan Carlos Monedero asesora a distintos gobiernos latinoamericanos para asomarse a una marcha encabezada por López Obrador a decir que ve en ella "mucho amor", a diferencia del "odio" en los defensores a ultranza del INE (Instituto Nacional Electoral). López Obrador recibió hace algún tiempo al ex de Syriza, Yanis Varoufakis.

      Salvo algunas excepciones, las simpatías de estos "progresismos" van a los Demócratas estadounidenses.  No pierden el tiempo y han logrado atraer a varios líderes latinoamericanos y otros (como Varoufakis) en la Internacional Progresista, de Bernard Sanders. La congresista Demócrata Alexandria Ocasio Cortez, de ascendencia puertorriqueña, estuvo recientemente de visita en Brasil, Chile y Colombia. El presidente colombiano, Gustavo Petro, dijo haber sellado una "alianza estratégica" con Ocasio-Cortez, muy recientemente. Seguramente vale más ser mesera del Bronx que tener que vérselas con la retórica Patria Grande. El "bienestarismo" tal vez se asocie con el "bienestar" que se autoadjudican los Estados Unidos, donde no hay socialdemocracia, y por ende el "progresismo" es otra cosa (tipo Green New Deal), a lo que va derechito Claudia Sheinbaum. No es nada radical. Hace rato que ganó el síndrome TINA (there is no alternative), por lo que se elige entre promesa de inclusión y derecho a tirar al prójimo bajo el autobús, igual para quedar "adentro". Desafortunadamente, la Internacional Progresista consiguió atraer al actual candidato a la vicepresidencia ecuatoriana, Andrés Arauz, al ex mandatario Rafael Correa y al ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera. Si bien la Internacional Progresista alcanza a proponer un futuro "postcapitalista" (y hasta ahí), lo demás es propio de lo que se conoce como "sueño de opio":  un mundo "próspero" que "invierta en un futuro dichoso de abundancia compartida", que "sirva los intereses de muchas y no sólo de pocas personas": de nuevo, la "felicidad del mayor número", aderezada de derechos a la diferencia, la proliferación de identidades, el "poder al pueblo" y un todo verde. Algo es de notar: la reivindicación de "todas las formas laborales" contra el "culto al trabajo". No tiene caso enredar en estos propósitos a socialistas ni a comunistas, favorables a los trabajadores explotados (no al "pueblo en general"), no a los improductivos, y contrarios a los explotadores y los parásitos, así parezcan asumir "formas laborales". Por lo demás, algunos comunistas son partidarios de conservar logros capitalistas, pero sin imperialismo, y sin algo así como "crear dos, tres, muchos Estados Unidos es la consigna". En el negocio de Sanders, cabe decirlo, está otro amigo de López Obrador, el laborista británico Jeremy Corbyn, y el presidente chileno Gabriel Boric.

     La Internacional Socialista se dividió hace algún tiempo y surgió una Alianza Progresista en la que también está metido el Partido Demócrata, aunque aquella agrupación no tiene mucha fuerza. Así, en vez de socialdemocracia propiamente dicha (está de capa caída, incluso en los países escandinavos), el "progresismo" se ha acercado a los Demócratas estadounidenses, cuya "ala izquierda" no puede ignorar a quiénes sirve: el gran capital financiero, el negocio verde (corporate greenwashing), el grupo GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft) y los grandes medios de comunicación masiva. Queda la promesa de que conduzcan a un "futuro dichoso de abundancia compartida", en vez de esfuerzo y búsqueda de solución de problemas y creatividad a partir del trabajo y los trabajadores productivos. No es que los "progresismos latinoamericanos" no tengan nada de positivo, pero no están exentos de contradicciones: no las piensan, sino que "sienten venir" la dicha y la felicidad. Es, como dijo alguien del fascismo, un "estado mental": mucho ánimo y poco análisis, frecuente acomodo y la asociación de "ideas" con "idealismo" e incluso, muy a la estadounidense, "pérdida de tiempo" en "intelectualismos". Desde otro punto de vista, la Internacional Progresista, bien leída, es la venta del american way of life apenas disfrazado. Queda lo que sigue del "pensamiento Alicia" (da click y sé feliz):








     

miércoles, 6 de septiembre de 2023

CONTRA LA TEUTONITIS

 Alemania fue durante mucho tiempo un país admirado. Más de un latinoamericano veía en ese país del ejemplo del "humillado" que "se había levantado". En realidad, las dos veces que Alemania se levantó, incluyendo la primera con el Tercer Reich, fue con una generosa ayuda anglosajona y estadounidense en particular,

