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miércoles, 6 de septiembre de 2023

CONTRA LA TEUTONITIS

 Alemania fue durante mucho tiempo un país admirado. Más de un latinoamericano veía en ese país del ejemplo del "humillado" que "se había levantado". En realidad, las dos veces que Alemania se levantó, incluyendo la primera con el Tercer Reich, fue con una generosa ayuda anglosajona y estadounidense en particular,

      Al principio del conflicto en Ucrania, hubo quien dijo que Estados Unidos le apuntaba en buena medida a Alemania. Los estadounidenses pudieron volar el gasoducto Nord Stream en el Báltico sin la menor protesta alemana. A los alemanes se les juntaron dos problemas: el alza fuerte de los costos de la energía, al ya no poder disponer de la suministrada a buen precio por Rusia, y la volatilidad de las energías renovables, que no son lo seguras que parecen. Estos elementos repercutieron en una demanda interna a la baja y en una desindustrialización creciente, incluso de empresas con cientos de años (!: Neuhof, Pforzheim Weck GmBH & Co. Eisenwerck Erla, de 600 años, Rohrs...), con dificultades en la química, la automotriz y la ingeniería. Las exportaciones perdieron dinamismo e incluso los grandes bancos alemanes (Deutsche Bank AG y Commerzbank AG)pesan hoy menos que uno solo estadounidense como JP Morgan. De paso, China empezó a comerle mercados de automóviles eléctricos a los alemanes. Después de haber cerrado sus plantas de energía nuclear, las alternativas, al no funcionar como esperado, hicieron que Alemania tuviera que volver a recurrir al carbón. Gran parte de estos "logros" se deben a los Verdes, hoy parte del gobierno, y furibundamente antirrusos, sin que los socialdemócratas de Olaf Scholz puedan decir gran cosa. Es lo que sucede en la "locomotora de Europa", al grado que cabe preguntarse si Estados Unidos, saboteando las fuentes de energía barata rusa de Alemania, no quiso frenar a la Unión Europea (UE), por si acaso se le ocurriera competir con Washington, capital estadounidense. Es Alemania que apuntala al euro.

       Algunos "logros" son llamativos: la mitad de los alemanes, lo que no es poco, a duras penas alcanza a pagar la renta. Alemania tiene de los costos de electricidad más altos de Europa. Bastantes empresas han caído en la insolvencia y algunas más han preferido irse a Estados Unidos, atraídas por leyes del presidente Joseph Biden- para producir en la súperpotencia y reexportar a Alemania. Un tercio de las empresas de tamaño mediano ha pensado transferir al exterior producción y trabajos. Entre 2019 y 2023, es decir, desde antes de la Covid 19, se ha estado cayendo la producción de Volkswagen, Audi, BMW y Mercedes. Fuerte en industria, Alemania lo es menos en servicios y en nuevas tecnologías, en particular digitales. Ahora, la ocurrencia "verde" es además importar hidrógeno de Australia, Canadá o Arabia Saudita para ver si es posible sortear la crisis energética.

     Estados Unidos y Alemania han mantenido una relación contradictoria: de apoyo estadounidense a los alemanes, pero también de temor a la fuerza económica de los segundos y a una eventual competencia de la UE y del euro. En algún momento, el euro aparecía como alternativa para ciertos países del Sur, que lo pagaron caro, como el Irak de Saddam Hussein o Irán. Queda por ver qué suerte corre el "modelo social alemán" si la fuerte crisis se prolonga, llevando a "felicitar" a conservadores -la canciller Angela Merkel es de las que empezó- y "libertarios ecologistas", luego de colocar en serios aprietos a una gran potencia industrial. Ahora que digan a dónde va a parar la industria (da click en el botón de reproducción).



LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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