      Al principio del conflicto en Ucrania, hubo quien dijo que Estados Unidos le apuntaba en buena medida a Alemania. Los estadounidenses pudieron volar el gasoducto Nord Stream en el Báltico sin la menor protesta alemana. A los alemanes se les juntaron dos problemas: el alza fuerte de los costos de la energía, al ya no poder disponer de la suministrada a buen precio por Rusia, y la volatilidad de las energías renovables, que no son lo seguras que parecen. Estos elementos repercutieron en una demanda interna a la baja y en una desindustrialización creciente, incluso de empresas con cientos de años (!: Neuhof, Pforzheim Weck GmBH & Co. Eisenwerck Erla, de 600 años, Rohrs...), con dificultades en la química, la automotriz y la ingeniería. Las exportaciones perdieron dinamismo e incluso los grandes bancos alemanes (Deutsche Bank AG y Commerzbank AG)pesan hoy menos que uno solo estadounidense como JP Morgan. De paso, China empezó a comerle mercados de automóviles eléctricos a los alemanes. Después de haber cerrado sus plantas de energía nuclear, las alternativas, al no funcionar como esperado, hicieron que Alemania tuviera que volver a recurrir al carbón. Gran parte de estos "logros" se deben a los Verdes, hoy parte del gobierno, y furibundamente antirrusos, sin que los socialdemócratas de Olaf Scholz puedan decir gran cosa. Es lo que sucede en la "locomotora de Europa", al grado que cabe preguntarse si Estados Unidos, saboteando las fuentes de energía barata rusa de Alemania, no quiso frenar a la Unión Europea (UE), por si acaso se le ocurriera competir con Washington, capital estadounidense. Es Alemania que apuntala al euro.

       Algunos "logros" son llamativos: la mitad de los alemanes, lo que no es poco, a duras penas alcanza a pagar la renta. Alemania tiene de los costos de electricidad más altos de Europa. Bastantes empresas han caído en la insolvencia y algunas más han preferido irse a Estados Unidos, atraídas por leyes del presidente Joseph Biden- para producir en la súperpotencia y reexportar a Alemania. Un tercio de las empresas de tamaño mediano ha pensado transferir al exterior producción y trabajos. Entre 2019 y 2023, es decir, desde antes de la Covid 19, se ha estado cayendo la producción de Volkswagen, Audi, BMW y Mercedes. Fuerte en industria, Alemania lo es menos en servicios y en nuevas tecnologías, en particular digitales. Ahora, la ocurrencia "verde" es además importar hidrógeno de Australia, Canadá o Arabia Saudita para ver si es posible sortear la crisis energética.

     Estados Unidos y Alemania han mantenido una relación contradictoria: de apoyo estadounidense a los alemanes, pero también de temor a la fuerza económica de los segundos y a una eventual competencia de la UE y del euro. En algún momento, el euro aparecía como alternativa para ciertos países del Sur, que lo pagaron caro, como el Irak de Saddam Hussein o Irán. Queda por ver qué suerte corre el "modelo social alemán" si la fuerte crisis se prolonga, llevando a "felicitar" a conservadores -la canciller Angela Merkel es de las que empezó- y "libertarios ecologistas", luego de colocar en serios aprietos a una gran potencia industrial. Ahora que digan a dónde va a parar la industria (da click en el botón de reproducción).



domingo, 3 de septiembre de 2023

OTRO EMPUJONCITO

 Aunque es deseable que suceda, no es seguro que la derecha ecuatoriana pierda las elecciones presidenciales de octubre próximo.

      El candidato derechista, Daniel Noboa, hijo del gran millonario del banano, Alvaro Noboa, no ganó en la costa, ni siquiera en la ciudad de Guayaquil. Sin mayor experiencia, hombre de negocios, muy joven, despistado, Daniel Noboa no ganó en la costa productora de banano, ni en la ciudad de Guayaquil, capital económica del Ecuador. Ganó en provincias serranas, varias en el centro y dos más, al norte (Carchi) y al sur (Loja), con excepción de Imbabura y del Azuay. Dichas provincias tienen una alta proporción de población indígena. Las agrupaciones indígenas (Pachakutik) no tuvieron candidato. En las elecciones anteriores, Yaku Pérez, quien nucleó a los indígenas, se inclinó por la alianza con la derecha del actual presidente ecuatoriano Guillermo Lasso. La relación de los indígenas con la Revolución Ciudadana (RC), partido de Rafael Correa, ha sido más bien mala, aunque hay divisiones.

     En la medida en que no tiene propuesta seria, Daniel Noboa tiende al fraude, como ha ocurrido en distintos países de América Latina con candidatos empresarios: no terminan bien. El fraude consiste en hacer creer, si es necesario con cierto asistencialismo, en que habrá "dinero circulando" al estar el gobierno en manos de alguien con mucha riqueza, y como si ésta no la creara el trabajo. Noboa empezó por lo demás su carrera política ligado a Edwin Moreno, hermano de Lenin Moreno, quien traicionó a la RC y una vez en el gobierno comenzó con las políticas que han llevado al Ecuador al despeñadero. Correa sugiere que Lenin Moreno es un sicópata, pero puede tratarse de otra cosa: el hoy ex presidente tal vez jugó la carta del engaño hasta hacerse del gobierno. Y es una carta común en buena parte del Ecuador, en particular en la sierra, por herencia colonial. No se engaña "mareando" al hablar, a diferencia de México, sino con un uso peculiar del silencio, "taimado", para decirlo con una palabra ecuatoriana. No es de descartar que Lenin Moreno haya sido taimado -astuto en la disimulación- hasta, ya en el gobierno, permitirse hacer "lo que le diera la gana": no se trata más que de una actitud señorial. Correa estuvo al tanto: desde la sierra se llegaba a criticar el "exceso de monos" (costeños) en el gobierno de la RC, y simplemente fue tomada a mal la frecuente actitud frontal de los guayaquileños.

     Lo que ocurrió esta vez, a juzgar por la geografía del voto, es que el fraude de Daniel Noboa pudo pasar en provincias serranas habituadas al engaño. Más allá de ésto, el voto para el sustituto del asesinado Fernando Villavicencio, Christian Zurita, no fue más que localista y personalista, sin alcance nacional, pese a que la ejecución perjudicó la intención de voto para Luisa González, de la RC, aunque el perjuicio fue apenas en una provincia de la sierra. Lo dicho sugiere que siguen pesando el personalismo, en algunos casos, y actitudes indígenas que no cabe idealizar, ya que carecen de visión de país y tienen de estamental. Dicho de otro modo, el Ecuador no tiene resuelta la "cuestión indígena", lo que se complica con la injerencia externa (onegeísta, etcétera).

     El segundo elemento que llama la atención es que hubo votación para CONSTRUYE, de Zurita.  En el origen está un grupo de la ministra de Gobierno de Lenin Moreno, María Paula Romo, muy cercana a Estados Unidos y, en este sentido, sin sentido de nación. Sumando, el voto que no fue para la RC, y concentrado en la sierra y una parte de la Amazonía, es un voto carente de sentido nacional, y, hay que decirlo para el caso indígena, fragmentador, mientras que la RC de González tiende a unificar el país. Si se considera que, en el pasado, la RC nunca logró triunfos apabullantes, no es exactamente que se trate de "hacer resurgir la patria", sino de saber si Luisa González puede conseguir hacer cuajar al Ecuador como Estado nación, considerando las victorias en parte de la Amazonía y en las provincias serranas de Imbabura y el Azuay. Si así fuera, se terminaría con una habitual polarización costa-sierra, muy marcada en las elecciones anteriores, y en parte con la Amazonía.

     Lo echado a andar con la RC es el Estado nación efectivo, si llega a cuajar más allá del país formal. La derecha apuesta a las diferencias, es apátrida y no exenta de vínculos con el crimen organizado, como ocurre con el presidente Guillermo Lasso. Es difícil saber si la RC puede avanzar hasta dejar en segundo lugar a lo que el ex vicepresidente Jorge Glas llama "la patria del lleve", es decir, únicamente como espacio para "llevarse algo" en el reparto. Dicho sea de paso, es una mujer, la misma María Paula Romo, quien se ensañó con Glas en prisión, con distintos tipos de agresiones físicas y psicológicas por encargo. En octubre y en las elecciones de 2025 (puesto que por ahora se trata de cubrir el periodo que dejará vacante Lasso), no es poco lo que está en juego: retomar el camino de la construcción estatal y nacional, o, a través de la alianza del viejo régimen personalista/clientelista y estamental y la oligarquía, terminar de dar en el Estado fallido.



     

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...